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Capítulo 6


- JAKE - 

Llegar a casa fue demasiado agotador, no solo mis amigos me creían lo bastante loco para no sacar el tema de los Courtney si no que mis padres estaban claramente enojados y decepcionados. El auto era un silencio sepulcral, nadie se atrevía a decir nada, ni siquiera Dylan que se sentaba a mi lado y siempre fue de dar largas y cansadoras charlas. Al cruzar la puerta con mi pie vendado y algo adolorido y mi brazo derecho con un yeso que me llegaba por debajo del codo, pude ver como las cajas habían desaparecido pero faltaban la mitad de los adornos. Los cuadros estaban todos apilados y rotos en la mesa ratona de la pequeña sala y parecía que habían estado sacado las fotos y tirado lo que no servía, tragué saliva al imaginarme el ataque de rabia de alguno como para romperlo todo. Mi madre era incapaz, por lo que me quedaba mi padre.

— Ya estaba todo destruido cuando ellos llegaron luego del accidente — Habló en un susurro Dylan detrás de mí, me giré a mirarlo incrédulo y él se encogió de hombros — No saben qué pudo pasar.

— Pues yo si - Eso hizo que él mirara hacia el piso, no me importaba lo que pensaran yo sabía lo que había escuchado y había visto cuando los objetos se movían por sí solos — Vamos arriba.

Llegamos a mi cuarto y cerré la puerta detrás de nosotros, mis padres no habían emitido palabra y sabía que Sam llegaría a la hora de la cena de la casa de Lucy.

— Le contaste a Megan tu extraña historia — Habló acusadoramente mi mejor amigo — Vengo a vivir contigo y lo único que te preocupa es una chica muerta, imposible.

— Cree lo que quieras — Me senté en la cama y él en la silla del escritorio — Se lo que escuché, me dijo que respirara, que volveríamos a casa ¿Quién más puede ser?

— Habrás escuchado a tu madre cuando te fue a ver y estabas aún inconsciente.

— Se cómo es la voz de mi madre Dylan — Contesté molesto — Mi madre no me hablaría de esa manera, no me pediría que reaccione y respire como si estuviera a punto de morirme. La voz fue clara, era una mujer y parecía estar angustiada y hasta inclusive llorando.

Ex-escéptico-Jake escúchame — Me dijo él serio — Las personas no van por ahí escuchando voces y diciendo que los muertos le hablan ¿Esta bien? Y si lo hacen tú sabes cómo se los llama.

— No estoy loco — Dije por décima vez.

— Estuviste muerto por un minuto y segundos Jake, es obvio que crearía algún trauma el medico lo dijo — Él se paró de su asiento para mirarme fijamente desde arriba — Soy tu amigo, tu hermano, y es mi deber preocuparme.

Refregué mis ojos con mi mano libre y volví a mirarlo, tal vez, algo desilusionado.

— Entonces solo me lo imaginé ¿Crees que estar investigando sobre su familia me llevó a eso?

— La imaginación es infinita pero muchas veces peligrosa — Me quede en silencio digiriendo sus palabras — Al menos dime que la chica esta buena.

Me reí y negué con la cabeza, volvía a ser el Dylan de siempre. El de chistes y bromas. Y se lo agradecía. Tomé del cajón más fotos que había encontrado en uno de los cajones y no había tenido la oportunidad de dárselas a Lucy, y muy secretamente no quería dárselas. Una de las dos fotos estaba doblada en un costado cortando a una persona, un hombre. Era una foto familiar, Dylan se sentó a mi lado para ver mejor, una mujer sostenía en sus brazos a una chica de unos diez años y el hombre las acompañaba sonriente.

— Había fotos pegadas en la pared, la mayoría se repetían, como esta — Le tendí la segunda foto donde se veía solo a una adolescente con, tal vez, mi edad o un poco menos vestida con una remera manga larga, shorts y medias negras altas pasando sus rodillas — Esta es la única donde él aparece — Dije señalando con mi mano — Y encima esta doblada como si no lo quisiera a él allí.

— ¿Te has dado cuenta de los moretones? — Me preguntó Dylan mirando fijamente más de cerca la segunda foto y yo la quité de sus manos para ver mejor — En su cuello y piernas, están como maquillados pero se notan.

— De seguro usaba esas medias para cubrirse — Dije al notar las magulladuras — Parece como si hiciera calor ¿Para qué mangas largas?

— Las está cubriendo — El morocho tomó la primera fotografía y extendió la parte doblada — Aquí parece mucho más feliz que en esa, apuesto a que este hombre se las hizo.

— Las fotos que habían solo eran de ella o de la mujer que está allí.

— Deben ser señor y señora Courtney y su hija — Sonrió de lado y agregó con sarcasmo — Una fantástica y feliz familia.

Un mal sabor se produjo en mi boca al pensar lo mal que pudo haberla pasado aquella chica, aquí mismo tal vez... en mi habitación. Aún seguían sus palabras en mi cabeza pero estaba empezando a negarlas y a no pensar en ellas. Sacudí mi cabeza y suspiré con cansancio, lo quiera o no tenía curiosidad por lo que había pasado en esta casa y no entendía que me mantenía atado a aquella historia.

— Dylan ayúdame a averiguar qué pasó — Le pedí en un susurro mirando hacia el piso de madera bajo mis pies, sabía que podría negarse alegando mi estado de locura podría empeorar — Solo quiero saber qué ocurrió con ella, por qué nadie habla del tema y es todo prácticamente un misterio.

— Y después dices que no terminarás como tu padre — Rio él pero me mantuve serio — Bien, te ayudaré solamente para que dejes de pensar en ella — Sacudió las fotos en sus manos y las volvió a guardar en el cajón — Tal vez debamos pedirle ayuda a Megan — Una sonrisa traviesa asomó en sus labios, sabía lo que significaba aquello.

— ¿Enserio? ¿Megan? — Él me miró y se encogió de hombros sin entenderme — ¿Te gusta Megan Smith?

— La rubia tiene sus encantos — Se limitó a decir para pararse y salir del cuarto no sin antes guiñarme un ojo divertido.

La puerta volvió a sonar y la cabeza de mi madre se asomó.

— Jake ¿Podemos hablar? — Asentí y ella pasó a la habitación, tomó la silla y se sentó delante de la cama — No sé cómo empezar esto — Miró a sus pies y frunció los labios — ¿Por qué?

— ¿Por qué corro? — Pregunté simplemente — ¿Por qué lo hice? ¿Qué paso? — Ella asintió — Me encanta hacerlo y sentir la adrenalina, en el pueblo anterior lo hacía todo el tiempo — Ella me miró incrédula y solo continué hablando — Esta vez no iba a hacerlo, Richard había planeado la carrera en una calle peligrosa no solo para nosotros si no para los demás y no soy tan estúpido.

— Eso no lo parece — Dijo enojada — ¿Sabes que pudiste haber muerto verdad? En realidad, lo hiciste.

— Lo sé mama pero mi vida no me importa ahora — Le dije sinceramente y ella solo me observó alarmada y antes de que pueda decir algo seguí hablando — Cuando me enteré que eras tú y Sam en el coche me pregunté qué hubiera pasado si hubiéramos chocado, juro que me devastaría saber que yo causé sus muertes — Hablé apenado, estaba arrepentido de ello — Y sumándole el hecho de que papá conducía el patrullero que me seguía, hubiera sido fatal.

— Pero no lo fue — Puso sus manos encima de las mías y me miró con sus ojos llorosos, odiaba ver así a mi madre y me odiaba más saber que yo lo produje.

— Lo siento — La abracé y ella me lo devolvió dejando que su llanto contenido caiga en mi hombro — Prometo no volver a subirme a una moto, nunca más.

— Gracias Jaky — Me sonrió con dulzura y me acarició la mejilla — Deberías ir a la oficina, tu padre quiere hablarte.

Hice una mueca y ella levantó sus cejas esperando a que no me atreviera a desafiarla, me levanté con desgana y bajé las escaleras hasta andar por el pasillo cojeando levemente.

Los médicos me aseguraron que estoy bastante bien para haber derrapado en mi moto, pese a los cientos de moretones y magulladuras dolorosas un esguince y una quebradura de brazo no era nada. Además del gran corte en mi cabeza que me dejaría cicatriz gracias a los cinco puntos.

Toqué a la puerta y la abrí ante la contestación, mi padre estaba con los ojos cerrados descansando en la silla detrás del desordenado escritorio que mi madre compartía con él la mayoría de las veces.

— Sé lo que me dirás, sé que tienes todo el derecho a retarme y a sacarme todo lo que quieras — Comencé hablando — Y me imagino tu charla intensiva sobre todo lo que pudo haber pasado y créeme que soy el primero en preguntarme aquello e imaginarlo, pero ¿Puedes esperar hasta mañana con tu discurso?

— No — Dijo completamente serio, abrió sus ojos y clavó su vista en mi haciendo que se me erice la piel — Primero te diré que no quiero a Richard siendo tu amigo y segundo que no volverás a tener una moto jamás — Me señaló acusadoramente — Créeme cuando te digo jamás.

— Lo creo, no te preocupes.

— Tercero necesito una larga lista de los que estaban allí con ustedes — Lo miré incrédulo — No me mires así jovencito.

— No tengo idea quienes son ¿Recuerdas que soy nuevo? — Contesté en voz alta sin importarme la mirada furiosa de él en mí — Solo sé de Richard, si quieres nombres pregúntaselo a él que fue quien lo organizó.

— ¿Él? — Asentí obvio — Él dijo que fuiste tú.

— ¿Y le vas a creer a Richard Hudson y no a tu hijo? — Pregunté dolido, era lo único que me faltaba.

— Tom lo interrogó y aseguró que estaba diciendo la verdad.

— A porque, sea quien sea Tom, debe saber mucho más que yo que estuve allí y debe tener toda tu confianza ¿Verdad?

— No me hables así Jake — Se paró de su asiento alzando su voz — ¿Cómo podría creerte cuando me has mentido?

— ¿Sabes algo? Te he mentido por muchos años porque esta no es la primera vez que corro — Él abrió sus ojos desmesuradamente — Y podría seguir haciéndolo porque es algo que me encanta pero le prometí a mamá que no lo haría más — Lo señalé con mi mano izquierda — Pero si fuera por ti volvería a esa calle otra vez a probarte que no soy ni seré como tú papa.

— ¿Terminaste?

— No, no terminé — Espeté — No manejarás mi futuro y si prefieres creer en Richard en vez de a mi tienes serios problemas porque esta vez te estoy diciendo la verdad. Si tuvieras un poco de sentido te darías cuenta de que me sería imposible hacer una carrera en un pueblo desconocido, muy diferente seria en Lake Placid.

— Intenta entender que perdí toda mi confianza que te tenía — Dijo dolido en un susurro que apenas logré entender.

— Es una lástima Oliver.

Me di la vuelta y salí de la oficina azotando la puerta. Vi a Sam entrar por la puerta y correr hacia mí para abrazarme, lo tranquilicé de que ya estaba todo realmente bien y que volveríamos a la vida normal de siempre. Que claramente no sería así, pero ver a mi hermano aterrado me hizo hacer decir aquello. Él se fue junto a mi madre a la cocina mientras yo volví a la habitación, abrí la puerta y me paré en seco al ver a la chica acostada en mi cama mirando el techo. Su pelo marrón caía por toda la almohada y su piel pálida acompañaba al vestido color crema que llevaba puesto. Tenía dos pequeños tajos en la cintura acentuando su figura, las dos medias negras hasta sus rodillas me recordaron a la foto que tenía en mi cajón. Estaba descalza y con una mano extendida hacia el suelo.

Respiré entrecortadamente y cerré la puerta delante de mí otra vez, ella no parecía haberse percatado de mi presencia al abrir la puerta. Su cara era igual a la de aquella chica, solo que mucho más blanca y sin aquella sonrisa reluciente y falsa que daba en muchas fotos. Respiré hondo aún con mi mano en el pomo de la puerta y sentí objetos caerse arriba de mí, en el techo.

Supuse que Dylan estaba ordenando sus cosas.

Miré del techo a la puerta sin lograr decidir qué hacer, estaba aterrado de volver a entrar y encontrármela allí tan en paz y acostada como si fuera la dueña de la cama. Que en realidad lo era. Y si iba ahora mismo a buscar a mi amigo se me reiría en la cara, haría chistes y me mandaría directo al hospital de nuevo.

Tomé coraje y abrí la puerta otra vez encontrándome, ahora, con su mirada en mí curiosa. Cerré los ojos y cerré la puerta detrás de mí sin querer volver a mirar su figura en mi habitación, sentí mi pulso acelerarse y golpeé mi cabeza contra la puerta varias veces.

— ¿Eres idiota? Deja de hacer eso, tienes puntos en tu cabeza.

Me detuve en seco y abrí mis ojos temeroso, ella seguía allí.

— No puede ser verdad — Dije en un susurro — No eres real, solo es mi maldito trauma que hace que pueda verte.

— Espera — Ella se paró en la cama y me miró fijamente — ¿Puedes verme?

— Me estoy volviendo loco — Volví a susurrar para mí mismo.

Se bajó de un salto en la cama sin hacer ningún ruido, como si solo fuera una pluma, y se puso delante de mí.

— Jake contéstame ¿Puedes verme?

Sus ojos verdosos mostraban la intriga y la curiosidad, una ansiedad tremenda y muy seguramente mucho miedo. No podía saber cómo una persona podía experimentar tantos sentimientos juntos, pero luego me di cuenta que me estaba viendo reflejado. Eran mis sentimientos no los suyos.

— No eres real — Pasé olímpicamente de ella — No eres real — Vi de reojo como ella me seguía con la boca abierta — No eres real — Saqué ropa de mi armario y me encerré en el baño para quedarme recostado en la puerta — No eres real.

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