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8🗡️

Tayler.

Vacío las pastillas al lavabo y meto las nuevas al botellón. No pueden averiguar qué no estaba tomando sus pastillas. Las coloco en su botiquín y cierro el espejo. El reflejo del pelinegro sonríe con cierta picardía.

—¿Sabes que podrías literalmente llegar a su casa y pedir que se conozcan? —mueve las manos explicando, lo ignoro, parece más bien una consciencia que odio pero es inteligente y salimos juntos del manicomio donde ella estará ahora—. Es tuya, puedes tomarla y llevarla a casa con papá.

Enarco la ceja y niego.

—¿Qué te dice la amiga? —me siento en la cama de la dulce encantadora, está llena de su aroma.

La verga se me calienta de sólo recordarla, quiero que grite muchísimo, quiero verla gimiendo, pidiendo más...

—La internaron al menos veinticuatro horas en el sanatorio del que escapamos —me saca de la burbuja.

Sonrío, estoy satisfecho, podrá sentir un poco de lo que sentí, lo difícil es sacarla. Quiero que me acepte, así me la podré llevar lejos. Seremos muy felices.

—¿Por qué parece que tu cabeza demente está ideando otra manera de meternos en problemas? —se cruza de brazos—. Apreciaba más el uniforme de loco que de militar, aunque a las chicas las pone calientes. Definitivamente ayuda mucho. —merodea la habitación y suspira, saca la radio de su uniforme—. Debo irme, no quieres que sepan que hay otro cuerpo en el bosque con uniforme. Junto con otro cuerpo de un estudiante de preparatoria que decidiste mutilar y arrancarle la cara. Van tres con ese policía que mataste.

No sé porque habla así, entiendo perfectamente, probablemente él quiere repetírselo para que no se le olvide. No me gusta ese tono de sarcasmo como si fuese idiota. Quizá al final le saque los ojos.

—¿Qué plan sigue? —cambie de conversación al ver que no me causa gracia.

—Haz que crean que estoy muerto —entrego el frasco de sangre—. Llama a tus padres.

Niega.

—Renuncié a su apellido.

—Podrían ser cuatro cuerpos —me levanto, sonríe, se estremece y toma la sangre.

—Me encanta cuando te pones violento —recarga su arma—. Regálale una carta, y dile que quieres cogértela, podrías ahorrarte todo el show de volverla loca, en ese sótano parecía que te quería sacar hasta el alma en lugar de semen.

Me siento a pensar en lo que dice cuando se larga. Es un maldito estúpido, siempre con entusiasmo como un bufón. Sin duda me iba a sacar el alma, se sentía tan cálida, resbaladiza, la quiero conmigo, quiero venirme dentro de ella. Ya la probé, quiero que ella me pruebe.

El bufón tiene razón debería de darle una carta.

No me importa, quizá lo mate al final. Escaneo el nuevo uniforme en la cama y suspiro. Es azul marino, la visitaré estás 24 horas. Quizá me extrañe como yo a ella.

Cuando vea que somos iguales entonces va a quererme cerca. Lo primero que haré será hacerla salir antes de las veinticuatro horas. Por ello me visto del uniforme, salgo de la habitación y arrastro al soldado con el cuello roto. El loco se fue, me quedé solo. Meto al hombre al congelador porque se llevaron la carne de la cena, servirá para después.

Acomodando la daga en mi pantalón azul me escabullo en el bosque. Tomo mi auto y le ordeno a el clan que preparen una fiesta de Halloween para el regreso de mi encantadora a casa, le encantará lo que le tengo preparado.


Nota:

Mi niño es tan tierno.

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