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Capítulo 46

- FANNY -

Bajamos del auto viendo hacia el lugar del encuentro y lo vimos marchar. Era un policía que estaba haciendo de taxista.

A Jake le habían puesto un rastreador y un micrófono, ambos por separado por si llegaban a encontrar alguno.

Caminamos tomados de la mano por el pastizal y quedamos frente a la fachada carbonizada del motel. No tenía muy bien entendido qué es lo que había pasado con este lugar, pero según lo que nos habían contado una fuga de gas había hecho explotar casi todo el edificio. Ahora las paredes estaban negras, las plantas chamuscadas y la tierra inservible alrededor. Del otro lado daba vista al lago, debía ser un lugar bastante solicitado en su momento.

Con Jake nos miramos y, entonces, habló.

— Bien, vamos.

Caminamos hacia adentro observando cada recoveco y sombra, todo nos parecía una amenaza y a mi no me alcanzaban mi único par de ojos para mirar hacia todos lados.

Escuchamos cómo la madera crujía lejos nuestro, alguien estaba con nosotros. Una sombra nos obligó a darnos vuelta, Richard caminó saliendo de su escondite con un arma en la mano. Se lo veía totalmente traspuesto, estaba nervioso, el sudor se veía en su frente y su mano temblequeaba por el peso del arma.

— ¡Sabía que vendrías! — La voz vino de atrás, no del muchacho frente a nosotros.

— Philip — Dijimos con Jaky ni bien volteamos a verle.

— ¿Qué haces aquí? No se supone que estés aquí — Remarcó Richard — No era parte del plan.

Philip se rio sin gracia alguna y me miró fijamente, me apuntó con su cabeza y comenzó a hablar con desprecio.

— El plan ha cambiado. No podemos matarla, tenemos que buscar la forma de mandarla al infierno donde pertenece.

— El único que se merece el infierno aquí eres tú, Philip Courtney — Dijo Jake — Sabemos lo que hiciste. Mataste a tu propia hija, mataste a tu propia esposa. Te desligaste de ambos crímenes y pediste ayuda para que todo salga a tu favor.

Oliver nos había explicado que Jake necesitaba decir nombres, el micrófono no solo estaba transmitiendo hacia los policías que se mantenían acordonando la zona, también lo estaban gravando. Todo lo que digan lo podríamos usar en su contra en un juicio.

— ¡Y con gusto lo haría nuevamente! — Gritó.

— ¡Calla! Nos están grabando — Exclamó Richard.

Jake se dio la vuelta yo seguía mirando a Philip con rencor y tristeza. Me había tocado el peor padre de toda la historia, no entendía por qué. No sabía siquiera sus motivos, no lo comprendería tampoco si me lo dijera yo supongo. Jamás habría motivos válidos para tomar la vida de una persona, para torturarla y maltratarla.

— ¿Y cómo sabes eso Richard Hudson? — Preguntó Jaky sarcástico — Perdón, ¿debería decir tu verdadero apellido?

— ¡Calla!

Richard se adelantó unos pasos sujetando con más firmeza el arma.

— ¿Por qué hacen esto? — Pregunté al borde de las lágrimas — ¿Por qué me quieres muerta Philip? ¿Por qué?

— Tu madre siempre me trajo dolores de cabeza, cuando te tuvimos pensé que dejaría de molestarme — Hizo una mueca — Empeoró. Quiso el divorcio ¡Ja! Ella no iba a dejarme a mí, tampoco permitiría que tú te fueras nunca. Son mi propiedad.

— No lo soy, ni lo era — Susurré.

Mamá iba a divorciarse, ella quería alejarnos de todo el mal que ese hombre significaba y así nos fue.

— Terminemos con esto — Dijo Richard — Pégate al plan.

Él fue hacia Jake y pegó el arma en la cabeza mientras rebuscaba entre su ropa, sacó el aparato que usábamos para el micrófono y lo tiró al piso, lo pisó para romperlo. Bien, ahora ya no tendríamos nada más que el rastreador.

— Hay que matarlos, saben demasiado. Esconderemos los cuerpos y veremos qué tanto saben los otros dos.

— ¡Es que no entiendes! Ella no puede morir ¡Ya está muerta!

— ¡Déjate de esas idioteces! — Gritó Richard, se notaba que la actitud de Philip le exasperaba — ¡Eres un enfermo! No dejaré que arruines mi trabajo.

— ¡Tú viste su cuerpo! — Replicó Philip.

— ¡Un cuerpo falso maldito bastardo!

Jake me observó sin saber muy bien cómo manejar la situación a nuestro favor, debíamos de encontrar la manera de distraerles. Si empezaban a pelearse entre ellos podríamos tomar ventaja sobre eso y atraparlos, entonces los haríamos hablar.

— ¡No lo es! — Volvió a exclamar Philip y para sorpresa de todos comenzó a disparar.

Tres tiros directo a mi pecho que me dejaron helada por un momento. Me observé y no había heridas, las balas simplemente ya no estaban.

Richard caminó hacia atrás abatido y atemorizado. Me miró, de pies a cabeza, intentando descifrar en su cabeza lo que estaba pasando. Llevó sus manos a su cara, refregó su cabello aún con el arma en mano. Terminó apoyado contra una pared mientras Philip seguía apuntándonos.

— Richard — Dije, tratando de que esta situación al menos sirva de algo — Estoy muerta Richard. Ya da igual todo lo que haya pasado, importa lo que tú hagas ahora.

Me miró con su mandíbula tensa y sus ojos se aguaron. Jamás pensé en ver en ese estado al muchacho abusivo y golpeador. Nunca pensé ver el rincón más débil de su ser, algo en mí se quebró por eso.

— Richard dinos dónde están Megan y Dylan, tenemos que salvarlos.

— Ya es tarde, soy un monstruo — Negó él con la voz ahogada — ¿Qué eres? ¿Vienes a por nosotros acaso?

Lo pensé, puede que yo esté aquí para revertir mi situación y de paso llevar a juicio a los culpables. Puede que sí que esté por ellos. Pero también puede que tenga el poder de cambiar a los que aún tenían la posibilidad de ser salvados.

Si yo me iba de este mundo, me gustaría saber que no solo hice el bien para mis amigos y su familia. Si no que hice todo lo posible para que alguien como Richard no termine metido mucho más profundo en las zarpas de gente como Ways o Philip.

Caminé unos pasos, cada uno de ellos dolió en lo más profundo de mi ser porque él solo me había dado momentos tristes en mi vida. Y puede que lo que hiciera ahora no se lo mereciera, puede que estuviera siendo demasiado benévola, pero tenía la certeza de que era lo correcto. Para salvar a mis amigos y, con un poco de suerte, para salvarlo a él.

— Estás perdonado Richard. Te perdono por todo lo que me has hecho, por cada golpe y día de mi vida del que hiciste un infierno. Quedas perdonado porque, estoy bastante segura, que tu vida fue un infierno como la mía. Y si te queda un mínimo de amor hacia ti, una mínima lástima hacia mí... Te pido, por favor, que salves a mis amigos.

Richard se quebró, arrastró su cuerpo por la pared soltando el arma en el suelo y encerrando su cabeza en sus brazos para llorar.

Me sentía mejor. Me sentía infinitamente mejor. No era solo perdonarle a él mismo, era perdonarme a mí misma por no haber sido lo suficientemente valiente, por no gritar al mundo que necesitaba ayuda y ya no lo aguantaba. Por permitir ser golpeada, por excluirme de la sociedad y pensar que yo tenía la culpa.

Yo no tenía la culpa, ahora veía eso. Y me perdonaba. Estaba perdonada por no haberlo creído antes.

Un movimiento activó mis alertas. Jake se había movido con rapidez hacia el arma tirada en el suelo, Philip trató de dispararle fallando por suerte.

Me abalancé hacia él. Ya estaba harta de que todo a su paso solo trajera muerte y destrucción. Grité mientras lo empujé hacia la pared, el me tiró al suelo y antes de que pudiera siquiera pensar en hacerme algo el arma se disparó. Solo que no fue su arma.

Philip cayó de rodillas al suelo, su pierna sangraba por el agujero de bala que Jaky le había hecho. Observé hacia arriba, lo vi a él mirando sus manos algo aturdido por lo que había hecho.

Mi padre volvió a alzar su mano dispuesto a matar a Jake en un segundo, entonces un borrón se atravesó entre nosotros. Philip quedó de espaldas al suelo, escuché el sonido de otro disparo, uno que dio en el techo e hizo que pedazos de escombro cayeran con polvo. Richard logró sacarle el arma a Philip y se estaban golpeando.

— ¡Jake ve por tu padre! — Le grité.

Me observó a mí, luego a Richard y corrió hacia afuera dejando el arma tirada en una punta alejada.

Philip pateó a Richard lejos de él y me interpuse entre ambos.

— Se acabó Philip, no volverás a dañar a nadie más en tu miserable vida.

Él gritó, yo también lo hice. Sus mugrosas manos tomaron mi cuello y yo arañé su rostro tratando de quitármelo de encima. Algo más malvado se movía por esos ojos desquiciados, algo mucho más poderoso y lúgubre. Sentí cada uno de sus sentimientos enmarañados, el odio y la locura, que se consumían desde dentro de su ser. Llegué a ellos de un modo que jamás pensé que llegaría, hasta tocar fondo y encontrar una sola chispa de luz. Una chispa tan débil y opaca que me hizo dudar, pero justo cuando sus ojos encontraron los míos lo encontré.

Muy recóndito en su ser, había algo que lo hacía humano aún. Esa chispa representaba el poco amor que había recibido en su vida.

Observé sus ojos y observé a mi madre. Mi madre le había amado, había sido su chispa por un tiempo.

Philip cayó al suelo, ojos desorbitados y apenas parecía respirar. No tenía la más mínima idea de lo que había hecho, el recuerdo de mi madre seguía latente en mí. Ya no había chispas en sus ojos. La había absorvido por completo.

Se agarró la cabeza gritando, pataleó y comenzó a balbucear incoherencias.

Retrocedí hasta quedar al lado de Richard. Este miraba a mi padre algo confuso y miedoso, dirigió su vista hacia mí.

— ¿Qué le hiciste?

Tragué con fuerza. No es que yo realmente hubiera querido hacerle algo, solo quería retenerle hasta que Oliver llegara. Pero, entonces, esto había pasado. Lo sentí como justicia, su propio infierno personal alejado de cualquier sentimiento que alguien hubiera querido. En su mente solo habría malos recuerdos, de los peores. Tal vez repita una y otra vez el sentimiento de culpa al matarme o a mi madre embarazada. Era su merecido, su condena hasta su muerte.

Miré a Richard, aún parecía bastante derrotado y tenía un nuevo golpe en la mejilla, pero estaba entero y a salvo.

— Justicia — Dije sin más.

Él asintió como si comprendiera lo que dije, puede que lo haga. Puede que haber vivido en una pesadilla le haga comprender la clase de justicia que recibió y ahora se esté preguntando si vale la pena seguir con una vida como esa para llegar al mismo estado deplorable que Philip.

Escuché pasos mientras mi padre seguía delirando en el suelo. Me puse la capucha en su lugar y traté de ocultar mi rostro dejando que caiga el pelo a los costados.

La policía entró y Richard alzó sus brazos mientras trataban de arrestarle.

— ¡No! — Grité, recordando que le necesitábamos. Me giré hacia Oliver para que solo él pudiera prestarme atención — Él sabe dónde están Megan y Dylan.

— Está bien, déjenlo. Arresten al señor Courtney y llévenlo a la patrulla.

Los policías tuvieron que sujetarlo inclusive por las piernas para sacarlo del lugar porque no paraba de gritar y retorcerse, parecía demente.

— ¿Qué es lo que pasó? — Preguntó Jake.

— No hay tiempo ahora.

Y no esperaba que lo hubiera nunca para ese tema, no comprendía en su totalidad lo que había hecho y no sabía si quería que Jake se quede con esa imagen de mí. Una imagen completamente ajena a este mundo.

Jake tomó mi mano y miró a Richard.

— Llévanos a nuestros amigos.


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¡Tercer día de la maratón! Cada vez falta menos para el final... Mañana les subiré el segundo y último especial de Megan y Dylan.

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