05
—Selene, ¡Selene!
—¿Sí?
—Ya siéntate, me estás poniendo nerviosa.
Volteé de manera frenética al escuchar pasos, es Orphy. Se acerca a mí y me abraza, yo le devuelvo el abrazo. Soy la principal sospechosa de lo que le pasó a uno de sus mejores amigos y él, al contrario de otros, confía en mí.
—¿Qué te dijeron?
—No tienen pruebas todavía de que sea él. Dicen que puedan tardar hasta 15 días para identificar el cuerpo.
—Lo siento mucho...
—Señorita Collove.
Observo a la oficial de policía que me mira con intensidad. Tragué saliva y miré a Lisha, quien articula la palabra suerte con los labios. Orphy me da una pequeña sonrisa mientras yo avanzo.
Siento que me deberían estar sudando las manos como siempre me pasa cuando estoy nerviosa, pero no lo hacen, solo me tiemblan levemente. Tal vez si me desmayo, no me interroguen.
Agarraron un salón de la universidad y lo equiparon como sala de interrogación. En gran parte porque la estación de policía es bastante pequeña. Nos convocaron a todos esta mañana para interrogarnos uno a uno. Pensé que sería la primera a la que iban a interrogar, pero soy la última. Respiro hondo con los ojos cerrados y me siento.
Los dos agentes en la sala me observan.
—Selene Collove, un gusto. Nosotros somos los agentes a cargo de la investigación...
—Se tuvo que encontrar un cuerpo calcinado en el bosque para que empezaran a investigar, ¿eh?
—Tenemos reglas que debemos...
—El cuerpo no llevaba mucho allí, si hubiesen empezado a investigar desde antes, tal vez no estuviéramos teniendo está conversación, agente Volther.
Veo un leve destello de furia en sus ojos, pero tan pronto como lo vi desapareció.
—Suficiente de interrupciones. Empecemos con el interrogatorio —abre una carpeta encima de la mesa—. En la información que tenemos sobre usted no se dice nada sobre su padre. Incluso tienes el apellido de tu madre.
Aprieto los puños debajo de la mesa, pero mantengo mi cara serena.
—Si no aparece nada sobre él, es porque fue un negligente y se fue de casa cuando yo era muy pequeña. No veo que tenga eso de relevancia con la investigación.
—Todo lo que podamos saber sobre usted será relevante en la investigación.
—¿Qué relación tenía con el señor Ashford? —pregunta el otro agente.
—No hablábamos casi.
—Eso difiere con lo que nos han dicho otras personas.
Parece que mentir no me servirá en todo lo que no quiero contestar. Estoy segura de que Max fue el bocón que dijo de más.
—Bien, salimos durante un tiempo. Eso fue hace más de dos años. Nuestra relación no fue significativa para ninguno de los dos. Duramos como mucho dos semanas.
El agente Volther entrecierra los ojos mientras me observa detenidamente. Su mirada no se aparta de mis ojos.
—¿Qué pasó en Handell?
—La universidad allí no era tan buena como esta.
—¿Segura? Porque nos pusimos en contacto con la dirección y en el informe dice que fuiste expulsada.
Me descolocó esa declaración por unos segundos.
—¿Expulsada? —río sin gracia—. Eso no tiene sentido. Si le han dicho eso, es porque prefieren dejar mal a los estudiantes a admitir todas las faltas que pasan en esa universidad, desde acomodar las notas a cambio de favores hasta el favoritismo descarado con algunos estudiantes con algo de poder.
—Bien —el agente Volther suspira—. ¿Cómo es tu relación con la señorita Morales?
—Casi no hablamos.
Volther me mira con una ceja enarcada, pero no dice nada.
—¿Por qué discutieron Draven Ashford y tú? —pregunta el otro agente.
—No lo recuerdo bien.
—¡Deja de mentir!
—¡No estoy mintiendo!
—¿Qué tal si llamamos a la señora Collove y le decimos sobre todo esto? Estoy seguro de que se sorprenderá con la llamada.
—¡Con mi mamá no te vas a meter, imbécil! ¡A mi familia, déjala fuera de todo esto!
Al ver la mirada de ambos, veo que no me estoy ayudando.
«Arregla esto, Selene»
El agente Grant golpea con el puño la mesa. Me encojo un poco llevando mis manos a mi rostro y empiezo a llorar.
Escucho al agente Volther compartir unas palabras no muy agradables con su compañero y este sale de la habitación dando un portazo.
—Selene, necesitamos que nos colabores.
—Estoy tratando de colaborar, agente. Le estoy diciendo la verdad.
—¿Por qué no recordarías lo que le dijiste a Draven?
—No lo sé. Estudio, ayudo a algunos estudiantes con sus trabajos y con tutoría. Cualquier trabajo que me ofrecen lo acepto. Mi mente siempre está ocupada. Puede preguntarle a personas del pueblo y le hablarán muy bien de mí. Desde que desapareció Draven no he descansado, solo míreme. Además, yo fui la que encontró el cuerpo, ¿sabe el trauma que fue? Todavía me duele hablar por todo lo que grité y usted cree que para mí esto está siendo fácil. ¿Por qué ser la sospechosa cuando hasta sus amigos confían en mí? ¿Solo porque Solanine les dijo algo sacado de contexto? Y no me tiene que mentir, sé que fue ella.
—Bien —suspira cerrando la carpeta, no muy satisfecho con el interrogatorio—. Háblame sobre los sucesos de anoche y te podrás ir.
—Recuerdo separarme de mis compañeros porque escuché algo, en el camino me caí y perdí la linterna. Anduve sin rumbo tratando de encontrarlos, pero encontré el cuerpo —me quedo callada recordando los sucesos.
Escucho pasos a mi alrededor y personas que gritan mi nombre, pero nada de eso importa. Las lágrimas nublan mi vista y creo que esto es algo que no podré borrar de mi mente por mucho tiempo. Siento que alguien se agacha junto a mí, me sacude y, al ver que no reacciono, me abraza. Sigo gritando por un rato, pero cada vez más bajo, hasta que lo único que hago es decir incoherencias. Al principio no logro identificar quién es y trato de alejarme, hasta que veo los tatuajes. ¿Quién diría que alguien como Elián podría decir cosas tan dulces y lograr calmarme en un momento así?
No tardaron mucho en llegar los demás. Vanessa se desmayó, Orphy quedó petrificado, Lisha llamó a la policía y Jeffrey se fue a vomitar detrás de un árbol.
—Ven, Selene. Levántate, tenemos que irnos de aquí —en medio de mi shock le hice caso. En todo el camino no me soltó.
Cuando fui más consciente de todo, ya estábamos en la vía junto a las autoridades que acababan de llegar. Yo seguía temblando y repitiendo en mi mente lo que vi una y otra vez.
Después de un breve interrogatorio no muy exitoso por parte de las autoridades, nos dejaron ir.
Jeffrey nos acompañó a la residencia junto con Orphy porque no quería regresarse solo; en otras circunstancias me habría burlado de eso. No hable durante todo el camino y al llegar no logré dormir nada.
—En la mañana solo pude tomarme un té porque sentía el estómago revuelto y luego nos informaron de la convocatoria para los interrogatorios.
Bostezo tapando mi cara con mis manos.
—Está bien, señorita Collove. Ya puede retirarse.
Me dirijo hacia la puerta. Quisiera que ese "ya puede retirarse" significara que no me van a molestar más. Cuando mi mano se posa sobre la manija, el agente Volther me llama.
»Una última cosa —volteé a verlo—. ¿Sus ojos son naturalmente así?
Frunzo ligeramente el ceño, no sé a qué se refiere.
—Sí —respondo con simpleza y algo de confusión. Salgo finalmente del lugar.
La universidad se ve tan solitaria sin tantos alumnos. Decidí dar un paseo por ella, prefiero estar aquí escuchando mis propios pasos y uno que otro murmullo por parte de algún alumno que mis pensamientos y suposiciones sola en mi habitación.
La universidad de Ransley no se salva de rumores e historias. Se dice que tiene pasadizos secretos, aunque nunca he hallado alguno, solo uno que otro salón sin usar. No dudo de que pueda haber algo así. Este lugar es enorme, tiene cientos de salones, es lo que más ocupa espacio en el pueblo —aparte del bosque—, por eso Ransley es conocido por su universidad. Parece que todo en Ransley es un misterio.
Me sorprendo al encontrarme con Solanine sentada en una mesa algo alejada con... ¿Productos de higiene capilar?
—Hola, Selene —me saluda al verme. Por un leve instante siento como si hubiera estado esperándome, pero eso es ridículo.
—¿Hola? —la saludo confundida acercándome.
—Estoy vendiendo algunos productos para recaudar fondos para la investigación.
—No creo que sea necesario recaudar fondos, Solanine —digo con el ceño fruncido, mirándola con extrañeza.
—Ahora, pero si no encuentran nada, dejarán de investigar y estos fondos serán útiles para más adelante.
Lo que dice tenía sentido de alguna manera o el cansancio mental estaba ganándome.
»¿Quisieras oler algunos productos? —me dice ofreciéndome un champú, con una pequeña sonrisa en el rostro.
La palabra "No" pasó inmediatamente por mi cabeza. No confío en Solanine, pero he sido muy grosera con ella y sé que lo está pasando mal, las ojeras en su rostro la delatan. Ya debería ser el momento de llevarnos bien.
—Claro.
—Los preparé yo misma —dijo mientras yo olía la fragancia del champú. Según la etiqueta, son frutos rojos—. Siempre me ha gustado preparar algunas cosas por mi cuenta —relata con algo de felicidad en la mirada—. Como mis champús y perfumes —la observo algo impresionada. Solanine tiene un cabello muy largo de un color castaño oscuro, casi siempre lo usa en una coleta.
Su cabello es hermoso. Si hace publicidad de esta manera, de seguro varias chicas le comprarán, pero yo no. El olor del producto es muy fuerte para mi gusto, incluso me resulta desagradable y es raro porque soy muy fanática de los productos de frutos rojos.
—Les informaré a mis amigas por si les interesa comprar o colaborar —saco dinero del bolsillo de mi pantalón y lo dejo sobre la mesa—. Hoy no compraré nada, pero quédate con el dinero. Tal vez cuando pongas los perfumes en venta, te compre alguno.
Le sonreí y ella a mí, hay algo en su sonrisa que no me gusta, pero estoy segura de que es idea mía. Ya debería dejar el pasado atrás. Solanine no tiene la culpa de lo que pasó, la culpa es de Draven.
Me alejo solo unos cuantos pasos cuando el malestar empieza.
Me empiezo a sentir muy mal o ya me sentía mal desde hace rato, solo que lo estaba ignorando. Vista borrosa, ritmo cardíaco acelerado, subida de temperatura. Me está fallando la respiración. Creo que ahora sí me voy a desmayar o algo peor.
Escuché a Solanine decirle con voz alterada a un grupito de primer año que se encontraba cerca que buscarán ayuda.
¿Qué pasó después? No lo sé. Solo me desmayé, pero mientras lo hacía me pareció verla sonriendo con malicia.
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