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Capítulo 15 - Hallazgo.

Narra Carlos.

Mamá y yo nos encontramos viendo la televisión, desde ayer lo único que vemos son las noticias locales, el reportaje que han creado para los desaparecidos es lo único que han trasmitido.

Tomó mi mochila y me despido de mamá, salgo de casa y me dispongo a caminar.

—¡Carlos espérame! —gritan detrás de mí.

Volteo rápidamente y veo a Santiago intentando alcanzarme, me detengo un momento y él llega hasta mí.

—¿Por qué no me has esperado? —pregunta Santiago un poco molesto.

—Lo siento, con todo lo que está pasando, olvide completamente que ibas a pasar por mí.

Él asiente con la cabeza y continuamos con el camino.

***

Santiago y yo entramos a la escuela, no sin antes voltear a ver como todos, a Flor quien baja de su lujoso auto, acompañada por Cecilia y Airam.

—Tan rápido a reemplazado a sus amigos —menciona Santiago junto a mí.

—Si... Oye si quieres más al rato te alcanzó, necesitó hablar con ella.

Santiago asiente y entra a la escuela, yo caminó hacia Flor. Ella fija su mirada en mí y le dice algo a sus nuevas amigas.

—¡Carlos, que gusto verte! —añade Flor sonriente, para luego darle un gran abrazo.

—Igualmente, oye Flor sabes a que vengo, ¿No has sabido algo de mi hermano Ron? —le digo, mientras comenzamos a caminar hacia el interior de la escuela.

—No, ¿Sabes? Lo extraño demasiado, al igual que al resto, parece como si fuera ayer cuando le di un último abrazo —veo que ella sonríe y luego camina hacia el baño.

La sigo con la mirada hasta que entra al baño, segundos después veo a Cecilia y Airam entrar también.

Doy vuelta y casi doy un salto del susto, Rosa y Maritza se encuentran frente a mí, con un rostro de angustia.

—¿Qué les pasa chicas? —les preguntó confundido.

—Tú no puedes hablar con Flor, ella es una psicópata, no me sorprendería que haya secuestrado a tu hermano —susurra Rosa.

—Por dios Rosa, cierra la boca —menciona Maritza asustada.

Veo que Rosa toma la mano de Maritza y la aleja de mí. Frunzo el ceño y continuo con mi camino.

Entro al salón de mi clase, puedo ver que la maestra Dulce ha llegado, ahora tendré un retardo.

—Tome asiento joven Carlos —dice la maestra Dulce.

Asiento con la cabeza y rápido tomo asiento junto a Santiago, él me mira intrigado por lo que hable con Flor, pero ahora que lo pienso no fue nada interesante.

La maestra Dulce comienza la clase e intento poner atención, sólo que ver esos papelitos que caen en mi banca me desconcentra un poco.

—¡Oye! —alguien susurra junto a mí.

Fijo mi mirada a la persona que lanza papelitos hacia mí, frunzo el ceño al ver a Yulma sonriendo.

—¿Qué pasa?, ¿Por qué me lanzas papeles? —la miró un poco confundido.

—Lo siento, es sólo que quiero saber que han sabido de tu hermano, de los demás chicos que estaban con él.

—Lamentablemente no han sabido nada, la policía está en ello —susurró en voz baja.

—Espero y pronto los encuentren, debe ser terrible estar secuestrado —añade Yulma frunciendo el ceño.

Asiento con la cabeza, luego fijo mi mirada en la puerta, por donde entra el director, puedo ver angustia en su rostro.

—¡Jóvenes las clases se suspenden! —dice él, para luego salir.

Todos nos quedamos confundidos, hasta que Yulma me muestra su celular, en el puedo ver una nota de periódico que anuncia el hallazgo de un cuerpo.

—¿De quién es el cuerpo? —le preguntó, lleno de intriga.

—No lo dice —susurra Yulma preocupada.

Un inmenso miedo inunda mi cuerpo al pensar tan sólo por un segundo de que ese cuerpo puede ser el de Ron.

—¡Vámonos! —tomó mi mochila y salgo rápidamente del salón.

Santiago corre detrás de mí, yo no puedo dejar de correr, quiero saber de quien ha sido el cuerpo que encontraron.

Caigo al suelo chocando con una chica, sus libros salen volando y por un momento pienso en seguir mi camino, pero tengo que ayudarla.

—Lo siento, fue mi culpa —le digo y la ayudo a recoger sus libros.

—Yo te entiendo, todos en la escuela quieren saber de quién ha sido el cuerpo encontrado —comenta la chica.

Asiento con la cabeza, y continúo recogiendo sus libros, Santiago llega hasta mí y me ayuda.

—Soy Ana, soy amiga de tu hermano Ron, o eso creo —agrega sonriendo.

Ella se aleja a paso veloz, yo también me dispongo a correr a la puerta principal. Veo a mamá junto a Flor.

—Dime que no es Ron, por favor —le digo, para luego darle un fuerte abrazó.

—Cálmate Carlos, iremos a la delegación, yo lo único que espero es que no sea Ron —mamá comienza a llorar.

Flor tan sólo me observa confundida, luego nos dirigimos a su auto.

—Yo los llevaré, suban —ella abre su auto y mamá y yo entramos rápidamente.

—Sonia llevamos a la delegación, apúrate.

Flor le dice a una mujer que se encuentra frente al volante, mamá y yo nos miramos entre si.

—Como usted diga señorita Flor —comenta la mujer, para luego comenzar a conducir.

Veo fijamente a Sonia, puedo ver que tiene un golpe en el rostro, pobre mujer.

—¿Qué le paso en el rostro? —pregunta mamá.

Flor y Sonia se miran entre si algunos segundos, luego Sonia fija su mirada en el camino y Flor en nosotros.

—El otro día intentaron asaltarla, ella se rehusó y la golpearon —menciona Flor frunciendo el ceño.

El auto se detiene fuera de la delegación, todos bajamos rápido del lujoso auto de Flor y nos dirigimos a la puerta principal.

—¿Dónde está el detective Simón? —grita mamá mirando todo a su alrededor.

Una mujer nos indica que la sigamos y así lo hacemos, caminamos detrás de ella hasta llegar a una oficina donde se encuentra el detective sentado en su escritorio.

—Sabía que vendrían, y no, el cuerpo que encontramos no es de su hijo Ron —el detective menciona y puedo ver a mamá despreocupada.

—Entonces ¿De quién es? —preguntó confundido.

—Es del joven Juan, en estos momentos estamos tratando de localizar a su madre, ya debe estar notificada.

Todos nos quedamos sorprendidos por la noticia, el cuerpo es de Juan.

—También encontramos esto —el detective coloca una bolsa en su escritorio—. Los celulares de los seis jóvenes.

Miró fijamente los celulares y efectivamente, puedo ver el celular de Ron.

—¡Oh por dios! —grita Flor tomando la bolsa.

Veo como la abre y toma todos los celulares, ella comienza a llorar y abrazar los celulares.

—¡Si son de ellos! —grita ella llorando.

—Joven Flor, suéltelos, está contaminando evidencia —menciona el detective enojado.

Sonia le quita los celulares a Flor, para luego salir de la oficina casi arrastrando a Flor.

—Ellos eran muy cercanos, al parecer le afectó mucho la noticia —anuncia mamá al detective.

Veo fijamente a Flor y a Sonia fuera de la oficina, Flor aun llora en los brazos de Sonia.

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