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Capítulo 5


- FANNY -

Estaba sentada en las escaleras, como solía hacerlo cuando no había nadie en casa, hasta que ver el reloj de pared hizo que me parase y alarmase. Miré por la ventana y pude darme cuenta de que ya había oscurecido, Tina ya debería haber vuelto hace bastante rato, el teléfono sonó y fui hasta él esperanzada de que dejaran algún mensaje de voz.

— Hola Tina soy Lorena Backs, llamaba para saber acerca de Lucy aunque ahora que me fijo bien tu casa parece vacía. Deben seguir en el parque, has que venga a casa ni bien lleguen.

Fruncí mis labios, era claramente obvio que Tina no volvería tan tarde con niños que no eran de ella. Y mucho menos sin avisar. Una presión en el pecho se hizo presente, la cabeza empezó a palpitarme y caí de rodillas al piso.

Las luces de la casa parpadearon y los cuadros empezaron a caerse junto a varias decoraciones que se encontraban en los muebles. El piso tembló o tal vez eran mis manos, sentí una angustia terrible alojándose en mí y desgarrándome por dentro. Tuve un mal presentimiento.

Algo les había pasado, estaba segura.

Miré de nuevo por la ventana esperando que, al menos, Jake u Oliver volvieran pero algo me dijo que no lo harían. Otra presión en mi pecho se hizo presente mucho más fuerte y desgarradora que la última, grité pidiendo ayuda sabiendo que nadie vendría por mí. Las bombillas estallaron y las paredes empezaron a temblar con el suelo, la casa parecía viva como nunca lo había estado. Pero yo me sentía totalmente devastada y angustiada, tenía un vacío en el pecho increíble.

— Jake — Susurré en mis labios sin motivo alguno, la palabra quedó olvidada entre el ruido de los cimientos de la casa y la madera crujiendo pero aún sentía algo en mis labios, como si aquel nombre tuviera un sabor distinto al de todos.

Caminé los pocos pasos hacia la puerta de salida, no quería hacerlo y a la vez era lo que primero que quería hacer. Salir corriendo hacia la familia Maxwell.

Hacia Jake.

Retrocedí un tramo y cerré mis ojos preparada para lo que se avecinaba, después de tanto tiempo tendría que intentar salir de la casa. Aquella que aprisionaba y me llamaba tanto para no dejarme salir nunca, pero esta vez no podía permitírselo. Corrí con todas mis fuerzas hasta traspasar la puerta y caminar, con mis pies cubiertos solo con una fina capa de tela de mis medias, en el pasto. Respiré como si pudiera volver a sentir el olor a tierra, aunque no era así, extendí mis brazos como si pudiera sentir el aire frío en mi piel, pero seguía sin ser así. Abrí mis ojos y una sensación en mi pecho se hizo cada vez mayor, podría aventurar que era una especie de advertencia.

Retomé mi corrida por el pavimento directamente hacia el hospital, seguí por las calles hasta darme cuenta de que simplemente podría traspasar las casas para acortar camino. Había familias cenando y otras discutiendo, pasaba entremedio de ellos y a través. Pasaba los objetos como si no estuvieran en realidad allí y aparecí, al fin de cuentas, en frente del hospital.

Traspasé las puertas de vidrio para ver a las personas en sala de espera y a gente caminar de un lado a otro, caminé mirando a mi alrededor hasta la recepción e intenté adivinar la cantidad de papeles que iban y venían en las manos del personal.

— Por favor, di algo sobre la familia Maxwell — Le pedí, más bien, le imploré a la recepcionista que tecleaba en su computadora mientras atendía a una persona.

Salí de allí y caminé por un pasillo cualquiera, me tomaría la molestia de ir puerta por puerta con tal de encontrarlos. Pero una voz se me hizo conocida en un pasillo.

— No me importa — Dijo Richard levantándose de su asiento cuando doblé por una esquina — Vete de aquí, no te necesito.

— No lo haré — Habló con poca paciencia Tom, lo agarró de un hombro y lo volvió a sentar para quedar en frente de él — ¿No entiendes en lo que me has metido? No solo ideaste una carrera tú solo si no que metiste al hijo de uno de mis compañeros — Cerré mis puños con fuerza y me puse al lado de ambos deseando que digan algo más de Jake.

— Él solo se metió en ello — Le gritó Richard — Mi madre vendrá en cualquier momento, vete de aquí.

— ¿Tu madre? — Se rio — Eliza debe de estar trabajando como buena puta que es.

El chico se levantó para agarrar a Tom del cuello de su uniforme de policía y estrellarlo contra la pared, estaba claramente enfurecido. Algunas personas se alejaron de ellos y las enfermeras trataban de calmarlo mientras una corría a por un guardia de seguridad.

— No hables así de ella — Dijo calculador — Tú no eres mejor.

Lo soltó y volvió a sentarse.

— Tú tampoco lo eres — Lo señaló el policía — Enviaste a emergencias a un chico.

Abrí mi boca desmesuradamente.

— ¡Prometo que esto no va a quedar así Richard! — Le grité pero él solamente se dedicó a ignorarme a mí y a Tom — Si le pasa algo me las pagas.

Salí corriendo mientras escuchaba como aquel par seguía discutiendo, traspasé varias paredes para acortar camino y en un santiamén ya estaba afuera de la sala de emergencias.

Oliver se paseaba de un lado para otro claramente preocupado, tomaba su celular y marcaba los números para llevárselo a su oreja. Pero al parecer nadie contestaba del otro lado. Miré hacia la puerta con cartel de "Solo personal autorizado" y la traspasé, nadie me notaría y si lo hicieran tampoco me importaría en estos momentos.

Corrí por el pasillo hasta ver una sala llena de médicos yendo de un lado para otro, algo se encogió dentro de mí. Un médico pasó por mi lado con guantes listos y se internó en la sala.

— ¿Situación? — Demandó.

Vi el cuerpo de Jake en la camilla y mis lágrimas brotaron de mis ojos sin control, llevé mi mano a la boca. No lo podía creer. No entendía los sentimientos que me unía a esta familia ni por qué el destino quería quitarle la vida a él.

— Conducía una moto, un policía que resultaba ser su padre lo perseguía y el chico perdió el control al intentar no chocar con otro vehículo — Dijo una mujer — Tiene un esguince de tobillo y fractura en el brazo derecho además de quemaduras a lo largo del cuerpo por el impacto del pavimento con su piel — Me alivié al saber que tan solo era eso — Pero lo más grave es su cabeza, al parecer el casco se le calló en la caída o no lo tendría puesto.

— Déjenme ver — El hombre inspeccionó la cara llena de sangre de Jake, me puse a su lado intentando ignorar la gran herida que tenía en su frente — Pierde pulso — Dijo haciéndome alterar.

— No, Jake — Le hablé rogándole que me escuchara — Debes quedarte. Vamos, lucha.

La máquina a su lado empezó a pitar fuerte y los médicos se alarmaron, empezaron a gritar órdenes e instrucciones y a intentar reanimarlo. Mis lágrimas caían en mi cara como cascada y empecé a ver todo borroso, mi cabeza dolía cada vez más y sentía una angustia que no me la podrían quitar con nada. Me estaba vaciando por dentro.

— Jake escúchame, tienes que escucharme — Le imploré — Oliver esta allí afuera preocupado no puedes dejarlo así, tu madre vendrá en cualquier momento a preguntar por su Jaky y Sammy no querrá perder a su hermano mayor idiota e inmaduro.

— No responde — La máquina no dejaba de dar aquel pitido ensordecedor y mi desesperación crecía más y más — No está respondiendo.

Le inyectaron algo mientras volvían a intentar traerlo de vuelta, puse mi mano en su cabello sintiéndolo entre mis manos. Era suave y fresco. Me detuve al darme cuenta de lo que hacía, podía tocarlo.

— No, no — Negué con mi cabeza — Tu no vas a morir Jake — Le grité y agarré una de sus manos entre las mías — Vamos, respira.

Los doctores dejaron su labor en silencio y con el pitido de fondo.

— No ¿Qué están haciendo? — Les pregunté incrédula — ¡Sigan! — Miré hacia la cara del pelinegro, tenía sus ojos cerrados y su cara totalmente pálida haciendo que contraste con la sangre — ¡JAKE REACCIONA!

La máquina paró el pitido incansablemente aturdidor y constante para dar uno más leve, su pecho volvía a subir y bajar. Los médicos se miraron entre si sorprendidos para empezar a reír, habían estado demasiado tensos y lo habían creído perdido.

Pero yo no lo había hecho.

— Eso es, respira — Le dije en un susurro mientras pegaba mi frente a la de él — Nos iremos a casa, ya lo verás.

Salí de emergencias con un médico a mi lado que empezó a explicarle la situación de Jake a Oliver, miré hacia mi alrededor pensando por dónde empezar para averiguar algo de Tina y los chicos. Sabía que estaban aquí, lo podía sentir. Pero ahora que ya me sentía mucho mejor, mi desesperación había bajado por lo que no creía que les hubiera pasado algo tan malo. Caminé por los pasillos hasta encontrarme con una mata de pelo rubia muy conocida, Lucy caminaba junto a Tina por los pasillos hasta entrar en una habitación donde una doctora atendía a Sammy.

— ¿Cómo esta él? — Preguntó Tina a la mujer que les sonrió.

— Esta perfectamente, solo un par de golpes como los de Lucy — Volví a respirar con tranquilidad, me agarré mi cabello tirándolo hacia atrás y exhalé e inhalé aire para mis pulmones que parecían estar atados con fuertes nudos — Solo fue un simple accidente y los cinturones ayudaron mucho.

— Cuando vi que la moto pasaba por mi lado con su semáforo en rojo juro que quedé petrificada — Comentó Tina — Si no hubiera sido porque nos terminó esquivando no creo que estuviéramos así.

— Tuvieron mucha suerte, señora Maxwell — Sonrió la mujer con uniforme rosado — Por lo que tengo entendido no le fue muy bien al dueño de aquella moto.

— No tienen idea — Susurré al darme cuenta de las coincidencias.

Después de un par de días Jake había salido de cuidados intensivos para estar en una habitación más del hospital, con suerte saldría mañana. Yo no me había atrevido a ni verlo, me quedé en la sala de espera todo el tiempo sin volver a ir a casa. Y es que me daba impresión, había podido tocarlo la noche del accidente y si aún seguía así podría significar que debería tener mucho cuidado para que no chocara conmigo. Aun que podría hacer que de alguna manera u otra se diera cuenta de mi presencia y pedirle ayuda con mi caso ¿Cómo lo haría?

Y más importante ¿Dejaría que averigüe sobre mí?

Sabía perfectamente quién había sido el que me había matado y lo recordaba como si hubiera sido ayer, la piel se me erizaba y el estómago se me revolvía de solo pensar en aquella noche de infierno. No quería que supiera qué fue lo que pasó, no me atrevería a que nadie me tenga lástima o inclusive sintieran la repulsión que yo siento. Pero quería al culpable a metros bajo tierra y con su alma atrapada en su cajón por el resto de su vida, lo quería en el mismísimo infierno.

Me sorprendí al ver llegar a Megan con su mochila en la espalda y su paso nervioso, se paró en frente de la puerta de Jake y tocó un par de veces. La voz de Dylan la invitó a pasa, aquel joven había venido al hospital ni bien lo habían llamado. Tenía entendido que había dejado a sus padres con las palabras en la boca, sin discusión alguna, y se había pedido los papeles para transferirse de colegio. Había llegado hasta a instalarse en el ático de la casa. Sonreí al recordar la gran locura y lo que debe de significar su amigo para él.

Escuché la conversación del otro lado de la pared.

— ¡Pero si es Megan Smith! — Gritó Dylan.

— Y tú el capullo que no deja de acosarme — Le respondió de mala manera ella — Te ves bien Maxwell.

— Hermano tu sí que tienes suerte, el único amigo que consigues es una rubia sexy y encantadora.

— Saca tus manos de mí, Siorra — Gritó ella — Vete a conseguir algo de café ¿Quieres?

— Como diga la bella dama — Dijo para verlo salir con una sonrisa de oreja a oreja.

Ahora que lo tenía frente a mi podía notar como sus largas pestañas eran una envidia para toda mujer y sus ojos negros no eran más que un marrón oscuro, espalda ancha y porte de deportista. Tenía la quijada algo cuadrada y sus pelos desordenados le daban un toque fiero y encantador, era divertido y bromista. Todo lo que una mujer pudiera pedir. Pero como todo, debían tener algo malo. Era un idiota, acosador cuando quería y hasta incluso algo repulsivo en algunas bromas que obviamente solo hacia frente a Jake.

Era como un hermano menor más para él y, a decir verdad, se llevaban de diez con Sammy. Cosa que hacía potenciarlos a tal grado que lograban ser tan insoportables como para hacerme salir de mi lugar estancado afuera de la habitación.

— Te dije que no fueras con Richard — Podía imaginarme a la rubia cruzada de brazos y con el ceño fruncido — ¿Qué rayos pasó?

— ¿Lo publicarás en tu diario? — Preguntó algo molesto él.

Se había enojado cuando Dylan le trajo el periódico escolar con la intención de que leyera su fantástica nota sobre el ingreso del morocho, ahora, más codiciado del colegio. Pero nada le importo cuando advirtió la nota del accidente donde explicaba a grandes rasgos lo que había pasado y la mayoría eran rumores. En realidad, era bastante mala.

— Lo sé, no fui yo — Se disculpó — Es que alguien tenía que hacerlo y preferí darle el tema a alguien más y salió esa abominación de nota.

El silencio se hizo algo incómodo entre los dos y vi como Dyaln volvía con tres cafés en sus manos.

— Richard y yo nos peleamos cuando llegué, el muy idiota hizo una carrera en una calle importante y era obvio que la policía iba a venir.

— Es lo que suele hacer él — Dylan se paró al otro lado de la puerta para escuchar la conversación con sonrisa burlona — Es un imbécil, por eso te avisé de que no vayas.

— Bueno, ya es bastante tarde — Volvió a haber un gran silencio hasta que volvió a hablar — Mi padre era el que me perseguía y no solo eso, casi choco contra mi madre que además llevaba a Sam y a Lucy. Tengo suerte de que haya dejado a Theo antes en su casa o me vería en más problemas gracias a Richard.

— Apuesto a que sacaría ventaja de eso aunque ni lo reconozca como su familia.

— ¿Sabes algo? — Dijo de repente en un tono tan bajo que me costó escuchar y a Dylan también ya que tuvo que pegarse a la puerta — Escuché a una mujer llamándome.

— ¿Cuándo?

— Cuando estaba muriendo — Mi corazón se aceleró — Me pidió que reaccione y luego recuerdo despertar en una camilla.

— Me escuchaste — Dije sonriendo.

— ¿Crees que fue tu madre? — Preguntó Megan — ¿O tienes algún familiar que haya muerto y lo relaciones con ello?

— Lo mismo me contestó Dylan y la respuesta es no — El chico detrás de la puerta opto un semblante sombrío y negó con la cabeza — Yo creo que sé quién es.

— No se lo digas — Susurró el morocho — Es una locura.

— ¿Quién? — Contestamos Megan y yo al mismo tiempo.

— Fanny Courtney.

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