Capítulo 19
- FANNY -
Nadie llegó a casa como era de costumbre, no tenía malas sensaciones pero tampoco estaba del todo relajada. Puede que algo les haya pasado, no tan grave, pero algo al fin y al cabo. Eso me hacía casi caminar por las paredes y es que lo único que me detenía es que no tenía ese poder, y ahora mucho menos que ni siquiera podía mover objetos. Lo había intentado ¿Bien? Pero ya me era imposible. Caminé aburrida por toda la casa, ni siquiera me permitía tener las cortinas abiertas para poder mirar hacia afuera ya que ahora cualquiera podría verme. Subí por las escaleras y abrí la puerta de mi antigua habitación, había ya cambiado muchísimo desde ese entonces y aun así traía feos recuerdos.
Corrí la tabla del piso y saqué mi diario, abrí una de sus páginas y comencé a leerlo otra vez. Quería repasar todo lo que se me había ido, todo aquello que no recordara y me sorprendí a mí misma con que muchas cosas se me habían ido de mi mente. Como la vez que mi madre me había horneado un gran pastel para mi cumpleaños número 7, para ese entonces inclusive mi padre era bueno conmigo. Me habían dado de regalo un bikini y un par de inflables por lo que decidimos que esa misma tarde, luego de que mi padre volviera de trabajar, iríamos a acampar al Lago Jackson que se encontraba a una cuadra de casa.
De ahí en más el diario estaba manchado, la última página había sido comentando aquello y después de eso se notaba como varias páginas habían sido arrancadas. Seguí leyendo a partir de eso y supe que algo había ocurrido.
"Desearía poder olvidar"
No había fecha y mucho menos algo que especificara que era lo que pedía olvidar. La única cosa alarmante eran las manchas de sangre, como dedos rojos apoyados en la hoja blanca. Cerré el diario y volví a meterlo en su lugar bien escondido. No quería saber qué tuve que olvidar, si lo había deseado era por algo. Pero muy dentro de mí sabía que aquel recuerdo que me faltaba tal vez me ayudaría a poder salir de este limbo que era mi vida en estos momentos.
La puerta sonó abajo y me apresuré a pararme y correr hacia las escaleras, por un momento me había olvidado de lo mortal que me veía en estos momentos.
— ¡Chicos! — Gritó Oliver — ¿Alguien en casa? — Bajé los escalones haciendo ruido con la madera — Ya los escuché — Volvió a hablar y yo me helé en el lugar, sus zapatos sonaron desde la cocina hacia donde yo estaba y me di media vuelta para correr hacia arriba — No hay necesidad de esconde... — Sus palabras quedaron incompletas al igual que mis pasos sobre la madera, me agarré fuerte de la baranda y recé para volver a ser un fantasma — ¿Quién eres tú? — Pero ya lo era por lo que podría actuar como una o podría actuar como una chica normal que Jake o Dylan trajo a la casa — Sera mejor que contestes, soy policía.
Me di la vuelta lentamente pero no miré a su cara si no que a su mano en el arma de su cintura tan dispuesto a todo, parecía de lo más tranquilo. No como yo, me sudaban las manos y mis piernas temblaban. Era una tonta por hacer que me descubran.
La puerta detrás de ella se abrió sobresaltándonos a los dos, las risas llenaron el lugar y los dos chicos se hicieron ver. Ambos tenían una gran sonrisa en su rostro, pero la de uno fue borrada ni bien vio la situación en la que estábamos aquí dentro.
— Chicos quédense ahí — Oliver tomó una radio que tenía del otro lado del bolsillo pero la mano de Jake lo detuvo — Jake te dije que...
— La conozco — Le cortó — La dejé aquí y fui a comprarle un helado a Sammy.
Estaba mintiendo y todos lo sabíamos pero Oliver por alguna extraña razón lo dejó pasar al mirar a su hijo menor y ver cómo, con una gran sonrisa manchada del helado que tenía en su mano derecha, asentía efusivamente cubriendo la coartada de su hermano. Mi corazón se desaceleró un poco y por fin me permití obtener una postura un poco más relajada pero atenta.
— Debes avisar cuando traes visitas — Lo retó Oliver — Podría haber pasado cualquier cosa ¿Recuerdas que tienes un padre policía?
— Si, lo siento — Se disculpó para luego verme, pero ninguno de los dos pudo sostener la mirada mucho tiempo y desconectamos — Papá ella es...
Ambos sabíamos que no podíamos decir mi nombre real y en estos momentos nos habíamos quedado completamente trabados.
— Stefany — Mentí yo, algo tímida — Stefany Finnegan, es un placer.
Bajé los últimos escalones despacio y apreté la mano de Oliver.
— Yo soy Oliver Maxwell, el padre de Jacky — Dijo bastante orgulloso.
— Papá...
— Si bueno, a él no le gusta que le llamemos así — Siguió comentando — Mejor me voy antes de que él empiece con que lo avergüenzo y bla, bla, bla...
Una pequeña risa salió de mí y lo vi irse, miré al pequeño muchacho que se paró al lado de Jake y sonreí.
— Tu debes ser Sam.
— Si, el hermano del idiota que está aquí — Se burló para luego irse por la dirección opuesta de su padre, muy seguramente a ver la televisión.
Jake tomó mi mano nerviosamente y me condujo hacia arriba prácticamente corriendo. No sabía si me iba a retar por la tontería que había hecho o si tal vez esto facilitaba un poco las cosas, lo único que sabía es que ahora quedaría como la chica psicópata que había entrado a la casa de Jake Maxwell a vaya uno a saber qué. Por suerte no iba a un colegio donde todos los sucesos se convierten en rumores de la noche a la mañana.
Nos encerramos en la habitación donde había permanecido casi todo el día de hoy, ninguno de los dos dijo absolutamente nada. Me limité a mirar por la ventana y él a observar el piso mientras se apoyaba en la puerta.
— Perdóname — Empecé yo dándome la vuelta para enfrentarlo — Por un momento olvidé que me podían ver y arruiné todo.
— No pasa nada — Me calmó, una fuerza desconocida desapareció de mi pecho. Muy seguramente la culpa — Tarde o temprano era obvio que te encontrarían.
Asentí, su cabello estaba más largo que cuando había llegado y su expresión más cansada. Sus rasgos seguían perfectos. Un recuerdo apareció en mi mente, la noche en que casi entran a la casa y como antes de eso los dos estábamos en una situación algo embarazosa. O, mejor dicho, tan embarazosamente deseada. Sacudí mi cabeza obligándome a volver a mi postura fría de antes, pero esto me sería muy difícil si ahora todos me podrían ver. Cada vez Jake tiene más la razón y eso me asustaba ¿Volver a vivir? Imposible. No podría hacerlo y no quería tener falsas esperanzas.
— Al final — Hablé por hacer algo — ¿Te sirvió lo que te dije ayer?
— Si, sobre eso — Se sentó en la cama — ¿Recuerdas la pintura que hiciste? — Fruncí mi ceño, no tenía ni idea de lo que me hablaba — El profesor Shuts quiere mostrárselo a todos, dejarlo en una exposición. Le dije que no tenía derecho de hacerlo, pero él...
— Alto ahí — Lo frené y me senté a su lado cuidadosamente haciendo que Jake pase su mirada sobre mí helándome el cuerpo y poniéndome más nerviosa — No tengo idea de lo que me estás hablando, no recuerdo pintar nada — Su cara fue una mueca confusa y recordé el diario, suspiré cansada a sabiendas que tendría que comentarle de esto de todas maneras — De hecho hay muchas cosas que no recuerdo Jake.
Ahora sería estos pequeños detalles pero después ¿Qué otras cosas? Si es que era solo eso, tenía cierto presentimiento que me había olvidado de muchas cosas importantes. Recuerdos que realmente me ayudarían con mi muerte y a encontrar a mi padre.
— Explícate — Me pidió y asentí para comenzar a explicarle todo, desde el principio y cada detalle que se encontraba difuso dentro de mi cabeza — Pueden haber más cosas ¿No? — Asentí — Recuerdos que podrían ayudarnos.
— Extrañamente tenía sentido que fueras a ver al profesor, hasta ahora — Dije pensativa — ¿Y si algo pasó? ¿Algo que sería mejor no recordar?
— ¿Tienes miedo? — Me preguntó.
— ¿Miedo? — Reí sin gracia — Estoy aterrada.
Pasó uno de sus brazos por mis hombros y me apretó a él, hacía demasiado tiempo que no lo tenía de esta forma, que no podía oler su aroma tan característico e inigualable, que no me sentía tan protegida. No me sentía querida hace mucho tiempo y eso también me daba miedo.
Lo miré con los ojos aguados por las lágrimas que retenía y él me devolvió la mirada pegando su frente a la mía, tragué saliva al instante. No debí haber hecho lo que hice, jamás tendría que haberle hablado de nuevo normalmente. Tenía que mantener distancias pero era lo que más me costaba. Nos habíamos peleado e inclusive le había pedido que lo olvide pero aquí estamos de nuevo, justo como al principio. Y si no paraba esto ahora mismo todo empeoraría.
— Jake...
— Basta — Me interrumpió serio, nunca lo había sentido tan tenso y muy seguramente enojado. Jamás me había mirado de la forma en que lo hacía, tan intenso que daba escalofríos — Estoy cansado de tenerte aquí y no hacer nada al respecto, te necesito Fanny y no te das una idea de cuánto. Quiero estar contigo sin importar nada, quiero dejar de preocuparme por lo que pasó y por lo que está por llegar — Su voz se quebró — Olvidar que estás muerta porque pareces lo más viva posible en estos momentos — Cerró sus ojos sin dejar la poca distancia que teníamos — Olvidar que podrías irte de un día para otro.
¡Porque es lo que pasará! Me daban ganas de gritarle que yo no estaría aquí para siempre, o tal vez sí. Pero internamente dudaba de que envejeciera, de que pudiera salir de esta casa y adaptarme de nuevo a la sociedad. Formar una familia ya no estaba en mis planes, lo creía imposible. Estaba decepcionada con la vida misma por haberme dejado en este lugar, pero a la vez agradecida por la oportunidad de conocerlo a Jake. A los Maxwell e inclusive a Dylan y por supuesto volver a ver a Megan.
— Deja que al menos te explique — Le pedí — Hay razones por las que debemos mantenernos alejados.
— ¡No me importan esas razones! — Habló fuertemente mientras se paraba delante de mí — Mi lado racional se quebró el mismo día que te conocí y desde allí sentí como mi mundo se dio vueltas, me volví un loco pidiendo por su único remedio. Tú.
— No lo entiendes — Me paré frente a él — No puedo darte absolutamente nada Jake, no puedo darte una vida normal porque ni siquiera tengo la mía.
El negó con la cabeza fijando su mirada a nuestros pies, mis lágrimas estaban acumuladas en mis ojos a punto de distorsionar mi vista. Para cuando él volvió su vista a mí mis pies se sintieron pesados y mis piernas lo bastante frágiles para empezar a hacer un leve temblequeo, mis nervios se crispaban y no podía mantener mis manos quietas. Debía hacerle entender que esto estaba mal.
— Lo único que quiero de ti es tu amor — Susurró.
Mi respiración se cortó, básicamente había olvidado el cómo respirar. Sus pies caminaron hacia mí y sus manos se posaron en mi cintura, para cuando sus labios apresaron los míos no había vuelta atrás. Estaba atada a un sin fin de cadenas de las cuales no tenía llave. Le seguí rápidamente y encerré su cuello con mis brazos atrayéndolo más hacia mi cuerpo, mi corazón y mi alma. Si es que aún seguía allí adentro.
Mi estómago era un revoltijo y me repetía mentalmente que esto estaba mal, muy mal. Estaba cediendo ante lo inevitable pero es que se sentía tan bien que no podía hacer nada contra ello, sus labios lujuriosos y desesperados por los míos. Mis manos inquietas lograron encontrar un lugar en el que estar entre su cabello y lo que menos recordé era si debía o no respirar en algún momento. Sus brazos se cerraron a mi cintura estrujándome, apresándome y desquiciándome en la poca cordura que aún me quedaba.
Qué importaba lo que estaba o no estaba bien ¿Qué daño haría? Ninguno, o de eso me trataba de convencer mientras su lengua se habría paso en mi enloqueciéndome.
Era mi primer beso apasionado y estaba nerviosa, parecía de película. Rápidamente dejé de pensar en lo que debía hacer para comenzar a disfrutarlo. Inevitablemente nos separamos, con las respiraciones entrecortadas y aceleradas. Mi corazón estaba a punto de salirse por mi boca, podía sentirlo latiendo fuertemente ¿O era una ilusión mía? Aún no le encontraba sentido de lo que podía hacer o no hacer, oír, sentir o tocar. Solo agradecía que pueda besarlo a él, aspirar su olor a hombre tan distintivo que solo Jake tenía, sentir con mis dedos las imperfecciones que lo hacían perfecto y aquel cabello ligero, hasta poder escuchar el sonido de su respiración jadeante.
— No vuelvas a alejarme de ti — Me pidió — Jamás vuelvas a hacerlo, te quiero a mi lado Fanny.
— Tranquilo — Respondí acariciando su mejilla, pero no pude prometérselo. Al menos no hasta saber concretamente de que me quedaría aquí, junto a él.
De cualquier forma esta historia, nuestra historia, iba a tener un final. La separación iba a ser inevitable. Estaba el riesgo de que yo me vaya a donde sea que debería estar y por otro lado el que yo desapareciera por cuenta propia, no iba a ser tan egoísta de atar su vida a mi propio fantasma.
Yo estaba muerta y él no. Era su turno de vivir, el mío ya había pasado. Pero en este momento me fue de lo más difícil soltarlo por lo que me permití estar entre sus brazos y disfrutar del pequeño momento que se presentó por mi falta de cordura y responsabilidad, lo abracé lo más fuerte que pude temiendo que el tiempo se me escape de las manos y cerré mis ojos ordenando a las lágrimas a quedarse donde pertenecían. Solo éramos él y yo unidos por la desesperación, por amor. Un amor que no duraría ni el más profundo respiro y ambos lo sabíamos a la perfección.
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