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Single Chapter.

Psicópata.

2023.

Wow.

Entrar a una nueva escuela.

Para Jimin lo era todo. Que te guste la secundaria es algo innovador.

Que un alumno la pase bien en clases era algo extraño.

Pero bueno. Jimin era una persona aplicada y muy inteligente. Demasiado. Demasiado para ser normal. Le gustaba escribir, decorar sus tareas, su sueño era estudiar Artes Visuales en la Universidad. No lo haría ganar mucho, quizás, pero si le haría ganar felicidad, más de la que ya tiene. Se consideraba alguien feliz y muy perseverante.

Hoy era 26 de febrero, y uno de esos días donde te levantas demasiado temprano gracias al entusiasmo. Al levantarse, se lavó la cara y los dientes, se colocó su ropa, tomó su mochila y salió de casa, mucho antes de lo que debería. Una buena mañana lo esperaba. Esperaba hacer amigos y que le den muchas tareas en casa, así se distraía más, para no quedarse sin hacer nada claramente. Su vida a veces llegaba a ser algo monótona, sin embargo siempre trataba de que no fuera tan así. Siempre quiso pintar su vida de rosa, aunque sea imposible, para él nada lo era.

Caminó por las calles, de madrugada casi, un cielo precioso se posaba. Su nueva secundaria se encontraba cerca de una plazoleta, tomó su caja de cigarrillos, sacó uno y lo prendió. Por suerte nadie lo veía, le daba un poco de pudor que lo vieran fumando. Más que nada porque su familia estaba libre de eso. No le gustaría sentirse una oveja negra.

Sacó su teléfono del bolsillo, comenzó a ver algunas publicaciones de sus amigos.

Taehyung parecía un modelo en cada foto.

Seulgi era una diosa griega.

Seokjin también, que hijo de puta.

Todos eran demasiado lindos. Pero...

Mierda que Jisoo era una obra de arte. De esas caras, y que al parecer todos quieren tener en sus manos.

Se sentía orgulloso de que Jisoo también le haya parado bola, no era el único bobo.

Lástima eran de secundarias distintas.

Por él, la vería cada momento de su vida.

Luego de terminar su cigarrillo, se paró del banco, se percató de que ya era la hora de entrada, un poco más tarde. Asi que con un poco de prisa caminó al establecimiento.

Saludó a un par de personas que conocía.

Y se acercó al lugar. "Uh" exclamó bajito.

Estaba todo cerrado.

Al parecer nadie le había comentado nada acerca de que hoy no habría clases, eso parecía. Tomó su teléfono y marcó a su madre, sin respuesta. Acababa de recordar que en el transcurso a su escuela, ella se iba a trabajar, volviendo a la hora de salida de Jimin.

Osea, a las seis de la tarde. Por lo tanto no tenía forma de ingresar a casa.

Suspiró pesado.
¿Y ahora?

Caminó hacia la plaza de hace un rato y sacó otro cigarrillo, la ansiedad lo consumía todo el tiempo.

Se sentó en un tobogán a mirar el teléfono, decidió stalkear a Jisoo. Puso música en sus auriculares mientras lo hacía. En ellos sonaba "Midnight Train" de SE SO NEON, su banda favorita. Movía sus pies al ritmo de la música, como un niño pequeño. Terminó de fumar, tirando la colilla en el pasto.

Terminó de stalkearla como todo un psicópata, dejando el teléfono a un lado y sacar su almuerzo.

La música seguía sonando, observaba el cielo mientras le daba mordiscos a su sándwich. Divagando en sus pensamientos.

De repente, la música dejó de sonar. "Mierda" dijo internamente. Seguro su teléfono se había quedado sin batería. Al girar la cabeza en dirección a su teléfono, aquél no estaba.

Sentía como si su corazón se hubiese parado por unos segundos. Y al escuchar pasos detrás suyo, presintió que algo le pasaría. Pero...

─Oye, se te cayó el teléfono. ─una voz nerviosa apareció, con el teléfono en la mano.

Se giró rápidamente, asustado más por sus palabras que por su presencia.

─Putísima madre que me parió. ─quiso gritar pero sólo susurró. ─¿Y tú? ¿Quién mierda eres? ─dijo molesto. Como si aquella persona tuviera alguna culpa.

─Yoongi, un gusto. ─subió por las escaleras del tobogán y estrechó su mano cambiando la apariencia nerviosa a una más firme, Jimin sonrió inconscientemente ante el chico de pelo negro desordenado, piel de porcelana, pecas, ropa enteramente negra y zapatillas Nike, sentía conocerlo.

─Jimin. ─contestó, con desinterés. Sin tomarle la mano.

─Tienes cara de pocos amigos. ─

Jimin rió, irónico.

─Tú tienes cara de psicópata, al que le pegan en casa posiblemente.

¿Mamá...?

─Bien, Jimin. ¿Qué sucede por tu cabecita? No puedes insultar a cada persona sólo por...¿perder tu teléfono? Vamos. ─

Este chico estaba haciendo que Jimin perdiera la paciencia demasiado rápido. ─¿Puedes irte de una vez? ─

─Bien, me iré. Nos vemos, Jimin, ten lindo día. ─Yoongi finalmente desapareció de la vista de Jimin, sintiéndose algo aliviado pues aquél chico por alguna razón le causaba incomodidad.

Las horas transcurrieron tortuosamente lentas. Pues no había realmente nada que hacer. No recibía señales de vida acerca de su madre. Faltaban sólo 10 minutos para que llegara.

Aburrido, decidió caminar hacia su casa para quedarse en las rejas a esperar, ya que se encontraba aún en la plazoleta.

Mientras iba caminando con el teléfono en la mano y su música puesta, en un callejón vió como unas bolsas de basura se movían, y él no podía ser más curioso. A paso lento se acercó. Observando una gran caja tratando de escabullirse.

"De locos" pensó.

Cierta incertidumbre lo animó a ver que llevaba dentro la caja, encontrándose con un gatito.

─No... ─susurró algo triste.

Aquél animal era anaranjado, ojitos grandes, y gordito. Parecía asustado, estaba muy sucio y débil. Jimin decidió tomarlo y llevárselo, pensando que su madre en ese transcurso ya estaba en casa.

Miró la hora, seis en punto. A paso apresurado llegó a casa, viendo como la puerta estaba abierta, seguro mamá estaba limpiando la casa. Abrió las rejas y entró a su hogar.

Mamá estaba tirada en el suelo, con un cuchillo clavado en medio de su pecho.

Su estómago se revolvió al ver tal escena. Pero al encontrarse tan paralizado, lo único que pudo hacer fue soltar la caja haciendo caer al pequeño gatito. Comenzó a temblar, su piel se puso pálida y su mente estaba tratando de procesar lo que estaba viendo.

─¿Mamá...?

Jimin cayó al suelo, en seco.

Lunático.

Las luces hicieron que sus párpados comenzaran a sentir molestia, abrió los ojos y lo primero que pudo ver fué nuevamente a mamá.

Terminó por vomitar encima de sí mismo, causándole aún más asco. Al querer moverse se dió cuenta que estaba atado de manos y pies a una silla, si ya de por sí estaba asustado, ahora no podía ni siquiera pensar. El temor lo inundó, lo dejó paralizado, como antes de que se desmayara.

El cuerpo de su madre seguía en la misma posición, con la diferencia que había aún más sangre y al parecer, un gato estaba atacando su herida. Era ese indefenso gatito de hace un rato atrás.

Apenas comenzó a sollozar, sintió unos pasos detrás suyo.

─Jimin. ─dijo aquella voz. ─¿Qué pasa? ¿Estás asustado? ─comenzó a reír de la manera más macabra posible.

El miedo lo tomó por completo, hasta lo más profundo de su ser.

El chico atado ni siquiera estaba lo suficientemente calmado como para preguntarle quién mierda era.

─Q-q-uien... ─trató de pronunciar, sin éxito en terminar.

─Tranquilo, no hace falta que digas algo. Al menos no ahora. Lo bueno ahora, es que estás aquí. ─

Jimin aún no comprendía, hasta que aquella voz se hizo presente en cuerpo. Un hombre de no más de 30 años, pelinegro, algo bajito y con una sonrisa maligna. Lo que más resaltaba de él era una gran cicatriz que posaba en sus ojos. ─¿Acaso no me recuerdas? ─el hombre tomó un bate. Asustando aún más a Jimin.

─Puedes salir, Soo. ─gritó el hombre en dirección a la cocina.

Una chica salió de ese lugar. Era Jisoo. Esa chica, que Jimin siempre miró con ojos enamorados. Ella se encontraba llena de sangre, con cortes en sus brazos, y en sus manos... Un cuchillo ensangrentado.

─¿Q-qué?

Jimin no podía con más cosas. ─¿Porqué? ─

─¿Y... porqué no? ─rieron ambos.

─En serio lo siento, porfavor, déjenme ir, lo lamento, mi intención nunca fué esa. ─aquello hizo reír aún más a los dos.

─Al parecer ahora puedes hablar con claridad y sin miedo, lamenta todo lo que quieras, sin duda eres un gran imbécil. ─Jimin sonrió. ─Eres un lunático.

Flashback.

2012.

Yoongi siempre fué un niño de casa. Mimado y egocéntrico. Nadie lo soportaba en la escuela, presumía cosas que los demás no tenían, molestaba a los maestros por no tener la misma clase.

Eso siempre hizo conflicto en especial a uno de sus compañeros, Jimin. Un niño de clase muy baja que iba a la escuela gracias a una beca que obtuvo, por su buen rendimiento escolar. Siempre envidió a Yoongi, sin embargo, al poco tiempo la envidia empezó a transformarse en odio. Y su mente comenzó a hacer ideas, para que aquél niño, por fin desapareciera. Hacía cartas, dibujos y videos, comentando las formas en las que haría que Yoongi muriera.

Un día, Yoongi dejó de ir a clases. Jimin enfureció, ahora no tendría a quien hacerle daño merecido. Todas las mañanas se las pasó sentado al final del salón sin hacer nada, aún imaginando formas de acabar con ese niño insoportable. Lo malo es que ahora no tendría la oportunidad.

Una mañana cualquiera el timbre tocó, indicando la hora de la salida. Rápidamente se dirigió hacia una plaza a la vuelta de su escuela, importandole poco que su madre lo esté esperando en casa. Sacó una navaja y comenzó a hacer cortes en sus brazos, y aunque le dolía demasiado, cada corte le daba más satisfacción y calma. La sangre brotaba desde sus brazos hasta sus zapatillas algo sucias y rotas. Las heridas eran muy profundas, lo suficiente para que Jimin comenzara a asustarse. Alejó la navaja de sus brazos y sonrió, luego sacó su cuaderno escolar, temblando, arrancó una hoja y la apoyó en el cuaderno cerrado. Con uno de sus dedos dibujaba, junto a una sonrisa pequeña.

Sintió una mano en su hombro, Jimin miró hacia el frente y luego giró. Era Yoongi.

─¿Te encuentras bi-

Yoongi no terminó de pronunciar la palabra. Pues Jimin había clavado la navaja en su pecho.

Aún con su mano en la navaja, la sacó con rapidez, y la volvió a clavar, repetidas veces, hasta que vió que Yoongi no daba más señales de vida, se paró sólo un momento a correr el cabello en su cara, y siguió. El color de la sangre de Yoongi le resultaba hermosa, también el sabor, sin agregar la forma en la que se desprendía de su pecho, ''arte puro' pensó.

La sangre salpicaba su rostro, sin hablar de todo su cuerpo, aún ensangrentado y con un poco de cansancio, dió las últimas apuñaladas. Para terminar clavando la navaja en su cuello. Más sangre salió y esta vez fue aún más espléndido.

Sonrió, nuevamente.

Pero luego comenzó a sollozar horriblemente.

Salió corriendo de la escena hacia su casa, y aunque suene loco, nadie vió nada.

Entró a casa asustado, mamá al parecer estaba durmiendo, asi que se fue a bañar. Tiró la ropa en el suelo, abrió el agua fría y se metió. La ducha era un río de sangre, y a pesar de sus lágrimas desconsoladas, una parte de su mente sentía que lo que hizo, estuvo genial.

Luego de haberse dado una ducha de dos horas, salió del baño con felicidad, estaba limpio ahora. Pero el baño no, parecía una escena del crimen demasiado grotesca. Eso enfadó demasiado a Jimin, comenzó a romper lo primero que encontraba enfrente suyo, tiró sillas, rompió cuadros y destruyó completamente todas las ventanas para poder cortarse con aquellos pedazos. Su madre se despertó gracias al ruido que hacía su hijo, encontrándose con todo el desastre en la sala y en el baño. Lo tomó con fuerza y habló.

─Te pareces a tu padre. ─

Al poco tiempo, el cuerpo de Yoongi fue encontrado, sin rastro alguno del culpable. Un niño de 7 años logró engañar a la justicia, sin querer.

Los padres de Yoongi estaban realmente destruidos, no veían por qué seguir, su único hijo había sido asesinado de una manera tan brutal que sólo podían pensar en que el que lo haya hecho, ni siquiera merece morir.

Así es como, Namjoon, padre del niño, decidió que si uno quiere hacer algo bien, debe hacerlo él mismo. Y comenzó a buscar al asesino de su hijo.

Presente.

2023.

─¡Déjame ir! ¡No sabes de lo que soy capaz! ─le gritó a Namjoon.

El nombrado comenzó a reír a carcajadas. Le daba gracia que un niño de 17 años crea que tiene el mundo a sus pies sólo por ser un hijo de puta.

─No sabes de lo que YO soy capaz. ─resaltó aquella palabra.

Jimin chasqueó la lengua, buscaba la forma de quitarse las sogas que llevaba en sus muñecas. Namjoon rió.

─Espera...

Su mente hizo recordarle que había visto a Yoongi en la plaza cerca de su casa. ─¡Yoongi está vivo!

Gritó, volviéndose loco. Se tiró al suelo a patalear, hacía fuerza para quitarse las sogas, gritaba incoherencias mientras escupía.

─Oye, tranquilo. ¿Si estuviera vivo crees que estaríamos aquí? No te ves tan estúpido. El chico con el que te encontraste hoy era Hoseok, mi hijo, realmente le salió perfecto el plagio. ─suspiró.

─¡No te creo! ─Jimin comenzó a darse la cabeza con el suelo. Namjoon harto de la situación pateó su estómago para que dejara de moverse.

─Ya, ya, animal.

Lo tomó del cabello para que lo mire.

─Escúchame, te calmas, o enfrente tuyo descuartizo el cuerpo de tu madre, y te pongo sus intestinos en la boca sucia que tienes. Pedazo de mierda.

Jimin comenzó a calmarse, Namjoon lo paró de la silla y lo desató rápidamente, para poder ponerle una soga más reforzada y con un nudo más apretado.

Jisoo estuvo todo este momento simplemente observando las situaciones, tronó sus dedos y tomó de las piernas a la madre de Jimin, comenzando a arrastrarla hacia el baño. La sangre ya casi estaba seca. Y el olor que desprendía se hacía cada vez más insoportable. Habían pasado ya 24 horas, el cuerpo estaba en inicios de descomposición.

Llevaban un día completo en ese lugar.

─¿Porqué tú, Jisoo? ─pronunció Jimin antes de que Jisoo llegara al baño.

─Yo lo ví todo. Ví cada apuñalada, vi cada milisegundo del desastre que causaste.

Flashback.

2013.

Los días eran lentos, y las horas eternas. El aburrimiento combinado con el temor, no sabía en que momento podía ser descubierto. Hoy era su cumpleaños número 8, y no podía estar más asustado.

Los preparativos estaban hechos en casa de sus abuelos, la poca familia que tenía llegó al momento, con regalos en sus manos. En parte también Jimin estaba emocionado, pero la simple idea de que alguien se entere le revolvía el estómago.

─¡Feliz cumpleaños mimi! ─gritó su tía al verlo. Jimin rodó los ojos, esa mujer le resultaba insoportable. Le molestaba cada parte de su personalidad, cada parte de ella en sí. Sus ojos, que irradiaban incomodidad, su boca, que de ella sólo salían estupideces, y su nariz, que la hacía respirar, porque muy bien la quería muerta.

─Gracias. ─dijo sin ganas, pasando hacia sus primos.

Esos niños... sin duda los odiaba más que a nada, peores que el chico que había asesinado hace un año. Sonrió involuntariamente.

─¡Jimin! ¡Hola! ─Jimin los pasó de largo.

Por último, llegó a su tío. Ese borracho de mierda que solía caerle bien hasta que se atrevió a llamarlo inútil. Ni siquiera le dijo hola, asi que lo pasó de largo, también.

Tenía planeado hacer de su cumpleaños un desastre, sólo para los demás, él debía pasarla bien, como siempre.

Pero algo se lo impidió.

La madre de Jimin sintió toques en la puerta, miró por la ventana, viendo a la policía junto a un hombre pelinegro. Ella ya sabía de qué se trataba, asi que suspiró, sonrió y abrió la puerta.

─Buenas tardes. ¿Señora Park?

─La misma.

El policía rió.

─Bien, me imagino que conoce la tragedia de Min Yoongi hace 1 año, aquél delito sigue en pie de búsqueda, hoy nos dieron la orden de interrogar a los compañeros del niño.

La madre de Jimin borró su sonrisa, carraspeó y habló.

─No tienen nada que interrogar, yo sé perfectamente quién fué.

Presente.

2023.

─También estuve cuando la loca de tu madre culpó a mi hermano. ─sus ojos se cristalizaron. ─Yo ese día acompañé a Jake a clases, y lo fuí a buscar. Viendo tu crimen. ¿Cómo puedes ser tan enfermo? No me quedé atrás, te enamoré y juré hacer tu vida un infierno, viendo a mi hermano ser internado en un centro psiquiátrico, por culpa de un psicópata. ─

Jimin comenzó a reír en carcajadas.

─De igual manera tu hermano era un inadaptado inservi-

Recibió un golpe en la cabeza, con el bate que Namjoon había tomado. Una, dos y tres veces. La sangre manchó por completo el bate, y eso aún no satisfacía por completo al atacante.

─¡HARÉ TU VIDA UNA COMPLETA MIERDA, PARK JIMIN! ─gritó con furia.

Jimin no daba señales de vida en el suelo.

─M-mierda... Creo que lo maté.

Jisoo tomó la cara de Jimin con ambas manos.

Y antes de que pudiera pronunciar una palabra, Jimin despertó. Se había desatado las manos y la tomó del cuello, subiéndose arriba de ella.

─¡Hija de puta! ─gritó mientras la estrangulaba, Jisoo trataba de sacárselo de encima pero no podemos comparar la fuerza. Jimin ganaba.

Namjoon reaccionó y se tiró a sacar a Jimin, sin querer dejando el bate en el suelo. Forcejeaban, hasta que finalmente Jisoo cerró los ojos y su pecho dejó de moverse. Namjoon no podía creerlo aún.

Soltó un grito desgarrador, Jimin estaba acabando con todo a su paso. Lo tomó del cabello tirándolo al suelo con brusquedad, luego se subió encima suyo a golpearlo, cada golpe era insuficiente, quería más.

Jimin no podía moverse nisiquiera un poco, pero al ver de reojo el bate tirado en el suelo, decidió, que era hora de acabar con esto.

Lo tomó, y lo estrelló contra la cabeza de Namjoon, causando que se quitara de encima.

─Este es tu final, lunático. ─rió.

Por fin dió el último golpe, enterrando los pinches del bate en su cabeza. Haciendo que muriera al instante.

Flores marchitas.

Hoy día, se cumplían 11 años del brutal asesinato de Min Yoongi.

No era un buen día para el vecindario.

Jimin suspiró, había visitado la tumba de Yoongi, le había dejado flores marchitas, unas que tenía guardadas por ahí.

─Ay... Yoongi... ─sonrió de lado. ─Desearía que estuvieras aquí, conmigo.

Comenzó a sollozar, limpió sus lágrimas y habló.

─Pero bueno... Te tocó dejar de ser lo que eras. Un niño asquerosamente egocéntrico. Y te tocó ser acabado por un niño asquerosamente inteligente. ─

Escupió su tumba, marchándose de ahí.

Psychopath.

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