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T r e s

Este policía me daba un mal presentimiento. No sabía exactamente si era por la forma en la que me estaba mirando, o por lo horrendo que se veía justo ahora con todo ese outfit que no combinaba ni en lo más mínimo. ¿Cómo quieren que confíe en alguien que no tiene sentido de la moda? Tal vez esté ciego. Sí, quizás sea eso y nada más.

—Pequeña Barbie no tengo mucho tiempo para ti —canturreó entre dientes.

—Que no me llames Barbie. Es bonito que pienses que tenga una similitud con la muñeca, pero llámame por mi nombre —formé un pequeño puchero mientras pensaba un poco. Luego otra vez miré al policía y este me estaba imitando—. ¡Deja de imitarme! —trato de golpearlo en su brazo pero él me esquiva.

—Solo dame una respuesta. ¿Qué es lo que te cuesta? —gimió cansado.

— ¿Qué es lo que supuestamente haría? —inquiero.

—Tú sabes mucho de la vida Sunhee. Acabas de decirnos cosas de ella que ni tu novio ni el otro chico nos han dicho. —Dice. Yo me quedo en silencio por unos segundos y él lo toma para seguir hablando—. Tómalo de esta manera, como eres una chismosa, puedes ayudar mucho a salvar el trasero de tu novio.

Uhg, ya entendí. No soy tan hueca como me tomas. —tuerzo una vez más los ojos antes de responder. Todo sea por Yoongi—. Y otra cosa, prefiero que me digan que hago un buen trabajo en estar al tanto de las cosas que suceden a mi alrededor, así como una investigadora policial, a que me digan chismosa —corrijo lo que este policía me dijo y sonrío con inocencia—. Será un honor trabajar con usted, oficial...

—Jeon Jungkook —estrecho mi mano con él y noto que tiene bastante fuerza—. Ahora ve a mi despacho, necesito hacer unas cosas antes de hacerte unas preguntas.

— ¿Me vas a interrogar? —Asiente—. ¿Y para eso no debería de ir a un cuarto especial?

—Debería, pero eso solo es para interrogar a los sospechosos o algún testigo que haya estado presente en los hechos.

Asiento y me quedo en el mismo lugar esperando a que Jungkook me diga dónde está su despacho. Él no se da cuenta de ese pequeño detalle hasta unos minutos después que ve que aún sigo en el mismo lugar en donde me dejó. Se acerca cansado y muestra su mala cara, que era la misma que tenía desde que lo vi en la universidad cuando entró al edificio de ciencias.

—Te dije que...

—No soy adivina para saber dónde está tu despacho, señor gruñón —lo interrumpo antes de que continúe regañandome—. Ya dime hacia dónde debo de ir.

—Al segundo piso, vas a la derecha y caminas de frente. Entras a la primera puerta de aluminio que veas con una ventana polarizada —me explica antes de irse.

Subo las escaleras que estaban detrás de mí, llego al segundo piso y veo que este lugar parece más caótico que el de abajo. Algunas personas llegan a girar su vista hacia donde yo estaba, y estaba más que claro el porqué lo hacían. Traté de ignorarlos y seguir caminando por donde Jungkook me señaló. Llegué hasta la puerta de aluminio y entré como si nada, pensando que no habría nadie en ese lugar; pero la sorpresa fue cuando me encontré al policía de hace unos minutos que discutió con unos señores.

Este abrió sus ojos y se sentó correctamente en la silla de cuero oscuro. Posó sus manos sobre el escritorio de madera y me dio una mirada de pies a cabeza, era bastante intensa y ahora me sentía como el tamaño de una hormiga frente a él.

— ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? —pregunta serio. Se levantó de la silla y caminó hasta a mí, no se supone que debería de sentirme intimidada—. ¿Quién eres y qué haces aquí? —repitió, hablando un poco más fuerte.

—E-Estoy aquí porque... —pasé saliva mientras retrocedía hasta el umbral de la puerta—. El policía Jeon Jungkook me dijo que lo esperara en su despacho. Creo que me equivoqué de puerta, lo siento mucho.

—Esta es su oficina. —me corrige un poco más calmado, pero seguía con ese carácter firme—. ¿Por qué te dijo que lo esperaras aquí?

—Quiere que lo ayude en el caso de Sunhee. Me dio a entender que le puedo servir de algo a cambio de... —me interrumpí a mí misma y me pregunté si era buena idea decirle sobre nuestro trato.

— ¿A cambio de qué? —repite, curioso.

Miré a todas las partes de su oficina para pensar en algo rápido. No sé si esto luego le traería problemas a su trabajo.

—De una cena con él —sonrío a medias sin poder creer lo que acabo de decir—. Tal vez le parecí un poco linda, ¿no?

—No creo que seas el tipo de chica en la que Jungkook se fijaría. Pero él siempre ha sido extraño, no lo puedo juzgar —encoge sus hombros y camina nuevamente hasta la silla de cuero—. Te creeré, por ahora, puedes pasar y sentarte.

Obedecí lo que dijo el policía y me senté en el sofá negro que estaba en diagonal del escritorio. Dejé mi cartera de la universidad a mi lado izquierdo, saqué mi celular y su cargador cuando me di cuenta que ya estaba por acabarse la batería. Busco con la mirada un toma corriente hasta que doy con uno que estaba al otro lado del sofá.

— ¿Qué edad tienes? —pregunta el policía cuando le di la espalda.

— ¿Yo? —digo nerviosa. El policía muestra una sonrisa de lado y asiente—. Tengo 21 años. ¿Y usted?

—32 años. —responde, y a mí casi me daba algo en ese momento. No parecía de esa edad—. ¿Por qué me miras con esa cara?

—Porque no parece de esa edad. Pensé que tenía entre 25 o 26 años. —le digo con una sonrisa. Me acerco más hacia dónde estaba el policía y me siento en el filo del escritorio—. Ahora puedo creer en la belleza eterna.

El policía sonríe sonrojado y baja su mirada. Luego aleja un poco la silla de cuero del escritorio y estira sus largas piernas. Recuesta su cabeza en el respaldar y mira las cosas que había traído.

— ¿Usas tu cartera como mochila para la universidad? —Asiento un poco más confiada—. ¿Y qué es lo que estudias?

—Diseño de moda. Estoy en mi último año, muy pronto podré ser la mejor diseñadora de la historia —Digo muy animada—. Aunque si debo de admitirle algo, me siento muy ofendida por el uniforme que todos ustedes llevan puestos. Hay policías de otros países que se visten mejor que ustedes.

—Sigo preguntándome cómo es que Jungkook se interesó en ti. —Dice entre risas. Mi gesto alegre cayó de inmediato al pensar que este policía no me veía atractiva como para gustarle al otro policía—. Jungkook no es de soportar mucho a las chicas como tú, les causa migraña.

Entonces conmigo iba a estar mal de salud. Pero él se lo buscó, me ofreció este trabajo y ahora deberá de aguantarse.

—Bueno, son cosas de ustedes dos. ¿Y cómo te llamas?

—Blake Jones —contesto. Me alejé del policía y regresé a mi celular—. ¿Y usted cómo se llama, señor oficial?

—Kim Taehyung. Y no me hablea con mucho respeto, me haces sentir un anciano —dijo mientras que él también vagaba en su celular. Tal vez la conversación ya había acabado ahí—. ¿Qué tan importante eres como para que Google me muestre imagines tuyas cuando busco tu nombre?

Regreso a mirarlo mientras me reía, él hizo lo mismo antes de mostrarme la pantalla de su celular. Ahí estaban todas las fotos que alguna vez había publicado en mi Instagram, y otras eran por algunas campañas que había hecho con las marcas que me patrocinaban. Además de ser una diseñadora de modas, era una modelo en ascenso.

No le respondo a Taehyung y me voy a su lado para seguir mirando lo que aparecía de mí en Internet. La verdad es que jamás había buscado mi nombre para saber lo que aparecía, pero ahora que él lo había hecho, no estaba mal darle un pequeño vistazo. Aparecieron más fotos de mí vistiendo algunos trajes para las temporadas pasadas, hasta que mi rostro salió al lado del logo de “La mode”, y de titular la palabra que me había atormentado por un tiempo: Farsante.

— ¿Eres una farsante? —pregunta Taehyung, serio. Dio click en la noticia y comenzó a leer la nota—. ¿Le robaste un diseño a una marca importante?

—Ellos me lo robaron a mí. Fue el verano pasado, había creado una blusa strapless con un corte corazón y mangas sueltas. Ese había sido un un boceto que había mostrado en mis stories, y luego la subí a mi perfil para que todos lo vieran; pero una marca de ropas lo vio y lo sacó tan pronto como pudieron en su nueva temporada de verano-otoño junto a un cardigan que estaba horroroso —le expliqué exaltada. Taehyung siguió leyendo la noticia y tenía miedo que él también me tomara como una farsante—. Luego, de la nada, está marca me denunció y trató de cerrarme mi cuenta de Instagram por ser una ladrona, yo borré esa foto ni bien comenzaron a ponerme comentarios maliciosos.

Soy un suspiro cansado cuando recordaba esos tiempos en los que lo había pasado bastante mal. Por suerte mi mamá y mi papá estuvieron conmigo en todo momento.

—Y esta fama duró muchos meses, tanto que hasta mis propios maestros me ponían la mínima nota en mis creaciones porque pensaban que eran robadas. Pero gracias a una de mis seguidoras, filtró todas las pruebas que ella adjuntó y se inició una denuncia contra esa marca. Al final pude limpiar mi nombre y la marca admitió su error, luego me transfirieron todas las ganancias que habían adquirido con la blusa.

—Ya terminé de leer. —Dice Taehyung mientras apagaba su celular—. Lo bueno es que la marca perdió su valor y ahora más personas te siguen solo a ti.

—Sí —muestro una sonrisa de lado un poco desganada y vuelvo a estar al pendiente de mi celular—. ¿Sabes qué es lo que está haciendo Jungkook? Desde hace rato me dijo que subiría para interrogarme pero...

La puerta del lugar se abre tan rápido que llega a asustarme. Ahí estaba Jungkook más serio que antes, le hace una mirada a Taehyung para que se fuera. Él pasa por mí lado y se despide, cierra la puerta y me deja con la persona en quien menos confío justo ahora.

—Hasta que al fin llegas —le reclamo.

—Las persona como yo sí tenemos cosas que hacer. —se defiende.

Frunzo nuevamente el ceño y hago el ademán de hablar.

— ¿Qué quieres decir con eso?

— ¿Qué es lo que sabes de la relación de Jaesang y Sunhee? —Ignora olímpicamente lo que le dije para iniciar con su interrogatorio—. ¿Sabes si habían rumores de peleas? ¿Alguna ruptura? ¿Un engaño?

Lo miro de una mala manera. Según Taehyung, dijo que yo iba a ser el dolor de migraña de Jungkook; pero tal parece que está siendo todo lo contrario. No sabía si iba a poder aguantarlo por todo este tiempo, peor haría mi mayor esfuerzo para liberar a Yoongi.

— ¿Es necesario que te vuelva a repetir la pregunta? —dice con los ojos entrecerrados y llevándose la pluma a su sien derecha.

—Eres muy gruñón, ¿lo sabes? —Asiente y sigue esperando por mí respuesta—. Antipático.

—Estoy muy seguro de que no te pregunté lo que piensas de mí, Barbie —responde con una sonrisa lasciva. Esto ya lo estaba haciendo por provocarme—. Dime lo que sabes de la relación de Jaesang y Sunhee.

—Habían muchas infidelidades por parte de Sunhee. Como te había dicho, ella podía irse con cualquier chico que muestre interés por ella. Mientras que Jaesang era muy inocente, él sí la quería mucho, estuvo con ella a pesar de todos los rumores que había de su chica. Todas las chicas que los conocían, morían por tener a Jaesang como novio. Menos yo, obviamente, yo ya tenía a mi gatito —Jungkook torció los ojos con mi último comentario y siguió escribiendo en su libreta—. ¿Qué más? ¡Cierto! Una vez una chica la amenazó de muerte por haberse metido con su novio y el hermano de este. Asqueroso.

— ¿Cómo se llamaba esa chica? —pregunta Jungkook regresando El interés por mis palabras.

—Son Nina —Sonrío. Jungkook frunce su ceño y hace el ademán de hablar, pero lo detengo—. Es su hermana mayor. Está en mi facultad de diseño de moda.

— ¿Sabes lo que estuvo haciendo a las once del día?

—Pues obviamente en clases. Ella está llevando un curso que va desaprobando varias veces, y es el mismo que yo estoy llevando. —aclaro. Jungkook tacha con fuerza lo que había escrito antes y suspira—. Creo que solo la amenazó porque estaba con la cólera de ese momento.

— ¿Y por qué dices que Sunhee es una pick me no sé qué cosa? —vuelve a interrogarme.

—El término es Pick me girl. —corrijo—. Denigraba la amistad de una chica. Prefería estar rodeada de hombres hormonales que la deseen y que sean cariñosos con ella, así se aprovechaba de la situación y Jaesang lo veía como normal. Es tan ingenuo que me da tanta pena —musito poniendo la palma de mi mano al lado de mi boca. Me río antes de seguir contándole—. Como sea, un día intenté ser amigable con ella, pero no funcionó y ese día estuvo lanzándose a cada rato a Yoongi —Digo entre dientes—. Esa chica no se respetaba en lo absoluto.

— ¿Tenía alguna pelea con alguna chica? Además de su hermana.

Iba a responder a la pregunta de Jungkook, ahí iba a soltar todo lo que sabía porque la lista era muy larga y orgullosamente podía decir que me sabía las historias de cada una. Pero un agente de tez casi morena apareció en su oficina con un celular en las manos y con un semblante de preocupación, ambos nos miramos y evitó preguntar por mí en estos momentos. Jungkook se acercó a él cuando lo llamó y le extendió el celular que estaba sosteniendo en sus manos.

—La misma chica que nos llamó para reportar el cadáver acaba de llegar diciendo que estaban circulando este video por todos los chicos de la facultad —informó el agente con lentes.

Jungkook le subió el volumen al video y el lugar se quedó en silencio. Yo también logré escuchar la voz distorsionada de un hombre mientras que en el fondo se escuchaban llantos y gemidos de otras personas. En sí, el hombre del video estaba amenazando a todos con matar a sus rehenes si no liberaban a “su líder”. ¿Qué significaba eso de “El líder”? ¿Era una banda criminal?

Pero si sólo habían arrestado a Jaesang y a Yoongi.

Jungkook se acercó a mí para mostrarme a las dos personas del video. Eran nada más y nada menos que la hermana mayor de Sunhee y su madre. El hombre que estaba hablando, llevaba una máscara blanca con un ave fénix pintada de rojo.

— ¿Sabes quienes son esas dos mujeres? —me interroga Jungkook siendo un poco brusco en la forma de hablarme.

—Es la hermana mayor de Sunhee, Nina, y la otra es su madre —respondí con miedo.

—Mierda —masculla antes de morderse con fuerza su labio inferior—. Quiero que inicien un rastreo para dar con esta persona, o al menos consigue la dirección de la casa de la familia Son. Corre —le ordena al otro detective antes de sacarlo de su despacho.

—Por cierto, Jungkook —el nombrado regresa a verlo con las manos en su cintura—, golpearon a Sunhee en la cabeza con algo que pudo desmayarla. También encontraron cuatro pinchazos de aguja en su cuello, brazo, piernas y pecho.

— ¿Ya la revisó algún ginecólogo? —el otro niega y Jungkook responde con un suspiro—. Llama a la morgue y diles que lo hagan cuanto antes. Si encuentran semen dentro de ella diles que le saquen una muestra y obtengan su ADN.

Nuevamente el otro agente asiente y se va del lugar sin decir nada más. Mi corazón comenzó a latir muy rápido por todas las cosas que estaban pasando en estos momentos. Jungkook no me decía absolutamente nada y solo se encargaba de ponerme más nerviosa cada vez que va caminando de un lugar a otro mientras sostiene su barbilla con su dedo índice y el pulgar, murmura muchas cosas que no logro entender por la lejanía en la que estábamos, muerde sus labios otra vez y frunce su ceño para concentrarse más. No es capaz ni de mirarme en estos momentos, no se da cuenta que yo ya estoy completamente asustada y que quiero escapar de este lugar tan tedioso y tan tenso.

Estoy a punto de proporcionarle una gran bofetada para que salga de su trance hasta que otra vez aparece Taehyung con algunos papeles en mano. Jungkook le presta atención a lo que le dice, era acerca del video, pero lo hablaban de una manera en la que yo no podía entender sus términos policiales. Escucharlos hablar es como escuchar a alguien hablar otro idioma. Me cruzo de brazos por la frustración que sentía y el único que regresó a mirarme fue Taehyung, Jungkook seguía sumido en sus pensamientos mientras seguía viendo los papeles que estaban repletos de números y letras que no alcanzaba a distinguir.

Luego él se fue cuando Jungkook terminó de darle algunas indicaciones. Camino hasta su silla de cuero y se acostó en esta por unos pocos segundos, su mirada nuevamente se fijo en su cuaderno anillado de tapa dura para leer todo lo que había apuntado. Sus murmullos seguían ahí mientras que sus dientes rechinaban con el boton dorado de su pluma.

— ¿Puedo saber cómo es que se murió Sunhee? —pregunto agudizando un poco mi voz y jugando con las puntas de un mechón de mi cabello.

—Le inyectaron veneno cuatro veces, aún no se sabe de cuántos mililitros; pero si hablamos de la Batracotoxina, eso debió de matarla al instante. También quemaron su rostro con ácido sulfúrico, tal vez se quedó ciega si el ácido le cayó en los ojos. Y debió de golpearse la cabeza con algo luego de eso —me dice. Mi espalda siente un escalofrío al imaginarme toda esa escena en mi cabeza—. No había un arma cerca de la escena del crimen como para que alguien la golpeara. ¿Tú novio o Jaesang practican algún deporte?

—Yoongi practiba basquet hasta antes de unos meses; y Jaesang practica lacrosse fuera de la universidad. —respondo. Mi mente se pone a pensar en la golpiza de la cabeza y me imaginé a Jaesang golpeando a Sunhee—. ¿Y si Jaesang la golpeó con su stick y luego la mató?

— ¿Él llevaba su palo a la universidad? —niego rápidamente—. Entonces no pudo hacerlo con eso. Si ni siquiera lo lleva, no puedo acusarlo con eso.

Jungkook otra vez se queda en silencio luego de darme una breve clase de criminología, o criminalística. Lo que haya sido lo que me acaba de decir.

Yo también me quedo en silencio y me distraigo con todas las cosas que están sobre su escritorio. Me daba tanta fobia ver tantos papeles desparramados sin ningún orden y que todo estuviera en donde a él se le antojaba. Traté de distraerme arreglando todo su desorden, pero Jungkook palmeó mi mano ni bien había tocado una hoja de toda esa montaña.

—No toques —me ordena.

Lo miro de mala manera y luego me concentro en mi celular. Voy al chat de mi salón y todos andan preguntando por Nina y saber si estaba bien. Ellos tenían la esperanza de que respondiera cuando saben que está secuestrada por un maniático.

— ¿Yoongi o Jaesang pertenecen a un tipo de secta, o logia peligrosa? —niego otra vez y Jungkook maldice.

Pasan los minutos y yo comienzo a aburrirme. Mirar a Jungkook estresarse ya no era tan interesante como antes, hacía los mismos gestos y eso se volvía soso, es por ello que me animo a sacar mi libreta en donde a veces plasmo mis bocetos de prendas. Saco un lápiz y comienzo a dibujar a un maniquí desnudo, luego le agrego unos pantalones pegados que llegan a la cintura y la parte de sus piernas era un corte sirena. Me gustaban muchos esos pantalones hippies que desde hace meses se han vuelto a poner de moda.

Jungkook me silba para llamar mi atención. Regreso a mirarlo seria, solo mis ojos se mueven hacia donde él estaba.

— ¿Qué es lo que estás haciendo? Se supone que debes de ayudarme, tus dibujitos de ropa pueden esperar. Ven acá.

— ¿Cuándo se supone que veré suelto a mi novio? Ere el único que no está cumpliendo la parte de su trato —cruzo los brazos mientras muevo mis caderas de un lado a otro con cada paso que doy—. No pienso seguir ayudándote hasta que no lo sueltes.

Jungkook me mira con burla antes de recostarse en su asiento y poner sus manos detrás de su cabeza. Levanto mis cejas sin entender esa acción suya y suelta un bufido.

—Así no funcionan las cosas. Por lo menos debe de quedarse una semana, máximo dos, con nosotros. Va a ser demasiado raro que lo suelte de un día para otro, ¿no lo crees?

Muerdo mi labio inferior con cierta incertidumbre y luego lo miro.

— ¿Solo será una semana? —Asiente—. Está bien, creo. Pero necesito verlo, ahora.

—Justo ahora no puedes porque vas a tener que acompañarme a un lugar —Jungkook se levanta de su silla y me señala con su cabeza la puerta—. Va a ser muy rápido.

— ¿A dónde vamos? —pregunto a la misma vez que voy detrás de él.

—A la morgue.

Trato de replicar con respecto a esto, pero él no me deja y me lleva de la muñeca hasta su auto. Entro en el asiento del copiloto y espero a que Jungkook también entre en el auto. No sabía con qué exactitud él me estaba llevando a ese lugar, estaba bien que quería que lo ayudara, pero está más que claro que mi trabajo no es meterme en ese lugar. Bueno, en sí yo nunca debí de haberme metido en este asunto policial.

Peñizco mis brazos con las uñas de mis dedos para calmarme. Jungkook lo nota pero no pregunta nada, sabe que no le incumbe.

Nuevamente mi corazón se acelera cuando el auto se detuvo en un edificio un poco viejo, pero que a la vez se veía estable. Jungkook vaya del auto al igual que yo y ambos entramos al lugar. Habían algunas personas sentadas llorando, mientras que otras estaban vestidas con batas y guantes de látex.

— ¿Y ahora qué haremos? —le pregunto con miedo. Los temblores se hicieron constantes y ni sabía si iba a poder—. ¿A dónde me llevarás?

—Creo que ahora me estoy arrepintiendo de haberte traído. Eres una persona bastante nerviosa y sensible, no creo que soportes estar alrededor de muchos cadáveres —me dice mientras mordía su labio inferior y pensaba—. Pero igual necesito que entres.

— ¿Por qué? ¿En qué puedo hacerte útil para esto?

—Si vas a estar conmigo para ayudarme a encontrar al culpable, primero debes de aprender a sacar hipótesis de lo que se te presenta. Por ejemplo, el stick que me contaste, no resultó cierto porque Jaesang nunca lo llevaba.

Después de su otra pequeña clase de criminología, le pidió a una de las personas en bata que lo llevara hasta donde estaba el cuerpo de Sunhee. Pero antes de eso, nos dieron algunas batas blancas y dos pares de guantes de látex. Luego nos llevaron por unos pasillos que conducían a unas escaleras hacia abajo, llegamos a un espacio grande que estaba repleto de camillas con cuerpos muertos cubiertos por una sábana blanca.



—Sí, ellos son.

Me tomó más fuerte de la mano mientras que mi papá me cubría los ojos.



Jungkook y yo seguimos al médico hasta que nos dejó en la camilla N°45. Destaparon el cuerpo desnudo de Sunhee y ya tenía ganas de vomitar con tan solo ver esa imagen.

Doy media vuelta y miro al suelo para calmarme y no tratar de perder los papeles.

— ¿Y estos hematomas? —señaló Jungkook para el médico—. ¿Fueron parte de la agresión?

—No lo creemos de esa manera. Probablemente hayan sido antes de su muerte, quizás alguna violencia por su novio, o por alguien de su familia —responde el médico.

— ¿Tú sabes algo? —me pregunta Jungkook.

—Nina y Sunhee vivían en un ambiente conflictivo. Por lo que escuchaba de las conversaciones de Nina en los salones, cada vez que su madre se peleaba con su novio, ambos se desquitaban con ellas. Era normal verlas a ambas con golpes —le digo, trato de llamar al vómito, pero de este lugar salía un olor insoportable que no podía aguantar—. Lo siento, Jungkook, no puedo estar aquí.

Salgo a toda prisa del lugar hasta llegar al primer piso. Me detengo para tomar una bocanada de aire y camino con lágrimas en mis ojos por el asco que me había dado estar ahí. Salgo del edificio con el corazón en la garganta y con mi respiración agitada, estoy segura de que nunca más iba a volver a pisar ese lugar.

Trato de caminar hasta la esquina de la cuadra, pero la mano de Jungkook en mi brazo me detiene y me prohíbe irme.

— ¿A dónde crees...

— ¡Déjame! —lo interrumpo molesta—. ¡Yo no soy como tú que puedes tolerar ver a un cuerpo sin vida! ¡No puedo, no me gusta ver eso!

Jungkook no dice nada y bufa con burla. Ladea su cabeza de un lado a otro sin dejar de mirarme.

—Entonces espérame en el auto. —me ordena, llevándome hasta el auto a fuerzas.

— ¡No quiero! —me suelto de él—. Solo quiero irme a casa, ya no quiero estar cerca de ti. Déjame de tratarme como si fuera tu rehén.

Retrocedo hasta estar muy lejos de él e irme hasta el departamento de policías para recoger mis cosas y refugiarme en mi casa.

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