Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7

Se bajó del auto, quitándose las gafas negras que portaba a medida que ingresaba a la escuela. Dos manchas moradas debajo de sus ojos dejaban saber que su noche no había sido nada buena, y es que ¿cómo jodidos pudo haberla sido si no había parado de pensar en ese maldito beso qué se dio con Jungkook?
La única verdad es que nunca pudo superar la muerte de Taemin, y ese beso solo le había recordado todo lo que perdió hace dos años. Y se sentía culpable, porque comenzaba a gustarle alguien más, porque le prometió que no amaría a nadie que no fuera él; y eso era lo que le aterraba, el hecho de que esos sentimientos apenas perceptibles que tenía por el menor, siguieran evolucionando a algo que sería incapaz de controlar.

Y malditamente rompería su promesa, porque cuando amaba él simplemente lo entregaba todo.

Unos brazos rodeando su anatomía lo sacaron bruscamente de sus cavilaciones internas. Huening Kai lo abrazaba con fuerza, pero incómodo con el acto lo apartó con rapidez, mirándolo como si estuviera loco. ¿Es qué no le quedó claro qué lo qué tenían había terminado?

—¿Por qué me alejas? ¿Acaso es por Jungkook? —preguntó a la defensiva, haciéndolo rodar los ojos por el increíble cinismo. ¿No fue él mismo quién el día anterior le gritó qué Taemin estaba muerto, aún sabiendo lo importante qué había sido en su vida?

—No lo culpes, a fin de cuentas quien provocó todo esto fuiste tú.

—Pero...yo te quiero, Jiminie —profirió tomándolo de ambos brazos, utilizando un tono sumiso y exageradamente dulce.

—Yo a ti no, Kai, y lo sabes perfectamente. Solo estábamos juntos por compromiso con nuestros padres y sus empresas.

Decidió dejar al pelirrojo allí y seguir su camino. No quería más problemas con nadie, a fin de cuentas había sido usado como un objeto para una estúpida venganza, que nunca se hubiera dado de no ser Kai un irritante y un estúpido con aires de grandeza.

Desde lejos pudo divisar a cierto ojigris recostado a su casillero, observando finamente sus pies mientras parecía pensar en algo de manera profunda. No parecía el Jungkook egocéntrico y odioso del primer día.

—Estás en el medio, aléjate —pidió con voz cansina, en esos momentos no deseaba ver su rostro.

—Jimin yo...necesito hablar contigo.

—No quiero —le dio la espalda, sacando un par de libros de su casillero.

—Solo cinco minutos, en serio es importante, por favor —pidió en un murmuro, observando fijamente con sus penetrantes orbes grisáceos los acaramelados del rubio.

—Bien —dijo en un suspiro bastante audible. ¿Cómo se suponía qué se negara si el chico se lo pedía de esa forma?

Caminaron en silencio, el mayor solo siguiendo a Jungkook completamente callado. Simplemente iría a escuchar lo que tenía que decirle y se marcharía apenas terminara de hablar.
Acabaron sentados en las gradas de la cancha de fútbol que se encontraba en la parte exterior de la escuela. Jeon se encontraba nervioso, era evidente por el jugueteo constante que tenían sus manos con su propio cabello.

—Yo...umhh, quería pedirte perdón por lo que sucedió ayer.

—¿Es en serio? Deja de actuar ya, por favor. Kai y yo terminamos, así que ya no te funcionará usarme para vengarte de él —masculló algo fastidiado. En serio ese Jeon podía ser un muy buen actor.

—Estoy siendo sincero —aseguró con el ceño fruncido.

—¿Por qué así de pronto? —alzó una ceja desconfiado.

—Pues...me sentía culpable por haber jugado con tus sentimientos, más después de saber...sobre Taemin.

—¿Qué fue lo qué te contaron? —cuestionó poniéndose a la defensiva, tensando sus hombros y cruzando los brazos sobre su pecho.

El pelinegro carraspeó incómodo, pues claramente Soobin le había dicho que ese tema afectaba mucho a Jimin todavía. Inspiró profundo y lo miró, viendo los ojos acaramelados del mayor.

—Sé que tenían una relación y él mu-murió hace dos años.

—¿Quién te lo dijo? —custionó descruzando sus brazos, su semblante cambiando a una mueca de tristeza.

—No puedo decirlo —se negó a hablar, le había prometido al chico que no diría que fue él quien lo contó.

El rubio asintió lentamente, sus ojos estaban cristalizados, pensando y recordando la última vez que había visto a su amado.

—¿Q-qué fue lo qué le sucedió?

Suspiró, dejando caer las primeras lágrimas, que rodaron por sus mejillas para morir en su cuello. Jungkook solo bajó la mirada. Podía ser frío y apático, pero aún así tenía sentimientos, y ver a Park tan triste, llorando por su amor perdido, removió algo en su interior, sintiéndose además, bastante culpable por haber mencionado el tema.

—No tienes que...

—Él tenía una enfermedad cardíaca congénita, nunca se la descubrieron y —su voz se entrecortó pero el llanto que intentaba detener—, cuando lo hicieron fue demasiado tarde.

Un sollozo entrecortado salió de su boca, llevando su rostro hacia abajo para que Jeon no lo viera llorar. A su mente llegaron varios recuerdos de su tiempo con Taemin, el día que se conocieron, el día en que le pidió ser su novio, y el día en el que se despidió, deseándole una vida llena de felicidad.

Viéndolo así tan roto, Jungkook no pudo hacer más que pasar una manos por sus hombros, dejando un par de palmadas a modo de consuelo. Sin embargo, Jimin terminó apretándolo entre sus brazos con fuerza, desahogándose contra su pecho.

—Debes dejar de llorar. Entiendo que es doloroso, pero estoy seguro de que no le gustaría verte así. Estaría feliz si le recordaras siempre con una sonrisa.

—Gracias, Gguk.

—No es nada, perdón por sacar el tema —se encogió de hombros, mirando hacia el frente.

—No importa, yo hice lo mismo con lo de tu cicatriz.

Pudo ver al chico tensarse en el lugar sin girarse a mirarlo. Tenía tanta curiosidad acerca de ello, pero no se atrevía a preguntarle pues la última vez el ojigris no había reaccionado muy bien que digamos. Y la verdad era que no quería arruinar el ambiente cálido que se había instalado entre ambos.

Tal vez Jungkook a primera vista podía aparentar ser un insufrible jactancioso, pero la verdad es que el chico no era para nada así, lo había comprobado el día que salieron juntos, y ahora ese pensamiento se reforzaba.

—Ya deja de mirarme así, acércate, te contaré que sucedió —dio dos palmadas en el espacio a su lado, instándolo a sentarse bien pegado a él. Era un tema que no le gustaba hablar, pero ya que lo contaría al menos lo haría con discreción, no era algo que quisiera que estuviera en boca de la gente.

—No tienes que hacerlo...

—Está bien, tarde o temprano terminarás sabiéndolo, así que escucha.

Soltó un suspiro, ladeando la cabeza confundido cuando la mano de Park tomó la suya como una muestra de apoyo, eso, sumado a la sonrisa tranquilizadora que le daba le hicieron tomar valor para hablar.

—Yo estaba jugando con una amiga en el jardín delantero de mi hogar. Solíamos vivir en una casa de tamaño mediano bastante acogedora, papá pensó que sería mejor para mí vivir en una casa normal a estar en una mansión enorme llena de empleados. Yo acababa de cumplir siete años, era demasiado inocente como para sospechar de ese señor que se acercó a nosotros brindándome dulces.

»Le creí como un tonto, y lo seguí emocionado hacia una camioneta negra. Hacía varios días no comía chucherías, pues me habían castigado por comerme todas las galletas que mamá había hecho días antes, así que estaba dispuesto a conseguir esos dulces. Lo próximo que sentí fue como ese hombre tomaba en brazos y me encerraba en la camioneta. Escuchaba los gritos de mi amiga pidiendo auxilio, pero quedé inconsciente antes de que alguien pudiera rescatarme.

El menor miró sus manos, sintiendo su corazón bombear con rapidez en su pecho ante los fatídicos recuerdos. Le seguía siendo muy complicado hablar sobre esos hechos.

—Estuve encerrado por una semana en un viejo almacén, y apenas y me daban algo de beber o comer. El último día que estuve encerrado, su cómplice se fue a buscar el dinero del rescate, dejándome a solas con él. Aún recuerdo todo tan malditamente claro; él...se acercó a mí y comenzó...a tocarme.

Una solitaria lágrima escapó de uno de sus ojos, haciendo su recorrido con rapidez por su mejilla. Jimin tragó saliva con fuerza intentando bajar el nudo que se había formado en su garganta y lo observó en silencio notando algo:

Jungkook estaba igual de roto que él.

—Ya no sigas —pidió, y el pelinegro lo observó al instante con una sonrisa rota en su bonito rostro.

—Era solo un niño ¿qué se supone qué pudo haber visto ese tipo en mi qué le gustara tanto? Tenía solo siete malditos años.

—Jungkook...

—Espera, déjame terminar, por favor.

»Cuando su compañero llegó con el dinero de mi padre, simplemente dijo que no se podía arriesgar porque ya había visto sus rostros, así que me disparó, y me dejó allí desangrándome. Solo era un niño, y de verdad no entendía como una persona podía hacer algo así solo por dinero.

Y en ese instante fue que Jimin entendió su forma de actuar el primer día, en aquella cafetería en la que las amigas de su ex-pareja lo habían asaltado a preguntas. Por eso su molestia cuando hablaron sobre dinero, teniendo en cuenta lo que sufrió a causa de ello, era bastante entendible su reacción.

—Ya pasó, no pienses más en ello, por favor —le pidió con voz dulce, limpiando el rastro de la lágrima que se le escapó. Ahora admiraba mucho a ese chico valiente que tenía al lado.

—Desería que tuvieras razón...pero esa noche no abandona mis sueños desde que tenía siete años —musitó con la voz entrecortada.

—Lo lamento tanto, Gguk, en serio —se agachó frente a él, tomando sus manos entre la suyas.

—No tienes que hacerlo, a fin de cuentas tienes razón, es algo del pasado.

—Eres tan fuerte...ahora entiendo porqué actúas así —murmuró lo suficiente alto como para que el de ojos grisáceos le escuchara.

—¿Así cómo? —cuestionó Jeon alzando una ceja.

—Ya sabes...ummh, tan apático y con ese carácter de mierda que te cargas.

Jungkook lo miró con el ceño fruncido, y por un segundo se reclamó a sí mismo interiormente por haber metido la pata. Sin embargo, las carcajadas que soltó el pelirizo después lo confundieron.

—Papá dice que desde pequeño soy un insoportable, a decir verdad —rió, negando levemente con la cabeza.

—No, no es cierto, tienes una carácter hermoso —se retractó, causando nuevas carcajadas al menor.

—¿Carácter hermoso? ¿Estás algo loco, sabías? —asintió, pareciéndole demasiado bonita la manera en la que los ojitos grises de Jungkook se arrugan en las esquinas, y en su mejilla se forma un pequeño hoyuelo.

—¿Amigos entonces?

—Claro —asintió, apartándose cuando el mayor quiso dejar una caricia en su cabello.








Finalmente estos dos comenzarán a llevarse bien, y ya se sabe un poco del pasado de ambos.

Perdón por no haber actualizado el viernes, pero he tenido unos días un poco malos y no he podido corregir los caps. Avisé en el canal de WhatsApp que no actualizaría.

Bueno, espero que les haya gustado el cap de hoy.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro