El sonido de los objetos cayendo servía de fondo mientras Yoongi intentaba abrir las distintas puertas a su alrededor. Detrás de estas, encontraba a muchas personas a las que dejaba salir, utilizándolas como distracción para lograr entrar en la sala de la bestia.

La confusión reinaba en el edificio, y cada puerta que Yoongi lograba abrir se convertía en una vía de escape para aquellos que, al igual que él, habían sido atrapados en este laberinto de mentes y secretos oscuros. Los rostros de las personas que liberaba reflejaban miedo y desconcierto, pero también una chispa de esperanza al ver una salida a su pesadilla.

Mientras avanzaba, Yoongi sentía su corazón latir con fuerza, consciente de que cada segundo contaba. No podía dejar que el caos interno de Jimin se convirtiera en un peligro irreversible, no solo para él, sino para todos los que estaban siendo atrapados por las sombras de su pasado.

— ¡Detente!— Aquel grito junto con la mirada enfurecida de la persona a la que más amaba lo helaron haciendo que no se moviera del sitio— ¿Qué haces? Nosotros te creímos, esperabamos que estuvieras con él y que lo cuidaras,

— Yo lo amo, estaré para él pero no dejaré que lo dañeis.

— Nosotros solo lo protegemos, él no puede salir porque este mundo es muy cruel para él. Mírate, ¿cómo lo vas a proteger si ante el primer problema huyes?— la mirada nublada y su rostro lleno de golpes y rasguños le demostraban a Yoongi que la pelea de las personalidades estaban dañándolo de manera mental y física.

— Debo deteneros antes de que sigais destruyéndolo.

— Ahora somos los malos, no comprendes nada. Todo lo hemos hecho por él. Nos necesita porque somos parte de él. Sin nosotros él no es nada. 

—Lo entiendo —respondió Yoongi con voz suave pero decidida—, sé que cada uno de vosotros ha hecho lo necesario para protegerlo. Pero ahora es el momento de integrar todo eso y permitir que Jimin tome el control de su vida. No estoy aquí para reemplazaros, sino para ayudarle a superar sus miedos y traumas.

Las personalidades parecían dudar. Sabían que Yoongi tenía razón, pero el miedo a dejar a Jimin expuesto era abrumador.

—Jimin es fuerte —continuó Yoongi—. Lo he visto enfrentar sus miedos y salir adelante. Con vuestro apoyo y el mío, puede encontrar un equilibrio. No tiene que hacerlo todo solo, pero tampoco debe depender completamente de vosotros.

—¿Y si está en peligro? —preguntaron una voz llena de preocupación.

—Estaré allí —prometió Yoongi—. Y vosotros también podéis estarlo, pero de una manera diferente, una que le permita vivir plenamente.

El silencio se extendió mientras las palabras de Yoongi parecían comenzar a ser comprendidas por las personalidades de Jimin quien se veía por momentos más tranquila.

—Está bien —dijo finalmente una de las personalidades—. Lo intentaremos. Pero si alguna vez está en peligro...

—Lo protegeremos juntos —asintió Yoongi con determinación.

— Tan estúpido como siempre— la sonrisa siniestra en aquel rostro que se desfiguraba por momentos, comenzaba a tener movimientos espasmódicos que reflejaban los cambios bruscos entre las personalidades, las cuales trataban de salir a flote por encima de las otras con varios fines a conseguir— ¡huye, no los puedo retener más!— la voz de Mochi lo hizo reaccionar para comenzar a correr lejos de aquella persona que no era su amado Jimin.