Tus patitas no podían más, saltaste a una banca cansada de buscar a Kirishima. Además el aroma de las galletas de estaba matando, querías devorarlas pero tu sentido de enamorada no te lo permitía, eran para Kirishima no para ti.

Unas redondas, deliciosas y masculinas galletas de vainilla con choco chips hechas por ti misma con ayuda de tu maestra de historia, quien faltó a su junta con el amor de su vida por ayudarte.

Sentiste como te acariciaban y alzaste la vista.

—¿Estabas buscándome? —preguntó.

Asentiste algo indignada.

—Lo siento, no es de hombres hacer esperar tanto a una dama tan tierna como tú —dijo acariciando tu cuello.

Tomó la nota y las galletas, sacó una y te la ofreció, la aceptaste gustosa y él se comió una leyendo la nota.

"Honey, how are you? 
Estoy feliz, aprendí a hacer galletas con ayuda de la Sensei Pastelera.

Espero que te gustes, porque además de que me corté con el cuchillo para darles porque porque no sabía con qué se hacían, las hice con mucho amor, eso".

Le resultaba curioso que hablaras un poco de ingles, te abrazó para seguir acariciándote mientras comía galletas, dándote algunas. Estaba feliz, muy feliz y su hermosa sonrisa lo delataba.