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Capítulo 31

Capítulo de regalo ¡Espero lo disfruten! Comenten y voten.

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- FANNY -

— Mi hermano te quiere de vuelta — Dijo John Stevenson descorchando una botella de cerveza para él y Philip — Han comenzado a haber algunos problemas...

— Sabes que no puedo, es demasiado peligroso — Dijo Philip sentado en el sillón frente al televisor — No lo haré.

— Te mantendremos guardado, no te preocupes por eso — John se sentó en el sillón individual no sin antes sacudirlo de toda clase de papeles y frituras — Y no es como si mi hermano vaya a darte otra opción.

Ambos se miraron. El hombre que recién había venido parecía bastante relajado, pero aún así sus manos sudaban y podía ver lo tenso que estaba. No comprendía de lo que estaban hablando, ¿acaso mi padre trabajaba para alguien? No, claro que no. Él había estado desempleado el último tiempo.

Aunque no podía recordar bien qué hacía cuando yo no lo veía ¿Acaso siquiera estaba en la casa en todo el día? Estaba demasiado confundida.

— ¿Qué crees que pasará si alguien me ve? No, no iré a Sebring.

— ¿Qué crees que pase si no vas? — John bebió del pico de la botella — Créeme, te estamos haciendo un favor. Han comenzado a investigar el caso.

— ¡¿Qué?! — Philip pareció realmente molesto y algo asustado, inclusive se levantó del sillón y John tuvo que calmarlo — El caso está cerrado eso es lo que Tom Ways dijo.

— Y lo estaba — Se explicó el otro — Hasta ahora. Un par de niños comenzaron a investigar demasiado, si los removemos ahora no habrá peligro alguno.

Ambos hombres se observaron, parecían entenderse más con miradas que con palabras.

Cuando hablaban de niños... ¿Acaso hablaban de Jake, Meg y Dylan? No, no podía ser. Maldición, al final había sido demasiado tarde para alejarme. El hecho de que estuvieran investigando esto y sumado a que su padre era policía...

— Tienes que volver, necesito tu ayuda con esto — John se paró de su lugar dejando la cerveza en la mesa ratona — Será más fácil así, nadie sospechará de ti porque nadie sabrá que estás ahí. Te deshaces de esos críos y asunto cerrado, lo haremos pasar como un accidente.

— ¿Y tu hermano no puede manejarlos? Dijiste que son unos simples críos — Bufó Philip volviendo a acomodarse en el sillón — ¿Quiénes son? ¿Los conozco?

— Tal vez a una, la señorita Smith. Megan Smith.

— Maldita zorra, siempre metiendo su nariz donde no le importa — Bramó.

— Si, bueno. Ahora tiene compañía — Philip frunció el ceño y lo miró con atención — La familia Maxwell se mudó a esa casa, su hijo y un amigo de ellos están ayudándola. Cuando vendí la casa pensé que me estaba sacando un problema de encima.

Sonreí de lado, nada había salido como se lo esperaba. El hecho de saber que más personas estaban implicadas en mi asesinato solo hacía hervir mi sangre. Había pensado que mi padre, y solo él, tenía la culpa de todo. Pero no, al parecer habían más implicados en la causa. Ya sea por encubrimiento o por lo que sea.

Todo esto debía contárselo a Jake como de lugar, entonces Oliver podría investigar a John y a quien sea que esté detrás de estos dos porque según lo que ellos hablaban... Alguien era más importante, la parte esencial que hizo de mi asesinato un suicidio. Tal vez alguien al que Philip pagó por ayuda, podrían ser desde narcotraficantes hasta asesinos a sueldo. Maldición ¿cuándo esto se puso así de pesado?

Una muerte y causaba todo este delirio.

Habían tantos implicados y tantas preguntas aún por hacer. Pero sabía que esto se resolvería, estaba decidida a hacerle la vida imposible a este hombre. No tanto por mí y por el maltrato y humillación incluso después de haber muerto, más bien por mi madre.

— Si en verdad estás dudando de esto — Siguió tratando de convencerlo John — Te advierto que no pasará mucho tiempo hasta que la policía toque tu puerta. Los Maxwell, ellos tienen bastantes recursos... Oliver Maxwell es oficial del condado y si su hijo comienza a abrir la boca y desembuchar como creemos que ya están haciendo...

El teléfono de él vibró sin poder seguir con su discurso. Lo sacó de su bolsillo y atendió, aunque me pusiera lo más cerca que pudiera no podía entender lo que decían del otro lado, se escuchaba demasiado distorsionado.

— Tiene que ser una broma — La cara de John resultó ponerse más pálida — Maldita sea con los Maxwell.

¿Qué? ¿Qué es lo que estaba pasando?

John colgó y se acercó hasta tomar por el cuello a Philip que pareció bastante molesto para querer sacárselo de encima y comenzar a decir barbaridades.

— ¡Cállate y explícame qué hiciste con la niña!

El rostro de Philip palideció y comenzó a tartamudear.

— Yo... Yo no se nada — Frunció su ceño y lo empujó para que lo soltase — Vete de aquí, lárgate. No quiero ni tu ayuda ni la de tu hermano.

— ¡Vas a necesitarla porque la policía vendrá a buscarte! — John estaba enojado — Hicieron la exhumación del cuerpo, grandísimo idiota.

No pude evitar temblar al oírlo. Esos debieron de ser los chicos, ahora ya sabían que mi cuerpo no estaba junto a mi madre... Debía llegar hasta ellos y contarles como de lugar que estaba aquí, tanto cuerpo como alma, en la casa de Philip.

— ¿Qué hiciste con ella? — John pareció disgustado por primera vez — Da igual, nos iremos ya mismo de aquí. Si te encuentran entonces será peligroso para nosotros.

Quiso tomar a Philip para sacarlo a la fuerza pero se resistió.

— ¡No! — Él empezó a mirar hacia su alrededor con nerviosismo y tartamudeó — Ella está aquí, no me iré sin ella.

John lo miró horrorizado.

— Estás más demente de lo que pensé — Espetó con asco.

Refregó su rostro con sus manos y se paseó con nerviosismo por la habitación. Comenzó a asentir, como si estuviera confirmando algo de sus pensamientos.

— Tenemos que llevarnos el cuerpo, no pueden encontrarlo. Traeré el auto, tú prepárate.

John se dio media vuelta para salir corriendo en busca del auto para, seguramente, dejarlo lo más cerca de la puerta para que nadie vea nada. Aunque por lo que parecía ver de la ventana no es que hubiera muchos vecinos dando vuelta, la zona parecía descampada. Solo un par de casas muy alejadas entre sí.

Philip tomó unas bolsas de consorcio grandes y cinta adhesiva para bajar hacia el sótano rápidamente. Lo más rápido que esa barriga lo dejaba moverse al menos.

No quise seguirlo, no podía ver lo que iban a hacer conmigo. Me quedé quieta en mi lugar junto al living viendo cómo ambos hombres subieron mi cuerpo petrificado y envuelto en bolsas negras para sacarme por la puerta y meterme al maletero. John no paraba de maldecir en mil formas a Philip por esto.

Cuando ya estuve acomodada dentro del auto John continuó caminando hacia la cocina, tomó aceite y todas las cosas inflamables que consiguió para empezar a derramarlo por el lugar. Philip salió de una pequeña habitación con un bolso de mano.

Pareció considerar demasiado tiempo lo que estaba haciendo John como si realmente le doliera que esto quedara hecho cenizas.

— No te preocupes — Le susurré sabiendo que no escucharía, me acerqué a él hasta que estuve lo bastante cerca — No lograrán quemar esto.

Él parpadeó y miró hacia todos lados, sus manos temblaron y su cara formuló una expresión que ameritaba que iba a vomitar en cualquier momento.

¿Acaso había escuchado mis palabras? ¿Me había sentido de alguna forma?

No pude evitar sonreír, lo que daría para que me viera y así atormentarlo hasta la muerte... Sacudí mi cabeza, yo no era de esa clase de pensamientos. Pero era en esto lo que aquel hombre y sus cómplices me habían convertido. En puro dolor y agonía, en férvida venganza que quemaba por mi cuerpo como las llamas voraces que planeaban destruir la evidencia de esta casa.

John terminó de derramar lo más que pudo en todo el sótano y la planta baja, entonces ambos hombres se detuvieron en el umbral de la puerta y miraron hacia adentro... Hacia donde yo estaba.

John abrió la tapa del encendedor, uno plateado y decorado con un dibujo de calavera, y con un movimiento de su dedo hizo el chasquido para encender una leve flama. Lo tiró al suelo y las llamas comenzaron a consumir todo.

Me paré en su camino hacia el sótano. No iban a arruinar esto, lo necesitaba como evidencia para que todos vieran quién realmente era Philip Courtney.

Levanté mis manos y toda la furia que mantenía acumulada se extendió en energía pura. El viento se levantó, uno fuera de lo normal que llegó a mover inclusive mi cabello. Las llamas se apagaron al mismo tiempo que los objetos a mi alrededor caían por la fuerte sacudida de la casa.

El auto ya estaba camino hacia alguna parte, no me arrepentía de no haberlos seguido. Tarde o temprano ellos se descuidarían y con la sola mención del nombre de John Stevenson al oficial Maxwell encontraríamos a Philip. Solo tenía que saber dónde estaba para dirigirlos hacia mí. Tal vez, solo tal vez... Una llamada como lo había hecho antes y todo esto habría acabado.

Si que acabaría, pensé. Sintiendo de nuevo ese rayo de luz esperanzador que me hizo formular una sonrisa en mis labios.


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