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Capítulo IV: No te enamores.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento
al lector.

Obito estaba recostado en el sofá, leía uno de los libros que Kakashi le había presentado, este era muy interesante, trataba de las aventuras de un ninja, lo había comenzado a leer hace un día y ya iba a la mitad, se emocionó demasiado, incluso se quedó despierto hasta tarde, eso le servía para distraer su mente.

Ya había pensado una semana desde que se aprovechó de la inocencia de Hinata, porque para él así era, después de haberla corrido a la mañana siguiente, ella no regreso.

Se había acostumbrado tanto a su presencia, las sonrisas amables y las mejillas rojas, era extraño no tenerla en casa, tres días después del incidente Kakashi lo visito, él pensó que era Hinata y fue a abrir con una nueva sensación en el pecho, pero para su desilusión, solo era su amigo avisándole que Hinata no iría en un tiempo, al parecer por cosas de su Clan, Hiashi la había castigado y no pensaba dejarla salir ni siquiera a misiones.

Obito no creía mucho en esa historia, lo más probable es que Hinata haya renunciado a la misión con tal de no verlo, es lo que siempre quiso desde el comienzo y ahora que lo había logrado, no era tan feliz como pensó que sería.

Admitía que le tomo cariño, aunque solo fuera con fines amistosos.

Los golpes de la puerta lo sacaron de sus pensamientos, no tenía ganas de hablar con Kakashi así que los ignoró. En la puerta se volvieron a escuchar los golpes, fastidiado cerró su libro, no sin antes doblar la esquina de una hoja para saber dónde se quedó, lo dejo en la mesa de la sala y se levantó para abrir.

Se sorprendió al ver a Hinata parada en el marco de su puerta, no estaba sonriendo pero parecía la misma de siempre, ella se inclinó para indicar con una reverencia que se estaba disculpando.

—Lo siento— murmuró aún sin levantarse, Obito tomo sus hombros e hizo que se enderezará, para Hinata sentir sus manos fue algo indescriptible, las mismas manos que le habían hecho el amor, sus mejillas adquirieron un tono rosa claro.

Obito sonrió al ver su sonrojo— No tienes porque disculparte.

—Yo no me comporté de una manera correcta la última noche que lo mire, de seguro debe pensar lo peor de mi— Hinata miró al suelo y frotó su brazo derecho.

—No pienso mal de ti, yo también me aproveché de tu mal momento, el que debería disculparse soy yo.

Hinata negó con la cabeza— Así está bien, no tiene porque disculparse.

—Pensé que ya no ibas a regresar— por algún motivo, decirlo le costo.

—Yo no puedo dejar esta misión, usted me necesita— Obito arqueo una ceja antes su declaración.

—¿Yo te necesito?

Hinata asintió— ¿Quién limpiará su jardín?, Si no estoy, no tendrá a quien mandar a hacer los trabajos difíciles.

Obito no pudo evitar reír, Hinata por fin sonrió desde que llegó— Ya no te pondré a hacer cosas difíciles cariño, después no querrás venir.

Hinata se sorprendió— ¿A usted le gusta que venga?

El Uchiha quiso morderse la lengua por hablar de más— Tu presencia es agradable.

Hinata jugó un rato con sus dedos— Extrañe venir a verlo, ya me acostumbré a su forma de ser.

—¿Ya solucionaste tus problemas?

El ánimo de Hinata cayó por el cambio de tema— No lo he visto desde el día en que lo escuché, fue a visitarme pero Otôsan tenía prohibidas las visitas para mí.

Obito se hizo a un lado para que ella pasará, tan distraído andaba que no la invitó a pasar, cerró la puerta y se fueron a la sala— Kakashi me comentó algo sobre que estabas castigada, ¿Era verdad?— Hinata asintió incómoda— ¿Por qué te castigaron?

—Otôsan descubrió que pase la noche con usted— el rostro de Obito era difícil de descifrar— Me mando con el médico del Clan para que me recetará un método anticonceptivo, él piensa que voy a llevar una vida activa, de hecho me obligó a traer las pastillas— le confesó con el rostro rojo y sin poder sostener su mirada.

—¿Tomaste algo después de que te fuiste de mi casa?— hace tiempo que le estaba dando vueltas a ese asunto.

—Si, Tsunade-sama me dió unas pastillas.

—Me parece bien, no quiero hijos.

Hinata se sorprendió por su confesión— ¿No le gustaría tener hijos?, Pero si a todo mundo le gustaría.

—A mí no— él miró su expresión de confusión— He pasado por muchas cosas Hinata, cuando perdí a la persona que amaba me concentré tanto en el plan que Madara me había dicho que me olvidé de todo lo demás, me convertí en una persona vacía, olvide como amar, no quiero un hijo al que no sabré darle amor.

Hinata sintió un nudo en la garganta, se armo de valor y tomo su mano— Algún día volverá amar.

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Naruto miró a Hinata comprando algunas frutas en un puesto, su novia pago y siguió caminando, él se emocionó, hace tiempo que no la miraba.

—Hinata— aquel grito le dió un giro a su mundo, no estaba preparada para verlo, aún lo amaba, había tomado la decisión de esperar a que él fuera sincero con ella y le dijera que no la amaba pero si la quería, tal vez así, juntos podrían solucionarlo.

Naruto la alcanzó y tomo su hombro para girarla— Naruto-kun.

—¿No me escuchaste?

—Lo siento, iba distraída.

—Esta bien no te preocupes— Naruto entrelazó sus manos detrás de la cabeza y comenzó a caminar junto a ella— Te fui a visitar pero tu papá no me dejó verte.

—Me prohibió las visitas.

—¿Por qué?

—Hace una semana estuve entrenando en el bosque, terminé muy cansada y no me di cuenta de cuando me quedé dormida— mentirle a Naruto seguía siendo extraño, pero él también le mintió, si el rubio era sincero con ella, Hinata también le confesaría que lo engañó— Otôsan pensó que pase la noche contigo.

Naruto se puso rojo— Pero tu papá sabe que yo nunca te faltaría el respeto.

—Si, creó que por eso me levantó el castigo— Naruto suspiro aliviado.

Naruto le contó todo lo que hizo en la semana, Hinata escuchaba y sonreía, también le dijo lo mucho que la extrañaba, la Hyūga se dió cuenta de que no estaba mintiendo y eso la hizo sentir culpable, la azabache solo había pensado en que diría Obito de ella, Hinata todavía soñaba por las noches todos los recuerdos de su encuentro, ¿Él pensaría en ella?

En algún momento del camino, Naruto le quitó la bolsa para llevarla él, noto que Hinata no le estaba presentando demasiada atención.

—¿Estás bien?

—Si, yo solo, pensaba en que preparar para la cena.

—Lo que cocines estará bien, tu comida es deliciosa— Hinata le agradeció.

Cuándo llegaron a la puerta del Clan Hyūga y Naruto le devolvió la bolsa, Hinata volteó a verlo fijamente.

—¿Te gustaría salir mañana?— ella asintió.

—Después de las cinco.

Miró que Naruto desviaba un poco la mirada y sus manos se abrían y cerraban— Te amo.

—Yo también te amo— su voz casi salía quebrada, Naruto no se dió cuenta y la beso, apenas había correspondido cuando él se separó.

Se despidió de ella y se fue caminando, Hinata llevo su mano a su acelerado corazón, a Naruto le había temblado la voz y no la miró a los ojos , mintió al decirle que la amaba.

Ahora entendía porque siempre le daba besos tan cortos, las esperanzas que tenía en él se vinieron abajo, las lágrimas salieron de sus ojos y lo perdió de vista.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

Obito se sentó en la mesa y agradeció por la comida, Hinata se sentó frente a él, comieron en silencio, últimamente Hinata estaba decaída, las ojeras se miraban debajo de sus ojos y la sonrisa amable desapareció. 

—¿De verdad estás bien?

Los ojos de Hinata se llenaron de lágrimas que limpio con sus manos— Lo siento mucho, estoy arruinando el almuerzo.

—Tranquila, no arruinas nada.

—Estoy siendo egoísta, él no me ama pero aún no lo dejo, tengo la esperanza de que me diga la verdad— la Hyūga calmó su llanto, Obito no tenía porque escuchar sus problemas.

El pelinegro se puso de pie y fue a darle un abrazo— Te estás haciendo daño. 

Hinata lo rodeó con sus brazos— Lo siento.

—Tu sonrisa es más linda, será mejor que no vengas hasta que vuelvas a sonreír, no me gusta ver a las personas tristes— Hinata lo abrazó más fuerte.

Obito cumplió su promesa, no la dejo pasar en varios días, Hinata se propuso dejar la tristeza de lado, aún no podía dejar a Naruto, pero también estaba intentando olvidarlo, ese día fue a comprar girasoles y flores blancas, Ino la trato bien, después de que le contará lo que pasó, omitiendo el detalle de que fue Obito la persona con la que traicionó a Naruto, Ino no la juzgo y prometió guardar su secreto. 

Se fue caminando al distrito Uchiha y llego directo a la casa de Obito, después del tercer toque él abrió.

—Vengo a sacarlo de este lugar— le dijo con una sonrisa.

—¿Dónde será nuestra cita?— Hinata se sonrojo, pero esta vez no negó que fuera una cita.

—Iremos a visitar a algunas personas— Hinata le entrego las flores blancas— No sé cuáles son las flores que a ella le gustan, pero estas me parecieron las indicadas.

—¿A dónde vamos?— Obito cerró la puerta y  la siguió.

—Es un secreto.

Después de un rato Obito sabía que se dirigían al cementerio, no dijo nada y continuó caminando. 

—Yo iré a visitar a Neji-niisan, usted puede ir con su amiga. 

Obito se fue sin decir palabra alguna, le dejo las flores a Rin y se sentó un rato, no sabía que decirle, llevaba rato sin verla, le contó lo que había hecho en todo el tiempo que no la había visitado. 

Cuando pasó un tiempo se puso de pie y fue a ver a Hinata, ella aún acomodaba los girasoles en la tumba de su primo, se dió cuenta de que Obito estaba a unos metros y se limpio los ojos— Después vengo Neji-niisan, a Obito no le gusta que la gente lloré frente a él.

Obito sonrió con tristeza y la ayudo a ponerse de pie— Perdóname.

—¿Por qué?

—Si no fuera por mí, tu primo estaría aquí y no bajo tierra— Hinata le dedicó una mirada de afecto, a través de esos ojos rojos causados por las lágrimas, eso lo asusto.

—Yo no lo culpó y no le guardo rencor.

—Eso ya lo sé, pero

—¿Necesita mi perdón?— Hinata lo interrumpió, él no contesto pero tampoco negó su pregunta— Entonces lo perdono, si usted promete no desviarse del camino otra vez.

—Te lo prometo.

—Me alegra que haya regresado a la aldea— le confesó viéndolo a los ojos.

—Y a mí me alegra conocerte.

—¿De verdad?— otra vez esas mejillas rojas que tanto comenzaban a gustarle.

—Si, haces que mis días sean más entretenidos— Obito no se dió cuenta de que con esas palabras, una chispa de ilusión creció en ella.

Esa tarde Hinata se quedó a comer con él, al terminar la Hyūga tomo uno de los cepillos de dientes que le había traído en la despensa pasada para usarlo, Obito le dijo que como pasaba mucho tiempo en su casa, podía tomar lo que necesitará. 

Cada día que pasaba pensaba más en el consejo de Ino, la rubia le dijo que sería bueno para ella salir con otras personas, su mundo siempre había sido Naruto y ahí estaba su error, ella se merecía alguien que la amará, que la hiciera sentir bien y protegida. Termino de limpiar sus dientes y dejó el cepillo en la repisa arriba del lavabo. Salió a la cocina y miró a Obito bebiendo un vaso de agua, se sonrojo y casi tropezó al darse cuenta de que no llevaba puesta una playera.

—¿De qué te asustas ángel?, Hace unos días miraste más que esto— el Uchiha se divertía con sus expresiones, un poco más y echaría humo por las orejas.

—Usted n-no debe pasear así por la casa, cuando esté yo— Hinata le dió la espalda para poder hablar bien, dió un salto cuando sintió que él recorría su hombro con un dedo.

—Pero es mi casa, puedo andar como quiera. 

—Pe-pero yo

—¿Te incomoda?— la interrumpió.

Ella negó— Me pone nerviosa.

—¿Te pongo nerviosa?— se acercó más a ella y escondió un mechón de cabello tras su oreja, Hinata tenía el rostro rojo y no sabía cómo responder. Asintió tímidamente— ¿Quieres qué me alejé?— Obito delineó con sus dedos su mejilla izquierda.

—N-no, me gusta cuando me acaricia, me olvido de él.

—¿Quieres olvidarte de él?

—¿Me ayudaría a olvidarlo?

—Con una condición.

—¿Cuál?— Hinata se perdió en aquellos ojos negros.

—No te enamores de mí, ya te dije que olvide como amar, lo que menos quiero es lastimarte.

Hinata sintió ternura cuando le dijo que no la quería lastimar— ¿Qué gana usted?, ¿Por qué quiere ayudarme?

—Tengo mis propias razones, tú solo disfruta cariño— Hinata asintió— ¿Traes las pastillas?

—Si— murmuró avergonzada— Otôsan siempre me obliga a traerlas.

—Bien.

Esa tarde Hinata volvió a estar entre sus brazos, él no la corrió pero la Hyūga insistió en irse antes de que siguiera oscureciendo, su papá la castigaría de nuevo si no llegaba a dormir. 

—Deja las pastillas aquí.

—¿Qué?

—Solo las vas usar cuando estés aquí, ¿No?— ella afirmó con la cabeza— Entonces no tienes porque llevarte el frasco y volverlo a traer después, no quiero que nadie se entere de lo que estás haciendo. 

Hinata dejo el frasco de pastillas en la repisa a lado de su cama y se fue en silencio, Obito espero a que se escuchará el ruido de la puerta al cerrarse y contó las pastillas, solo faltaba una, ella si se había tomado la pastilla como se lo ordenó, lamentaba no confiar en Hinata, pero no se podía arriesgar.

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Hiashi miró que su hija mayor llegaba tarde y sintió tristeza, ¿Por qué Hinata no le pedía un consejo?, Si estaba pasando un mal momento, él como su padre la apoyaría, pero claro, él mismo la había alejado y ahora ella pagaba el precio de sus malas decisiones.

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Y hasta aquí termina el capítulo uwur
¿Quién se va a enamorar primero? Hagan sus apuestas ok no xD

Espero que les esté gustando la historia, si tienen alguna duda o sugerencia pueden decirme ^^

Los invito a dejar sus votos y comentarios :3

Hasta la próxima ❤️

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