Capítulo 9 - Cuchillo.
Narra Ron.
Milena y Marcos atan a Juan en la silla y se disponen a apuñalarlo, todos gritamos del miedo.
—Mejor aún no, esperemos a que despierte para que sufra más.
Milena y Marcos empiezan a reír a carcajada, en cambio nosotros tan sólo lloramos, en especial Valeria, quien está a punto de perder a Juan.
—No le hagan daño, por favor —añade Valeria sin dejar de llorar.
Miró a todos fijamente, en estos momentos quiero con toda el alma que Juan no despierte, no quiero verlo sufrir.
—¡Por favor no! —grita Valeria intentando zafarse de las cadenas.
Marcos se acerca a ella y le da una fuerte bofetada, Valeria tan sólo comienza a llorar en silencio, intentando tocarse la mejilla.
—Piensa —me digo a mi mismo, volteando a todo mi alrededor.
Veo una y otra vez todo a mi alrededor, no parece haber escapatoria de este lugar, yo no quiero morir, no aquí dentro.
—¡Señores, el joven está despertando! —menciona Sonia fuertemente.
Todos fijamos nuestras miradas en Juan, quien parece despertar muy confundido, él nos mira a todos e intenta huir, lo que ocasiona que caiga con la silla hacia el suelo.
—Escapar de aquí no será nada fácil —susurra Milena tomándolo del cabello.
Puedo ver el rostro de dolor de Juan, aun así, él le da un golpe a Marcos en la pierna.
—¡Maldito imbécil! —grita Marcos dejando caer el cuchillo encima de Juan.
Cierro los ojos unos segundos y escucho unos gritos desgarradores provenientes de Juan, al abrirlos puedo ver que el cuchillo atravesó el brazo de Juan.
—¡Ayuda! —grita él, intentando quitarse el cuchillo.
Sonia se acerca a Juan y le quita el cuchillo del brazo, Milena y Marcos ponen de pie la silla con Juan encima.
—Todos vamos a morir —agrega Samantha junto a mí.
Niego con la cabeza, mientras la observo. Ella llora en silencio observando cómo está a punto de morir Juan.
—No saben cuántas ganas tenia de matar a alguien de nuevo, Milena y yo tuvimos que aguantar días sin matar a una sola persona —Marcos sonríe, mientras toma un cuchillo.
Marcos y Milena se acercan a Juan, yo siento un inmenso miedo recorrer mi cuerpo al ver cómo le incrustan el cuchillo en el estómago.
—¡Ayuda! —grita Juan lleno de dolor.
Algunas lágrimas caen por mis mejillas al ver como mi amigo es asesinado por dos reconocidos asesinos.
—¡No sigan! —escuchó la voz de Marisol.
—¡Déjenlo, mátense entre ustedes mejor! —grita Pablo enojado.
Sonia se acerca a él y le dispara un sedante, ocasionando que Pablo caiga inconsciente.
Fijo mi mirada en Juan, quien parece estar muriendo lentamente a manos de Marcos y Milena. Veo que Milena le incrusta el cuchillo en el ojo, esta vez matándolo por completo.
—¡No! —escuchó la voz de Valeria, ella llora al ver a su novio muerto frente a ella.
—¿Alguien quiere intentarlo? —pregunta Milena mostrando el cuchillo lleno de sangre.
Yo desvió mi mirada de esa horrible escena, no quiero ver, no puedo ver eso.
—¿Cómo pudieron? —pregunta Samantha asustada.
—Son asesinos Samantha, asesinar a gente inocente es lo único que saben hacer —le digo, con algunas lágrimas en los ojos.
Milena y Marcos caminan hacia nosotros, ellos asienten con la cabeza muy orgullosos de lo que acaban de hacer.
Los minutos pasan y los asesinos desatan a Juan de la silla y lo colocan frente a nosotros, ellos quieren que lo veamos toda la noche.
—Sonia tráeles algo de comer, no queremos que se mueran de hambre —menciona Milena saliendo del sótano al igual que Marcos.
—Si señora Milena —sonríe Sonia, colocando los cuchillos en la silla.
Ella se dispone a ir del sótano, dejándonos aquí solos, con el cuerpo de Juan.
—Él no debía morir, él era una buena persona —dice Valeria aun llorando.
La observo fijamente, luego veo los cuchillos en las sillas, aunque dudo mucho que alguno de nosotros llegue hasta ellos.
—¡Chicos! —añado en voz baja.
Todos fijan sus miradas en mí, respiró hondo y señaló los cuchillos, todos sonríen un poco al ver que tenemos una oportunidad de salir de aquí.
—¿Cómo los tomáremos? —pregunta Marisol llena de angustia.
No tengo ni la menor idea, estamos atados en estás sillas sin poder hacer nada, la única manera de tomarlos es desatándonos.
—¿Qué pasa?, ¿Dónde estoy? —pregunta Pablo despertando.
—Aún seguimos aquí Pablo, ya asesinaron a Juan —Valeria le comenta triste.
Una sonrisa pequeña se forma en mi rostro al ver que al menos Pablo está bien, intento no ver el cuerpo de Juan para no ponerme triste.
—¡Chicos les he traído comida! —grita Sonia entrando al sótano.
Veo que se acerca con algunos platos, los coloca en la silla, lo que ocasiona que uno de los dos cuchillos que se encuentran ahí se caiga al suelo. A Sonia no parece importarle, ya que se aleja del sótano nuevamente.
—¡Oh dios está más cerca! —menciona Samantha emocionada.
—Trata de tomarlo Vale, yo sé que tú puedes —le digo sonriendo.
Veo que ella estira la pierna los mas que puede, aun así, no es suficiente pues muy apenas toca el mango del cuchillo.
—No puedo, no puedo —susurra Valeria asustada tratando de estirar más su pierna.
—Tú puedes Valeria —menciona Samantha llorando.
Valeria intenta una vez más, puedo ver sus brazos heridos de tanto intentar alcanzar el cuchillo, ella llega más lejos y logra acercar más el cuchillo.
—Ya casi —sonríe Pablo.
—¡Chicos tienen que disfrutar de esta deliciosa comida! —agrega Sonia entrando al sótano.
Abro los ojos del asombro cuando veo que justo en el momento que Sonia se acerca a nosotros, Valeria logra lanzar el cuchillo debajo de su silla.
—¿Tienen hambre? —pregunta Sonia un poco confundida.
Nadie le contesta, ya que todos estamos asustados, rezó porque no se dé cuenta que falta un cuchillo.
—¿Cómo piensa que vamos a comer? —Pablo mira con enojo a Sonia.
—Yo los alimentaré como si fueran unos bebés —Sonia camina por un plato y luego se acerca a Valeria.
—No tengo hambre —susurra ella desviando la mirada de Sonia.
—Pero joven, todos tienen que comer, me lo dijeron los señores —añade Sonia.
—¿Y si no quiero, me van a obligar? —pregunta Valeria con lágrimas en los ojos.
—Claro que si joven.
Sonia toma con fuerza la cara de Valeria y la obliga a darle un bocado a la comida. Valeria intenta escupir la comida, Sonia tan sólo obliga a Valeria a cerrar la boca.
—¡Trágatelo! —grita Sonia dándole una bofetada.
Valeria empieza a llorar y logra tirarle el plato a Sonia, ella se levanta enojada y luego le dispara un sedante, puedo ver la jeringa en la mejilla de Valeria.
—El siguiente, esperó que no se pongan como ella —Sonia sonríe y se acerca a Marisol.
En estos momentos no tengo hambre, tan sólo logro pensar en el cuchillo que se encuentra debajo de Valeria, ¿Lográremos tomarlo?
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