Psychopath
Es mi momento de brillar. Ya no hay vuelta atrás.
Las luces se encienden. La música suena. Los bailarines salen. Me toca cantar, ¿por qué no lo hago? ¿Qué me está ocurriendo?
Me paralizo al instante, no puedo articular palabra. De repente, las luces se apagan, la música deja de sonar, oigo murmullos a lo lejos. Todo se torna negro y pierdo el sentido.
Despierto en cuatro paredes blancas. Solo eso hay; blanco, blanco y más blanco.
Al ver ese sitio, supe de inmediato en dónde estaba.
El hospital psiquiátrico Brindsville, es el lugar más horrible que hay en lo que se puede llamar planeta Tierra. Me traen aquí muy a menudo, es mi peor pesadilla.
Mi nombre es Taylor Adams. Tengo 20 años y soy de Los Ángeles, California. Te estarás preguntando por qué estoy en un hospital psiquiátrico; la razón es porque sufro de ataques de ira y ansiedad, y no conforme con eso, tengo pánico escénico.
Sé que esto va a sonar extraño, pero mi sueño es ser cantante y bailarina. Ya sé que es un poco irreal que alguien que sufre de pánico escénico como yo quiera ganarse la vida sobre un escenario.
Estudio canto y baile desde que tengo memoria; me han estado entrenando muy bien. Aunque me han expulsado de muchas academias por mis problemas mentales. A veces no puedo controlarme.
Empecé a tener ataques a los siete años, desde entonces no puedo controlarlos.
Vivir con esto no es fácil. Tener un sueño que sabes que nunca se va a cumplir duele, duele mucho.
Nunca me he subido a un escenario, me da terror. Voy a las clases, pero nunca me presento en público. En el colegio me molestaban y me marginaban solo por ser como soy. Todos creen que soy una loca desquiciada, y lo peor es que tienen razón. No se siente bien vivir así ¿Sabes?
En el instituto fue peor. Me hacían bullying; era la "Psicópata".
¿Sabes lo que se siente que todo un centro escolar (Como 1000 personas) se ponga en tu contra? ¿No? Pues yo sí, y te diré que no se siente para nada bien.
No fui a la universidad. Decidí ahorrarme ese sufrimiento de nuevo.
Ahora vivo sola en un apartamento de Los Ángeles. Mi madre ya no vive, y mi padre nos abandonó cuando yo era un bebé. A saber dónde estará metido ese hombre.
A pesar de mis problemas psicológicos, sí tengo amigos. Son gente que sí vale la pena; a ellos no les importó que yo fuera una "Loca psicópata", simplemente lo ignoraron y decidieron conocerme.
Pero lamentablemente, conocí a estas hermosas personas finalizando el instituto; me habría ayudado que estuvieran antes.
Ryder Smith y Chloe Miller son las mejores personas que he conocido en este planeta. Son mis mejores amigos, los adoro.
También los únicos que tengo. Odio que las personas juzguen por las apariencias, yo no estoy tan loca como piensan, si no estaría en Brindsville de por vida y no es así.
Me encanta leer. De hecho, prefiero leer antes que ver televisión o ir de fiesta. No quiero que me tomen por aburrida, pero en las fiestas siempre causo problemas, así que prefiero evitarlo.
Leer es como ver tele en tu cabeza. Me encanta. Leí la saga completa de Divergente, Los juegos del hambre, todos los libros de John Green (Bajo la Misma Estrella, Ciudades de Papel, Buscando a Alaska...), 20.000.000 Leguas de Viaje Submarino... Hasta el diccionario.
Actualmente estoy leyendo "Rebeldes" de Susan E. Hinton. Estoy bastante enganchada, me encanta.
Estaba terminando este mismo libro. Sí te sorprenderá lo rápido que puedo leer un libro. Iba justo por la parte en que Johny muere, cuando sonó mi móvil.
—Deberías hacer la audición —Dijo Chloe detrás del teléfono.
—Sabes que no puedo, me da miedo.
—Podrías superarlo... Pero eso no pasará si no te enfrentas a él.
—Yo prefiero seguir así. Mis sueños nunca se van a cumplir.
—Si tienes esa actitud, por supuesto que no pasará.
—No quiero que me de un ataque en medio de la audición o arriba del escenario.
Suspiró.
—No te tiene que dar un ataque precisamente en ese momento, tómate un calmante, yo qué sé. Taylor, es hora de enfrentar tus miedos y mostrarle tu talento al mundo. ¿Te has visto bailar? Eres impresionante. El mundo se merece verte, y eso te haría bien a ti en muchos sentidos. Inténtalo.
—No lo haré, Chloe. Dije que no.
—Al menos piénsalo bien ¿Sí?
—Ya te digo que no...
—Piénsalo —Me interrumpió—. Sólo piénsalo.
No dije nada. Colgó.
Luego recibí mensajes de Ryder diciendo prácticamente lo mismo que Chloe.
Tengo miedo. No sólo el pánico escénico, sino miedo de lastimar a alguien. Que se burlen de mí y me hagan perder los principios, ya me ha pasado muchas veces y en varias de ellas no terminé en la cárcel por ser una enferma mental y porque una enfermera dijo que se iba a hacer cargo de mí.
Hay muy pocos enfermeros en el hospital Brindsville que me caen bien, y me entienden.
Ahí los enfermeros son muy malos; siempre están inyectándome calmantes y cosas para que me duerma. No les gusta lidiar conmigo, así que se libran metiendo químicos a mi cuerpo y encerrándome en un cuarto envuelta en una camisa de fuerza. Lo único que logran es que los odie más y que me porte peor con ellos. Detesto ese hospital.
Me estaba vistiendo para ir a mis clases de baile. Siempre me pongo nerviosa antes de salir, no quiero lastimar a alguien, otra vez.
Salí de casa. Tomé el autobús hasta la parada que queda justo al lado de el Studio 19 Dance Complex, la academia en donde bailo actualmente.
Al entrar, saludé a mis compañeras que estaban en la puerta y a la recepcionista. Entré a los vestuarios y me quité toda la ropa de invierno, odio este clima.
Me puse mis zapatillas de punta, hoy tocaba ballet clásico. Salí de los vestuarios y me senté a esperar con mis compañeras a que saliera la Srita. Katie, la profesora.
—¿Alguna va a hacer la audición para el musical ese? —Preguntó Laura, esta chica me cae bien.
—Yo no, no me siento preparada, quizá el año que viene —Habló Casey.
—¡Yo sí! ¡Que emocionante! —A Keyla le gustan los riesgos.
—¿Y tú, Taylor? ¿No lo harás? —Laura habló de nuevo.
—No... Esas cosas no son para mí.
—Pero ¿Por qué no lo haces? Será divertido al menos intentarlo.
—Ya lo sé, pero...
—Inténtalo —Casey no sabe cerrar la boca.
Mis compañeras de danza no saben sobre mis problemas mentales. Quizá me encuentren algo rara, pero no lo saben. Prefiero no decirlo.
En eso, la puerta del Estudio B se abrió y unas chicas de aproximadamente 15 años salieron de ahí. Luego vimos la cara de la Srita. Katie y un gesto de su parte para hacernos saber que teníamos que entrar.
—Vale, chicas, esta vez haremos algo diferente —Dijo las Srita. Katie después del calentamiento—; improvisación.
Ay no... No, no, no, no, no, no, y no... La improvisación se me da fatal, nunca sé qué hacer, me paralizo.
—Elegiran una canción y será individual. ¿Quién quiere empezar?
—Yo —Dijo Christie.
Después de Keyla, Laura, Casey y Maddie, me tocaba a mí.
Elegí una de mis canciones favoritas; Gone Too Soon de Michael Jackson.
La música empezó a sonar. Hice algunos movimientos, estaba sintiendo la música, la hermosa y la vez dolorosa letra.
Esta canción habla de la gente que se va, que ya no está. Es el dolor que sientes cuando no está contigo, pero a la vez la felicidad de saber que está en un lugar mejor. Es hermosa.
Me estaba saliendo bastante bien, hasta que ocurrió, me paralicé. No podía mover ni un dedo.
Había un poco de tensión en el ambiente, todas me miraban incluida la profesora. No lo soporté más y salí corriendo del Estudio B.
Entré al baño, ahí intenté tranquilizarme. No pude evitar llorar. Llevo cargando con esto toda mi vida, quisiera salir de este sufrimiento.
Me miré al espejo. Soy la misma loca psicópata de siempre.
Me lavé la cara y salí del baño, de vuelta a mi clase.
Cuando entré todas se quedaron mirándome. Sí, fue incómodo.
Luego la clase transcurrió con normalidad, eso creo. Al terminar fuimos a los bastidores a cambiarnos y eso.
—Oye, Taylor, ¿qué fue eso? —Preguntó Laura.
No respondí, se me caía la cara de vergüenza.
—¿No dirás nada? —Habló Casey.
Tampoco respondí.
—¡JA! Que estupidez —Empezó a decir Christie—. Es obvio que esta chica no sabe bailar, ¿quién se queda paralizado así en medio de una improvisación? Yo les diré; NADIE. Es una vaca sin talento.
Y eso bastó para que me abalanzara sobre ella y la golpeara con todas mis fuerzas. Le partí la nariz.
Todas estaban asustadas y se alejaban de mí. Keyla llamó a la profesora...
En conclusión, así fue cómo me expulsaron del Studio 19 Dance Complex.
Y bueno, para acortar más la historia, digamos que Chloe me convenció de hacer la audición para el musical. Me cogieron, pero no sólo de bailarina, sino de personaje secundario, cantante.
Sí, estoy nerviosa. Hoy es la presentación.
Estaba en los camerinos, ya lista y arreglada. Escuché a un productor decir "Salimos en cinco." Doy unos retoques a mi peinado y me pongo en posición con los demás.
Y ahí es cuando lo siento, está ahí de nuevo. Parece que estoy sufriendo un ataque de ansiedad. No puedo respirar, estoy mareada, casi no me puedo mantener en pie.
Las luces se encienden. La música suena. Los bailarines salen. Me toca cantar, ¿Por qué no lo hago? ¿Qué me está ocurriendo?
Me paralizo al instante, no puedo articular palabra. De repente, las luces se apagan, la música deja de sonar, oigo murmullos a lo lejos. Todo se torna negro, siento un fuerte golpe en mi cabeza y pierdo el sentido.
Despierto en cuatro paredes blancas, pero esto no es el hospital psiquiátrico.
—Hola, Taylor —Una voz me saca de mis pensamientos, pero no puedo ver nada, sólo oigo una voz— ¿Cómo te encuentras?
—Mareada —Y ahí es cuando recuerdo—. ¡La obra! No la pude terminar. Estaba a punto de cumplir mi sueño... Tengo que volver, el espectáculo debe continuar.
Todo era blanco, pero no parecían paredes, era sólo color blanco por todas partes.
—Ya no puedes volver, Taylor...
—¿Por qué no?
No hubo una respuesta a mi pregunta.
De pronto, todo lo blanco se desvaneció, cómo las nubes cuando le van a abrir paso al sol. Estaba pisando un largo terreno de césped, había gente riendo, jugando. Habían bebés, personas mayores, ¿ese es Michael Jackson?
—Bienvenida al cielo.
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