Capítulo 41
- FANNY -
Dylan dobló una cuadra antes de Sunkist, sobre Rainbow Avenue. Estacionó el auto y nos aseguramos de que mi cuerpo no estuviera desapareciendo nuevamente y mi capucha esté bien fija en su lugar, ocultando mi rostro.
Bajamos del auto y los cuatro caminamos silenciosamente, intentando pasar desapercibidos en el tranquilo vecindario. Algunos autos pasaban por Kenilworth Boulevard, una señora se mantenía regando su jardín y arreglando sus flores. Esperaba que Dylan ni Jaky estuvieran siendo tan obvios con esos "uniformes de ladrones", como le habían llamado.
Cuando doblamos en la esquina de Sunkist y Kenilworth comenzamos a caminar más despacio, el sol sobre nosotros nos hacía entrecerrar los ojos, pero calentaba e iluminaba el ambiente. No sabía si eso lo hacía ver más tétricamente perfecto o debería de alivianar la tensión.
Llegamos a la casa en cuestión. Los cuatro nos fijamos que ningún vecino esté mirando, tampoco había algún auto en la casa de John Stevenson ni movimiento dentro. Podríamos pasar a revisar.
Dylan miró sobre su hombro mientras se sentaba en la cerca blanca y con un ágil movimiento cambió sus piernas de un lado a otro para pasar al jardín. Jake lo siguió. Miré hacia la puerta de la cerca que estaba sin candados ni trabas, empujé la madera con mis dedos y la chirrió hasta abrirse por completo.
Miré a los chicos algo divertida por sus expresiones de desacierto y, tanto Megan como yo, caminamos dentro como dos personas normales.
— ¿Deberíamos de tocar la puerta? — Preguntó Jake — Por si hay alguien en casa.
— ¿Qué diremos si abren? — Cuestioné.
— Bueno, puedo tocar y decir que... No sé, quiero contactar a los antiguos dueños de la casa que compramos — Planteó Jaky — Así devolvemos las cosas que había.
Estuvimos de acuerdo, nos apartamos lejos de la puerta para quedar escondidos mientras Jake hacía lo suyo. Dio un par de golpes y solo hubo silencio, Megan fue a revisar la ventana por si veía movimiento. Volvió a golpear otra vez, solo por precaución y siguió sin haber señales.
— Despejado — Dijo Megan — Busquemos la forma de entrar, Fanny ven conmigo atrás.
La seguí para rodear la casa mientras los chicos veían si se podía forzar la puerta delantera o alguna de las ventanas estaba mal cerrada. La casa no era muy grande, apenas lo suficiente para la vivienda de una sola persona. Llegamos al otro lado en segundos y nos fijamos de que los vecinos no estuvieran prestando atención hacia los patios traseros.
Había ropa tendida, un canasto bajo un pequeño techo y algunas herramientas y podadora colgando de las paredes. Abrimos el mosquitero y probamos con la puerta, no hubo caso. Me acerqué a una ventana y probé si subía, tampoco. Se nos agotaban las ideas.
— Podría forzarla, aguanta — Dijo Megan sacándose un invisible de su cabello.
— O podría simplemente probar si puedo abrir algo.
Era un fantasma después de todo y, aunque me costara un montón tratar de usar mis poderes cuando estaba totalmente materializada, algo tan pequeño como abrir una cerradura debería de funcionar.
Fui hacia la puerta y me concentré, sentí la estática en el ambiente y un frío estremecedor.
— Tu mano está desapareciendo — Me avisó Megan.
Al mismo tiempo sonó el clic de la cerradura, ella probó con abrirla. El interior de la casa se nos presentó ni bien la perilla giró exitosamente abierta.
Observé mi mano viéndola como siempre, tanto Jake como yo no podíamos darnos cuenta cuando desaparecía. Ambos podíamos ver mi cuerpo completamente normal.
— Esta volviendo ahora, pero está algo traslúcida — Megan tomó mi mano — Aún puedo sentirla. Entremos antes de que alguien nos vea.
Caminamos por el pasillo, cerré la puerta trasera. El interior estaba oscuro y sombrío. Nos dirigimos hacia la puerta delantera escuchando las voces de los muchachos del otro lado, volví a concentrarme en mi objetivo y la puerta se abrió de par en par. Los chicos nos vieron y sonrieron, entraron rápidamente a la casa.
— ¿Qué les ocurre a tus manos? — Preguntó Dylan.
— Acaba de abrirnos las puertas — Explicó Megan — Rápido, no hay tiempo para esto. No prendan las luces, los vecinos podrían darse cuenta de que hay alguien y tal vez estén acostumbrados a los horarios de Stevenson. Ahora, nos dividiremos uno por habitación. Yo iré al baño.
— ¿Al baño? ¿Por qué al baño? — Dylan arrugó sus cejas y su nariz y la siguió por detrás mientras desaparecían por el pasillo.
Jake comenzó a revisar entre los sillones y los cajones debajo del televisor, lo único que quedaba era la cocina que estaba pegada al living. Entré sin esperar mucho de ella, en la nevera solo había comida rápida congelada, algún que otro dulce y cervezas. Los cajones no contenían otra cosa que no fuera materiales de cocina y comida. Hasta que uno de ellos me hizo soltar la manija.
— ¿Jake? — Llamé, al instante él estuvo a mi lado — Mira esto.
Observó el cajón y estuvo a punto de levantar el arma si no fuera porque lo detuve.
— No podemos dejarle el arma aquí ¿Qué pasa si lastima a alguien?
— ¿Qué pasa si es evidencia? — Cuestioné — No puedes tocarla. Recuerda lo que dijo Megan, solo debemos sacar fotos.
Pareció pensárselo unos segundos hasta que asintió y sacó su celular. Sacó varias fotografías y, entonces, cerramos el cajón.
— ¿Encontraste algo en el living? — Quise saber.
— No, nada. Veamos qué tienen los chicos.
Caminamos hasta el pasillo, en el baño ya no había nadie. Escuchamos ruidos en la habitación de enfrente. La puerta estaba abierta y los chicos revolvían entre la ropa y los cajones.
— ¿Qué es ese olor? — Preguntó Jake — Huele como a podrido.
— Eso estamos buscando — Dijo Megan — Ayúdenos.
No tenía idea de qué olor hablaban, pero rápidamente Jake se puso en marcha. No pude ni moverme, cualquier olor a podrido que haya podría ser... Debía sacar a los chicos de aquí ahora.
— ¿Qué tan fuerte es el olor? — Pregunté nerviosa.
— Apenas leve ¿no lo sientes? — Respondió Jake.
Bien, si era leve entonces no tendría que estar aquí mi cuerpo. Pero podría haber estado o si Stevenson ayudó a Philip a moverlo, entonces podría haberse manchado o algo por el estilo.
Dylan nos llamó la atención, todos dejaron lo que hacían y lo miramos. Estaba agachado en una punta del placar montado en la pared sacando una bolsa con sus manos.
— No toques eso, Dylan — Le regaño Megan rápidamente — Déjalo allí, suelta.
Él le hizo caso y vimos como la rubia se acercaba a inspeccionar. Sacaba de sus bolsillos guantes de látex y se los ponía. Abrió la bolsa tirada solo un poco y extrajo de ella unos guantes y un pedazo de tela, que al parecer era una remera, y ambos estaban manchados de barro.
— Eso no es solo barro ¿No es así?
No sabría decir quién preguntó, si Dyl o Jake. Daba igual. Estaba tan tiesa en mi lugar y tan nerviosa por lo que habíamos encontrado que no podría responder tampoco. Claro que eso no solo contenía barro.
— Dyl saca de mi bolsillo de la campera lo que hay dentro — Él le hizo caso rebuscando y tomando una pequeña bolsa ziploc con un hisopo dentro — Ahora quiero que, sin tocar más que la bolsa y el hisopo, raspes hasta sacar un poco de lo que hay y que caiga en la bolsa.
Dylan hizo su trabajo al pie de la letra y con cuidado, Jake se acercó hasta mi para tomar mi mano. Apenas pude observarlo y sonreír de lado, intentándole decir que estaba bien y que no se preocupara.
Dylan cerró la bolsa metiendo el hisopo dentro. Megan dejó las cosas en la bolsa, se sacó los guantes para tomar fotos de lo encontrado y dejó todo en su lugar otra vez.
— Estas pruebas no valdrán de nada porque las hemos tomado nosotros — Avisó ella — Pero será suficiente para que la policía comience con algo, bueno, para que el señor Oliver lo haga. Con mucha suerte piden una orden de allanamiento.
Cuando terminó de decirlo, escuchamos el motor de un auto desde la ventana. No podíamos ver si se trataba de John Stevenson o algún otro vecino estacionando, pero cuando escuchamos una puerta cerrándose y el ruido de la perilla de la puerta delantera simplemente corrimos al primer lugar que se nos ocurrió escondernos.
Teníamos suerte de que la habitación tuviera una cama de doble plaza, aunque apenas entrabamos debajo de esta.
Los chicos trataron de ni respirar. A mi no me podría ocurrir nada, tal vez, pero mi miedo era por ellos ¿Qué pasaría si nos descubría aquí? La imagen del arma en la cocina vino a mi mente, debí dejar que Jake la tomara. Cuando miré a mi derecha, hacia él lo vi sumamente concentrado en cada ruido que John producía, me preguntaba si también estaba pensando en el arma.
Los pasos comenzaron a escucharse más fuertes, vimos como las botas del hombre frenaban justo a la entrada de la pieza. No habíamos cerrado la puerta, no sabía si Dyl y Meg la habían abierto o simplemente estaba ya así ¿Se daría cuenta? La puerta de entrada y la del patio trasero también estaban sin llave, si solo se daba cuenta de la delantera puede que lo tome como un descuido suyo. Pero si revisaba la de atrás ¿no sería demasiado coincidencia dos puertas abiertas?
La tensión podía palparse en el ambiente con cada paso que él dio hacia adentro. Frenó delante del guardarropa, abrió sus puertas y comenzó a escarbar hasta llegar a la bolsa blanca de plástico.
— Maldita seas, Philip — Masculló — El olor que tira esto es repugnante.
Abrió la ventana de la habitación para remover el aire, aún bolsa en mano. Dejó las puertas abiertas como estaban y lo escuchamos caminar. Mi corazón volvió a acelerarse cuando los pasos resonaron cerca, otra vez. Entró en el baño, los minutos siguieron pasando como si se trataran de horas, escuchamos la cadena, la puerta cuando rechina al abrir y entró a la habitación.
Todos casi saltamos del lugar cuando el ruido desconocido llegó a nuestros oídos. Megan se tapó la boca con las manos. John siguió tirando desodorante de ambiente por la habitación hasta casi vaciarlo.
Cuando terminó lo dejó en un mueble, justo al lado de la puerta y se retiró. Solo estuvo unos minutos más en los que escuchamos pasos, algunos ruidos de ambiente y, finalmente, abrió la puerta con el sonido de llaves y la cerró.
No nos movimos del lugar hasta que no escuchamos el auto prenderse y andar. Y aún así nos costó simplemente movernos, pero lo hicimos.
Ninguno pudo decir nada, estábamos todos acelerados. Con el corazón en la boca. Yo comencé a empujarlos para que salgan de esta casa, pero antes de cruzar por la puerta Megan nos frenó y señaló arriba de un mueble.
Primero pensé que nos mostraba el desodorante, pero luego vi lo que estaba a su lado. Un marco encuadrando una foto de dos niños, uno de ellos bastante parecido a Stevenson. Estaban juntos y la foto parecía haber recortado a las dos personas que estaban detrás de ellos.
Jake no perdió el tiempo, tomó el cuadro y los cuatro nos apresuramos a la puerta trasera.
En fila y tratando de que mi capucha no se cayera por el movimiento, corrimos por el patio trasero. Saltamos las cercas que dividían un patio del otro y seguimos trotando por el costado de una casa vecina. Es así como salimos a Rainbow Avenue rápidamente, cruzamos la calle para dirigirnos al auto.
Dylan se apresuró a encender el motor y ninguno se sintió bien hasta que no estuvimos en marcha de vuelta a casa.
— Se llevó la bolsa, era evidencia — Se quejó Jake — Da igual si hacen o no un allanamiento.
— No Jake — A Megan aún parecía faltarle el aire, agarró dos bolsas de su chaqueta y las levantó para que todos la vieran — Tenemos esa foto que tomaste, las fotos de que esa bolsa existió más lo que había en ella. Y, por último, tomé del baño de John Stevenson pelo que había en su peine.
Sonreí, Megan sí pensaba en todo.
— Solo necesitamos conseguir ADN de Tom Ways — Asumió Jake — ¿Alguien sabe dónde vive?
— No otra vez — Nos quejamos Dylan y yo al mismo tiempo.
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Un pequeño edit para ustedes. No es woooow qué edit, pero es algo. Ya voy a hacer algo mejorcito. Espero que igualmente les guste y los haga meterse un porquito más en la historia.
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