🍏 Capítulo 3 - Oh... hermoso lugar, hermosa familia 🍏
La semana anterior a mi partida, la había pasado genial con mi familia y amigas.
Cómo era de esperarse, Lina nos arrastró a Elvira y a mí al dichoso baile de graduación. Y cuando digo "arrastró", es por qué lo hizo. De verdad que lo hizo. Esa noche la pasamos genial, a pesar de que al principio nos mostramos, Elvira y yo, reacias a poner buena cara a los demás.
Ninguna de las tres llevo pareja, así que entre nosotras fuimos pareja de cada una. Bailamos, cantamos, gritamos de diversión. La pasamos genial juntas, incluso hartamos al pobre chico que tomaba las fotos de recuerdo.
Admitía, nos volvíamos un trio pesado cuando nos lo proponíamos.
Aquella noche consistió en bromas juguetonas y sonrisas de felicidad. Al fin terminábamos la preparatoria. Y aunque no bebimos ni una pizca de alcohol, actuamos como si lo hubiéramos ingerido.
Y sí, en algún momento de la noche, las tres nos pusimos sentimentales por qué era mi última semana con ellas. Aunque no lo crean, Elvira hasta soltó algunas lagrimitas.
Cómo ahora lo hacían.
Lina lloraba como magdalena, y Elvira parpadeaba para no dejar caer ninguna lágrima.
Era el día de mi partida.
Estábamos en el aeropuerto, y faltaba poco menos de una hora para que abordará.
Cómo decía, mis amigas lloraban, pero mi familia era otra cosa. Más mi madre, estaba desconsolada.
—Oh, cariño mío —me envolvió nuevamente en sus brazos—. No puedo creer que ya es el día —lloriqueó.
Y admitamoslo, yo también derramaba algunas lágrimas. Aunque quería hacerme la fuerte, sabía que en algún momento me derrumbaria.
—¡Ah! La extrañaré mucho —lloró Lina mientras abrazaba a Elvira en busca de consuelo.
Los minutos pasaron entre más lloriqueos por parte de mí familia y tambien por mí. No supimos cuando, pero de pronto, ya anunciaban que teníamos que abordar.
Mi madre, mi padre y Lina, emitieron jadeos de angustia.
—¡Mi niña!
—¡Mi princesa!
—¡Mi querida T/n, amiga mía!
Los tres se lanzaron hacía mí.
—¡Dios mío! —murmuré afligida.
Cuando nuevamente volvieron a anunciar el vuelo que tomaría, nos separamos del abrazo con dificultad. Nadie quería separarse.
—Los extrañaré —susurré.
—Y nosotros a ti —murmuró mi padre mientras limpiaba una lágrima de mi mejilla.
Nos separamos para que Lina y Elvira se acercara. La primera estaba devastada.
—Amiga —murmuró Lina, con su voz entrecortada.
—T/n, te extrañaremos como no tienes idea —dijo Elvira, dándome un abrazo corto pero lleno de cariño.
—Oh, T/n, no se que haré sin ti —Lina volvió a darme un abrazo.
Que, como sucedió antes, tuvimos que cortarlo debido al llamado de mi vuelo.
—Andá, ve antes de que te secuestre para que no te vallas —dijo Lina, dándome una palmadita en el hombro.
Con una sornisa triste, me aleje unos cuantos pasos. Viendo a mi familia. Mi madre y mi padre aún lloraban, dándose consuelo ellos mismos. Lina y Elvira hacían lo mismo, bueno, Elvira daba consuelo a Lina. Elvira trataba de ser fuerte para ambas.
Desafortunadamente, mis dos hermanos pequeños no pudieron venir, pero no se crean que no nos pudimos a llorar en mi casa cuando me despedí de ellos.
—Los amo —dije a todos—. Y los extrañaré un buen. Y no por que me vaya significa que ya se libraron de mí, ¡Las llamadas y videollamadas existen, familia! —pronuncie un poco más alto a medida que me alejaba caminando a espaldas del camino.
—¡Te amamos hija!
—¡T/n, te amamos, amiga!
Sonreí afligida, viendo como me despedían con una sonrisa igual y un ademán de mano.
—¡T/n T/a se va, pero un día volverá para hacerle la vida imposible! —grité, ignorando las miradas inquisidoras de los demás, dedicandoles una sonrisa llena de emociones—. ¡Probablemente nos veamos en vacaciones!
Y con un poco de dificultad, no queriendo hacerlo pero sabiendo que lo tenía que hacer, me volteé hacia el frente.
—¡Te amamos hija/amiga!
Y con más dificultad, reprimí el voltear a ver a mi familia despidiéndome. Por qué, sabía que sí lo hacía, perdería mi vuelo. A pesar de que si quería ir a Canadá, sabía que al ver a mi familia triste por mi partida, me dolería y cambiaría de opinión aún me pese en un futuro. Me sería más difícil irme, porque mi familia era todo en mi vida. Y cuesta mucho dejarla atrás cuando uno tiene que crecer.
A medida que cruzaba el umbral que me llevaría a lo que me dejaría en mi destino, nuevas emociones abordaron todas las demás que abarcaban mi corazón.
Anhelo y ilusión por lo que se vendría en un futuro.
Dejaba el lugar donde había crecido, pero me iba a otro donde forjaría mi destino.
Una nueva vida. Y aunque me dolía, sería lejos de las personas que me acompañaron en mi vida desde pequeña.
Una nueva vida en Toronto.
Una nueva vida en un lugar que faltaban horas para que llegara.
***
El viaje se me estaba haciendo eterno.
Y aunque quisiera hablarles de las maravillosas vistas que me proporcionó el viaje, no podría hacerlo.
Me dormí en la mayor parte del vuelo.
Estaba cansada, la despedida me había agotado más de lo que pensaría, así que pasados unos cuantos minutos de que partimos de _______, no tardó mucho, y había quedado dormida.
Ahora, gracias a la chica que iba a mi lado, había despertado del profundo sueño en el que había quedado. Dejándome un poco desconcertada por el tiempo que faltaba para llegar ya a Toronto.
— Perdona —se disculpó la chica, sin atreverse a soltarme el brazo pero aflojando su agarre—. Pero falta poco para aterrizar y eso me da miedo —murmuró avergonzada.
« Damas y caballeros, abrochen sus cinturones, estamos a punto de aterrizar » Confirmaron los parlantes.
— Descuida —hice un gesto de que restaba importancia, mientras hacia lo ordenado—. Si sirve de algo, te ofrezco mi brazo —sonreí, tratando de trasmitirle a la chica un gesto de apoyo.
No era mucho, pero si servía de algo, aún sea solo ofrecer mi brazo, lo haría.
Se quedó por un momento mirando con alusión mi brazo extendido.
— Gracias —murmuró, y de verdad parecía sincera—. De verdad, gracias.
No tardó, y su agarre se volvió más confiado pero un poco nervioso por el hecho de que estabamos a punto de llegar.
A pesar de que mostraba nerviosismo, también mostraba curiosidad. En ningún momento dejo de ver embelesada las vistas que le proporcionaban su lugar.
Otra cosa por la que no podría describirles ni maravillosamente el aterrizaje: mi lugar no era junto a la ventanilla. La chica a mi lado, en cambio, si que podía disfrutar de todo lo que el cielo y la ciudad bajo nosotras nos proporcionaba.
Aún así, puedo decirles que el paisaje a varios pies de altura bajo nosotras, era increíble.
Y así como sucedió en la hora que me despedí de mi familia, así también sucedió para aterrizar.
No supe en qué momento sucedió, cuando me ví, ya estaba tocando suelo y sintiendo el clima un tanto cálido del lugar.
Había llegado a Toronto.
***
—De verdad que sigo arrepentida por lo del brazo —disculpó la chica que fue compañera en mi vuelo—. Oh, cuanto lo siento.
Negué con la cabeza.
—Ya te dije, Lucy, no tienes por qué disculparte. —Le regalé una sonrisa tranquilizadora—. Yo estaba igual o incluso peor que tú la primera vez que tomé un avión.
Aquello le sacó una pequeña sonrisa.
—Estoy segura — comenzó —, que si hubiera dejado de lado el miedo, hubiera podido disfrutar por completo del viaje.
—Y yo el sueño — segunde —. Apenas y vi la ciudad desde las alturas, ¡No pude ver las nubes! Al menos no como yo quisiera.
Rió suavemente.
— Si te consuela, puedes buscar imágenes en Google.
La miré incrédula.
— ¿Qué? — preguntó —. Google siempre es una opción.
— Verlo en persona es una opción. Buscarlo es no tener más remedio — dije mientras suspiraba, ahora lamentaba haber sido una dormilona durante casi todo el viaje.
— Bueno, como digas — se encogió de hombros —. Yo siempre apreciaré a San Google.
Rodé los ojos, divertida.
— ¿Y como es tu familia? — preguntó curiosa, mientras caminábamos entre la multitud que había sido pasajera del vuelo.
— Es... Una familia normal — lo dije dubitativa —. Si te soy sincera, jamás la he visto en persona.
— Bueno, al menos existen las videollamadas — aseguró.
Enrojecí un poco al caer en cuenta de algunos detalles que había omitido en un principio.
— Si...
Lucy abrió los ojos como platos al notar mi actitud.
— Porque has hablado con ellos, verdad — afirmó, bueno, trató de sacarme la verdad con su afirmación.
— Si — asentí, ella sonrió —. Pero nunca una videollamada —y con eso, la sonrisa se borró.
Su rostro se contorosionó en confusión.
—Bueno... —se aclaró la garganta — Algo es algo. Al menos sabes un poco sobre ellos.
Asentí.
—Se como lucen por las fotos que publica mi tía en sus redes —me encogí de hombros, para mí eso era suficiente.
—Como dije, algo es algo —y negó con la cabeza.
Admitamoslo, era un caso perdido.
—¿Y tu familia? —fue mi turno de preguntar.
En instantes, su mirada se iluminó.
—Son de lo mejor, más mi abuela. Me encanta venir por mi abuela, bueno, también por mis primos pero más por la abuela —a medida que hablaba, su sonrisa se hacía más grande—. ¡Y pensar que ahora viviré con ellos!
Sonreí, desviando la vista a mi reloj de mi muñeca. Seguro que mi tía ya estaba en el aeropuerto. Más sin embargo, no daba con su paradero. Habían muchos cuerpos moviéndose de un lado a otro.
—Se ve que eso te agrada mucho —la miré.
—Así es.
—¿Aún dejando tu hogar? — pregunté.
Hizo una leve mueca.
—Bueno, dejar a mi familia me dolió bastante... Pero trato de que no me afecte, al fin de cuentas, voy a estar con mi familia y no estaré sola —volvió a sonreír—. Dejó a mis padres, sí. Pero viendo el lado bueno, estaré con mi familia que he extrañado mucho.
—Tienes razón.
—Siempre la tengo, T/n T/a —me guiñó un ojo.
Solté una carcajada.
—Espero tener la misma suerte que tú —dije. Observando a los alrededores, parándome de puntitas y estirando un poco el cuello para poder ver mejor.
—¿Sobre qué?
Sonreí un poco cohibida por lo que alcance a ver.
—Sobre mi familia —me posicioné como estaba en un principio—. Que me espera allá —señalé un punto fijo.
—Oh.
—Fue un placer, Lucybell —posé una mano en su hombro y le di un ligero apretón—. Tienes mi número y yo tengo tu número, espero que estemos en contacto.
— También fue un placer, T/n T/a — me sonrió.
— Espero que nos encontremos por algún lugar de Toronto — admití, la chica me caía bien.
— Deseo eso al igual que tú, T/n.
— Bien, nos vemos espero pronto, Lucybell — la despedí, ajustandome las correas de la bolsa que llevaba en mi hombro.
— Igualmente, T/n —despidió ella.
Y así, me abrí paso entre la multitud. Siguiendo un punto fijo.
La familia que se encontraba a lo lejos, sosteniendo una pancarta en lo alto.
"Bienvenida a casa, T/n T/a"
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Hola. Si has llegado hasta está parte, muchas gracias por leer.
Desde antes, menciono que aunque sea algo tarde, espero que la hayan pasado de maravilla en estas fechas. Y deseo que tengan un feliz y próspero año nuevo.
¡Solo faltan tres días!
En fin, reiterando lo de un principio, muchas gracias por haber leído este capítulo. Espero que haya sido de su agrado.
¿Qué les pareció? Se que va algo lento, pero pronto vendrá lo bueno. Se los aseguro.
Sin más, mis mejores vibras para todos ustedes.
Cualquier comentario, duda, sugerencia, me gustaría que me lo digan, siempre y cuando se dirijan con respeto hacia mi persona...
¡Nos vemos!
Los quiere... Flor C. 🍏🌸
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