-Ya han pasado algo más de 10 años desde aquel día en el que el cielo se volvió rojo... Ese maldito día en el que el mundo quedó vacío para mi... ¿Por qué? ¿Por qué tuviste que salvarme? Tenías un brillante futuro por delante... -decía una gata de color morado arrodillada frente a una tumba, en la que apoya un ramo de flores tratando de aguantarse las lágrimas -Tendría que ser yo la que estuviera aquí enterrada... Y-yo... N-no puedo vivir sin ti Mark... -continúa ahora sin poder evitar empezar a llorar, deseando que su amado, aquel a quien le lloraba, se levantara de su tumba y la consolara.

-Flora... Cariño... -habla ahora una gata de color lavanda, acariciando la cabeza de la mencionada -Vamos cielo, ya es momento de irse... -le pide tratando de empujarla suavemente para que se levantara.

-M-mamá... Por favor... -le pide esta tratando de negarse a abandonar la tumba de su amado, pero finalmente termina cediendo al empezar a caer algunas gotas del cielo.

Lluvia... La misma lluvia que cayó poco después de que una luz cegadora iluminara el cielo, aquel momento en el que aquel planeta se había salvado de ser conquistado por unos alienígenas robóticos.

Pero, tambien fue esta misma lluvia la que limpió el polvo que había quedado en el aire por la destruccion de parte de una ciudad provocada por una pelea entre una eriza alada y lo que parecía ser un robot bastante alto en comparación, pero que también reveló los cadáveres de aquellos que no tuvieron tiempo de huir del campo de batalla, entre ellos su amado.

Mientras iban en el coche, la felina morada mira por la ventana, recordando aquel fatídico día mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.

El bonito día minutos antes, él haciéndola reir, el cambio en el cielo, las naves bajando, aquel extraño ser llamando a algo o alguien, y aquella extraña eriza apareciendo para detenerlo.

Después, todo era un caos, gente gritando y corriendo para salvar sus vidas. Ella corría detrás de él, que tiraba de su brazo, al menos hasta que tropieza, notando que algo grande caía sobre ella.

Mira arriba, un edificio a punto de aplastarla, trata de escapar por su cuenta, su pierna duele, el edificio detiene su caída, trata de levantarse, escucha su nombre, el edificio vuelve a caer, pero un empujón la salva.

Tose por el polvo, trata de alejarlo de su vista, y en el suelo lo ve, su cabeza y uno de sus brazos en el suelo, el resto enterrado bajo el edificio.

Al recordar esa imagen, cierra los ojos tratando de reprimir nuevamente sus lágrimas al secárselas, pero el peso de la culpa seguía sobre ella, ahogándola sin compasión alguna.

Cuando llegan a casa, no cruza palabra con sus padres, regresando a encerrarse en su cuarto ante la preocupada mirada de estos.

Una vez allí, se pone a hojear un diario conjunto de sus investigaciones biológicas, pausándose sobre todo en todos los apuntes que él había hecho, aunque no era muy difícil saber quien escribió que, pues ella era bióloga, y él botánico.

Sigue hojeando aquel diario, soltando un profundo suspiro al no sentirse con ganas de seguir las investigaciones que dejaron a medias, tendría que buscar otro compañero, pero no se sentía con fuerzas como para siquiera intentarlo.

Tras cerrar el diario, iba a guardarlo cuando nota una hoja caer al suelo, una que no había visto antes.

Curiosa, se agacha para recogerla y empieza a leer:

-Conecxión entre la flora y la fauna: Posible nueva fuente

He oído por ahí de que hay alguien que posee unas habilidades increíbles, y que parece poder controlar la vida de todo lo que le rodea. También he oído que usa esas habilidades para protegernos a todos, y que es bastante amable con quienes la visitan o piden algo.

Tengo que averiguar donde esta, y luego le diré a Floraclis de hacer una pequeña escapada, estoy seguro de que encontrarse con alguien con quien satisfacer su curiosidad y que nos ayude en nuestra investigación la alegrara.

Al final de la nota, había una imagen de un recorte periodístico, donde el mundialmente famoso para mal Dr. Eggman acaba de ser derrotado de nuevo, y si bien la mayoría de los que salían en la foto eran conocidos, también estaba ella, aquella eriza que apareció en la ciudad cuando las naves aparecieron.

¿De verdad era ella? Y si tanto control tenía sobre la vida, ¿quizás podría traerlo de vuelta?

Espera, no podía ser, al parecer, había muerto también ese día, dejando tras de si solo una joya que era custodiada por los demás héroes de la foto, pero a lo mejor podría preguntarles a ellos algo, ¿no?

Con algunos ánimos de regreso, se pone a investigar el paradero de aquellos héroes, y sobre todo del collar, y si bien no encuentra exactamente lo que buscaba, si encuentra que, al parecer, recientemente aquella eriza había vuelto, y que supuestamente solo había estado "dormida" en aquella joya todo ese tiempo. Pero lo más importante, que intentaba arreglar todo lo causado en aquella batalla que tuvo 10 años atrás.

Con esto, un nuevo rayo de esperanza llega a ella, y tras saber donde encontrarla, agarra su portatil, el diario y un pen-drive donde habían guardado su investigación, y así mataría dos pájaros de un tiro.

Tras preparar una mochila pequeña con algunos cambios de ropa, agarra el resto de sus cosas para salir de su cuarto, anunciando con una pequeña sonrisa que tenía un viaje muy importante que hacer antes de salir por la puerta.

Sus padres se quedaron algo alucinados al verla así, pero su hija estaba sonriendo de nuevo, así que no pensaban detenerla ni cuestionarla, esperando que encontrara la felicidad de nuevo.