Capítulo 33
- FANNY -
Me había pasado el resto de lo que quedaba del día de ayer para poder encontrar un teléfono y así usarlo. Me fue imposible. Primero que nada, no habían teléfonos en la casa y, segundo, no serviría de nada llamar a la policía si no podía hablar con ellos. Así que me concentré en volver a aparecerme, cosa que pareció otra cosa de la lista larga y creciente de imposibles.
Así que me dedique la noche entera a vagar y buscar entre todas las cosas de Philip, algún mapa o alguna dirección. Algo de todo esto tenía que servir. Entonces encontré en el tacho de basura algunas boletas vencidas y varios avisos de desalojo, allí estaba la dirección de la casa. Para mi tranquilidad ni siquiera estábamos a las afueras de Florida, inclusive aún pertenecía la dirección a Sebring. Sospechaba que estábamos a las afueras, en algún lugar lo bastante apartado.
Cuando el sol comenzó a asomar mi paciencia se consumió. Caminé lejos de la casa hacia la que se encontraba a mi derecha, pasaron unos dos o tres minutos hasta poder pararme frente a una de las ventanas laterales y mirar hacia adentro.
No parecía haber nadie despierto aún, la casona era vieja pero estaba bien cuidada. Traspasé la pared y fui a parar al living. Habían sillones floreados, un estampado como guarda decorativa en las paredes con flores también. Los muebles eran rústicos y viejos, muchos cuadros familiares. Una alfombra mullida y una chimenea terminaban de hacer a este lugar acogedor.
Vislumbré el teléfono de línea en una esquina, sobre una mesa de madera barnizada. Descolgué el teléfono con un simple pensamiento y marqué el 911. La policía vendría sea como sea, aún si tenía que llamarlos cada segundo de cada día y hacer que presten atención a la casa contigua de alguna manera u otra.
Escuché la voz de una oficial del otro lado. Me pidieron hablar pero por más que traté nadie me escuchó, entonces procedieron a pedir que toque botones si estaba en problemas y no podía hablar. Dos eran sí, uno era no. A medida que iba haciendo preguntas yo iba haciendo ruido con los botones.
Al minuto y medio la policía estaba afuera de la casa, habían rastreado la llamada y acudido al instante. Despertaron a una pareja de ancianos que comenzó a bajar las escaleras y fueron a atender a la policía algo conmocionados por la situación. Corrí hacia la casa de Philip con todas mis fuerzas y una vez allí comencé a tirar cosas de un lado a otro ocasionando que una ventana estallara y varias cosas se rompieran.
Sonreí cuando logré captar la atención de los oficiales por el sonido del televisor estrellándose. Ellos vinieron, armas en manos y pasaron por la puerta, se las había dejado abierta. Los oficiales eran dos, hombre y mujer, y comenzaron a ver por todos lados el desastre de la casa. El piso estaba aún enchastrado en líquidos inflamables y algo quemado en el centro. Bajé por las escaleras e hice que algunas botellas de vidrio cayeran al suelo, el ruido los condujo para investigar.
Ellos pidieron apoyo al ver la sangre.
Con el pasar de las horas, hasta la policía forense se encontraba allí y el lugar fue ballado con una cinta amarilla que decía "escena de crimen" y "no pasar". Encontraron las boletas a nombre de Philip Cortney que había dejado desperdigadas a propósito por el suelo y emitieron una orden de busca para él.
— ¿Quién dices que vendrá? — Preguntó una oficial a su compañero a medida que ingresaban a la casa.
— Maxwell, Oliver Maxwell — Mi corazón se apretujó cuando de los labios de aquel hombre salió ese nombre — Al parecer tienen un caso con ese tal Courtney, lo están buscando por presunto homicidio.
— Lo conozco, hace mucho trabajamos en un caso. Es un buen hombre — Terminó contestando la oficial.
Saber que Oliver vendría me hizo respirar con tranquilidad, como si hace días no hubiera podido probar bocado de oxígeno.
Entonces, una hora y media más tarde, el coche de Oliver se aparcó detrás de la cinta amarilla y al salir con un compañero, que no era Tom, algunas personas empezaron a hacerle preguntas. Él pidió espacio, que le dejaran pasar, y después de algo de esfuerzo y ayuda de otros oficiales pudo pasar la cinta y adentrarse.
Era algo bueno volver a ver una cara familiar. Por desgracia no venía Jake, pero eso no importaba porque me subiría a su auto y volvería con él. Volvería a casa.
— Roxanne, tanto tiempo — Saludó a la oficial — ¿Qué tenemos aquí?
— Es un gusto verlo de nuevo, señor Maxwell — Dijo ella respetuosa — Bueno, fue extraño... Hubo una llamada anónima desde la casa vecina, nadie habló por lo que no sabemos quién fue. Cuando llegué con mi compañero escuchamos bastantes ruidos provenientes de la casa, pero no encontramos a nadie.
Oliver se la quedó viendo, parados en el porche, y entrecerró sus ojos y miró hacia adentro de la casa como si estuviera pensando en algo. Después de eso entró cauteloso viendo todo su alrededor.
— Creo que trataron de iniciar un incendio, pero no lo lograron — Siguió explicando ella mostrándole las huellas negras del fuego en el suelo de entrada — Lo más jugoso está debajo.
Oliver la miró con el ceño fruncido, sin entender lo que quiso decir.
— Lo siento, mal chiste — Se disculpó ella — Es mejor que lo veas por ti mismo.
Entonces se dispusieron a bajar.
— ¿Están seguros de que Philip Courtney vivía aquí?
— Oh eso parece, encontramos boletas a su nombre — Le aseguró Roxanne.
Ambos terminaron de bajar las escaleras y Oliver se llevó la mano a la cara tratando de aminorar su olfato, frunció su rostro ante el asco. Debía de oler realmente mal.
Las moscas habían vuelto y molestaban a más de uno.
— Hasta aquí puede entrar — Le avisó Roxanne parándose en el umbral — Criminalística está haciendo su trabajo.
Oliver asintió dándole una pasada a la habitación entera. Desde las botellas, frascos de vidrio y utensilios hasta los tachos de sangre y desechos orgánicos.
— Explícame qué demonios es esto Roxanne.
Parecía bastante cohibido. Ahora que lo veía más de cerca podía ver las marcas de pesadez en su rostro, las ojeras y esa mirada triste y agotada.
— Aún no está el informe completo y oficial, pero por lo que me dijeron... — Ella dio una pausa, como si también le afectara y dándole una nota de suspenso — Los líquidos y las cosas que encontraron, juntos, sirven para embalsamar un cuerpo. Encontraron un peine con rastros de pelos, ropa sucia y bueno... Los tachos.
— Oh no — Oliver dio un paso hacia atrás, parecía más afectado de lo que hubiera pensado — Dime que no es cierto.
Roxanne apretó sus labios y se encogió de hombros. Ambos sabían que era verdad. Oliver volvió a dar la vuelta y recorrió las escaleras y parte de la casa hasta salir hacia el patio. Lo seguí sin perderme ningún detalle, se refregó sus ojos y revolvió el cabello algo canoso. Suspiró.
Tomó su celular y tecleó, era algún mensaje para alguien. Cuando quise acercarme para revisar él ya había bloqueado el celular y se lo guardó nuevamente en el bolsillo.
— Carter — Llamó al oficial con el que había venido, este estaba hablando con otros dos — Quédate aquí, te traeré refuerzos. Mantenme informado y cuando esté el informe final lo quiero en mi oficina.
— Si señor — Respondió él.
Seguí a Oliver hasta su coche pero ninguno pudo subirse porque las cámaras ya estaban enfocándolo.
— ¿Es verdad que Philip Courtney vivía aquí?
— Tenemos información de que el señor Courtney mató a su hija ¿Es eso cierto?
— ¡Oficial, oficial!
Oliver levantó las manos con intención de que todos se tranquilicen y pidió silencio para poder hablar.
— No daré información hasta tener en mis manos los resultados de criminalística. Así que, por favor, les voy a pedir su colaboración para no obstruir nuestro espacio y así poder trabajar como corresponde. Muchas gracias.
Dicho esto, él caminó ignorando la nueva ronda de preguntas. Eran insufribles. Miré hacia una de las cámaras apoyada en hombro de un señor y fruncí mi ceño enojada, la cámara dio un leve chasquido y humo salió de esta. Todo el mundo se conmocionó por el ruido, algo impresionados porque no se lo veían venir. La cámara estaba frita.
Oliver observó lo sucedido con los ojos achicados desde la puerta de su auto, estuvo largos segundos así hasta que sacudió su cabeza y se sentó en el asiento del conductor. Yo me senté de copiloto.
Ambos volvíamos a casa después de todo.
El camino fue tranquilo, la radio sonaba a cada rato con algún que otro mensaje para Oliver o hablaban entre otros oficiales en la misma frecuencia. Me apoyé en el respaldo y miré por la ventana, el campo poco a poco fue perdiendo prioridad hasta que las casas se volvieron algo más recurrentes. Las calles asfaltadas y pavimentadas nos dieron la bienvenida a la ciudad y cuando menos me lo esperaba estaba llegando a la jefatura de policía.
Oliver salió de su vehículo apagando el motor y entró al edificio. Yo me quedé allí sin saber muy bien qué hacer. Podría caminar todo el camino hasta casa o esperar a que Oliver llegara con su auto.
¿Por qué siquiera me estaba haciendo esa pregunta? Sabía muy bien lo ansiosa que estaba como para esperar a Oliver.
Bajé y comencé a caminar intentando orientarme, nadie me veía por lo que tenía que esquivar a las personas para no sentir esa incómoda sensación de ser atravesada. El sol fue bajando sin prisa alguna mientras mis piernas me llevaban hacia el centro, crucé la plaza y fui en diagonal en dirección a la casa Maxwell.
Vislumbré la fachada desde una cuadra, esas tejas viejas y las paredes de madera. El lago muy al fondo del paisaje. Paré mis pasos a una distancia prudencial, mirando hacia las ventanas. Ni siquiera tenía idea de qué día era, tal vez Jake esté por allí con Dylan y Megan y tendría que esperarlo. Pero no importaba, ya estaba aquí.
Pasé caminando por el camino delantero y subí tomé impulso antes de atravesar la puerta.
— ¡No puedes desaparecer así como así! — El grito de Geraldine me dio una cálida bienvenida — Al menos deberías mandarnos un mensaje avisándonos.
— Jake avisó por mí — Se excusó Dylan que se encontraba sentado en el sillón frente a sus padres.
— No importa lo que hayan hecho, no tenías permiso para utilizar el auto — Le dijo George — Además, si tanto necesitabas ir con Oliver tenías que pedirnos permiso. Nosotros te hubiéramos llevado.
Dylan se rascó la cabeza algo fastidiado pero pude ver como mordía su labio para ocultar una leve sonrisa. Su rostro parecía más iluminado de lo normal.
¿Acaso eso era un rubor en sus mejillas?
Negué con la cabeza sonriendo, volvía todo a la normalidad. Miré hacia la escalera cuando sentí pasos correr, la figura juvenil e inocente de Sammy me recibió y lo observé todo su camino mientras corría bajando las escaleras y giraba en dirección a la cocina. Llamó a su madre de un grito ignorando la situación del living.
— Nunca más aprende — Susurré, pensando la gran posibilidad que tenía de caerse por las escaleras.
Comencé a subir, paso a paso, escalón por escalón. La expectativa iba creciendo, haciendo estragos mi estómago. Cuando estuve al final de las escaleras, la puerta del baño se abrió dejándome ver la figura de un muy dormido Jake. Traía un pantalón negro que colgaba de sus caderas suelto y una remera de mangas cortas azul oscuro. Refregaba uno de sus ojos y cerró la puerta detrás suyo, dio un paso para cruzar a su cuarto que estaba en diagonal pero paró.
Vi como su espalda se tensó. Mi corazón latió más rápido si es que en verdad tenía algo como eso en mi cuerpo. Pero la sensación estaba, mi respiración acelerada. Las luces del pasillo parpadearon unos segundos por más que hayan estado apagadas.
Él se dio la vuelta, girando en sus talones poco a poco. Su mirada cruzó la mía, sus cejas se juntaron hacia arriba y sus ojos se cristalizaron. No pude esperar ni un segundo más.
Corrí hacia él y enredé mis brazos en su cuello. Él me recibió, abrazando mi cintura y escondiendo su rostro en mi cuello. Me balanceó y no dejó de apretarme contra él, mis manos temblaban de la emoción y me fue inevitable sonreír con toda la felicidad acumulada en ese instante.
— ¿Realmente estás aquí? — Preguntó Jake cuando se alejó lo suficiente como para mantener nuestros cuerpos pegados pero viendo mi rostro — ¿Eres realmente tú?
— Estoy aquí, volví — Dije asintiendo y acariciando sus mejillas — Perdón, no quise irme. No pude evitarlo.
— No importa — Pegó su frente a la mía y susurró contra mis labios — Ahora todo está bien Fanny.
Y me besó.
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El reencuentro más esperado por toda latinoamérica unida. Disfruten, sean felices y lávense las manos (?
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