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Encantadora
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Sueños macabros.🗡️🩸
El auto de mamá se zangolotea en cada hueco del suelo húmedo en Castle. Casi es aterrador ver la fachada de la era histórica.
La estación de radio deja las noticias de última hora en Londres, pero la oscuridad se ha colado por mi cuerpo hace tanto que apenas puedo sentir algo más que no sea terror...
—¡Alerta máxima! —vociferan en la radio y la piel se me eriza así cómo a mi madre que gira a mirarme al mismo tiempo—. El paciente más peligroso del psiquiátrico casa ecos apodado Anónimo ha escapado. Dejen sus puertas seguras hasta que sea encontrado.
—Te vas a la casa de la abuela —demanda y no es una pregunta—. Necesito sacarte de aquí.
La casa de la abuela no está lejos, el problema es que su casa da más miedo que ese maldito.
—¿Podemos ir con papá? —trato de persuadirla.
Niega.
—Te encontrará Lovely, eres suya —suelta—. No va a descansar hasta tenerte.
Sello mis labios, cierro los ojos y dejo que conduzca por las calles oscuras hacia la casa que se encuentra en la punta de Castle. Nadie suele venir porque nadie sabe qué existe, sólo mi abuela y ella está muerta.
Mi madre gira el auto y evadiendo las cámaras nos sumergimos en lo que parece ser un bosque abandonado con relieves a más no poder, no abro la boca en todo el camino. Sólo envío mensajes a los hermanos Jonson que son mis mejores amigos y envío la dirección.
Pasaremos Halloween en una casa de miedo.
Lo peor de regresar de un viaje es ir a otro. No me apetecía algo más que quedarme en casa pero se le dió por salir y venir por mí. Todos sabíamos que lo haría, después de todo soy suya.
Dicen que está loco, pero yo creo que es demasiado cuerdo como para esperar 4 años a que cumpliera 18. No podías esperar. «¿Cierto?»
Al final el auto se estaciona y los relámpagos la iluminan causándome un escalofrío en los huesos. Mi madre saca mis maletas y abre mi puerta, sacándome del brazo como si no pudiera esperar a deshacerse de mí. «Maldita»
—No llames a tus amigos —primer error, abro la puerta—. No hagas fiestas, yo te llamaré todos los días. La mujer de la limpieza siempre deja todo listo, dijo que acaba de irse, hay comida o si no mañana ella te trae.
Asiento, me entrega la llave pero yo estoy temblando. ¿Realmente me va a dejar sola?
—Mamá —hablo antes de que salga por la puerta—. Tengo miedo.
Suspira y saca algo de su espalda. Una daga. La tomo con emoción.
—Sólo tú puedes detenerlo, Lovely —acaricia mi mejilla—. No sabemos porque te eligió pero no eres débil. Si ves a ese maldito entiérralo en su garganta.
Asiento con la cabeza y besa mi frente para finalmente salir, dejando ir un portazo que vibra bajo mis converse.
Ajusto mi vestido de gamuza en lo que escaneo el interior de la casa de la abuela. Hace poco estuve aquí, con su cuerpo azul y frío dentro de un ataúd. Aún puedo ver su cabellera rojiza y dedos largos. Casi puedo escucharla decir...
—¿Realmente le temes o temes que te guste? —susurro al compás y dejo ir el aire.
Hay escaleras al lado de la puerta, así como el pasillo que lleva a su biblioteca de libro +21. Mi abuela era una jodida alma increíble, y escalofriante.
Dejo las maletas y me dirijo a la sala de estar dónde los candelabros iluminan la habitación, me desvió hasta la cocina y esculco el refrigerador en un escondite secreto para ver si aún hay vino.
—¡Gracias, abuela! —beso la botella
Me la empino dando tres tragos, sosteniéndome de la barra de mármol color carmesí, me dirijo al patio dónde hay un pequeño jacuzzi de lectura. La abuela decía que el 2025 fue su lugar favorito ya que eran tiempo de guerra.
¿Debería preocuparme un loco que me busca? Sí.
Pero tengo una daga y si ese imbécil se me acerca voy a degollarlo. Mi teléfono timbra cuando llevo la mitad de la botella, el bosque cruce haciéndome estremecer. Probablemente voy a morir ebria dentro de un Jacuzzi.
Reviso los mensajes y el Vanessa, la hermana de Ostin. Dicen que vendrán mañana.
Vannessa: Muéstrame ese trasero.
Yo:Perra, creció como una tonelada estos 6 meses.
Estuve 6 meses en escocía con mi familia materna después de la muerte de la abuela "recordándola".
Me quito el vestido soportando el fui y entro al jacuzzi después de encenderlo. El viento deja que las hojas otoñales se deslizan en el suelo de madera, el porche cruje a mi izquierda y giro con el corazón en la garganta. La cabeza me da vueltas por el vino pero trago saliva tratando de parecer calmada.
—¿Hay alguien ahí? —casi no puedo ni respirar—. ¡Tengo un arma y no voy a dudar en usarla, tú, quién quiera que seas!
Y... una gardilla sale corriendo haciéndome ver cómo estúpida.
—¡Lo siento, amiguita! —le muestro el vino.
Por un momento creí que era Manchas. La gata de mi abuela, es una gatita tan linda y dulce, pero normalmente está revolcándose con gatos salvajes. Le encanta esa mierda.
El vino se acaba, la noche comienza a ser más oscura, el miedo comienza a deslizarse por mi piel cómo una brasa ardiente, y decido qué es hora de dormir. Me voy mi vieja a habitación que es la última después de subir las escaleras de caracol, justo en la torre de la casa. La quise porque hay una ventana que da justo a las rejas de la entrada.
Entrada que escaneo y... está abierta.
Quizá la señora Odelia la dejó así. ¿Estaba aquí cuando llegue? ¿A quién le importa?
Trato de meterme a la cama cómo se debe pero la botella va a dar al suelo y caigo cómo estrella entre mis sábanas. Húmeda por el agua y... miedo
El frío atraviesa mi piel, un rechinido me despierta de golpe y una sombra oscura está justo en mi ventana. Apenas puedo controlar los temblores de mi cuerpo, no puedo hablar, no tengo voz, estoy afónica, el solo se burla desde su pecho y rodea mi cama.
La luz del ocaso lo baña; tiene un traje a la medida pero hay sangre que salpica una y otra vez contra mi sabana blanca.
—¿Así que vas a enterrarme una daga? —la voz gruesa y aterciopelada se desliza cómo cera caliente por mi espalda, enderezándome.
Niego, retrocedo cuando sus manos se hunden en mi colchón arrastrando sus rodillas a mi cama, puedo verle la mandíbula cincelada, y el brillo de sus ojos, sé que allí están las anomalías, y cierro los ojos. «Despierta»
—Te voy a mostrar como enterrarla —quita su corbata y yo trato de deslizarme en la cama pero no sé si quiero correr.
Antes de que pueda pensar usa la corbata como soga, jala mi pierna y grito, jadeo, lo pateo pero me somete. Me amarra al tronco de la cama en lo que la barbilla me tiembla. La sangre salpica mi abdomen, pecho, no dejo de temblar en lo que las lágrimas me atrapan, aprieta mi labio inferior, untando la sangre.
—¿Este Hallowen que querrá mi mocosa? —inquiere quitando su cinturón, la hebilla es una melodía. Se acomoda entre mis piernas, desliza la daga por mi piel a arranchándome un siseo al romper la tela de mis bragas—. ¿Dulce o squi...?
Y se inserta en mi de un empujon que me arranca un gemido glorioso, todo mi cuerpo vibra al sentir sus dedos y su polla expandiéndome...
Su lengua viaja a mi cuello, labios y...
Salto en la cama, trato de buscar señal de que alguien ha estado aquí pero aparte de un coño palpitante, el vino regado en el suelo y la ventana abierta. No hay nada.
—Oh, Dios —suspiro, deslizo mis dedos dentro de mi coño y sí, empapada—. Necesito un exorcismo.
Nota: La historia original está en mi perfil. Obsesión. Esto es en otro universo.
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