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Capítulo 24


- JAKE -

— ¿No se te ocurrió que eso pueda llegar a ser importante? — Preguntó Megan con una mirada penetrante hacia mí, me sentí cohibido.

— A esas horas de la noche tú tampoco lo hubieras pensado — Me defendí.

La atmósfera en el instituto era pesada, a pesar de que todos estén absortos en sus problemas y los alumnos siguieran con sus vidas como si nada pasara entre nosotros tres el aire parecía poder cortarse con una navaja. Sobre todo, por el aura de incomodidad entre Megan y Dylan.

Les conté absolutamente todo lo que había pasado ayer y Megan parecía cansada entre todos los papeles arriba de la mesa de la cafetería, no había tocado su almuerzo y Dylan parecía poder tragar toneladas de esos platos con tal de no hablar ni mirar. Creo que prefería ni respirar.

Bufé y me crucé de brazos, refregué mis ojos y comencé a pensar y a unir cabos. El problema estaba con que no había cabos qué unir, más el tiempo pasaba y más parecíamos no tener absolutamente nada.

— ¿Podemos hacer una lista mental de lo que tenemos? — Pregunté ya con cansancio al escuchar solo silencio de parte de los dos compañeros de mesa — Tenemos el diario como pista, tenemos al profesor y muy seguramente podríamos obtener algo de Lucy si algún policía interviniera.

— No es suficiente — Meg apuntó algo en su libreta de notas y siguió leyendo sus papeles.

— Pues mira que no me había dado cuenta — Ironicé — Necesitamos que se vuelva a abrir, lo que tenemos solo pueden ser suposiciones. Tenemos que encontrar algo que... Que mueva a todos en el pueblo tanto como para que la policía no tenga más remedio que intervenir.

— Pues está la pintura — Dijo Dylan con la boca llena de comida, casi apenas entendí lo que había dicho.

Megan no habló, pero se tensó. Por mi parte alcé una ceja sin entender.

— ¿Qué tiene la pintura?

Dyl tragó las grandes cantidades de comida, se limpió la boca y tomó su tiempo para tomar algo de agua. Cuando todos sus movimientos cesaron él me sonrió como si fuera algo bastante obvio, no entendía su chiste y me estaba poniendo nervioso. En otro momento Megan hubiera hecho que escupa lo que sea que tenga que decir pero prefirió mantenerse callada igual que siempre que Dylan abría la boca.

— Fanny pintaba con el profesor — Enumeró con sus dedos — Después ella sueña con eso. Es obvio que algo tiene que ver.

— Ya vimos la pintura Dylan ¿Cómo algo puede tener que ver? — Resalté enojado.

— ¡Vimos un solo lado! — Gritó entusiasmada Megan haciendo que se llevase varias caras raras.

Empezó a tomar todos sus papeles para guardarlos en una carpeta, metió las cosas a su mochila y salió disparada para la puerta del comedor. Nos miramos con Dylan, ambos nos encogimos de hombros y la seguimos rápidamente. El timbre sonó haciendo que los alumnos se amontonasen en los pasillos y vayan a sus aulas, Megan no paró ni un segundo a ver si la seguíamos en cambio caminó rumbo a la próxima sala del profesor Gabe Shuts. Esperamos que todos estuvieran adentro y vimos al profesor caminar por el pasillo hasta nosotros, cuando levantó la vista del suelo él quedó en su lugar. Sus labios se fruncieron, suspiró como si supiera lo que le esperaba y volvió a caminar algo nervioso hasta nosotros mirando hacia atrás y sus alrededores.

— ¿No deberían estar en clase? — Preguntó algo sombrío.

— Queremos ver la pintura de Fanny — Sentenció Megan con los brazos cruzados y sin lugar a discusión.

Gabe frunció el ceño y miró hacia adentro de la clase, nos pidió unos minutos y entró para comunicarle a la clase que aguardara un momento y empezaran con no sé cuál trabajo. Él salió del aula cerrando la puerta detrás de sí y se cruzó de brazos para mirarnos.

— El tema de Fanny es un tema cerrado ¿No entienden eso?

— El tema de Fanny — Lo imité — Es un tema inconcluso profesor ¿No cree eso?

Él volvió a hacer silencio, midiendo sus palabras y volvió a mirar a su alrededor cosa que hizo que me sintiera algo perseguido. Seguí su mirada a los pasillos vacíos buscando a alguien esconderse entre las sombras y volví mi mirada a él, parecía aún más nervioso que antes.

— ¿Pa-Para qué quieren la pintura? — Tartamudeó un poco — Está a salvo ahora. Como dije hace mucho tiempo iba a llevarlo al museo de arte, ahora mismo está allí.

Tomé mi cabeza con mis manos agitando mi cabello con desesperación ¿Y ahora qué? Estaba lejos de nuestro poder y era la única pista que teníamos por el momento, estábamos absolutamente perdidos. El profesor Shuts se despidió entrando nuevamente al salón y dejándonos a nosotros tres a la deriva en aquel pasillo desolado.

Megan tomó las correas de su mochila y comenzó a caminar por el pasillo.

— ¡Nos vemos esta noche! — Exclamó ella en tono divertido — Tenemos un museo que asaltar.

Dylan se rio y lo miré como si le hubiera salido otra cabeza, él solo se encogió de hombros y negó caminando por el otro lado que la rubia había ido. Lo seguí y ambos cruzamos las puertas del establecimiento sin mirar atrás, la verdad era que desde que habíamos venido ninguno se molestaba realmente por asistir a clases y nuestras notas eran de lo más bajas. Sabíamos que si seguíamos así estaríamos en detención, con nuestros padres en la oficina y con una nota clara que en la primera clase que no concurramos estaríamos expulsados. Pero ya daba igual, ir o no ir mantendría mi cabeza lejos de aquellas aulas. Mi mente tendría la imagen de Fanny.

— ¿Dónde está enterrada Fanny? — Preguntó casualmente Dylan, me encogí de hombros — ¿No sabes dónde está enterrada tu novia?

— Primero no es mi novia — Puntualicé — Segundo ¿Por qué debería saber?

— Pues es lo primero que se te debería haber venido a la mente ¿Sabes? — Él paró y dejó sus manos en los bolsillos de sus vaqueros, miró al horizonte reflexionando y llegué a pensar que Dylan se veía terrorífico cuando su mente trabajaba de sobremanera — Deberíamos ir — Dijo finalmente.

A Dylan parecía haberle salido otra cabeza.

— ¿Para qué?

— ¿Cómo que para qué? — Caminó hacia el auto y abrió, una vez adentro solo me observó — ¿Cómo que para qué? — Me encogí de hombros.

La verdad que no tenía ganas de ver la tumba de la chica que me gustaba, de tan solo pensarlo escalofríos venían a mi cuerpo. Mis manos comenzaron a sudar y las limpié en mi pantalón cuidadosamente de que Dylan no notara mi nerviosismo. Carraspeé haciéndolo reaccionar, encendió el motor y me miró de reojo. Suspiró y sacó su celular del bolsillo para teclear unas cuantas palabras, parecía bastante concentrado y en cuanto me estiré a ver lo que hacía él solo alejó su celular de mí mostrando una clara advertencia.

Me puse el cinturón y me crucé de brazos, él solo bloqueó el celular y comenzó a conducir lejos de casa tomando la ruta 98 haciendo que maldiga por lo bajo al imaginarme a dónde me estaba llevando.

— ¿A dónde crees que estas conduciendo Dylan? — Pregunté con un manojo de nervios.

— Si no quieres entrar porque te asustan los muertos está bien, yo iré.

— Es a ti al que le asustan los muertos — Resalté lo obvio, él se encogió en su asiento y apretó las manos en el volante.

— Dicen que hay que temerle a los vivos más que a los muertos — Se encogió de hombros y me miró con una sonrisa ladeada — ¿No es así?

Prendió el estéreo dejando en una radio local que pasaban algo de rock y ambos nos sumimos al silencio continuo y duradero. Inmersos en nuestros pensamientos.

No sabía a quién temerle más, si a un Dylan inteligente o una Megan enojada.

Para cuando hicimos un largo tramo por la 66 Dylan dobló hacia la derecha por un camino de tierra, parecía ser el único camino en kilómetros por todo el descampado verde. Una gran estructura de paredes blancas cementadas nos recibió junto a una reja negra que tenía por decoración arriba de ellas un gran cartel con la palabra "Cementerio". Los escalofríos me invadieron. Remojé mis labios al mismo tiempo que Dyl apagaba el motor y se bajaba. Lo seguí mentalizándome a lo que encontraría allí dentro.

Dylan abrió la reja haciendo un gran chirrido estremecedor. Caminó lentamente por el camino de cemento, este estaba algo destruido y la maleza lograba colarse por varias grietas. Las tumbas fue lo único que logramos ver a simple vista, muchas de ellas.

— Iré por aquí, tú revisa el otro lado — Dijo mi amigo señalando un lado y otro del camino bifurcado.

Me alejé sin muchas ganas, me acerqué a las lápidas para leer las inscripciones una por una. Cada tumba estaba decorada de diferentes maneras, algunas con estatuas y otras tenían mensajes escritos de la familia o amigos.

Para cuando iba por la segunda fila Dylan pegó un grito asustándome, miré a los alrededores para corroborar que no despertó a ningún muerto o nadie de seguridad se encontraba por aquí y lo miré. Caminé hacia allí con el alma que se me escapaba de mi cuerpo y para cuando llegué junto a él pude leer la inscripción de la destruida tumba a mis pies.

Me agaché y limpié el polvo con mis manos, no se trataba ni más ni menos que de una lápida bastante rota y torcida. Acaricié las letras grabadas y cerré mis ojos, sentí una mano en mi hombro izquierdo que me hizo temblar por un momento hasta acordarme de que tenía compañía en aquel desolado lugar lúgubre y siniestro.

El sentimiento de muerte y soledad me golpeó como una oleada de viento haciendo que mi estómago se retuerza con fuerza y quisiera devolver lo poco que había comido hoy en el colegio. Me paré para decirle a Dylan que nos largáramos pero él estaba entretenido mirando la tumba de al lado.

— Esto es demasiado extraño — Susurró él, pero lo suficientemente fuerte para escucharlo en el silencio del lugar — Demasiado raro.

— ¿De qué hablas? — Le pregunté, miré hacia donde él observaba y leí la inscripción.

SARA FINNEGAN

1972 - 2011

Esposa, madre y ángel.

— ¿Cómo murió? — Preguntó Dylan y yo me encogí de hombros sin saber — ¿Por qué su tumba parece de lo más nueva y la de Fanny no?

Tomé mi celular y le saqué foto a ambas tumbas sintiendo un sabor amargo. Busqué de contacto a Megan y le envié la foto.

— Se lo envié a Meg, ella de seguro sabe.

Observé ambas tumbas para observar las notables diferencias, además de estar destruida la tierra de una parecía más seca que la otra. La tumba de la madre de Fanny tenía un césped verde y prolijo como todas las otras a su alrededor, en cambio la de Fanny parecía como si alguien la hubiera removido. La tierra se mezclaba con pedazos de pasto y estaba seca, sin vida.

Mi celular sonó con un pequeño pitido y lo miré.

— La tierra esta removida, puede que la tumba haya... — Leí hasta pararme, Dylan me insistió que siga leyendo el mensaje de Megan — Puede que haya sido abierta.

— Eso explicaría por qué esta tan maltratada — Concedió Dylan — Esto va más allá de nosotros, es mejor que le digamos a tu padre Jake.

Un nudo se alojó en mi garganta sin permitirme emitir palabra. Asentí y caminé hacia la salida, no podía ni pensar quién pudiera hacer algo así.

— ¿Y si no lo hicieron? ¿Si solo es una coincidencia?

— ¿Quieres abrir la tumba tú? — Preguntó Dylan a lo que me negué rápidamente — Entonces le decimos a tu padre, una cosa es meternos esta noche donde no deberíamos otra es desenterrar a un muerto.

— ¿Y lo hará otra persona? — Tomé la manija de la puerta y me adentré al mismo tiempo que Dyl al auto — No creo que sea algo bueno para Fanny que pase por eso.

— ¡Tal vez ni siquiera esté ahí! Jake esto podría significar mucho ¿No te das cuenta? — Prendió el auto — Si su cuerpo no está ahí van a comenzar a investigar, podremos decirles lo que tenemos y tal vez abran la causa.

Como si fuera tan fácil, pensé. Me mordí el labio para no seguir hablando. No quería decirle a Dylan todas mis preocupaciones, las ganas de revolcarme en la tierra y que me tragara.

— De seguro es más complicado que eso.

— Hay que ser positivos — Me miró de reojo mientras salía por el camino de tierra hacia el asfalto y nos disponíamos a volver — Se lo diremos mañana por si llegamos a encontrar algo con el cuadro — Dyl palmeó mi hombro por un momento — Tranquilo hombre, ambos sabíamos que ella estaba muerta y esto no lo hace diferente.

— No, esto lo hace real.

— ¿Y cuál es la realidad Jake? — Me preguntó encogiéndose de hombros y con ese aire extraño que tanto lo identifica — ¿Fanny no es real? Porque yo la veo en frente de mí cuando debería estar enterrada bajo tierra. Ella es tan real como tú y lo sabes.

Me callé, tal vez Dylan tenga razón. No es un buen momento para pensar lo que debería o no pasar, después de todo Fanny era la viva prueba de que nada tenía sentido en esta vida y que los muertos pueden caminar entre nosotros como uno más.

— Sería mucho más fácil si Fanny pudiera decir la verdad y ya ¿No crees? — Antes de poder negarme Dylan siguió hablando — Lo sé, sería una completa locura.

Llegamos a casa y estacionamos el auto, me bajé y mi madre fue lo primero que vi parada en la puerta. Cerré mis ojos y me mentalicé para alguna reprimenda, solo que no estaba con muchas ganas de una después de todo lo ocurrido. Caminé hacia ella, tenía su ceño fruncido al igual que su boca. Sus brazos estaban en jarra a cada lado de su cuerpo dándole una pose más estricta y el pie derecho rebotaba en el suelo constantemente, un sonido que me hacía poner de los nervios.

Me paré enfrente de ella al llegar ya que no me dejaba lugar a pasar, pensé en algo para decir pero nada se me ocurrió. Lo más seguro era que hayan llamado del colegio y ahora estemos en graves problemas, bueno yo lo estaría al menos. Sentí los pasos de Dylan detenerse atrás mío.

— Tus padres vienen a por ti, Dylan — Mi madre no lo miró, más bien solo siguió con su mirada fija en mí. Sabía que eso lo hacía como un castigo por mi más que por Dyl — Están preocupados por tus bajas calificaciones y tus faltas, antes no eran así muchachos ¿Qué ha pasado? Tal vez se escapaban de vez en cuando, pero ni siquiera se están preocupando por conseguir buenas notas, están todo el día fuera de la casa vaya uno a saber dónde porque ni se molestan en avisar. Nos tienen preocupados.

— Ahora no Tina, por favor.

— No — Nos señaló — Ahora sí, Dylan. Conseguí gracias a la ayuda de tu padre, Jake, que no los sacaran del colegio, aunque están suspendidos. Y no solo eso, están castigados.

— ¿Castigarnos? — Reclamé.

— Así es, así que es hora que me vayas dando las llaves del auto jovencito — Extendió la mano y Dylan le dio las llaves desganado — Y no podrán salir de esta casa hasta que yo lo diga.

Bufé pero no dije nada, solo empeoraría las cosas. Pasé por al lado de mi madre haciéndome espacio y caminé directamente hacia mi habitación seguido de Dylan atrás mío, al llegar vi a Fanny sentada en el colchón. Parecía bastante melancólica, recordé la posibilidad de que su cuerpo no esté en aquella tumba y jamás había estado tan decidido a hacer que la causa se abra de nuevo.

Esta noche saldríamos de esta casa, cueste lo que cueste.


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