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Capítulo 16


- JAKE -

— ¡Que no lo sé! — Les grité a Dylan y Megan en el auto mientras conducía lo más rápido que podía — Solo me dijo eso.

— Recuerda que estas conduciendo mi coche — Reprochó Dyl mientras se ponía el cinturón al ver como zigzagueaba de un lado a otro — Y también es mi vida.

— No seas llorón — Habló Meg sorprendiéndonos a ambos, asomó su cabeza por entre los dos asientos y me habló — ¿Me estás diciendo que la hiciste volver a tu casa? — Asentí con la vista en el frente — ¿No crees que tu madre se lleve un gran susto?

— Mierda — Golpeé el volante del auto.

No se me había pasado aquello por la cabeza, pero tal vez tendría mucha más solución de que todo el pueblo la viera. Ya me estaba imaginando los encabezados de los diarios "El fantasma de Courtney asecha el pueblo", o lo que es aún peor yo estaría en boca de todos por solo vivir donde ella lo había hecho. El colegio se abalanzaría sobre mí para preguntarme si había notado cosas extrañas, se inventarían rumores de que la casa estaba maldita y estaríamos en todas las noticias.

Doble por Lakeview Drive y estacioné en frente de casa sin importarme de si lo había hecho bien o no, miré por la ventanilla y pude ver a Fanny sentada en los escalones. Algo se oprimió dentro de mí al ver que no había sido capaz de entrar a la casa, ella alzó su vista. Se veía triste y asustada pero en el momento que sus ojos conectaron con los míos un brillo inusual apareció en su cara, parecía mucho más radiante e inclusive, me animaría a decir, feliz.

Ella se paró de su lugar y dio un par de pasos adelante, salí del coche dejando las llaves en contacto, el motor encendido y la puerta abierta. Salté la cerca porque no tenía tiempo de abrirla y mucho menos lo lograría con mis manos temblando como lo hacían.

— ¿Fanny? — Escuché una voz de mujer atrás mío, muy seguramente la rubia — Oh por Dios.

Una sonrisa se plantó en mi cara al darme cuenta de lo que ello significaba, podían verla. Me acerqué mucho más rápido y la rodee con mis brazos sin pensarlo, ella paso los suyos alrededor de mi cuello y sentí su respiración agitada. Estaba mucho más cálida de lo usual, su pelo se agitaba con el viento y su piel se sentía de lo más viva a mi tacto. Cerré los ojos disfrutando del olor de su cabello y dejé un casto beso en una de sus mejillas.

— Te dije que podríamos hacerlo — Susurré a su oído — No vuelvas a alejarme nunca.

— Lo siento — Escuché su voz en un susurro.

Volví a apretar más mi agarre en ella para finalmente soltarla, la miré de arriba a abajo dándome cuenta de sus pies descalzos y el sencillo vestido blanco que apenas cubría su cuerpo.

— Vamos adentro — Puse mi brazo en sus hombros y caminamos hacia la entrada.

Ella dejó de caminar en cuanto estábamos a nada de cruzar el umbral, parecía alarmada y estaba totalmente tensa. Pasé mi mirada de sus ojos a la casa y entendí lo que pasaba.

— No tengas miedo — Dije — Pase lo que pase estaré contigo.

Con un pie delante del otro nos adentramos a la tan temible casa, que por más que la aborreciera por atar a Fanny a ella, le agradecía por hacer que nos encontremos. Que la conociera.

Subimos las escaleras ignorando los gritos de mi madre para que le contestara si había llegado o no, también ignore todos los jalones que Megan me daba desde atrás de mí. Su mano tironeaba continua y nerviosamente mi camisa en mi espalda, era un acto desquiciante. Y también había que contar con la duda de si Dylan seguía o no vivo, me carcomió tanto que tuve que despegar mi vista de Fanny hacia atrás, por sobre mi hombro. Un tétrico Dyl se encontraba siguiéndonos paso a paso con la mirada fija en la chica a mi lado, la mandíbula tensa y la piel totalmente blanca. Parecía un muerto viviente. Sus ojos me miraron desesperados en busca de respuestas y vaya a saber uno qué más, le sonreí de lado y podría jurar que hubiera estado muerto en ese mismo instante si las miradas fueran tan afiladas como aquella se sintió.

Mi habitación era un sepulcro, la pequeña y fantasmagórica figura de Fanny se encontraba levemente apoyada contra la ventana, su pelo en el viento y la mirada perdida en el horizonte. Dylan estaba al lado de la puerta, parecía más afuera que adentro. Y Megan se encontraba sentada a mi lado, abrazada a mi brazo derecho.

— Entonces — Dije haciendo que la muchacha salga de su estupor y gire para mirarme — Esto servirá para que mi padre nos crea, él nos ayudara con lo necesario y tendremos a Philip tras las rejas en cuanto menos te lo esperes.

— Suena demasiado fácil — Me dijo ella algo desanimada, volvió a ver por la ventana — El lago — Señaló con el dedo — ¿Siempre estuvo allí?

Megan reaccionó de pronto, se soltó de su agarre y se paró acomodando sus bucles rubios y alisando su ropa lo mejor posible. Suspiró y giró a Fanny que seguía dándonos la espalda nuevamente.

— ¿De verdad eres tú? — Preguntó seriamente, la otra chica se dio la vuelta y la miró un largo rato para luego asentir — Puedo verte — Comentó feliz Meg.

— Claro que puedes — El pie de Fanny se balanceó hacia delante y finalmente dio un paso hacia la rubia — Siempre pudiste por más viva que estuviera — La rubia frunció el ceño, al parecer, sin entender — Solo tres personas lo hicieron y tu fuiste una de ellas.

— Pero no hubiera pasado si Jake no hubiera llegado.

— No estaba hablando de Jaky ni Dyl — Fruncí mi ceño y cuadré mi espalda, no entendía que personas más podrían verla — Estoy hablando de cuando aún seguía yendo al colegio.

Me paré al mismo tiempo que mi mejor amigo salía de su lado de la habitación y se acercaba a las chicas, la vida de Fanny anteriormente era algo que ambos estábamos interesados en saber. Conocíamos la mala parte de ella, las personas más cercanas que tuvo pero no sabíamos específicamente sobre cómo era realmente. No habíamos estado en aquel tiempo, en cambio Megan sí. Ella había estado al pendiente de Fanny por más de que los demás se burlaran, la chica la había alejado y Meg siempre estuvo intentando que no le pasara nada. Pero claro está que si ella se negaba a recibir ayuda uno no iba a poder hacer mucho más que intentar hacer que no pase a mayores.

Aunque, como lo ven, no funcionó tampoco.

— ¿De qué hablas? — Preguntó Dylan seriamente.

Las mire a ambas, ninguna había contestado ni sacado la vista que se encontraba fija en la otra. Después de un buen rato que parecieron horas la cara intranquila de Megan se volvió una totalmente sorprendida, había recordado algo y de eso estaba seguro. La rubia lograba lo que se propusiera, era terca y mandona.

— ¿Qué? — Pregunté cuando sus ojos iban agrandándose y sus labios se separaban cada vez más, llevó las manos a su boca cubriéndola — ¿Van a hablar?

— Sabe algo, nos mintió — Susurró ella y Fanny se limitó a asentir.

La puerta sonó, unos suaves golpes y la voz de mi madre invitándonos a salir para comer. Meg y Dyl salieron primeros, yo caminé unos pasos hasta el marco de la puerta para volverme a mirarla. Aquel vestido le quedaba perfecto y a medida, sus piernas largas y cintura fina. Su largo pelo cayendo como una especie de catarata sobre su espalda. Su postura estaba ligeramente inclinada, sus brazos apoyados en el marco de la ventana y su respiración era calmada y profunda.

Era perfecta, no había margen de error. Excepto, tal vez, su inminente muerte.

Ella volteó a verme y abrió desmesuradamente los ojos al verme allí todavía, volvió a ponerse rígida y a mirarme de frente con sus manos atrás y sus pies descalzos haciendo ligeros movimientos de nerviosismo. La miré de arriba a abajo descaradamente, no debería hacerlo ¿Pero cómo resistirse? Ella se volvió, de repente, colorada. Sus mejillas se tendieron de un suave color rojo y comenzó a mirar a sus costados avergonzada. Di dos pasos al frente y la observé sonriendo de lado, dentro de mí los pensamientos correctos se peleaban con los irracionales.

Volver a dar un paso o no. Volver a abrazarla o irme.

Di un par de pasos más al frente y ella me miró fijamente, tragué saliva y mis músculos se tensaron luego de un escalofrío que recorrió toda mi columna.

— ¡Jake! — Sonó la voz de mi madre — ¡Hora de comer!

Suspiré ruidosamente, la sonrisa se borró de mi rostro y caminé hasta dejar mi habitación atrás.

¿Qué iba a hacer? Ella me había dejado en claro que me quería lejos de su vida ¿Por qué no me rechazaría de nuevo?

Bajé las escaleras para encontrarme con una escena familiar, habían extendido la mesa y ahora se encontraban todos ya sentados. Lo que más me sorprendió fue que esté todo el mundo, desde los amigos de mi pequeño hermano hasta sus padres, desde mis amigos hasta los amigos de mis padres.

— Cariño, ven siéntate — Llamó mi madre, la obedecí quedando al lado de Tom Ways y Dylan — Te presento a Eliza Hudson — Miré a la señora que se sentaba al lado de mi madre y Lorena Backs — Es la madre de Theo.

— Oh — Hablé intentando decidir qué hacer con esa nueva información — Es un placer.

— Me dijo tu madre que vas con mi hijo — La miré sin saber realmente de que me hablaba, tenía la mente totalmente ida. Eliza me miró con sus ojos casi negros y labios regordetes, tal vez modificados por alguna cirugía — A la escuela, digo - Aclaró al ver que no contestaba.

— Si — Contestó la rubia por mí mientras me miraba intentándome decir algo — De hecho, Dylan y yo también — Sonrió a la mujer y ella alzó una ceja castaña totalmente desencajada del tono de su pelo rubio teñido para forzar una sonrisa -— Soy Megan Smith.

— Megan trabaja en el periódico del condado — Habló mi madre orgullosa como si fuera su propia hija — De vez en cuando nos vemos por allí aunque no mucho, nuestros horarios son diferentes.

— Si ya trabaja de esa manera estando en el colegio — Agregó Tom riéndose — No quiero imaginarme cuando tenga mucho más tiempo libre.

— He oído grandes cosas sobre ti — Tomó la palabra Lorena — Mi hermano trabaja en la escuela, créeme que está impresionado de tu capacidad.

— Todos lo estamos — Susurró Dyl a mi oído, sonreí de lado intentando disimularlo — ¿Por qué hacen una gran reunión justo hoy?

Negué con la cabeza mientras me encogía de hombros, no tenía la menor idea. Tampoco tenía idea el momento en que todos habían llegado, tal vez por eso mi madre me había llamado tan eufórica. La cuestión era ¿Qué festejábamos? Me sentía en una jaula llena de personas con un pasado cada una, sabía perfectamente que la mayoría sabía más de lo que debía ¿Por qué no decirlo? Tal vez debería aprovechar de tenerlos aquí, al menos a Tom, para saltar con el tema de Fanny. Algo debían de decir, alguna equivocación, alguna mirada, una respiración acelerada.

Todos se veían tranquilos y cómodos entre ellos, era el único que desencajaba, no había tocado mi comida. Dylan me miraba de reojo, en realidad, a todos nosotros. Megan parecía uno más de ellos, seguramente estaba acostumbrada al ambiente. El qué decir o qué hacer, qué deberíamos de observar.

— No sabía que tenías un hermano Lorena — Comentó mi madre.

Lucy dejó de masticar para mirar significativamente a su madre que la ignoró por completo, la niña sintió mi mirada y bajó su mirada al plato para seguir su labor con la comida.

— ¿Cómo vas con tu investigación Meg? — Preguntó de pronto Dylan haciendo que todos se callaran.

Apoyé mis codos en la mesa mientras juntaba mis manos y dejaba mi mentón reposar en ellas, no sabía qué era lo que tenía en mente. Dylan podía ser realmente brillante como también un completo idiota.

— Muy bien... — Le siguió el juego ella — Eso creo.

— Ella volvió a investigar la causa de esta chica... ¿Cómo se llamaba? — Él chasqueo sus dedos al acordarse — La chica Courtney — Una sonrisa interna floreció en mí, mi pierna derecha empezó a moverse por los nervios — En realidad, nunca dejó de hacerlo.

Megan parecía gratamente sorprendida pero borró su expresión casi al instante, sonrió algo forzosa por la situación y bebió un trago de su vaso de vidrio. No le resultó mucho a Tom, su cara era de sorpresa e intriga, su mandíbula desencajada y su vista fija en su plato de comida. Mi padre lo miró con el ceño fruncido y luego pasó su vista hacia mí queriendo recibir una respuesta a su pregunta, una que rondaba por su mente.

— Lo que sé de esta chica son solo rumores — Habló mi padre para Megan — ¿Tienes algo que la policía debería saber?

Dylan y yo nos miramos para girar nuestras cabezas directamente a la rubia en frente nuestro, se veía de lo más normal mientras que nosotros no sabíamos cómo callarnos todo lo que sabíamos. Principalmente yo quería gritarles a todos en la sala que la chica de la que hablan esta justamente ahora en mi habitación, lo más probable arrodillada ya que sus piernas cedieron con el paso del tiempo, con los brazos y mentón apoyados en el marco de la ventana mientras una lágrima cae tras otra. La había escuchado y visto llorar demasiadas veces como para que el enojo en mi interior crezca.

— Por ahora mi investigación es privada, quiero escribir una noticia no solo que impacte si no que permita a las personas abrir su mente y lograr ver — Habló fríamente ella — Debe entender oficial que la recopilación de datos exactos y un planteo correcto de lo que realmente aconteció en una escena de crimen solo se logra con tiempo y dedicación — Entrelazó sus manos y las apoyó en sus piernas mientras su espalda se apoyaba en el respaldo de la silla — Tengo pistas, bastantes diría yo.

— Lo comprendo — Asintió mi padre, aparentemente satisfecho por el discurso.

— ¿Algún sospechoso? — Preguntó aclarándose la garganta el señor Ways.

— Yo... — Ella dudó por un momento y entrecerró sus ojos mirándolo curiosa — ¿Qué le hace pensar que alguien la haya matado? — Miré hacia mi lado donde la expresión del oficial era tensa.

El ambiente se tornó pesado y silencioso.

— Fue por decir.

— Según lo que tengo entendido, oficial Ways, usted fue el que llevo el caso de Fanny Courtney — Alzó más la voz Megan, pero seguía controlada — Usted fue el que dijo que ella se había suicidado ¿O no es así?

— Tom, ella tiene razón — Agregó mi padre — Tú mismo me lo dijiste en mi despacho el otro día.

La radio de ambos hombres sonó haciendo que los dos se paren apurados y los disculpasen por la interrupción, miré a Megan en busca de alguna pista ¿Qué había pasado? Pero ella estaba absorta en sus pensamientos, o al menos eso pensé. Su mirada estaba fija en Eliza Hudson. Lucía una cara de terror hasta que se recuperó y siguió con una conversación que Lorena y mi madre habían comenzado. Tragué saliva y me sobresalté al ver correr a Lucy con la cara empapada en lágrimas, Theo y Sam detrás de ella. Tal vez hablar de Fanny la había puesto mal, después de todo ellas eran amigas.

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