No podía soportarlo. Para mí, vivir sin Jungkook era morir. Si, muchos pensarían que era una locura y que estaba exajerando. Que debería amarme mas a mi mismo. Pero no sería el primero en suicidarse por amor ¿no?

Tenia que encontrar algo con lo que hacerlo. Si moría, incluso si no era una ilusión y estaba vivo, para él seria mas fácil vivir sin tener que preocuparse por mi y mis ataques. Además, por fin estaría en paz. Dejaría de oir la voz de la hechicera. Todo sería mejor para todos.

Encontré un peine tirado en el suelo. Era un peine de madera. Le parti el mango y fui a clavarmelo con las astillas, pero una mano me detuvo y lo lanzó lejos.

Miré a Jungkook suplicándole con la mirada - Tienes que dejarme hacerlo. Tienes que dejarme dejar de oírla. Dejar de ser un problema para todos.

- ¡No! ¡Jamás! Quiero ayudarte. Dejame hacerlo. Eres demasiado importante para mí. Te amo, joder. Te amo tanto...

- No lo haces. Nadie podría a amar a alguien como yo.

- Yo lo hago. No me estas oyendo. No es mentira. Te amo de verdad.

- Solo lo dices para que no me suicide. Pero así no seré feliz Jungkook.

- Pues busquemos una forma en que lo seas.

- Si muero lo seré.

- No, esa no es la solución. Tiene que haber otra.

- No hay otra.

Se oyó un grito por el que tuve que taparme fuerte los oídos. De pronto, una espesa niebla rosa lleno la habitación. Comencé a sentirme cansado y dejé que mi cuerpo cayera a suelo. Mis ojos se cerraban solos y mi vista se volvía borrosa. Dejaba de poder moverme.

Vi a Jungkook en la misma situación que yo, justo a mi lado. Intenté alzar la mano hasta él y le sonreí - Te amo...