Aquella era una hermosa noche, donde la luna brillaba más que nunca, ya que esta era la moche de Halloween.

En esta espeluznante noche, los niños salían a pedir dulces a las casas de sus vecinos, pero todos tenían la prohibición de acercarse al bosque, y es que últimamente un rumor se había difundido como la espuma sobre ese lugar.

Las habladurías decían que en ese bosque aparentemente normal, a medida que te adentrabas a este la vegetación se volvía más y más frondosa y oscura. Si aun así tenías el valor para continuar, en el corazón de ese bosque habitaba un demonio, que aprovecharíala más mínima oportunidad para comerte.

A pesar de esos rumores, un par de amigos, que se trataban de un gato naranja y un erizo azul celeste no se creían esa historia, y pensaban llegar al fondo del asunto ignorando las muchas advertencias que les hicieron al saber de sus intenciones.

Para que nadie más los molestara, ambos "aceptaron" negarse a ir en busca de ese supuesto demonio, pero en verdad irían cuando la fiesta hubiera terminado.

Y así fue, una vez todos se retiraron de vuelta a sus casas tras la colecta de dulces, ambos amigos salieron del hogar del gato para dirigirse a aquel bosque con linternas y una cámara de fotos cada uno.

Al principio, se reían de forma burlona del rumor, ya que era un bosque como cualquier otro. Sin embargo, llegó un punto donde las hojas de los árboles empezaron a volverse cada vez más y más oscuras, lo que empezó a inquietar al erizo, sobre todo en cuanto le pareció ver que los árboles se movían.

-T-tío... V-vámonos de aquí, te juro que un árbol acaba de moverse -le pide mirando a su alrededor asustado.

-Anda no me seas marica, acordamos que encontraríamos a ese mounstruo si es que existe, no te me cagues ahora -le replica su compañero con cierta molestia mientras avanzaba.

El erizo baja sus orejas levemente y lo sigue, pero termina soltando un grito cuando siente algo rozar su espalda, alarmando también a su amigo, que inmediatamente le da un golpe en la cabeza.

-Que es una rama joder, si vas a estar gritando como nenaza date la vuelta y regresa a casa -molesto continúa con su camino.

El erizo estaba bastante tentado en dar la vuelta, pero al mirar atras se dio cuenta de algo, y es que no sabía donde estaba -Am... ¿Por dónde hemos venido? -le pregunta temeroso al gato.

-¿Y yo qué coño se? A mi no me interesa regresar corriendo como niña -sigue avanzando con la clara intención de dejar a su amigo atrás.

Al ver que no podía volver y como el otro se alejaba, el erizo va corriendo junto a él asustado, pues estar solo y perderse era peor que avanzar.

Poco tiempo después llegaron a un claro en ese bosque, y en el centro de este había una cabaña de aspecto viejo y desgastado, como si estuviera avandonada.

-Pff, menudo timo el mito este, solo hay una vieja choza -se ríe burlón aquel gato mientras avanzaba a esta tras sacarle una foto con su cámara, abriendo la puerta al llegar.

-E-ey ¡¿qué haces?! -pregunta alarmado su compañero siguiendolo.

-Investigar, ¿qué más voy a hacer? -nuevamente suelta esa risa burlona para hacerle ver a su amigo que estaba asustado por nada.

Ambos compañeros no tardan en entrar en aquella cabaña, que se veía peor por dentro que por fuera, ya que la madera tenía un aspecto de podrido por culpa de la humedad, y el suelo rechinaba a cada paso que alguno de los dos daba.

El gato iba a hacer otro comentario sobre que aquel rumor no era más que un cuento para asustar a los niños, pero el golpe seco de la puerta al cerrarse lo alarmó, haciendo que su pelaje se erizara, mientras que el erizo gritó de nuevo abrazándolo asustado.

-T-tranquilo... S-sólo fue el viento... -ahora él también empieza a asustarse, ya que veía con toda claridad como las sombras del lugar se movían y formaban horribles muecas de burla.

-B-bueno... Ya sabemos que aquí no hay nada... Y-ya es hora de irnos... -dice tratando de darse valor a si mismo y a su amigo dirigiéndose a la puerta, pero había un problema, esta no se abría.

-Oh~ ¿ya os vais tan pronto~? -aquella voz alarmó a ambos, que miraron detrás de ellos, observando la figura de un erizo, aunque por su voz era fácil deducir que era una chica, además de que lo que parecían ser sus ojos brillaban en un tono rojizo, empezando a caminar hacia ellos.

Al avanzar, la luna por fin la iluminó, revelando que en efecto era una eriza de pelaje gris oscuro, así como su piel era tambien de un tono grisáceo y sus ojos rojo sangre. -¿Sabéis~? No suelo tener visitas~ así que creo que esta ocasión es para celebrarla~ ¿no creéis~? -al decir esto, sus uñas se volvieron afiladas y crecieron de tamaño, volviendose ahora unas garras, así como en su rostro se formó una sonrisa macabra, sus ojos brillaron y de su espalda emergieron un par de alas que taparon la escasa luz que entraba por las ventanas tras ella.

Ambos gritaron de miedo al escucharla y verla, siendo el gato el primero en reaccionar empujando a su amigo hacia la eriza mientras esta se reía como una aunténtica psicópata, y tras lograr abrir la puerta se fue corriendo de vuelta a casa.

-Oh~ parece que tu amigo tenía prisa querido~ -dice la eriza al verlo huir mientras ponía un pie encima del erizo, que la miraba aterrado mientras maldecía a su amigo por abandonarlo allí -Oww~ tranquilo cariño~ pronto os reuniréis de vuelta~ -le dice ahora agarrándolo de su ropa mientras lo alzaba para obligarlo a mirarla.

Un nuevo grito por parte de ese erizo se escuchó, pero esta vez de dolor, para luego dar paso al silencio.

Por su parte, el gato logró salir con éxito de aquel bosque, aunque se tardó un buen rato al haberse perdido.

En cuanto llegó a su casa, cerró con llave la puerta mientras temblaba de miedo, aunque luego trata de calmarse riendo levemente -L-la despisté... E-es imposible que sepa don... -no pudo terminar, pues pronto unos golpes a su puerta lo alarmaron.

Nervioso se acerca a la mirilla, viendo de esta forma a la eriza al otro lado.

-Vamos gatito~ se que estas ahíii~ -canturrea esta riendo macabra.

Al escucharla se aparta de la puerta bajando las orejas, y cuando mira por la ventana, puede ver el cuerpo de su amigo de pie, pero este ahora tenía cortes por todo su cuerpo con sangre saliendo de estos y una expresión de horror en su rostro, ya que este había perdido la vida con esa expresión.

Aquella imagen dejó al felino traumatizado, sobre todo tras escuchar a la eriza reir mientras su amigo ahora caía al suelo como si de un trapo viejo se tratase, y procedió a gritar cuando las garras ensangrentadas de la eriza se clavaron de repente en la puerta.

Rápidamente corrió hasta el piso superior, justo cuando la eriza logra romper la puerta y entrar en la casa.

-Vaya vaya~ parece que alguien quiere jugar al escondite~ -dice burlona empezando a subir las escaleras a paso lento, guiándose por su oído para encontrarlo.

-Creo que no se te da bien este juego gatito~ puedo escuchar tu respiración agitada~ -sonríe de lado y abre de golpe la puerta del baño, escuchando complacida el pequeño gritillo de este al pensar que lo había encontrado.

-Mmm~ ¿dónde podrías estar~? -sigue haciéndose la interesante mientras entra en completo silencio a la habitación de este.

-Ow~ y yo que creía que estarías aquí~ -sonríe de lado, y sin hacer ruido camina hasta las puertas del armario, mientras que hacía que las sombras se movieran para cerrar la puerta de la habitación.

Mientras la eriza estuvo allí, el gato estuvo conteniendo la respiración, suspirando en bajo con alivio al escucharla irse, para gritar al segundo dándose cuenta de que estaba muy equivocado.

Delante de él estaba la eriza con aquella sonrisa macabra, había abierto las puertas del armario de golpe, provocando el grito del felino, y mientras su mirada brilla con malicia, le dice con tono burlón -Te encontré~