Me encontraba dentro del auto.
Era de noche y estaba lloviendo.
Estaba nerviosa, pero era lo que quería.
Lo necesitaba
Quizás estaba siendo egoísta.
Pero nada importaba.
Solo lo quería de vuelta a mi.

Posicione el auto frente a un enorme poste de luz, quite el cinturon de seguridad, coloque las dos manos en el volante, mi corazón estaba a mil, mi respiración era incontrolable, mi pie estaba a punto de presionar con fuerza el acelerador, justo cuando estaba a punto de hacerlo. Lo vi.

¿Enserio era el?

Baje rápidamente del auto y corrí hacia ese chico con cabello castaño, mis lágrimas amenazaban con salir otra vez.

Solo pensaba en abrazarlo, recordarle cuanto lo amaba y demostrarle cuanto lo había extrañado.

Pero todas mis esperanzas se perdieron cuando tire de su brazo, y al voltear, no era el.

Lo había confundido.

—Perdone —hice una reverencia —Creí que era alguien mas

—Descuida —sonrió —A todos nos pasa

Y continuó con su camino.

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Ya no podía continuar así, era injusto para todas las personas que esperaron por mi. Y era injusto para mí hacerme más daño.

Si, Renjun era el amor más grande que había tenido.

Pero sólo era parte de mi cerebro.

Lo que él y yo tuvimos, nunca perteneció a la realidad.

Quizás nuestro destino era encontrarnos, más no estar juntos.

—Xia, mira ese chico, es guapísimo —sonrió

—Si, no está nada mal —reí

—Ve a hablarle

—Lian, come de tu helado ¿Si?

—¿Que sucedió con la Xia que le hablaba a cualquier chico?

—No lo sé —suspiré —no lo sé

—Descuida, algún día llegará esa persona que te invite a salir para sacarte de tu rutina aburrida, se reirá contigo, se enamorara de tus muecas, te querrá de día y de noche, se preocupara por ti, solo espera un poco más

—Ese es el problema Lian, soy muy impaciente.

Mi mala memoria no servía para olvidarlo, sentía rabia.

Quería llamarlo, pero no debía.
Tenía que olvidarlo, pero no podía.
No quería perderlo. Pero ya lo había hecho.
Aún le digo que lo quiero, aunque no esté, aunque no lo escuche, lo reportó como una promesa, que estaba a punto de romper.

Había pasado meses buscándolo, lo busque por todo el universo, no lo encontré ahí, no lo hallé en mis sueños, no lo logré, pero nunca me rendí al buscarlo, no encontrarlo no era impedimento para dejar de quererlo como tanto lo hice.