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Capítulo 25


- FANNY -

No quería preguntarle qué es lo que había pasado, había escuchado la conversación entre su madre y Jake hace unos minutos atrás. Pero no era eso lo que me mantenía preocupada si no su semblante serio, aquel que decía que tenía que desobedecer a sus padres y que además lo llevaría a un castigo eterno.

Jake no era de los chicos que obedecían a rajatabla las órdenes de sus padres pero tampoco se excedía, al menos desde aquel día en que se había escapado con su moto y terminó derrapando. Tal vez estaba recordando lo que había pasado y eso lo estaba haciendo dudar de lo que harían esta noche.

Dylan se encargó de contarme todos los detalles, irían a ver la pintura esta misma noche y yo no me quedaría de brazos cruzados a esperarlos. Iría con ellos. Pero aún no lo sabían, no quería causarle más preocupaciones a Jake.

El museo quedaba a tan solo tres cuadras de esta casa, había ido un par de veces con mi madre o con el grupo del colegio. No es que tengamos mucha diversión en este pueblo así que todos, de un modo u otro, conocían aquel lugar. La pregunta era cómo haríamos para que no nos vean, no sabíamos si tenían seguridad, necesitábamos planos del lugar y claramente encontrar la pintura, robarla y traerla a casa. Al otro día eso sería una noticia de primera plana.

Estaba muy segura de que Gabe Shuts sospecharía de los chicos, solo esperaba que pudiera mantener su boca cerrada.

Para cuando la noche cerró el cielo y los padres de Jake ya estaban durmiendo después de haberles dado otra reprimenda a los chicos nos preparamos. El cielo estaba limpio, sin rastros de nubes, como si de un telón negro se tratase. Las estrellas hacían de focos y la Luna Llena era la única espectadora de nuestra próxima hazaña.

— No irás, es peligroso — Me dijo Jake por quinta vez.

— Iré y no podrás impedirlo — Me defendí — Además si llega a haber algo en la pintura tal vez seré la única que pueda entenderlo.

Jake terminó accediendo por cansancio. Todos se vistieron de negro, incluyéndome, y cabe decir que Dylan era el más emocionado de todos ¿Que por qué lo digo? Simplemente parecía un personaje sacado de aquellas películas de acción que a él tanto le gustaba mirar, con su traje de ladrón, gorro a juego que de hecho no sabía muy bien de dónde lo había sacado y si no fuera porque Jake lo detuvo era capaz de pintarse la cara como si estuviera yendo a alguna batalla o algo por el estilo.

Me limité a sonreír a sus tonterías, debía admitir que los nervios se habían disipado bastante en el ambiente gracias a él.

— La gran pregunta — Cuestionó Dylan antes de salir por la puerta — ¿Cómo evitaremos a tus padres?

— Simple, ellos deberían estar durmiendo — Miró a su amigo como si fuera pan comido.

— No, claro que no — Objeté — Tu madre lo está, tu padre siempre se queda viendo esa serie de pistoleros que le gusta tanto.

El ambiente se tensó y pensé en correrme más hacia el lado de Dyl despacio solo que eso avivaría más las brasas de la gran fogata. Eso era un dato que Dyl y yo dimos por sentado que él sabría, después de todo eran sus padres.

— ¿Por qué no me avisaron antes? — Se limitó a preguntar.

— Es que es una serie nueva Jaky y no preguntaste — Dyl se encogió de hombros y yo solo asentí efusivamente.

Hubiéramos estado jodidos de no ser porque Megan hizo su aparición mediante un mensaje de texto.

— Meg está afuera — Anunció Jake para mirarnos — Este es el momento para alguno de tus planes brillantes que terminan por meternos a todos en problemas, Dyl.

Su amigo asintió meditando y pensó, su cara se contracturó como si eso requiriera demasiada concentración y esfuerzo. Se mordió un labio y luego sonrió, miré a Jake esperando la confirmación de que era seguro avanzar por los pasos de su amigo. Solo hizo una mueca sabiendo que era lo único que nos quedaba.

Seguimos a Dylan que iba en puntas de pie, literalmente, por el pasillo. Bajamos las escaleras con cuidado de que la madera no resuene por la casa silenciosa, los pocos quejidos que hubieron se opacaron con el sonido de las armas siendo disparadas y los vaqueros gritar.

Dylan se estiró a ver hacia el living y nos hizo señas para que esperáramos. Caminó aterrizando en la planta baja por fin y estiró aún más su cuello para ver entre los sillones, finalmente decidió por caminar normalmente hacia donde las llaves estaban colgadas, tomar la de la entrada y abrirnos la puerta.

— Se quedó dormido — Sonrió de lado como si su plan hubiera sido de lo más brillante — Como siempre.

— Recuérdame atarte, encerrarte en el ático y perder accidentalmente la llave.

Salió por la puerta primero, lo seguí por detrás y por último fue Dylan. Vimos a Megan parada en la esquina, vestía un simple jean azul y una campera negra. Parecía nerviosa pero decidida y deslumbrante como siempre.

— ¿No podían ser más obvios cierto? — Preguntó ella al vernos.

— Realmente no se puede discutir con Dylan — Me defendí.

— Debí imaginármelo — Ella rodó los ojos, su tono de voz fue algo mordaz y sabía que Dyaln se encontraba afectado, yo lo estaría en su lugar — Vámonos antes de que alguien se pregunte dónde es la fiesta de disfraces.

Seguimos sus pasos apresurados, ignorando el mal sabor que nos daba el aire frío de la noche y el silencio aterrador. No conseguía entender cómo es que Megan no estaba asustada ni un santiamén, ella parecía ser todo seguridad y control y realmente apreciaba que lo sea. Alguien debía mantener la calma para que el grupo no se viniera abajo. Pero aún así admiraba esa fortaleza, que muchas veces tan en contra se volvía. Como era el caso de Dylan y ella, un juego de amor que solo ellos dos entendían.

Sospechaba que esa noche que ellos tuvieron se la llevarían a la tumba. Un detalle de lo más romántico si me permitieran opinar.

Dylan era, al contrario, todo manojo de nervios. Intentaba demostrarlo con acciones tontas y sin sentido, pero allí estaban.

Dos personas tan contrarias y unidas a la vez.

— ¿Estás segura de esto? Si nos descubren quedará en tu legajo criminal por siempre, eso podría arruinar tu carrera.

Dylan rio.

— Jaky... — Meg le contestó con una sonrisa ladeada — Tengo mucho más historial que tú ¿Cómo crees que recolecto información?

Sonreí y observé a Dyl que la miraba con una gran admiración, como si la sensación de saber que ella amaba los problemas fuera algo que lo complacía totalmente. Tal vez no fueran tan distintos, al fin y al cabo.

Para cuando ninguno quiso darse cuenta las cuadras se consumieron y ante nosotros se encontraba el establecimiento al que veníamos a allanar. Remojé mis labios y sentí la adrenalina correr por mis venas, se sentía muy bien. Se sentía como si volviera a estar viva. Eso quizás fue el porqué de mi repentino subidón de energía, caminé primera hacia la puerta del Museo de Arte y miré hacia atrás.

— ¿Y bien? ¿Ya se arrepintieron?

Los tres reaccionaron y caminaron hacia mí. Megan sacó de su bolsillo un par de alambres, consiguió forzar la cerradura del lugar en menos de un minuto y nos sonrió orgullosa. Todos caminamos adentrándonos a la oscuridad del lugar, la poca luz que teníamos era para poder distinguir en donde pisábamos y venía de los ventanales estratégicamente colocados por el lugar. El aroma a pintura era lo primero que se podía llegar a sentir a simple vista, más allá de eso el olor a líquidos de limpieza también se podía sentir en menor medida. Como si hubieran acabado de limpiar.

Caminé buscando pintura por pintura, los chicos sacaron linternas para poder orientarse mejor. Las esculturas y los raros artefactos fueron pasados por alto, pero tenía que decir que lucían de lo más macabros durante la noche. No se podía apreciar realmente las buenas pinturas ya que teníamos un objetivo solamente.

— ¡Aquí! ¡Aquí! — Gritó entre murmullos Megan, los tres salimos disparados hacia ella.

Y ahí fue cuando el mayor de todos mis escalofríos me quemó por dentro. Algo no estaba bien con esa pintura, no quería mirarla pero su mirada parecía clavada en mí. Una gran tristeza me invadió por dentro, la energía que tenía había desaparecido. Quería largarme a llorar pero no podía hacerlo, no ahora.

— Ayúdame Dyl — Pidió Jake, los dos se encargaron de descolgarla de la pared — ¿Cómo la sacamos?

— Déjenme a mí.

Megan sacó una navaja de uno de sus bolsillos y comenzó a cortar todo el contorno de la pintura despojándola de su respectivo cuadro.

Volví a prestar atención hacia sus ojos, pura y exclusiva tristeza. Yo conocía aquella mirada, la había visto a lo largo de mis días frente al espejo. Pero esa exclusividad de lágrimas solo se la había dado a una persona en particular, fue el día en que todo se volvió peor. Una gran opresión en mi pecho hizo que dejara de respirar por unos instantes.

¿Pero qué había ocurrido?

Mis recuerdos estaban confusos, eso me ponía histérica.

— Dámela — Ordené cuando Megan terminó.

La tomé observando cada pincelada, como en mi sueño, y la di vuelta. Una letra desprolija pero bastante familiar fue lo que me recibió.

Unas simples palabras que me impactaron hasta hacerme perder todo sentido de la orientación.

Miré hacia mi alrededor perdida, había soltado el dibujo y mi vista estaba desenfocada. Lo único que debía de recibirme era la oscuridad del museo y sus esculturas tétricas, pero el panorama era totalmente diferente.

El lago del pueblo se mantenía enfrente de nosotros, con la Luna reflejada en sus aguas. Aquel lago que había estado todo este tiempo detrás de nuestra casa. A mamá le encantaba acampar allí por más que solo estuviésemos a unos cuantos metros de nuestro hogar, tal vez esa era la mejor parte. Dos mundos tan distintos y cercanos a la vez.

Ella solía remojar sus pies a la orilla, me saludó desde las aguas. Mi padre esa noche había llegado tarde, cabreado y alcoholizado.

Paso tras paso el aire había sido cortado y el gratificante silencio ahora fue uno pesado, mordaz y cruel. La recordé a ella, todo perdón y humildad, a él, todo prepotente y bestia. Aún se preguntaba cómo habían logrado ser una pareja por las constantes discusiones.

Ella lo abrazó y al principio pensé que le había correspondido, pero solo era parte de su juego. La enterró en lo más profundo del lago, sus manos la retuvieron lejos de la superficie y sus gritos eran amortiguados por el agua. La había golpeado contra el suelo de la orilla, contra la roca, manchando toda el agua de rojo.

Escuché el chapoteo entre forcejeos y por último el silencio que solo aclamaba que la muerte había dado paso.

Lloré, grité y lloré.

— No, no, no... — Tomé mi cabeza con mis manos — ¡No! — Cerré mis ojos, no quería ver la sonrisa de satisfacción de mi padre — Yo era muy chica, yo no entendía... No quería, no... Mamá, debí de hacer algo. Lo siento, mamá. Lo siento mucho.

— ¡Fanny! — Su voz me trajo a la realidad pero no logró que aquellos recuerdos reprimidos volvieran a guardarse donde estaban — ¡Fanny, escúchame! Estas aquí, estás conmigo.

— Jake, ya sé por qué estoy aquí — Estaba tirada en el suelo, sus manos rodeándome pero ya no sentía la protección que siempre me brindó — Ya lo entiendo, es mi propio infierno.

— No, claro que no.

— Lo es, yo no dije nada y eso me convierte en su cómplice — Mis palabras se quebraron a último instante.

Las sirenas alarmaron a todos, a todos menos a mí. Yo tenía una sirena de alerta dentro que no lograría apagar jamás, era el sonido de ayuda de mi madre aquella que me pidió cuando yo jamás se la di. Si tan solo hubiera reaccionado ese día tal vez todo sea muy distinto ahora.

Pero me lo merecía, yo había creado mi propia tumba y sufrimiento después de eso. Ahora lo estaba pagando todo.

— ¡Fanny reacciona!

Me negué, me zafé del agarre de Jake parándome. Me sentía ahogada y cansada, estaba destruida.

— Tenemos que irnos — Habló Megan — La policía está aquí.

Vi a Jake mirar hacia las ventanas delanteras donde ahora el color del rojo y el azul estallaba en los cristales, las sirenas rebotaban por el lugar ensordeciéndonos. Pero nada de eso ya importaba, solo esperaba que mi madre sea donde sea que este no me odie por lo que había ocurrido.

— ¡Fue mi culpa! Dejé que él la matara.

Dylan rápidamente posó su mirada en mí, caminó hasta quedar delante y me tomó por los hombros.

— Eso ahora no importa — Su voz fuerte y tan fuera de sí, era un lado temerario de Dylan que no conocía — ¿Quieres corregir ese error o volver a repetirlo? — Lo miré en silencio dejando implícita la respuesta — Entonces corre lejos de aquí antes de que te encuentren.

Me empujó hacia el lado contrario de donde estaban los policías. Al principio caminé sin entender su petición pero luego me di cuenta, si ellos me encontraban allí sería todo un descontrol. Corrí rápidamente hacia la puerta trasera y cerré mis ojos confiando en mis sentimientos desesperados como la última vez, como cuando Jake estuvo en peligro.

Atravesé la puerta como si me tratara de solo aire y me dirigía hacia lo más lejos que pudiera alcanzar cuando escuché un estruendo y voces atrás mío. Observé a los policías rodeando el complejo pero ninguno se dio cuenta de mi presencia por más que me encontrara a simple vista y en medio de todo el patio.

Nuevamente, volvía a ser invisible. El aire no golpeaba contra mí y mi corazón destrozado estaba desperdigado por todo el lugar en pequeños trozos imposibles de recomponer.

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