¿Desde cuándo Kirishima parecía brillar cuando lo veías? y no, no eran los brillos que Nora le lanzaba a Yuga, era más intenso, más dulce. Sabías que te gustaba, pensaste que en algún momento se terminaría como tus caprichos anteriores, pero brillaba y eso jamás había pasado. No literalmente, pero brillaba y te sentías como las patéticas princesas Disney cuando ven a su príncipe azul llegar a decirles que es el amor de su vida y se vieron cinco minutos antes y era raro, muy raro. 

Pero lo amabas, amabas tanto esa jodida sensación de sentir que explotabas de amo ¡Incluso conocía a tu extraña familia! Joder, Kirishima estaba llegando al núcleo de amor en tu corazón y sinceramente, lo dejarías entrar, no como a la basura de antes, esos niños que juraban amor eterno y eran pura habladuría que disfrutabas en tus tiempos de niña pero con ganado.

Quién lo diría, un pequeño capricho que te hizo correr por toda la escuela porque no se percató de tu presencia. ¿Cuándo habías hecho eso?

Con Kirishima hasta la luna, mi amor. Le diste la notita mientras te recostabas en su regazo y él te acariciaba, disfrutaste del tacto mientras tu corazón se estaba derritiendo Kirishima era tan dulce y amabas eso.

 "Hoy debo decir que brillas más que otros días, me enamoré completamente y no es solo habladuría, es real.
Es imposible no amarte, eres tan brillante."

Kirishima sonrió, esa maldita sonrisa de ángel que te enamoró, definitivamente no querías a nadie más que no fuera él y él no quería a nadie más que no fueras tú.