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Prólogo

Cantar. Vaya que era su pasión. Amaba la manera en la que el público la miraba como si fuese lo más hermoso creado de la tierra. Amaba oír los aplausos que alimentaban sus ganas de seguir aprendiendo a cantar. En serio lo hacía.

And I, will always, love you
I will, always, love you
I, will, always, love you
I, will, always, love you
I will always, love you
I, I will always love you, you
Darling, I love you
Ooh, I'll always
I'll always, love you...

I still Always Love You. Que hermosa canción. Un éxito de una gran época. Sid Chang, se encontraba en el escenario de la prestigiosa escuela de canto, de los Harrington, para ser precisa. Había estado practicando hace ya varios meses, y para ser honesta, parecía que su esfuerzo rindió frutos. Abrió los ojos para ver al público, pues los había cerrado para sentir la canción. Y entre la multitud se encontraba su mejor amiga y su novio. Ronnie Anne, puede que ella no esté tan involucrada ni interesada en la música, pero recibía un gran apoyo por su parte. Y su novio; Clyde McBride, quien también la apoyaba. Podía notar en los ojos de ambos que estaban orgullosos, al igual que ella. Su novio aplaudía como un loco mientras que su mejor amiga estaba sentada, con sus puños cerrados y con los pulgares arriba, la estaba felicitando. Le dedicó una sonrisa a ambos y la presentadora comenzó a hablar. Dándole la bienvenida a Cristina Harrington, su mayor enemiga. ¿Qué porque? Bueno, Cristina era talentosa, si, pero no era comparable a la melodiosa y melancólica voz de Sid. Ya había ganado 5 premios y digamos que no precisamente por su "talento". La pelirroja comenzó a cantar, estaba muy nerviosa, pues no había practicado nada de nada, se la había pasado esos cuatro meses intentando destruir a Chang, quien no daba señales de molestarse. Al final, canto una canción de cuna, y en serio, la pelirroja sentía pena ajena por ella misma.

Había llegado la hora. Solo concursaban Sid y Cristina, pues se habían hecho audiciones para que se representara a la escuela. La asiática sentía que había dado todo, estaba 100% segura que ganaría, tenía que, era más que obvio que lo había hecho mejor que Harrington. Entre el discurso del Padre de la pelirroja, quien era el director de la prestigiosa institución, y entre más felicitaciones de los maestros, Una mujer con un hermoso vestido blanco estaba parada en frente del micrófono. Las manos de ambas rivales temblaban, las de la castaña por emoción y adrenalina, las de la pelirroja por la horrible charla que le esperaba en casa si es que perdía. La mujer abrió el sobre en donde estaba la ganadora, y pronuncio el nombre una de la s chicas, quien disque, había hecho la mejor presentación.

-Y la ganadora es... ¡Cristina Harrington! -Después de dichas palabras, la pelirroja, quien llevaba un vestido de color esmeralda, como sus ojos, llevo sus manos a su boca y se arrodillo mientras que lagrimas caían de sus ojos. Los padres de Cristina corrieron a felicitarla, mientras que el autoestima de la asiática caía al suelo. Con la dignidad por los suelos, aplaudió a quien se suponía que era mejor que ella.

-Quiero agradecer a mis padres, por fundar esta maravillosa escuela. Y también a los maestros por enseñarme todo lo que sé. Dedico este premio... A mi, claro que si. -Y esa era Cristina Harrington, siempre alardeando de si misma. Todos los presentes aplaudían extrañados, era más que obvio que la mejor presentación y mejor voz era la otra chica, pero bueno, se trataba de gente rica, no hicieron nada más que aplaudir. Mientras tanto, la latina que estaba confundida, sin embargo era lo que siempre pasaba. Miro a su lado y vio que Clyde tenía la misma confusión.

-¡Ya llegue! ¿De que me perdí? -Hablo alguien de pronto. Era Jack, el novio de la morena. Traía dos refrescos en mano y uno se lo dio al otro chico. Al ver la triste mirada de su novia, supo que algo estaba mal.- ¿Sucede algo, cariño? 

-Es Sid. -Se limito a responder Ronnie. No le agradaba mucho los nombre cariñosos que le daba Jack, pero era Jack, ambos se querían demasiado, y solo tenía 16.- Debería ir con ella. -La latina se levanto del asiento y se dirigió a un pasillo, pero al instante volvió, pues la escuela era tan grande que más de una vez, se perdió.- Jack, Por donde...

-Oh, creo que los camerinos estan en el pasillo 4C, detrás del escenario, solo tienes que rodear el auditorio -Le explico el chico de ojos avellana, se acerco al rostro de la latina y le dio un pequeño beso, que ella correspondió. Luego de ese lindo gesto de cariño, se dirigió a la puerta de donde su novio le había indicado.

...

La asiática se sentía tremendamente miserable y buena para nada, así que cuándo apenas Harrington acabo su 'pequeño discurso' decidió ir a los camerinos de manera en la que nadie se de cuenta. Y lo logro. Ya en los camerinos, se dispuso a pensar en que era lo que había hecho mal, no había desafinado, había hecho todas las notas altas bien. Y lo entendió, ella jamás ganaría junto con una clase alta como la de Cristina, no era secreto entre el instituto que el padre de la pelirroja, compraba a los jurados. Eso era tan injusto para todos.

-Volví a ganar, Chang. Creí que dijiste que ganarías esta vez. -Hablo de pronto alguien. Sid alzo su vista del suelo, y vio a la respectiva "ganadora".

-No has ganado nada. -Hablo de manera quebradiza la asiática. Cristina sonrió en sus adentros, debía suponer que siempre ganaría, así que, para celebrar su victoria, torturaría a la castaña, cerro la puerta con seguro y dejo su trofeo a un lado. La copa, o mejor dicho, el premio, era una figura de Angel, uno bastante hermoso. Estaba bañado en oro, sus esquinas y detalles eran tan finos, pero a la vez peligrosos. 

-Claro que lo hice, pequeña Sid. ¿Y sabes porque? Porque soy más talentosa que tu -Sonrió de manera arrogante. La asiática no iba a pasar por alto esa horrible y falta de empatía, haría lo que se negó por muchos años.

-No, no es así, Harrington. Tu no eres nada talentosa. Porque, tu solo ganas por tu padre. No tienes ni una sola pisca de merito. Admítelo, eres un fracaso que depende del dinero de tu "Papi". -La ataco la castaña, estaba consiente de lo que decía, y no se arrepentía. Por otro lado, a la pelirroja se le llenaron los ojos de lagrimas, eso no era cierto, ella tenía una gran voz ¿No es así?- ¿Y sabes algo? No me sorprende que tu madre te haya abandonado cuándo tenías tres años, quiero decir, ¿Quién querría vivir con una humana tan... Inservible como tu? Alguien tan tonta, tan dependiente de otra personas, alguien tan arrogante como lo eres, Cristina Harrington. -La lagrimas y tristeza se hicieron presentes en el cuerpo de la de ojos verdes. Recordar a su madre, como engaño de una forma tan horrible a su padre y luego abandonarla como si de basura se tratase, para que luego, se saliera diciendo que tenía otra familia, otra hija. La ira se hizo presente en la pelirroja, literalmente, se lanzo encima de Chang, quien forcejo tiempo después por el fuerte agarre de la chica. Ambas intercambiaban entre patadas, jalones de cabello y cachetadas. Lamentablemente para Cristina, su vestido le impedía atacar a la asiática, pues era enorme, como la de una chica que celebrara sus quince años. Pasaron unos pocos minutos y los camerinos estaban totalmente desordenados. Ambas se encontraban cansadas y Chang hizo algo, que tal vez, la marcaría de por vida.

-Admítelo, eres una perdedora. -Hablo, de pronto, unos toques en la puerta se hicieron presentes, el padre de la pelirroja estaba gritando que trajeran algo para ayudar a su hija, quien estaba siendo 'atacada'. La asiática, totalmente cegada por la ira y cólera que le tenía a los Harrington, se paro del suelo, y camino con una sonrisa hacia el trofeo. Lo tomo entre sus manos mientras sentía un enorme placer. La pelirroja, se levanto de un salto y corrió hacia la castaña, y le arrebato el trofeo de manera brusca.- Eres tan estúpida. Tu papi tiene que comprar a todos porque si no... Eres un caso perdido. Una perdedora. Una miserable. Una patética. Una pobre. Una... -Y cuándo estaba por seguir con sus insultos, lo sintió. Sintió como algo filudo cortaba parte de su garganta. Luego logro distinguir el liquido rojo que brotaba de esa enorme herida. Era sangre. Cayo al piso con una mano en su mano, intentando parar el sangrado. Sus ojos estaban completamente abiertos, trataba de gritar ayuda, pero le era imposible hablar.

-Yo, no soy ninguna perdedora. -Los fuerte toques en la puerta se hicieron más frecuentes y desesperados. En su rostro, la pelirroja tenía una sonrisa de psicópata con el trofeo en la mano, y  "Curiosamente" con el trofeo con sangre, con su sangre.- Hagamos un pequeño juego. Si alguien de los que entran se preocupan por ti, te daré el premio -Cristina se acerco a paso lento, y cuándo estuvo cara a cara con la asiática, tomo un poco de su sangre, y se mancho la cara con ella.- Nos vemos pronto. -Se echo en el piso, desordeno un poco su vestido y dejo al lado de Sid el premio. Justo en ese instante, la puerta se abrió. El padre de la pelirroja miro la escena estupefacto. Su hija estaba tirada en el piso gotas de sangre en su rostro, sus ojos estaban cerrado y su premio estaba al lado de una chica con sangre en el cuello. Al instante les grito a sus compañeros que cargaran a su hija y la llevaran al hospital. Dejando a la asiática desangrándose en el piso. 

A unas aulas de distancia, se encontraba Ronnie Anne, mirando a su alrededor, intentando encontrar los condenados camerinos.- Veamos, Jack dijo que hay que rodear los camerinos. ¿Pero donde diablos estan los camerinos? ¿O era el auditorio? Pasillo 4C, ¿Y donde veo eso? Agh. Esto es un laberinto.  -Se quejaba mirando a su alrededor, cuándo de pronto, vio como Cristina era cargada afuera de la escuela. Si Cristina estaba lastimada, ¿En donde estaba Sid? Con los peores pensamientos que su cabeza imaginaba corrió en donde supuso que estaría su mejor amiga. Y la encontró. Estaba en el piso con una gran charco de sangre, se notaba que estaba consiente pues su mano se movía. Los ojos de la morena se llenaron de lagrimas. ¿Cómo había sucedido eso? Tomo su teléfono y marco al 911.

...

 Ya había pasado alrededor de una semana después de la casi muerte de Sid Chang. La habían expulsado de la escuela, y como estaba tan enfadada, fue y descargo su ira en la hija del director. Quien, se hacía la enferma y la trasladaban en sillas de ruedas. La habia tirado de la silla y le había reclamado que dijera la verdad. Pero no consiguió nada, excepto una buena cachetada del director. Desconsolada, salió de la escuela. Sus lagrimas llevaban puro dolor, tendría que dejar su pasión. Pensó en su pequeña hermana; Adelaide, ¿Cómo le diría que fue expulsada? Sus padres estaban muy decepcionados de ellas, pero ellos no lo entendían. Eran como las seis de la tarde, así que decidió buscar consuelo con su novio. Se encamino a su casa. Con la mirada en el piso y el alma hecha pedazos. Era un dolor tremendamente horrible. Sabía que los padres de Clyde no estarían, pues ellos solían llegar a las ocho, y no les extrañaba ver a la novia de su 'pequeño' ahí. El día comenzaba a oscurecerse, y cuándo finalmente llego, se dio cuenta de la estúpida y ridícula realidad. Justo ahí enfrente de ella, en la ventana de la casa de su novio, estaba el y su mayor rival. Ambos estaban sentados en el mismo sofá, el moreno rodeaba a la pelirroja con el brazo de manera cariñosa. Sus ojos se cristalizaron, y de nuevo sintió impotencia. Una vez más, Cristina le quitaba lo que más amaba. Una punzada en su corazón se hizo presente, la cual se intensifico cuando vio como ambos cómplices acercaron su rostro y se besaron. ¿Cómo sucedió eso? ¿Era por eso que a veces lo encontraba en la escuela con flores, y cada que le preguntaba se ponía nervioso?

-Esto apesta. -se dijo así misma, su voz era casi inaudible, debido a que un nudo en su garganta muy asfixiante se hizo presente. Se dio cuenta que su, ahora ex novio, miro a la ventana y la vio. Observo como el moreno se levantaba del sofá y corría a la puerta. Pero no necesitaba explicaciones, es más, ya no le importaba. Salió corriendo en dirección de la casa de, quien esperaba que la consolara. Su mejor amiga.

...

El timbre de la casa sonó, dando a entender que alguien había llegado. Pero era casi imposible ir a ver quién era.

La pareja de adolescentes estaba en el sofá, intercambiando algunos besos no tan inocentes que se pueda ver. Y aunque quisieran seguir con ese momento, el timbre sonó con un tipo de código, el cual, la latina reconoció. Y al segundo se había separado del chico con las mejillas rosas.

-Es Sid. -aseguro

Se paro del cómodo sillón dejando a su novio algo ansioso. Abrió la puerta y se encontró con la asiática con los ojos llenos de lagrimas, sin mencionar que estaban rojos. Y supo que algo andaba mal

- ¿Qué sucedió? -pregunto abrazando a la chica, llenándola de consuelo.

-Me engaño -susurro la asiática llorando en el hombro de la latina.

No tuvo que preguntar "¿Quien?" Pues era obvio. Intento decirle a Jack que las dejara solas, diciéndole que si se podia retirar, por suerte, el chico era comprensivo e hizo lo que le dijo su novia. La castaña se quedo a dormir, sabiendo que de ese día en adelante, su vida sería un infierno.

...

10 años después

-¡Ronnie! Querida, ¿Cómo estas? -hablo una voz por el teléfono. Era la asiática. Ya habían pasado unos años luego de aquel "incidente". Sid había rehecho su vida, y como una gran amiga, decidió que parte de su vida sería la latina.

-Ya sabes, existiendo -rio Ronnie al teléfono.

-¿Como va la bebe? -pregunto. La latina estaba embarazada, llevaba unos siete meses de embarazo, e iban muy bien.

-Muy bien. -le aseguro.ñcon un dejo de alegría.

Sid estaba muy al pendiente de su mejor amiga, temía que algo le suceda mientras que estaba en ese periodo de gestación.

- Ayer sucedió algo... extraño. -Le dijo de pronto.

-¿Que sucedió? -Pregunto la castaña preocupada, por el tono de voz, sonaba bastante importante.

-Ayer, ¿Recuerdas que te hable de un tal Chandler que conocí hace ocho meses?-
la castaña hizo memoria... ¿Chandler? ¡Oh! El Chandler que intentaba cortejarla aunque ella este casada.

-¡Oh! Ese idiota que me contaste. 

-Si, ayer, se me "Confeso" por decirlo así. -Le conto la latina nerviosa de que Jack la escuchase. Su relación habia dado muy buenas bases y el chico, decidió dar el siguiente paso. Quería a la morena para toda la vida. La castaña casi se atraganta con el agua que estaba tomando en cuánto escucho eso.

-¿Y que le dijiste? ¿Dejaras a Jack? -Pregunto efusivamente. Ese tal Chandler le caía muy mal. Parecía tener todas las intenciones de separar a Ronnie y a Jack. La asiática, más que nadie, sabía que el amor de Jack por la chica era puro y sincero. 

-No, no seas tonta. Jamás lo dejaría. Lo llamare y le diré que no puedo. Que tengo una familia. -Hablo firmemente Anne.

-Eso. Me llamas en cuánto se lo digas. -Le dijo- Por mientras, cuídate, te quiero mucho. Adiós. -colgó la llamada.

Algo sucedería, estaba segura, había un sentimiento que le decía que algo sucedería con Jack, pero tal vez no era así. O simplemente estaba siendo paranoica.

O tal vez, si paso.

...


-Buenas tardes, Con la señorita Chang

-Si con ella.

-Necesitamos su presencia en el hospital de la ciudad, ahora mismo

-Perdona, mi ignorancia, pero, ¿Por que?

-Usted es conocida de la Señorita Ronalda Santiago?

-Claro que si. ¿Sucedió algo malo?

-Se dió una balacera en su casa a las 5:44 de la tarde del día de hoy. Se encuentra conciente con ciertos traumas. Y requerimos de alguien cercano para informarle que el señor Jack, su prometido...

Hubo un silencio que no le agrado para nada a la asiática. Su corazón le empezó a dar punzadas

-Que sucedió con Jack?!

-Lamento informarle que el señor Jack... Ha fallecido.


...

ACTUALIDAD

Y si querido Chandler, recuerdas ese dia? Pues bien. Ese día empezó nuestra guerra. Ese día desencadenaste mi ira. Ese día hiciste que te amara para luego odiarte. Ese día, condenaste a mis hijos. Ese día, ese maldito día firmaste tu muerte. Ese maldito día, empezó nuestro pequeño juego. Oh, no es momento de llorar, amor mío, arrodíllate y besa mis zapatos. Porque ese día me volviste en lo que soy, y no es por nada, pero, de alguna manera te agradezco por haberme convertido así.

...


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