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Capítulo 12


- JAKE -

La cena terminó con unas cuantas disculpas mutuas al final y silencios incómodos, conversaciones que no llegaban a ninguna parte en especial. Mis padres se fueron a dormir y yo bajé con unas mantas y una almohada, además de asegurarme que Dylan dormiría en su habitación y no con Megan. Aunque tenía la seguridad de que el saber que esa rubia dormiría en el mismo techo que él no lo dejaría para nada tranquilo, su gran genio era más poderoso que su razonamiento. Sabía perfectamente que bajaría por las escaleras y se pasearía por el pasillo intentando decidirse si entrar o no, sabía también muy bien que Megan estaría consiente de él allí afuera. Pero la pregunta era ¿Se atreverían?

Acomodé el sofá a mi antojo y pude ver cómo pasaba Fanny distraída delante de mí hasta desaparecer detrás de la pared, caminé en su dirección y la vi con la mirada en la ventana del hall. Parece ser que se tomaría su trabajo en serio.

— ¿De verdad jamás duermes? — Ella giró a verme con los ojos bien grandes, al parecer no se había percatado de mi presencia. Negó con la cabeza y di un paso hacia adelante — ¿Pudiste recordar algo más de ese tal Ways? — Volvió a negar y me atreví a moverme un lugar más adelante.

— No sabía lo de Dylan y tu — Levanté mis cejas y ella sonrió tontamente, algo que hizo que me atreva a dar otro paso — Ya sabes, de que Tina y Oliver son sus padrinos.

— Si, olvidé mencionarlo — Ella apartó su vista de la mía y la posó en la ventana haciendo que la luz de la noche volviera a marcar el contorno de sus mejillas, nariz y toda su piel — ¿Alguna vez te has preguntado qué pasó contigo? — Pregunté en un susurro leve, tenía miedo en sacar aquel tema pero la curiosidad me carcomía.

Tal vez debería haberle preguntado a Megan.

— Todo el tiempo.

— ¿No se te dio por ir al cementerio? — Me acerqué más mientras ella negaba — ¿Por qué?

— No puedo salir de esta casa — La miré incrédulo, lo que me decía era imposible — No es tan simple.

— Tu estuviste conmigo en el hospital ¿No lo recuerdas?

— Si, pero hay algo que me aferra aquí — Ella se dio la vuelta en sus pies descalzos y me miró fijamente — Es como si hubiera una barrera, no tienes idea lo que me costó pasarla para ir a buscarte.

— Fuiste a buscarnos a todos porque sabías que algo había pasado.

— No — Tragué saliva con fuerza y miré sus ojos desesperados y asustados — No Jaky, yo sentí que algo había pasado pero a quien fui a buscar fue a ti. Gracias a ti pude salir de esta casa, no sabes la desesperación y el dolor que me causó pensar en perderte aunque ni siquiera te conociera.

Me apoyé en la pared a mi lado y empecé a respirar con dificultad ¿Y si estaba planeado el que yo muera? Gracias a eso podía verla y tal vez la curiosidad que me agarró desde un principio era solo el querer ayudarla.

— Entonces esto es algo así como el destino — Declaré en voz alta — Hay demasiadas cosas que no estoy entendiendo.

— Yo tampoco, créeme.

— Fanny yo... — Me acerqué a ella una vez más, no sabía por qué la distancia entre nosotros me parecía ahora algo tan notable y molesto. Mi mano buena fue inevitablemente a su mejilla para volver a sentir lo de hoy y una sensación impulsiva apenas fue retenida dentro de mi — No quiero que le pase nada a nadie, ni siquiera a ti.

— Yo ya no estoy aquí Jake — Dijo lo obvio y en sus ojos pude ver mucho dolor, sus labios se fruncieron y mis ojos cayeron en ellos.

— Lo estas para mí.

Me acerqué a ella sin poder reprimir más mis acciones y junté nuestras respiraciones lo más posible, estaba a tan solo unos centímetros de sus labios. No entendía lo que esto podría significar para después, tampoco me importaba. Solo necesitaba hacerlo.

Pero algo me detuvo, un ruido afuera seguido de una luz brillante que se apagó casi al instante. Ambos nos asomamos con cuidado de no ser vistos por la ventana y un coche negro tal cual era el anterior se paró en la calle, la noche era demasiado oscura por lo que era imposible mirar la patente. Las luces tampoco ayudaban demasiado. La puerta del copiloto se abrió y una persona encapuchada se bajó con cuidado, reconocí aquella figura como la de un hombre. Tenía hombros anchos y una estructura varonil.

Miré a mi lado y vi lo preocupada e indecisa que parecía estar Fanny allí. Le tomé de la mano y la arrastre hacia las escaleras.

— Despierta a Dylan — Susurré y ella asintió para correr hacia arriba.

Tomé una porra de mi padre que se encontraba arriba de un mueble en la cocina y me oculté detrás de una pared al escuchar la cerradura intentando ser forzada. De un momento a otro cedió y tomé el mango con ambas manos, escuché el sonido de las tablas crujiendo ante el peso de la persona al otro lado. Escuché el sonido del vehículo volver a prenderse y los pasos detenerse, las llantas resonaron en el asfalto y supuse que el auto se fue a toda velocidad.

— Maldición — Dijo una voz susurrante, los pasos resonaron apresurados hasta perderse.

Asomé mi cabeza cauteloso pero lo único que pude ver es una figura mirando hacia la oscuridad del patio delantero frente a la puerta, apreté más el mango intentando sostenerlo mejor con el molesto yeso y lo alcé a la altura de mi cabeza preparado para atacar pero al primer golpe la figura se encogió y maldijo con una voz familiar.

— ¿Quieres parar? — Dyl gritó dándose vuelta e intentando sobar su espalda adolorida — Eso dolió.

— Perdona — Bajé la porra y sentí como mis músculos se relajaban — Creí que eras otra persona.

— Si, sobre eso... — Me miró enojado y con sus brazos cruzados — No tenías que mandar a tu fantasma a que me golpeara con todos los objetos que encontrara.

Sonreí de lado al imaginarme un asustado Dylan siendo atacado por Fanny, la desesperación de no saber lo que ocurría, el miedo seguro que él le tiene y lo dormido que estaba. Me encogí de hombros y me di vuelta al escuchar los escalones crujiendo. Meg se encontraba a unos cuantos pasos del suelo vestida en un pequeño short suelto celeste y una remera de tiras blanca, parecía alarmada y alterada con su cabello revuelto y sus ojos abiertos de par en par. Aquel pequeño conjunto había sido de Fanny. Lo que hubiera dado por verla con él, pensé. Sacudí mi cabeza y miré sobre mi hombro para encontrarme con la cara estúpida de mi amigo, estaba embobado viendo de arriba a abajo a la chica en frente de nosotros.

En este momento desearía tener una cámara de fotos.

— ¿Qué es lo que pasa aquí? — Creí que había sido Megan la que había hablado pero claramente ella no tenía voz de hombre.

Detrás de ella se paró mi padre viéndose adormecido y curioso.

— Lo siento Oliver — Empezó a decir Dyl — Yo... Ella... Su hijo también y su amiga... Nosotros.

— Es culpa de Dylan — Hablé rápidamente — Quiso salir a tomar aire pero me asusté por el ruido y al estar oscuro lo golpeé a él pensando que era alguien más.

— Yo escuché los ruidos y bajé a ver qué pasaba — Sonrió incómoda la rubia desde su lugar abrazándose con sus delgados brazos — ¿Lo despertamos?

— No, está bien — Hizo un gesto con su mano sacudiéndola — Ahora vayan a dormir chicos y Dylan — Lo señaló — Nada de paseos nocturnos por hoy.

— Si señor — Llevó su mano a su cabeza en un típico gesto de soldado — No volverá a pasar.

Caminé hasta el sillón y me senté dejando la porra en la pequeña mesa ratona, refregué mis ojos por el cansancio que tenía. Alguien estaba en mi casa, pero algo había salido mal ¿Qué había pasado? Debían ser al menos dos personas, el que conducía y el copiloto. El segundo había entrado y claramente, gracias al porte masculino y la voz viril, sabía que era un hombre ¿Y el primero? Lo había abandonado y hombre había salido corriendo hacia vaya uno a saber dónde.

La pregunta era ¿Por qué?

— ¿Por qué se traicionarían entre ellos? — Me pregunté en un susurro.

— Eso no tiene sentido — Me respondió una tenue voz a mi lado, mire a mi derecha y se encontraba Fanny sentada con sus ojos fijos en mí — Desperté a los chicos lo más rápido que pude, debería haberme quedado para verle la cara al idiota que entró.

— ¿Puedes sentarte? — Pregunté asombrado.

Jamás la había visto hacerlo, al menos no en los sillones o sillas, siempre en la escalera. Aunque ahora que lo pensaba, la primera vez que la vi estaba acostada sobre mi cama.

Me miró curiosa y miró hacia abajo, sus cejas se levantaron y el asombro se dibujó en su rostro. Pareció tragar saliva de forma costosa, se encogió de hombros y negó con la cabeza. Me miró una vez más pero ahora sus ojos reflejaban algo cercano a la felicidad o, inclusive, a la esperanza.

— Jamás puede... No sé por qué, ni cómo... — Tomé su mano que permanecía temblando inquieta, la otra acariciaba el sillón como si fuera la primera vez que lo hacía - Es raro. Siempre traspasé los sillones.

— Ven — Le pedí.

La acerque a mí y la mantuve entre mis brazos, su cabeza apoyada en mi pecho e intenté calmar mi respiración para que no notara lo acelerado que se encontraba mi corazón. Tal vez haya alguna manera de hacer que vuelva, si ella podía sentir y no ser atravesada por objetos cada vez más seguido algún día podría despertarme y ver como ella era una persona más. Que ella estaba más viva que nunca.

Y es que así se sentía en este momento.

— ¿Crees que podrás volver? — Susurré contra su cabello, aspiré su olor y ella se movió para poder verme — Estar aquí, igual que yo.

— ¿Viva? — Me preguntó lo evidente.

Me mordí el labio y cerré mis ojos asintiendo, no había querido decirlo. Eso le quitaba lo mágico al pequeño momento que estábamos teniendo.

— Si, algo así.

— No me siento viva en realidad — Abrí mis ojos algo pasmado, no me hubiera esperado esa respuesta jamás, y le miré a los ojos — Siento como mi alrededor sigue viviendo mientras yo estoy estancada aquí sin saber que será de mí Jake, no sabes lo difícil que es estar pensando en ello cada noche a cada hora y darme cuenta cada vez más lo miserable que soy. Es agotador, mi cabeza estallará en cualquier momento y sé que debería sentirme mejor al sentirte o poder incluso sentarme, algo tan común como eso — Una lágrima resbaló de su mejilla haciendo que mil emociones pasen por mi pecho pero sin poder expresar ninguna — Al principio fue esperanzador que me vieras, ahora también esto. Pero cada vez me convenzo más de que algo está mal y que un día ya no te volveré a ver más porque estarás muerto, envejecerás. Oliver, Tina y Sammy se irán. Incluso veré como Dylan y Megan siguen sus vidas como si yo fuera un viejo recuerdo borroso, nada importante.

— Yo jamás te olvidaría — Le prometí.

— Si lo harás — Se quejó ella — Y no porque quieras si no porque yo no te quiero aquí — Acaricié sus mejillas húmedas pero rápidamente las sacó — No te quiero aquí Jake, vete de esta casa y olvídame. Tú tienes una vida allí, te enamorarás y te romperán el corazón. Volverás a amar, estudiaras algo, trabajaras y tendrás hijos.

— No me pidas que haga eso Fanny — Me levanté del sillón impresionado y realmente dolido, no quería olvidarme de ella — Te prometí que te ayudaría y eso haré.

— ¡No! — Me gritó parándose de su lugar — Jake Maxwell vete de aquí, ignórame.

— No lo haré.

— ¿Es que no me entiendes? — Claro que no lo hacía, me encogí de hombros confundido — Daría lo que fuera por tener una vida como la tuya y tu solo quieres ayudar a un muerto.

— Todavía no estás muerta — La señalé, me negaba a creer eso.

— ¡Estoy muerta! — Me gritó, llevé mis manos a mi cabello tirándolo entre mis dedos en un acto de nerviosismo, reprimí mis ganas de gritar y observé sus ojos — Mi cuerpo está enterrado a metros debajo del suelo, tengo una lápida con mi nombre y a mi asesino completamente desaparecido. No puedes ayudarme — Ella caminó unos pasos hacia atrás a la vez que yo volvía a acortar la distancia — Esto se puso demasiado peligroso, jamás quise que les hagan daño y eso estuvo a punto de pasar hace un rato.

— Tú no puedes decidir por mí — Señalé hacia las escaleras — Por todos nosotros.

— Pero yo decido sobre mi persona — Ella volvió a poner una gran distancia que esta vez deje que mantuviera — No quiero que vuelvas a hablarme, nunca más.

Se dio la vuelta y corrió hacia la pared desapareciendo al atravesarla. Pateé el sillón con fuerza mientras retenía mis ganas de llorar, no quería ser tan débil ¿Desde cuándo lloraba por una chica? Se supone que yo era el tipo rudo y varonil que no lloraba por cosas bobas. Pero esta vez esto era serio, no una estupidez. El único estúpido era yo por no poder ayudarla, porque al fin y al cabo ella tenía razón. Pero jamás se la daría en voz alta.

— Eso fue intenso — Dijo Dylan que me observaba desde la entrada de la sala junto a Megan.

Bien, además de discutir con Fanny resultaba ser que ellos lo habían escuchado todo. O al menos mis palabras. En otro caso me hubiera reído ante la idea de que me vieran discutir solo como un psicópata y sabía muy dentro mío que Dyl estaba asustado por mi salud mental. Me les reiría en compañía de ella.

Pero tal vez Dylan siempre tuvo la razón, tal vez todas eran imaginaciones mías. Nada de esto era cierto y yo solo necesitaba que me encerraran bajo llave con una camisa de fuerza y paredes blancas y acolchonadas. Estaba demente.

No sabía qué creer y no sabía qué hacer.

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