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T r e i n t a y s e i s (II)

—Pasa Mireu —le digo cuando la veo detrás de la puerta de mi oficina.

Ella ingresa al lugar y cierra la puerta detrás suyo. No da un paso más y, desde donde está, se cruza de brazos antes de dirigirme la palabra.

—¿Qué pasa?

No había falta preguntarme por qué es que Mireu me estaba hablando con ese tono de voz tan arisca, se tenía que ser muy tonto para no darse cuenta que a ella le irritaba en demasía la presencia de Blake en la estación de policías y más en mi oficina.

Sin embargo, dejo a un lado aquello que me he dado cuenta y la invito a sentarse al lado de Blake.

—He estado investigando sobre la familia Park en el siglo XVI —le digo antes de girar la pantalla de mi computadora. En la pantalla estaba la fotografía del historiador Lim Junho—. ¿Este era tu abuelo?

—Sí. ¿Ya leíste el artículo en Internet? —esta vez su tono de voz disminuye a una más relajada. Asiento a su pregunta y ella me sigue la acción—. Mi familia paterna tiene ese don de ser médium.

—¿Choi Ji-won es tu abuela? —le pregunto.

—Era la hermana de mi abuela. —Mireu suspira y se queda en silencio unos segundos pensando que yo diría algo más—. ¿Y para qué me llamaste?

—Necesito que trabajemos juntos —lo digo de manera atropellada y sin mirarla. Era tan vergonzoso para mí decirle aquello sabiendo de nuestra relación.

—¿Por qué?

—Porque es evidente que tú, con tus historias familiares, conoces más del tema —respondo. Miro a Blake que sólo está como espectadora de la conversación antes de decir lo siguiente:—. Quiero entrar al campo Samag.

Vi el rostro de Mireu y Blake al mismo tiempo. Ambas compartían la misma expresión de asombro y terror. Era como si ambas me estuvieran diciendo Jungkook, ¿te has vuelto loco o qué? Era un tanto divertido.

Entendía cuáles eran los riesgos de entrar a ese lugar. O bien podría pasar por lo mismo que le pasó a la tía abuela de Mireu, o bien podría pasarme lo mismo que esa niña que había logrado salir del campo pero no de la misma manera. Esto se había vuelto una misión casi suicida, por así decirlo.

Mireu seguía asustada con lo que había dicho, ella tiene una experiencia más cercana de cuáles son los peligros que corro entrando al campo.

Blake también lo entendía, porque se lo había explicado luego de que me preguntara la razón por la cuál me veía en la obligación de trabajar con Mireu. De cierto modo, Blake estaba celosa con la idea; y ahora puedo presentir que está entre enfadada y asustada a que algo me pase.

—Jungkook, no puedes —Mireu es la primera en hablar luego de que se le haya ido el susto—. Nadie ha salido bien de ese campo. ¿Por qué quieres irte a meter allá?

—Porque puede que ahí se encuentren los cuerpos robados y las personas secuestradas —replico—. Park Samuel tiene práctica con todo esto de la magia negra. Si él sabe de esta historia, pues claro que él intentará sacrificar a esas personas.

—¿Pero meterte a un campo maldito? —Reitera en su idea—. Es muy arriesgado. Ni los chamanes o brujas benignas han podido con esa fuerza maldita, ¿qué te hace pensar que tú sí podrás salir ileso?

—Jungkook, reconsidera tu idea —tercia Blake, tartamudeando.

Ignoro las palabras de Blake por un instante; y no es porque haya sentido eso que había dicho como una preocupación a mi bienestar bastante tierna, sino porque de verdad me encontraba decidido a entrar a ese campo. Estaba bastante necesitado de acabar con todo este asunto de una vez por todas.

—Dices que toda tu familia paterna tiene ese don de ser médium —le digo a Mireu—, ¿no habrá alguien que pueda entrar conmigo?

—Lo que tú necesitas es un brujo que te pueda cuidar de las malas energías.

—Entonces hay que conseguir uno cuánto antes. ¿Sabes cómo conseguirlo? —Mireu asiente—. Perfecto. Avísame cuando ya lo tengas, a más tardar hasta pasado mañana.

—¿Estás seguro de que quieres entrar? —Pregunta una vez más Mireu, esta vez más asustada.

—Completamente seguro.

—Bueno, entraré contigo. —Declara ella misma. No le veo lo malo a lo que acaba de decir, es por eso por lo que solo respondo con un movimiento de afirmación con mi cabeza—. Debemos de escoger a un equipo de policías también, por si llegamos a atrapar a alguien. También el equipo de forenses. A todos ellos debemos de cuidar, el brujo se encargará de bendecirnos.

—Que haga lo que tenga que hacer —finalizo nuestra conversación.

Finalmente, Mireu se levanta del asiento sin despedirse de nadie. Cierra la puerta con cuidado para no ocasionar un ruido fuerte y la veo irse hacia la derecha con dirección a su cubículo que tenía como oficina.

Blake se levanta de su asiento y se dirige a mí con pasos casi lentos y cautelosos. Apoya un brazo sobre el cuaderno en donde estoy escribiendo, de modo que me interrumpe y llama mi atención.

Cuando regreso a mirarla, ella estaba con su expresión molesta. Debe ser por haber tomado la decisión de adentrarme al campo maldito. Por eso, agarro su mano y la jalo hasta mí para que cayera sobre mi regazo.

—¿Por qué tienes esa cara? —Le pregunto estando muy cerca de su rostro.

—¿Y todavía me lo preguntas? —Me responde de manera gélida. Aparta su mirada de mí y gira a ver a hacia otro lado—. Estás demente, Jungkook.

—Lo tengo que hacer por trabajo, Blake. —ella sigue sin regresar a mirarme y sólo se limita a negar con la cabeza—. Tú dime, si no lo hago yo, ¿quién lo hará?

Finalmente, Blake parace entender mi punto de vista debido a que estaba bajando la cabeza en modo de rendimiento. Tarda unos segundos en regresar a mirarme con pena y temor, al menos la molestia ya se le había ido.

Blake no habla, pero sé exactamente lo que está pensando y cuál es su preocupación. Ella me da un abrazo, de modo que su cabeza esté descansando en mi hombro y su nariz choque con la parte posterior de mi oreja.

—Voy a estar bien, te lo juro —repito para que me crea. Acaricio su espalda con una de mis manos mientras que la otra se aferra a su cintura.

—Dentro de dos semanas tal vez me vaya de viaje —confieza ella en voz baja—. Todavía no lo tengo confirmado, pero en sí me iré toda una semana... No quiero enterarme allá que algo malo te pasó porque se te pegó alguna maldición de ese lugar. Quiero estar tranquila de que vas a estar bien y serás el mismo cuando regrese.

—No sabía que te irías de viaje.

—Todavía no lo tengo confirmado —me repite—, por eso no te he dicho nada.

—Bueno, te aseguro que voy a estar bien.

La puerta de mi oficina es tocada por Mireu, su silueta se ve a través del vidrio de esta. Blake se separa de mí para ir a abrirle antes de sentarse en el sillón largo.

Mireu pasa otra vez sin saludar a Blake y se acerca a mi escritorio para darme unos papeles. Era la ficha de un chico de 17 años llamado Eun Minho.

—Ahí está la E del juego. —Dice ella de manera seria y molesta—. Eun Minho fue visto por última vez esta mañana a las 6, antes de que saliera a dar un paseo en su bicicleta. Vive en Guryong y su bicicleta de encontró en Gang-nam.

—Nada más falta que se consigan a la U para que la frase esté completa —digo de manera sarcástica. A Mireu no le causa gracia y a Blake tampoco, ella está lo suficientemente ocupada por sobrepensar lo que me podría pasar cuando pise el campo Samag—. Bueno, y con respecto a lo que te he pedido...

—Tengo un tío que tiene un amigo chamán. Según él, dice que nos puede ayudar a todos —responde Mireu—. Debemos escoger ya al equipo de policías y forenses, porque hoy en la noche nos quiere conocer a todos.

—Entonces entraríamos al campo mañana por la mañana —Mireu encoge sus hombros—. Cuanto antes mejor.

—Jungkook, ¿en serio estás...

—Sí estoy seguro —me adelanto a responder su pregunta.

Sin nada más que decirme, Mireu se va otra vez de mi oficina para dejarme a solas con Blake.

Veo que Blake va tomando su bolso y camina a mi escritorio para tomar su celular. Luego, rodea mi escritorio hasta llegar a mí y plantar un beso en mi frente.

—Ya debo de irme —me avisa—. Dentro de poco tengo otra clase. ¿Te veré esta noche?

—Depende de cuánto me vaya a demorar con Mireu —contesto casi inseguro. Blake lo nota y asiente.

—Bueno... Avísame. Byul quiere que vaya a cenar esta noche con ella y con mis hermanos para despedirme de Samuel. Se va a España con su familia biológica.

—Entiendo.

Blake se despide una vez más de mí antes de caminar hacia la salida.

Últimamente estoy entendiendo un poco mejor las emociones de Blake, por lo que ahora he percibido que se encuentra angustiada por mí y molesta; por eso es que nuestra despedida no fue como otros días en donde su voz sonaba un poco más animada y me regalaba una sonrisa. Ahora solo se ha ido, hablándome con una voz casi apagada y sin ninguna sonrisa. De cierto modo está actuando de manera muy gélida conmigo, y sabía que eso no se le iba a pasar hasta luego de unos días, o hasta después de su viaje.

Dejo de pensar en la actitud de Blake y sigo con mi trabajo en el caso de Sunhee.

****

Mireu

La primera vez que llegué aquí a esta estación de policías, me imaginé siendo la mejor investigadora policial del departamento de homicidio. Aquella era mi meta de por vida. Pero sabía que para lograrlo, debía primero demostrar que lo merecía y que daba la talla para seguir ascendiendo de puesto.

Me costaron años de trabajos hasta que finalmente lo logré. Estaba tan emocionada, quería que inmediatamente me asignaran un caso el cual podría atender; pero nunca me percaté de que el sargento Jeon pondría a su hijo, recién egresado de la carrera de Criminología, en el mismo puesto que yo y a él asignándole su primer caso mientras que yo me encargaba de hacer todo lo que él sargento me pedía como llevarle archivos importantes, o hasta comprarle cafés y donas cuando tenía hambre.

Prácticamente era, y soy, la secretaria del sargento Jeon.

Sin embargo, me acordé de un dicho que algunos llegan a creer, este era el “Si no puedes con el enemigo, únetele”. Y así lo hice, me presenté ante Jungkook como una buena colega con la que podía contar para cualquier cosa; no obstante, lo primero que me llamó la atención de él fue su personalidad, no era de hablar mucho y tampoco de tomar confianza rápidamente. Eso de cierto modo se me había hecho muy interesante él, era algo que me gustaba.

Una vez intenté hablar con el sargento Jeon sobre su hijo, pero él parece conocer menos a su hijo, ya que a todas las preguntas que le hacía con respecto a Jungkook sólo me respondía con un «No sé». Entonces ahí supe que debía de acercarme un poco más a Jungkook, creía que si él me llegaba a conocer y yo lo llegaba a conocer por completo, podríamos compartir casos criminales juntos y sobresalir entre todos los demás criminólogos.

Pero todos mis intentos eran en vano. Más parecía que Jungkook se estaba alejando de mí mientras que yo me iba enamorando de él; y poco me importaba que no me prestara atención y prefiera irse con su grupo de amigos. Tenía la esperanza de que algún Jungkook se fijara en mí de manera romántica.

Sin embargo, todo mi cariño a él se convirtió en odio cuando quiso ponerme en mi lugar y decirme que yo solo era la secretaria de su padre, por lo que no debía de meterme en su trabajo y mucho menos intentar ser algo de él. Eso había afectado bastante mi orgullo y todos mis años de estudio y trabajo para poder querer cumplir con mi meta; y fue apartir de ese mismo día que me juré a mí misma sabotear todo el trabajo de Jungkook para que así su padre desconfiara de él y pusiera su atención sólo en mí y en mi capacidad como investigadora policial.

Y mi venganza llegó un año después, cuando Jungkook se había condenado él solo por querer atrapar a un criminal en el bar Slainte y haber ocasionado todo un alboroto. El sargento Jeon se había enojado mucho con él, delante de todos lo amenazó y le dijo que estaba muy decepcionado de él.

Mi participación vino cuando tuve que hablar primero con Jungkook y asegurarle de que haría todo lo posible para que su padre le dé una segunda oportunidad. Sin embargo, cuando llegó mi momento de hablar con su padre, le pedí que me trasladara el caso a mí porque Jungkook había sido tan incompetente y descuidado que no se merecía seguir a cargo del caso.

Increíblemente logré mi cometido y el sargento Jeon dispuso toda su confianza en mí. Jungkook se había enojado mucho por haberlo traicionado, pero poco me importó porque estaba disfrutando de mi venganza.

Luego llegó Daeyeon para lograr lo que yo nunca pude lograr con Jungkook. Ambos se encontraban enamorados, ella un poco más enamorada que él.

Me dio tanta rabia que no me importó un día emborrachar a Jungkook para que se acostara conmigo en su oficina. Daeyeon se enteró y se fue para siempre de la vida de todos; y por mi parte, me volví muy cercana a Jungkook de manera sexual.

Tenía todo lo que quería hasta que llegó esa niñita engreída para cautivar a Jungkook y robármelo.

Jungkook sólo me ha traído malos momentos en mi vida y ha hecho, de manera indirecta, que me sienta inútil estando en el departamentos de homicidios donde no me dan mi lugar y solo me dan casos mediocres y poco interesantes.

Solo porque Jungkook no había estado la anterior semana en su oficina fue me cedieron el caso de desaparición que le iban a asignar. Para colmo que no era un caso de homicidio, sólo era de desaparición, algo en el que Jungkook no tenía nada que ver.

Entonces fue ahí donde me di cuenta que al sargento Jeon solo le importaba que su hijo sobre saliera más que los otros trabajadores disponibles, incluyéndome a mí.

Luego de haber salido de la oficina de Jungkook para hablar sobre nuestra visita al campo Samag, me pongo a pensar en todo. Absolutamente todo. La frustración me invade de una manera sobrenatural, no estoy pensando con claridad porque me siento desesperada.

Según mi abuela, el campo Samag guarda resentimiento a todos los pobladores de Seúl desde que la original familia Park fue mandada a la horca. El castigo que recibe el que trata de entrar es cruel y depende mucho de la suerte de la persona. Por eso es bastante riesgoso; pero al parecer Jungkook no ve eso y simplemente toma las peores decisiones del mundo.

—¿Y si algo malo le pasa? —me digo a mí misma.

Fue en ese instante en el que me di cuenta que mi frustración y angustia era por nada más y nada menos que Jungkook. Él y su estúpida idea de entrar al campo han hecho que mis sentimientos se vuelvan blandos por lo que podría pasar.

—Mireu, por favor —me digo a mí misma con hastío—, él ya tiene a alguien que se preocupe por él. No seas tonta.

Miro hacia la puerta de la oficina de Jungkook, Blake estaba saliendo de ahí y comenzó a mirar a su alrededor hasta que dio conmigo. ¿Acaso era a mí a quien estaba buscando?

Ella camina hasta donde yo estoy para colocarse a un lado de mí. Hago como si no me importara su presencia y decido irme para otra parte.

—Mireu —me llama. Detengo mi caminar y giro sobre mis talones para reparar en ella—. ¿Qué tan arriesgado es que Jungkook entre al campo?

—No lo sé.

—Debes de saber —insiste.

—¡No lo sé, niña! —Espeto—. ¡No es como si yo todos los fines de semana voy y me meto a ese campo!

—Pero Jungkook me dijo que tú y tu familia tienen experiencia...

—Solo un familiar de mi padre se arriesgó a entrar a ese campo. Al final nunca salió.

Blake finalmente se queda callada y baja su cabeza. Sus piernas comienzan a temblar y sus manos no dejan de jugar con la correa de su bolso.

—Tú y yo no somos cercanas. Está más que claro que me odias —dice nerviosa—; pero esta vez voy a hacer una excepción de confiar en ti y estar segura de que tú vas a cuidar a Jungkook todo el tiempo, porque me aterra el hecho de que algo malo le pueda pasar.

—Yo no puedo hacer mucho, así que no te prometo nada. —Contesto estando un poco más calmada.

—Confiaré en que todo saldrá bien —concluyó Blake antes de irse a las escaleras del piso y bajarlas.

Me quedo mirando el lugar por donde se fue, teniendo mi ceño fruncido todo el tiempo. No entiendo qué es lo que tiene Blake para haber conquistado, de manera más intensa que Daeyeon, a Jungkook.

Siento mis ojos arder, sabía que estaba a nada de llorar de la rabia e impotencia que se me estaba acumulando en el pecho.

Corro hacia los servicios higiénico del lugar antes de encerrarme en el cubículo de un baño y agarrar las paredes del espacio con mis manos extendidas, pensando que en cualquier momento estas paredes caerían sobre mí para acabar conmigo de una vez por todas.

Sabía que me encontraba sola en los servicios higiénicos, pero todavía me estaba costando soltar todo el llanto que quería expulsar. Mis labios temblaban al igual que mis manos, las cuales poco a poco fueron soltando las paredes del cubículo y se convirtieron en puños. Finalmente grité, mis manos estaban a la altura de mis orejas y mi llanto comenzó a salir de manera abundante, mis sollozos eran lo único que retumbaba en las paredes del baño.

Caí al suelo rendida y con una opresión en el pecho que no podía aguantar.

Me preguntaba desde cuándo fue que dejé de ser yo misma. Todo lo que había hecho por venganza y resentimiento al mal trato que recibía en el departamento de homicidios no eran parte totalmente de mí. Recordaba todo lo malo que le había ocasionado a Jungkook y me sentía fatal, porque siempre me propuse obtener las cosas de manera justa; pero terminé haciendo lo contrario.

Luego pensé en mí misma y en quién me había transformado por tan solo recibir la atención de un hombre que no regresaba a mirarme nunca a menos de que fuese para algo sexual. Me sentía bastante sucia, fui un manojo de desesperación por atención masculina frente a Jungkook y él pareció haberse aprovechado de aquello. También me sentía bastante decepcionada de mí por tan solo dejarme hacer y deshacer las veces en las que él quería estar conmigo y no poner un límite a nuestra situación.

En conclusión, no supe detenerme cuando veía que nada estaba saliendo como lo había planeado; me dejé llevar por la avaricia y la lujuria, mismas que ahora me tienen mal.

—Soy tan estúpida...

Algunos dicen que nunca es tarde para mejorar, ¿pero yo podía mejorar después de todo lo que he hecho? Tengo las malas miradas de mis otros compañeros por las cosas que he hecho, mismas que solo me hacen sentir como un ser repugnante.

—Pero yo no quiero ser un ser repugnante —me digo—. Quiero ser querida y admirada por mi trabajo limpio.

Entonces era necesario que cambiara. Si solo lloraba y hablaba con deseo sobre las cosas que quiero no iba a lograr nada. Todo se comprobada con hechos, no con palabras.

De ahora en adelante me prometo ser una persona justa, con principios y valores admirables. Estos cambios que haría con mi persona solo serían para mi satisfacción, ya nunca más haría que terceras personas interfieran en mi cambio y crecimiento. Todo será para mí, porque soy yo la única razón de querer ser mejor plenamente.

Me levanto del suelo y salgo del cubículo del baño cuando mis lágrimas cesaron y comencé a sentirme un poco más aliviada.

Abro llave del agua para mojarme la cara y luego secarme con toallas de papel para manos. Luego, me miro unos segundos en el espejo para recordar a esa yo de hace años que había ingresado a la estación de policías con grandes metas a largo plazo para convertirse en una gran profesional. Recuerdo que siempre me mantenía firme y alegre, con algunos bajones de vez en cuando pero siempre perseverante; pero ahora solo podía percibirme como alguien que está podrido por dentro.

—Ojalá tu castigo te llegue pronto, Lim Mireu. Mereces recibir un castigo justo como consecuencia de tus actos. —Mascullo para mí, era inevitable sentir odio hacia mí misma en estos momentos.

Y de vuelva con mis malos ánimos, pero de cierto modo con una nueva perspectiva de las cosas, salí del baño para seguir trabajando.

****

Jungkook

La noche anterior ni Mireu ni yo había dormido, ya que estábamos planeando todo para este día. Ambos habíamos organizado una persecución a Park Samuel para atraparlo en el campo Samag, por esto —y por el chamán que nos estaba ayudando a todos— tuvimos que retrasar nuestra visita al campo; lo que pasaría hoy es que arrestaríamos a Park Samuel en el campo Samag por robo, secuestro y tal vez homicidio de todas las víctimas.

Tuvimos que rastrear al chico por unos cuantos días para darnos cuenta que él habitualmente salía de la ciudad para irse a una zona que estaba cerca del campo Samag. No había razones por las cuales él debería de visitar ese lugar a menos de que ahí oculte algo.

Asimismo, el chaman que se contrató nos retrasó nuestra persecución cuando vio que todo el equipo que Mireu y yo —incluyéndonos— habíamos escogido no estaba preparado para ingresar porque tenían mucha energía negativa acumulada. El señor nos hizo una limpieza de incienso a todos antes de recitarnos unas oraciones y regalarnos unos collares de cuarzo que, obligatoriamente, debíamos de llevar con nosotros el día de hoy.

Pero luego de tantos retrasos, finalmente llegó el día en el que podría dar un gran paso a mi investigación. Estaba yéndome junto a Mireu y el chamán al campo Samag en mi auto, los patrulleros iban detrás de mí al igual que la camioneta de los forenses.

Cuando llegamos, el chamán nos bendijo a todos por última vez antes de ir caminando hasta esa área del campo seco en donde nos encontrábamos. Tanto el hombre como Mireu sabían el sendero que nos llevaría a esa parte de este lugar en donde estaba contenida toda la energía negativa.

—Jungkook —me llama Mireu en un murmullo—, ¿recuerdas la oración que el señor Hong nos enseñó? —Asentí sin saber a qué venía esa pregunta—. Comienza a recitarla, estamos cerca del punto.

La oración que nos había dejado el señor Hong como tarea a todos era para cuando uno de nosotros, hasta él mismo, comenzara a escuchar cosas extrañas. Creo que Mireu fue la afortunada en escucharlos primero. Fue entonces que comencé a recitar en voz alta esa oración para que los demás me siguieran mientras que seguíamos caminando.

Llegamos hasta la punta de una colina, en la parte baja se encontraba esa barrera de troncos que había leído en Internet. Esta había sido reforzar con alambres de púas.

Bajamos la colina con cuidado y sin resbalarnos, ya que esta parte estaba empinada. Nadie se esperaba eso.

Cuando llegamos a la barrera, uno de los policías que nos acompañaba se encargó de romper esa valla de púas para que pudiésemos seguir avanzando.

Una de mis forenses comenzó a llorar por el miedo, o eso es lo que creíamos todos; el chamán se fue hasta donde estaba ella para mojarla con agua bendita y recitarle otras oraciones. Pasados unos minutos, la forense pareció volver a su cordura y siguió caminando al lado del señor Hong.

Seguí con la mirada al frente luego de asegurarme de que ya ningún otro trabajador se sintiera mal. A lo lejos observé unos árboles secos con cuerdas de soga gruesas.

—Jungkook, mira. —Dice Mireu, jalándome del brazo.

A unos cuantos metros de nosotros se encontraba una camioneta Toyota gris que en la parte posterior guardaba unas escaleras de madera.

—Oficial Soo, oficial Kim, oficial Wang, inspeccionen esa camioneta —les ordené.

—Sí, agente —respondieron los tres hombre a la misma vez.

Se hizo de mediodía cuando sentí al sol estar sobre nosotros quemándonos, pero aun así seguí caminando junto a todo mi equipo y al señor Hong hasta llegar al árbol seco con la soga gruesa que había divisado a lo lejos.

Nadie esperó que lo que encontraríamos en este lugar fuese a los cadáveres en descomposición que fueron robados y las personas que habían desaparecido estando desnudos y colgadas de pie alrededor de un círculo hecho por un aerosol rojo sobre el césped seco del lugar que rápidamente el señor Hong reconoció.

—Aquí alguien está realizando un ritual. —Dice de manera tensa—. Las almas de estas personas están aquí atrapadas.

Rápidamente, y sin miedo, el Señor Hong se acercó a cada cuerpo para mojarlos un poco con su agua bendita.

—Jungkook...

Mireu tambalea sobre su lugar hasta chocar conmigo. Rápidamente la sostengo para fijarme de que se encuentre bien.

—¡Agente Jeon! —me llama uno de mis policías atrás de mí—. Los oficiales Soo, Kim y Wang acaban de encontrar al dueño de la camioneta. Este se encontraba armado. Lo han arrestado, pero el oficial Wang se encuentra herido.

—Que lleven a emergencias al oficial Wang y trasladen a la persona arrestada a la estación —respondo rápido antes de volver a fijarme en Mireu—. Mireu, ¿qué tienes?

—Quiero vomitar y me duele la cabeza.

Gire para ver que ninguno de mis otros trabajadores se encontrara mal, y por suerte así fue. Pedí la ayuda de otro policía para que atendiera a Mireu mientras que yo me me encargaba de darle órdenes a los forenses para que hicieran su respectivo trabajo con los cuerpos.

Ahora podía comprender el juego de «Ahorcados» y el por qué a Namjoon se le había hecho raro de que el hombre en la horca había sido dibujado colgando de sus piernas. Era una pista a todo esto que ahora estaba viendo con mis propios ojos.

Las víctimas de desapareción habían sido degollados, ya que cada uno tenía un corte en su cuello. Además, el charco de sangre en el suelo y en los rostros de cada uno confirmaba que estos habían muerto desangrados.

Sal de aquí ahora... —escucho hablar una voz femenina atrás de mí, pero lo raro es que no había nadie más que Mireu y el oficial que la estaba asistiendo.

En mi mente comienzo a recitar la oración del señor Hong por pura precaución en todo el tiempo que nos queda estar aquí.

Mireu finalmente logra reponerse y se acerca hasta donde estoy yo para inspeccionar el traslado de todos los cuerpos a las bolsas negras.

—¿Ya te encuentras bien? —Ella asiente sin dirigirme la palabra y sin mirarme. Otra vez parecía comportarse de manera distante conmigo cuando antes no dejaba de acercarse a mí.

Este campo tiene el don de poner extraños a todos.

****

Me encontraba lavando todo el servicio del almuerzo mientras escuchaba un poco de música. Había comido tarde por esperar a que mis clases acabaran, estaba muy cansada y abrumada.

Reviso la hora en mi celular y veo que son las cuatro con diecinueve de la tarde, Jungkook no me había escrito desde la mañana cuando me avisó que ya se estaban dirigiendo al campo de Samag.

No veía la hora en la que él llegara a mi casa, o me hablará por teléfono para demostrarme que él estaba bien. La incertidumbre me ganaba a cada instante, quería saber algo rápido de Jungkook antes de que sea capaz de irlo a buscar a su oficina con la esperanza de verlo trabajando.

De pronto, el timbre de mi departamento suena. Cierro la llave del agua y agarro el trapo de manos para secarme mientras que voy caminando a pasos largos hasta la puerta de entrada.

Cuando la abro, ahí lo veo con una sonrisa de lado sincera. Su cabello estaba desordenado, su ropa también se encontraba un poco desordenada y sucia. Él estaba respirando jadeante, como si hubiese corrido desde donde sea que haya estado hasta mi casa.

—¡Dios mío, sí estás bien! —Me acerco rápidamente a él para aferrar mis brazos a su cuello mientras que los suyos se posan alrededor de mi cintura.

—¿Me estabas esperando? —Asentí frenéticamente—. Ya estoy aquí, bebé.

Mi corazón se alegró cuando Jungkook me había llamado de esa manera. Sentí un calor muy reconfortante durante el abrazo.

Luego Jungkook me cargó y cerró la puerta de mi departamento para llevarme al sillón más grande de mi sala y acostarme sobre él.

Ninguno de los dos habló durante unos largos minutos. Jungkook se encargaba de acariciar mi cabeza y mi muslo derecho luego de que yo colocara mis dos piernas al lado de su cintura.

Inconscientemente, yo también aproveché en dar pequeñas caricias al brazo derecho de Jungkook de vez en cuando.

Luego, Jungkook comenzó a quedarse dormido en el sillón. Sus caricias cesaron y fue ahí cuando sólo me limité a verlo dormir.

Estando sobre él y sintiendo su calor mientras que tiene sus ojos cerrados me regala una grata sensación de confort.

No pude dormir, pero al menos me siento plenamente tranquila al saber que todo está bien.

*****

Y aquí la segunda parte de este capítulo. Igual como que está un poquito largo, pero el final vale la pena... Como que me puse un poquito soft jsjsjskd

Y también como que me dejé expuesta con la situación de Mireu... Gente, no cambien por nadie, luego no se conocen y eso está mal :c

Bueno, fuera tristeza, nos vemos en el siguiente capítulo ❤️💫


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