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V e i n t i d o s

No creí volver a ver el rostro de Juheon nunca más en mi vida. La última vez que lo hice fue hace una cinco meses tal vez, en alguna fiesta que Yoongi me llevó como su acompañante; pero ahora lo estaba viendo esperar en una silla mientras que yo fui ingresando al departamento de policía.

Aproveché que mis clases de la mañana acabaron a la una de la tarde para visitar a Jungkook y traerle un poco de comida. A pesar de haber hablando con él hace unos cuantos días, sabía que igual seguiría con su mal hábito; así que desde el día de ayer empecé a prepararle comida para que almorzara al menos en su oficina.

También traje unas pequeñas guarniciones para el resto de sus amigos, porque justo ayer ellos tampoco habían comido y picaron un poco de la comida de Jungkook.

Subí al segundo piso del edificio y fui directo al despacho de Jungkook con la esperanza de que él estuviera ahí. Pero no, al final los que estaban ahí fueron Joo-kyung, Jin y Namjoon.

— ¡Oh, genial, trajiste comida! —Namjoon se acerca a mí muy emocionado para quitarme la lonchera térmica—. Eres todo un ángel, Blake.

— ¿Qué trajiste esta vez? —Inquiere Joo-kyung ni bien Namjoon aparta unas cosas del escritorio y coloca la lonchera—. Hasta aquí se siente el aroma a... ¿Tteokbokki?

—Es un poco de toda la verdad —respondo exhausta—. Mientras estaba en mis clases preparé arroz, tteokbokki y japchae. También hay kimbap de queso con kimchi que compre en un restaurante.

— Woow... ¿Y todo eso es para nosotros? —Pregunta Jin muy feliz—. Blake, eres la mejor.

—La verdad es que solo los táperes pequeños son para ustedes. El resto es para Jungkook.

Hubo un silencio dentro de la habitación. Todos ellos se miraron entre sí con una sonrisa de lado antes de reparar en mí. ¿Había dicho algo malo?

Joo-kyung se levantó de la silla giratoria y se acercó a mí. La forma en cómo me miraba podía comprarla con esas miraditas traviesas que algunas madres le dan a sus hijos cuando descubren un secreto de ellos.

—Blake, ¿desde hace cuánto ustedes están saliendo? —Suelta así tan de repente.

— ¿Qué?

—Creemos que ustedes dos están juntos. —Añade Namjoon.

—Y si es así, no importa. Sabemos que tienes novio —dice Jin con restos de la salsa de tteokbokki en sus labios—, Taehyung también tiene una esposa y aun así está con su amante.

— ¿Que yo qué? —Taehyung se hace presente en la oficina en el momento menos indicado.

—Miren, yo no estoy con Jungkook. Solo estoy intentando ser buena con él. —Hago pasar a Taehyung a la habitación para cerrar con seguro la puerta—. ¿Ustedes sabían que él no dormía y estaba dejando de comer?

—Ya es algo usual en Jungkook, Blake —responde Taehyung.

—Bueno eso está mal —les doy una mirada a cada uno. Ellos agacha la cabeza como si los estuviese reprimiendo—. Y yo soy ahora quien lo está ayudando a comer y dormir al menos unas horas.

Otra vez el silencio se hace presente en la habitación. Yo ya no tengo nada más que decirles a ellos, es por eso que camino hacia el escritorio y abro la lonchera. De ahí saco los táperes que les indiqué y se los entrego a cada uno junto a los palillos de madera que el restaurante me había entregado como cortesía.

—Ahora, ya no hablen más y trágense lo que les he traído. —Todos asienten e inmediatamente empiezan a comer—. Por cierto, ¿dónde está Jungkook?

****

Desde que llegué a la estación de policías, no he tenido ni un solo minuto para salir de este lugar. Al igual que estos dos últimos días, tres si contamos el de hoy, inicié con los interrogatorios al equipo de basquet. Para este miércoles dejé a los cinco últimos chicos que me quedaban, entre ellos estaban Kim Hajoon, Park Samuel —los dos chicos de los retratos hablados de la madrugada del domingo—, Han Juheon, Min Yoongi —mis dos queridísimos asesinos—, y también Hong Jang-suk. Este último lo tenía programado para el día de ayer, pero nunca llegó.

Hace como una media hora había acabado mi interrogatorio con Kim Hajoon. De este saqué que efectivamente él conocía a las víctimas del motel, tenía más relación con una de las chicas; pero que él no había sido el autor de aquel crimen, supuestamente. Me dijo que esa noche había salido de fiesta con otro grupo de amigos, llegó a su casa como a las cinco de la mañana y que en ningún momento había estado cerca del distrito de Jongno-gu.

Todo lo que este chico se había esmerado en mentir, para mí fue una pérdida de tiempo ya que no hay forma de cambiar el orden de los hechos cuando tengo en mis manos una prueba sólida como lo es su retrato descriptivo. Pero al menos me dio otra pista que me iba servir mucho en el caso, según él dijo que llegó a su casa a las cinco de la mañana... No iba a ser tan difícil pedir las cámaras de seguridad de su calle para corroborar esta información.

Ahora me encontraba con Park Samuel. Con él está siendo muy difícil poder sacarle algo de información, ya que se rehusaba a hablar. Ni siquiera abría su boca para defenderse o algo así. Estaba siendo todo un dolor de cabeza.

— ¿Hablarás o seguirás con tu estúpida ley del hielo? —Pregunto.

— ¿Y qué quiere que le diga? —Finalmente habla—. Si usted me ha citado aquí es porque tiene pruebas, ¿verdad?

—Mataron a cinco personas más. Extrañamente ellos estudiaban en la misma universidad que tú, pero en distintas carreras. En la madrugada del domingo, tú y tu grupo de amigos basquetbolistas se juntaron con ellos —señalo las fotos de los fallecido— y todos ustedes se fueron al motel de Jongno Hello. ¿Con quién estuviste esa noche? ¿Practicas el sadomasoquismo?

—No los conocía —encoje sus brazos mientras me mira neutral—. Tampoco practico el sadomasoquismo. ¿Qué más quiere que le diga?

— ¿Qué especie de secta o logia tienen todos ustedes? —Mascullo ya harto de no obtener nada.

Park Samuel suelta una estruendosa risotada ni bien termino de hablar. Ladea su cabeza mientra achinando sus ojos, se estaba burlando en mi cara como si lo que había dicho fue un chiste más que encuentras por Internet.

— ¿Qué es esa pregunta? ¿En serio cree que nosotros somos parte de esas mierdas?

Por un momento me sentí frustrado, cómo es que este tipo se atrevía a burlarse de mí. No sabe todavía con quién estaba tratando.

Entonces, un flashback de hace meses apareció entre mis recuerdos viejos como una revelación:

— ¿Encontraste algo fuera de lo común? —le pregunté a Blake, ya que le había pedido que averiguara algo más en los perfiles de Instagram de los del equipo de basquet.

—Solo el perfil de Park Samuel que está lleno de fotos de rituales satánicos, cabras negras, velas alrededor de una estrella y ese tipo de cosas... —contestó.

Volví a mirar a Park Samuel, seguía con su sonrisa divertida. Que pena que ese gesto no durará por mucho tiempo, era mi momento de atacar.

—No sé si tus otros amigos tendrán los mismos gustos que tú; pero por precaución solo debo de preguntar.

— ¿Qué está diciendo? —Al fin su sonrisa desaparece y en su lugar está aquel ceño fruncido. Lo tenía.

—Sí.. Ya sabes. A ti te encanta todo lo que tiene ver con los rituales satánicos —empiezo—. Todo tu perfil de Instagram se trata de eso, ¿no? Eso quiere decir que eres creyente del satanismo. Y hay una gran probabilidad de que sepas hacer uno que otro ritual satánico —acaricio las yemas de mis dedos mientra camino lentamente alrededor de la mesa. Samuel no hace más que seguirme con la mirada a la misma vez que me va prestando atención—. Puedo hasta apostar que te sabes los nombres de cada demonio que existe en el infierno. Y bueno, ¿quién soy yo para juzgarte? No compartimos las mismas creencias, sí, pero igual te respeto. Respeto también a las personas cristianas, y eso que yo los considero un poco más locas que las personas que creen en seres malignos. Pero volviendo al tema principal, ¿cuántos saben de tus creencias? ¿Con quiénes has intentado practicar algún rito? ¿Con qué fin lo hicieron? ¿Todas las chicas que han fallecido hasta el momento, contando a los dos últimos chicos también, han sido sacrificios a tus demonios?

Park Samuel no dejaba de sudar. La luz artificial blanca de la habitación me dejaba ver con claridad aquellas gotas de sudor que corrían por su frente y a los costados de esta.

—Usted está delirando —titubeó.

— ¿Yo estoy delirando? —Samuel asiente nervioso—. Ya deja de mentir y crear excusas tontas. Dime si aquellas víctimas fueron sacrificio a tus demonios.

— ¡Yo no hice eso! —Espetó furibundo.

— ¡¡Entonces cómo explicas que tú estuviste en el motel Jongno Hello el domingo!! —Mi ira hace que golpee con frustración la mesa del medio. Samuel también se exalta y tiembla—. ¡Si fuiste valiente para matar a una de esas cinco personas, también puedes ser valiente de confesar por qué lo hiciste!

Mis ojos parecen como si estuviesen a nada de salirse de su órbita, necesitaba calmarme cuanto antes. Samuel frunce más su ceño para mostrarme su enfado; a su vez, respira de manera agitada para mantener la calma. Sin embargo, escucho sus dientes tiritar por el posible miedo y pánico que está experimentando.

— ¿Quiere la verdad? Esta es la verdad —dice, mirándome desafiante—: El equipo de basquet y yo somos todos unos mediocres. Y más yo. Sí, he compartido todo lo que sé de mis creencias con otros chicos del equipo; pero nunca hemos intentado hacer un ritual satánico que tenga que ver con sacrificios. Conozco a dos de esas personas: Park Da-som y Joo Seung-ri. ¿Quiere saber quiénes realmente son los asesino? Todas sus víctimas comparten al mismo enemigo... Y no soy yo antes de que me vuelva culpar. —Samuel toma un respiro antes de enfrentarme pecho contra pecho—. Soy creyente de satanás, deseo irme al infierno cuando muera porque no creo que existan personas buenas en este mundo, ¡¡pero mi ética y moral no son tan podridas como para matar a alguien solo por placer, gilipollas!!

Samuel me empuja lejos de él con sus manos. Me tropiezo con la silla y caigo al suelo con un dolor casi inmediato en mi hombro derecho. Pero eso no me importa mucho y me levanto rápidamente para retenerlo, ambos forcejeamos y hacemos un desastre dentro del cuarto: la mesa estaba fuera de su lugar, las dos sillas llegaron a los extremos del cuarto.

Nos empujamos, intentamos golpearnos en la cara, también intentamos paternos; pero él finalmente me propina un golpe de primer grado cerca de mi ceja derecha. No me había dado cuenta que él estaba utilizando distintos anillos en sus dedos. A su vez, yo hago mi último movimiento que es tumbarlo contra la mesa.

Aproveché que él se había alejado un poco de mí y estuvo a la altura de la mesa. Tomo fuerzas y le doy una patada en su estómago, Samuel retrocede adolorido hasta chocar contra la mesa y apoyarse en ella. Me acerco rápidamente a él y ejerzo presión en su cara contra la mesa. También llevo sus manos detrás de su espalda para esposarlo.

— ¿Sí sabes que se considera un crimen agredir a miembro de la policía? —Mascullo enojado—. Puedes ir a la cárcel hasta por cuatro años...

— ¡¡Suél-Suélteme!! —Titubea con dolor.

No hago caso a su orden y me lo llevo con las manos todavía esposadas hasta la recepción del edificio. Algunos colegas se sorprenden por la posiblemente herida que tengo y eso hace que todas las miradas estén en mí.

Le pido a uno de los otros policías que iba pasando por ahí para que se encarguen de Park Samuel. Informo sobre la agresión, también les doy las llaves de las esposas, y finalmente se van con él por otro pasillo que los llevaban a las celdas del edificio.

Doy media vuelta y me encuentro con la mirada y sonrisa burlona de Han Juheon en medio de todas las personas que se encontraban esperando ser atendidas.

—Te toca —Juheon se levanta relajado de su asiento y camina delante de mí directo a las cámaras.

Juheon actúa como si estuviese en su propia casa, ya que no se le ve nada asustado o temeroso. Pareciera como si no fuese el mismo chico que hace meses también interrogué por primera vez.

—Hola —saluda—, ¿cómo has estado?

— ¿Dónde estuviste la madrugada del domingo? —Pregunto, ignorando por completo lo otro que me dijo.

—Qué maleducado. —Sonríe con descaro—. La verdad no sé qué es lo que estuve haciendo. De seguro andaba por la vía láctea dando todo un paseo... O tal vez también estuve buscando algún reemplazo a Sunhee.

Sobre la mesa está una carpeta que había ordenado antes de comenzar con las interrogaciones. De esta saco las cinco fotos de las víctimas del motel. Juheon solo acierta en alzar sus cejas mientras curvea sus labios.

Luego, saco la foto que uno de los forenses le tomaron a la envoltura de la barra energética.

— ¿No te parece una coincidencia que la misma envoltura que encontré en el laboratorio de tu universidad, vuelva a aparecer en otra escena del crimen?

—Sí, sí me parece. Pero yo no soy el único que las consume —replica—, ¿cuántas personas de Seúl también pueden comerlas?

—Eso lo sé. No soy estúpido —respondo—. Solo me parece muy curioso que esta envoltura aparezca en un lugar en donde se puede ver con claridad que aquellas víctimas han sufrido torturas. Agonizaron de dolor en un motel donde la mayoría va para tener sexo. Esto me llevó a recordar que tú podías tener el perfil de un sádico: te encanta cuando el sexo se pone rudo, ¿verdad? Por eso dejabas que Sunhee te arañara en donde ella quisiera... Puede que en los brazos, o hasta en la espalda —Juheon gruñe levemente antes de curvear más sus labios mirar hacia otro lado—. Extrañamente, todas las víctimas que han muerto hasta ahora también han sido torturadas. Como la madre y la hermana de Sunhee, Sunhee también, Yi-seul, Hye-joon, y estos últimos cinco.

—Sé que esto te va a desilusionar bastante, pero yo no practico el sadomasoquismo...

— ¿No? —Niega—. Entonces me dirás porqué, en una reunión de amigos (cuando estuvieron jugando a “Yo nunca”), tú, Sunhee y Oh Suk-hee mostraban estar a favor de aquellos gustos.

— ¿Cómo sabe usted eso?

—No eres al único a quien he interrogado —sonrío con falsedad—. Dime, si no practicas aquel juego sexual, cómo es que en esa reunión afirmaba hacerlo.

—En el “Yo nunca” casi siempre se miente —soltó.

—No te creo en lo absoluto, y lo sabes —le digo. Juheon suelta un quejido exhausto a la misma vez que tuerce sus ojos—. ¿Eres homófobo?

— ¿Y eso qué tiene que ver?

—Uno de tus compañeros del equipo de basquet me dijo que todas las víctimas tienen al mismo enemigo en común. —Paseo de un extremo a otro mientras me mantengo pensativo—. Todo inició con Sunhee, y casualmente ustedes tenían una relación prohibida. Según tú, ella cumplía con todas tus fantasías sexuales, que están relacionadas al sadomasoquismo (dando igual si a ti te gustaba ser el sumiso o el dominante). Luego, inesperadamente, Yi-seul y Hye-joon mueren porque ambas creían que tú eras el asesino de Sunhee. Algunos amigos tuyos basquetbolistas, aparecieron como autores del crimen de Yi-seul, de hecho atrapamos a uno y este mencionó a su "líder". Pasa el tiempo y ahora mueren estos cinco chicos, uno marcado por la palabra «Homosexual» en su cuerpo. ¿Eres homófobo? ¿Por qué repentinamente murieron Hye-joon y Yi-seul luego de que ellas desconfiaran de ti?

— ¡¡Yo qué sé sobre eso!! —Vocifera—. A esas chicas ni las conocía, y mucho menos a Kim Yeon-woo...

— ¿Y cómo sabes el nombre de Yeon-woo? —Juheon se queda perplejo. Parpadeó varias veces antes de caer en cuenta de lo que había dicho—. En ningún momento mencioné su nombre, y mucho menos que él era el homosexual —río socarron—. Con que no lo conocías, ¿verdad?

El cuarto se queda en silencio. Juheon todavía estaba paralizado por cómo es que él mismo se había delatado. La mentira no le duró como pensó que pasaría.

— ¿Lo que hiciste tú con Yoongi fue una venganza a Sunhee, o solo fue una ofrenda para el sacrificio que Park Samuel les dijo que harían?

—Yo no maté a Sunhee...

—Deja de mentir...

— ¡¡Yo no maté a Sunhee!! —Juheon empuja la mesa y se levanta echando humo por sus orejas.

Me esquiva tan pronto como ve que estoy a nada de atraparlo. Él se va del cuarto, jalando con fuerza la puerta. Voy corriendo detrás de él, Juheon hace lo mismo pero al final termina escapando del departamento de policías.

No hago nada más que mirar hacia dónde se fue con mi ceño fruncido. Estaba muy molesto que él haya podido escaparse de mí otra vez, llevo mi mano hacia mi cabello para jalar un poco de este con cólera.

—Te voy a atrapar —digo para mí mismo.

Subo las escaleras del segundo piso y llego al departamento de homicidios. Entro a mi oficina y ahí veo a Blake hablando con Namjoon y Joo-kyung.

—Solo un poquito... —pide Joo-kyung con un puchero en sus labios.

—No, esta comida es de Jungkook. Ustedes ya...

— ¿Qué haces aquí? —Interrumpo.

—Te traje comida. Supongo que todavía no has comido —niego—. Ya ves.

—Tampoco tengo hambre...

— ¡Vas a comer! —Espeta ella, señalando la lonchera de color negro.

Me acerco hacia donde está Blake como si fuese un niño que acaba de ser reprimido por su mamá. Saco la comida que ella preparó para mí de la lonchera y me siento en mi silla para empezar a comer.

Joo-kyung y Namjoon no demoraron en reírse de la situación y felicitar a Blake por lo que hizo.

— ¡¡Jungkook pisado!! —Grita Joo-kyung, divertida.

— ¡Es un pisado! —Repite Namjoon.

Miro a Blake con seriedad, ella está riéndose de igual manera que mis otros dos compañeros. Tuerzo mis ojos para mostrar mi fastidio e inmediatamente siento la presencia de Blake a mi lado, sus brazos rodean mi cuello y apoya su cabeza en la mía.

—Solo lo hago por tu bien —dijo con una voz tierna—. ¿Cómo te fue hoy? ¿Hiciste que confesaran su crimen?

—Juheon es el sospechoso más seguro que tengo. Al igual que Park Samuel, con Kim Hajoon todavía falta verse —respondo mientra voy masticando el kimbap—. Joo-kyung, necesito que pidas las cámaras de Itaweon, Usadan-ro 12. Diles que te den las grabaciones del día domingo, desde las doce de la media noche hasta las seis de la mañana.

Ella asiente y rápidamente se va de mi oficina a hacer lo que le dije. Namjoon también se va de mi oficina sin habérselo dicho yo, según él, su descanso había terminado y debía de seguir investigando; pero todo pareció ser como un relevo con Taehyung, ya que, ni bien salió Namjoon, Taehyung apareció en mi oficina.

— ¿Tú no estabas esperando a Hong Jang-suk? —Asiento—. Su mamá ha informado que no se encuentra en casa y que desde ayer en la noche no aparece.

Suelto un suspiro pesado. No quería otra desaparición que acabara en muerte. Ya estaba harto.

—También nos dijo que Jang-suk le avisó que iba a dar un paseo. —Añade Taehyung—. Lo último que supo de su hijo fue que estaba cerca de la universidad Sogang gracias a la ubicación de su GPS.

—Está bien... Yo luego iré a ver la universidad —respondo cansado.

— ¿No quieres refuerzos? —Niego—. Como quieras... Suerte.

Taehyung se va y me deja solas junto a Blake. Ella se aleja de mí y se coloca enfrente de mí con sus brazos cruzados. Ambos nos miramos, no nos atrevemos a decir lo que opinamos pero de igual manera lo sabemos. También puedo ver que ella se encuentra más preocupada y agobiada que yo; y lo entiendo, porque las muertes siguen y es natural que ella se sienta temerosa y desconfíe de todos.

Luego de un par de minutos de habernos mirado, ella se ve un poco más débil que hace un rato. Da media vuelta y suelta una palabra que no llego a escuchar bien, pero sé que lo ha dicho con frustración por el tono de voz que usó. Pisotea el suelo con cólera ante de sentarse en el sillón largo y tapar su rostro.

No entiendo qué le pasaba hasta que escucho que suelta un suspiro ahogado, sus quejidos también hicieron ruido en el lugar y por la forma en cómo su pecho se movía, pude entender que Blake estaba llorando.

Me levanto de mi asiento y camino seguro hacia donde está. Si Blake pudo ayudarme aquel domingo, cuando me sentí asfixiado por todo lo que estaba en mis manos, yo puedo hacerlo también. O eso esperaba.

La agarro de sus brazos y la levanto hasta juntar la en mi pecho. Rodeo mis brazos en su cintura; Blake acomoda lentamente sus brazos por mi cuello y sigue llorando.

— ¿Cuándo va a acabar todo esto, Jungkook? —Inquiere con aquella voz rota—. Cada día que pasa siento miedo... Siento que yo puedo ser la siguiente y que moriré a manos de estos criminales.

—Nada malo te pasará. —Susurré. Acaricio su cabello para ver si con eso podía calmarse más rápido—. Yo me encargaré de que tú te sientas segura. No quiero...

«No me quiero arriesgarme a perderte...» completé en mi cabeza. No sé por qué.

—No quiero que pienses en eso —reemplacé la frase de antes con aquello.

—Tengo miedo y no sé qué hacer...

«Sígueme abrazando».

No sé qué demonios le estaba pasando a mi yo interno, pero ni de broma iba a decir en voz alta todo lo que estaba pensando. Nada más seguí con el abrazo hasta que poco a poco Blake fue pidiendo su espacio.

Me invitó a sentarme con ella en el sillón mientras se recostaba en mi pecho, seguían brotando lágrimas de sus ojos, pero al menos ya no estaba sollozando como antes. Dijo algunas cosas para ella misma, estaba pensando en voz alta y yo solo la escuchaba.

—Siento que no estoy haciendo nada bueno para ayudarte...

—Haz hecho un buen trabajo, Blake —intervengo. Ella alza su mirada y apoya su mentón en mi pecho, voy quitándole las lágrimas de sus ojos con mi pulgar mientras la veo fijamente—. Creo que sin ti y tus opiniones espontáneas, nunca hubiese llegado hasta donde estamos ahora. Estoy a nada de atraparlo, Blake, y esto también es gracias ti.

— ¿Puedo ir contigo a la universidad? —pide—. Quiero ayudarte.

—Si eso quieres, puedes venir.

Blake sonríe risueña antes de apoyar su cabeza otra vez en mi hombro y echarse una pequeña siesta ahí.

Joo-kyung apareció luego de minutos en mi oficina. Al vernos a ambos de esa manera, dejó rápido el disco de las grabaciones que le pedí y se fue del lugar, no sin antes colocar seguro a la puerta para que nadie más nos interrumpiera. Sonrío por lo bajo y también cierro mis ojos para dormir junto a Blake.

Mis brazos toman posesión de su cintura y apoyo mi cabeza en la suya. Blake, aún estando dormida, pasa sus mano izquierda por mi pecho hasta dejarla reposando en mi hombro derecho.

****

Aparco mi auto en la primera playa de la universidad. Blake y yo bajamos con las linternas negras que hemos hurtado sin permiso de la oficina de mi padre.

La noche había caído y la temperatura había bajado de manera anormal, Blake no vestía uno de sus tantos chalecos; por ello es que ahora está buscando calor en mí, ya que yo si estoy llegando uno de mis abrigos negros.

Primero nos dirigimos a los vestidores del equipo de basquet. Ambos pensábamos que lo más probable es que Jang-suk estuviese ahí por el simple hecho de poder tener acceso a aquel lugar. Prendimos nuestras linternas cuando nos dimos cuenta que el circuito eléctrico de los vestidores no estaba encendido.

—Tú ve por allá y yo iré por acá —Murmullo. Blake asiente y se separa de mí.

Por el lado en donde voy pasando, no hay nada que me haga saber que Hong Jang-suk estuviese por aquí. Todo seguía como lo había dejado la última vez que vine aquí. Esa vez también había venido con Blake para buscar más pistas en el laboratorio.

Alumbro por todas partes y no encuentro absolutamente nada. Salvo algunos casillero abiertos, pero no había ningún cuerpo adentro.

—Jungkook —me llama Blake—. Creo que aquí no hay nada... Recuerdo haber escuchado que Hong Jang-suk estudia arquitectura. ¿Sería prudente ir a buscarlo allá en su facultad?

—Luego de que terminemos de inspeccionar este lugar —respondí.

Di una vuelta más por los vestidores y seguí sin encontrar ningún indicio sobre Jang-suk.

Blake y yo vimos que nuestra búsqueda aquí fue inútil; y sin decir algo más, nos retiramos de aquel lugar.

Volvemos a montarnos en mi auto para ir a la facultad de arquitectura. Blake me había dicho que quedaba muy lejos de la cancha de basquet, por eso es que llegamos ahí conduciendo envés de ir caminando.

Al ver las calles de la universidad tan desiertas, no me importó estacionar mi coche frente al edificio de la facultad.

Intentamos entrar por la puerta de madera, pero al ver que estaba cerrada, decidimos buscar otro tipo de entrada. Yo sugirí romper una de las ventanas del edificio y así poder pasar; pero Blake fue más astuta y encontró una ventana abierta al lado derecho del edificio.

—No creo que esto esté abierto desde el asesinato —comenta ella—. Si hubiese sido así, el salón ya estaría más sucio y cualquier ave pudo haberse metido aquí.

—Tal vez Jang-suk esté aquí... —dejo de alumbrar al interior del salón y dejo mi linterna en el suelo—. Tú entrarás primero. Te ayudaré.

Con mis manos, formo una pequeña escalera que le servirá a Blake para que se impulse y pueda entrar. Ella pisa primero mis manos, se agarra con fuerza de mi cabello —lo cual me hace gruñir— y finalmente entra al salón con éxito.

Hago lo mismo que ella y en cuestión de segundos ambos ya nos encontramos dentro del edificio. Nos paseamos por las filas de los asientos del salón para asegurarnos que Jang-suk no se encontraba aquí. No había ni un solo rastro de sangre, y eso era bueno, por el momento.

Vemos que la puerta está totalmente abierta. Agarro de la mano a Blake cuando la veo temblar del miedo. Ambos salimos del salón y fuimos caminando con cuidado por los pasillos; mientras que Blake alumbraba por la izquierda, yo alumbraba por la derecha y al frente para no perdernos de nada.

En el primer piso del edificio no habíamos encontrado nada, ni en los pasillo ni salones y baños; aquello comenzó a frustrarme de sobremanera. Sin embargo, Blake se le dio por querer ir a ver si se encontraba en el segundo piso. Me guió por las escaleras más cercanas y subimos, viendo si es que en el suelo no se haya algo inusual, como gotas de sangre por ejemplo.

Entramos a cada salón de clases para encontrarnos con absolutamente nada. Volvimos a caminar por los pasillos hasta que estuvimos a la altura de un cruce, ahí Blake se exaltó y gritó horrorizada. Alumbré hacia donde ella estaba mirando y noté que había un cuerpo con un leve charco de sangre.

Habíamos encontrado a Jang-suk.

Blake soltó mi mano y se agarró fuerte de mi abrigo cuando vio que estaba avanzando hacia el cuerpo, aparentemente, sin vida de Jang-suk.

—Jungkook, ¿qué vas a hacer? —Pregunta asustada.

Llegamos hacia dónde estaba Jang-suk. Él se encontraba boca abajo y sus brazos extendidos, vestía un chandal gris, un polo manga cero holgado de color negro, y también estaban sus zapatos Nike blancas. También vimos que a unos pocos metros de él, había una gorra negra con aros, supongo que le pertenece y cuando cayó se le salió de la cabeza.

Como primer plano de la escena, veo que su nariz está sangrando y sus labios se ven pálidos. En el brazo derecho tenía una quemadura de tercer grado. Lo que me sorprendió es que, así como pasó con Yeon-woo, a él le grabaron la palabra «Traidor» en su piel.

Su agresor pudo ser el mismo que el de Yeon-woo.

Y si el agresor de Yeon-woo se sospecha que fue Juheon, entonces él también atacó a Jang-suk.

—Llamaré a la policía. —Anuncio. Busco entre mis bolsillos mi celular, pero luego recordé que lo había dejado en el auto—. Blake, quédate aquí. Volveré pronto.

— ¡¡No!! —me retiene cuando ve que me estaba yendo—. No quiero quedarme aquí sola, y menos con un muerto. Por favor, Jungkook...

Y una escena bastante cliché, vista en muchas películas de acción y misterio, se me apareció por la cabeza. Básicamente se trataba de besar a Blake para callarla y darle confianza en que volvería.

Pero eso está mal por muchas razones, a pesar de sus labios pintados de rojo me llamen mucho la atención en estos instantes.

—Volveré, lo juro. —Insistí—. Solo iré a ver mi celular para llamar a la estación de policías.

Sigo con mi camino sin mirar atrás. No quería ver a Blake asustada, porque eso me haría actuar extraño o hasta pensar en cosas fuera de lugar.

Últimamente no sé qué me pasa con ella que la estoy viendo de más.

—A-Ayúdenme —escuché una voz moribunda antes de bajar el primer escalón.

— ¡¡Jungkook, está vivo!! —Grita Blake.

No era posible... ¿O sí?

*****
CHAN CHAN CHAAAAAN
Demosle un aplauso a Jang-suk, porque es la primera víctima que parece sobrevivir en esta historia ahsksnshjaba

Bue, mi trabajo aquí ya terminó, ahora dejaré que ustedes hagan el suyo 👀 Díganme, ustedes qué creen, Jang-suk vive un capítulo más o ahí queda?

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