Capítulo 2: Primer día.
Bajé de nuevo para preguntar donde estaban las cosas de limpieza.
Mauricio y su esposa se habían ido ya.
Solo estaba Aldo.
- lamento interrumpirte pero ¿me puedes decir donde están los utensilios de limpieza? -
- no interrumpes nada, no te preocupes Elena - me dijo con una sonrisa amable - están en el sótano, te llevo - me dijo y se paró del sofá.
Caminamos hasta llegar a unas escaleras que bajamos para entrar al sótano.
- aquí tienes todo: escobas, trapeadores, trapos, jabón, quita grasa, cubetas, etcétera etcétera - me indicó.
- perfecto, gracias - le dije agradeciéndole gentilmente.
- por nada Elena - me dijo acercándose un poco más a mí.
Por un momento creí que me besaría.
- eres una mujer muy bonita ¿porqué veniste a trabajar aquí? - me dijo tocandomé el pelo de una forma extraña, coqueta podría ser.
- perdí mi trabajo hace algunos meses, no conseguí otro debido a mi poca experiencia en la carrera que estudié así que cuando vi el anuncio de este trabajo sencillo y fácil no dude en venir - le conté con aire nostálgico.
Extrañaba mucho mi antiguo trabajo.
- ¿porqué te despidieron? - me preguntó mientras se entretenía enredando sus dedos en mis cabellos cafés.
- porque estaba saliendo con uno de mis compañeros de trabajo - admití.
- mmm... y ¿qué carrera estudiaste? - preguntó de nuevo.
- Negocios Internacionales - contesté nerviosa. Sus manos seguían en mi pelo.
- mi padre y yo estudiamos lo mismo ¿sabes?, deberías de trabajar en nuestra empresa - dijo interesado.
- solo soy una más de sus empleadas, nunca me contratarián -
- eres una mujer estudiada y además estás guapísima así que no eres una más de nuestras empleadas -
Me quedé de piedra.
Me estaba halagando demasiado.
¿También se sentía atraído por mí?
- bueno gracias pero ahora tengo que comenzar con mi trabajo - le dije y lo aparté.
- antes de que comiences te presentaré a otras personas que trabajan aquí - me dijo casi ordenándomelo.
Antes de ir con él tomé algunas cosas para limpiar y las metí en una cubeta para que fuera más fácil cargarlas.
- te ayudo con eso - se ofreció y tomó la cubeta llena de cosas para limpiar.
- gracias Aldo - le agradecí.
Me llevó hasta la cocina donde estaba una chica rubia de ojos azules peinada con una coleta alta.
Era bonita y muy jóven.
- ella es Denise - me presentó a la jovencita - hola Denise, ella es Elena, nuestra nueva empleada de limpieza - le dijo él dirigiéndose a ella.
- ¿la sirvienta? - dijo mirándome con recelos.
¿Le gustaba Aldo?
- ¿tú eres la que cocina? - le dije de mala gana.
- así es - dijo ella con una mueca de fastidio.
- ¿cuántos años tienes? - le pregunté curiosa.
- 18, ¿por? -
- por nada linda - le dije amable.
- ¿iremos al cine hoy? - le dijo ella a Aldo ignorandomé por completo.
- sí Denise, nos vamos a las 11 -
- ¡¿iremos a la última función?! - chilló ella emocionada.
- sí, como querías - le dijo él y ella besó sus labios.
Él correspondió su beso intenso y apasionado.
Tomé mis cosas y salí de ahí lo más rápido que pude.
¿Ellos eran novios?
Porque eso creía.
Subí las enormes escaleras de caracol y entré a la que parecía ser la habitación de Aldo.
Comenzé a limpiar los muebles y cuando llegué hasta su buro vi que tenía un cuadro con una foto de él y la cocinera (que ahora se que es su novia), en una playa, al parecer ya hasta se habían ido de vacaciones juntos.
Terminé de barrer y de limpiar el piso de su habitación y salí de ahí para ir a la segunda habitación.
Esta era de Mauricio y de Laura.
Tenía una cama hermosa, sábanas rojas de seda brillantes.
Muy sencilla, al parecer no se molestaban en ponerle lujos a su habitación.
Solo les servía para tener sexo.
- lamento lo de Denise, Elena, ella es muy indiscreta - escuché decirme a una voz masculina detrás de mí.
Me giré y vi a Aldo mirándome extraño.
- da igual, está bien - le dije alzando los hombros y esbozando una sonrisa - ¿desde cuando son novios? - le pregunté para saciar mi curiosidad y llenarme de más celos masoquistas.
- desde hace 5 años - respondió sentándose sobre la orilla de la cama destendida.
- ¿dónde se conocieron? - interrogué mientras barría el piso de la habitación.
- ella es hija del que fue mi maestro de matemáticas en preparatoria -
- ¿por cuántos años se llevan? -
- por 7 - dijo haciendo un mohín.
Así que él tenía 25 años.
2 años más que yo.
- ¿ella tenía 13 y tú 20 cuando empezaron a andar? - pregunté asombrada.
- sí, parece mucho la diferencia de edad pero nosotros no la notamos, nos amamos mucho - dijo sonando sincero.
¿Porque me había llamado guapísima?
Tenía novia, eso no estaba del todo bien.
- sí, aveces eso no importa - dije desinteresada.
- ¿tú tienes pareja? -
- no - dije seca.
- ¿y el chico por el que te despidieron? -
- él y yo no éramos pareja, eramos amigos -
- ¿amigos con derechos? -
- si, algo así - contesté y recogí la basura que había juntado en el suelo.
- eres muy guapa, me sorprende que no tengas más amigos con derechos -
- no deberías de llamarme guapa si tienes novia - dije por accidente en voz alta.
- ella no escuchará que te dije eso así que no importa -
- bueno - dije simplemente mientras comenzaba a trapear el piso.
- te veo mañana, me tengo que ir a prepararme para mi cita - me dijo como si me importara saber que haría.
- adiós - contesté y él se fue de la habitación.
Tres horas después terminé de limpiar todas las habitaciones.
- ¡Elena!, ¿sigues aquí? - me gritó Mauricio desde abajo.
Llegó justo a tiempo.
Bajé las escaleras para que pudiera verme y le sonreí.
- ¿acabaste? - me preguntó.
- sí Mauricio - contesté.
- bien, ¿comiste algo? -
- no -
- ¿la cocinera no te preparó nada? -
- ah... no - le dije riéndome por lo bajo - ¿tenía que hacerlo? -
- sí, yo le di esa orden, esa estúpida niña solo trabaja aquí para poder cogerse a mi hijo todos los días -
- ¿no te agrada? -
- no, nunca me ha agradado -
- a mí tampoco me agrada -
- alguien que piensa igual que yo, a mi esposa le agrada muchísimo -
- ¿enserio?, ¿porqué? -
- es lo que no sé, no entiendo porqué -
- bueno, tendrá sus razones -
- sí, supongo -
- yo ya me iba, nos vemos mañana -
- te acompaño - me dijo y caminamos hasta la puerta.
La abrió y salí de esa casa.
- hasta mañana Elena -
- hasta mañana - me despedí de un apretón de manos cálido y me fui a casa.
*Nota: Aquí les dejó una imagen de Denise (la cocinera)*
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