T r e i n t a y n u e v e
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Cuando ya se había hecho más tarde, Jungkook y yo decidimos hacer el tour por toda la cuidad de París, ya que no pudimos hacerlo anteriormente debido a los ataques de nerviosismo que me carcomían por el tema del desfile.
Además, también era para distraer a Jungkook un poco; luego del desayuno, lo había escuchado hablar con Namjoon sobre cómo iban con la investigación de los casos. Por supuesto que lo regañé cuando lo atrapé, hasta le confisqué su celular.
En la ciudad de París ya había caído la noche, eran algo más de las ocho, y, honestamente, no sentía tanto sueño. Supongo que la fiesta de anoche no fue una más de mis otras perdiciones cuando salía a tomar; o también puede ser porque Jungkook me sacó muy temprano de la fiesta y no me dejó tomar más de lo que yo podía.
Me vienen algunos recuerdos muy vagos de lo que sucedió anoche, como el hecho de que creo que le bailé a Jungkook, mientras que estoy tomando fotos de la vista que me da el balcón de la habitación. Lo que más resaltaba de todas las luces amarillas de la ciudad, era la Torre Eiffel; la maravilla y el sello de toda Francia.
Estaba haciendo tiempo —bastante tiempo— en esperar a Jungkook para por fin irnos a nuestro tour. Él estaba todavía en el baño bañándose. Creí que sería yo la que lo haría esperar al no poder decidirme por cuál outfit colocarme, es decir, Jungkook podrá tener un interés nulo sobre la apariencia que transmite con su ropa; pero yo vivo por mantener mi glamur hasta para ir a comprar un ramen en uno de los mini-market que están cerca de mi casa, y ahora estando en París, la ciudad de la moda no podía rebajar mi nivel, debía de destacar más. Por eso mi atuendo de ahora consistía un top manga larga con capucha de color blanco, una chaqueta de cuero negro, pantalones beige que eran hasta la cadera y la parte de abajo me quedaba un poco suelto, y finalmente estaban mis botas negras. Mantenía mi elegancia, pero de una manera más casual y ordinaria.
Cuando Jungkook sale del baño minutos más tarde, lo veo con un outfit que nunca creí ver en él. Digamos que ya me he acostumbrado a verlo en pantalones formales y camisas blancas con las mangas arremangadas hasta un poco más abajo de los codos; por lo cual, verlo con una camiseta negra debajo de esa camisa holgada a cuadros de color gris, azul y blanco, luego con esa chaqueta de cuero —del mismo material que la mía— negra y esos jeans ajustados con abertura en las rodillas, era demasiado. Sin mencionar que en la cabeza se colocó un gorro de pescador color negro, el cual ocultaba un poco sus ojos y le daba ese toque de misterio, junto a unos zapatos casuales que nunca se las había visto; pensé que los únicos pares de zapatos que tenía eran lo que utilizaba para trabajar y esas botas que siempre usaba cuando no estaba vestido para irse a trabajar. Entonces Jungkook tiene tres pares de zapatos, ¡no es un vagabundo como antes pensaba!
Pero esto nunca se lo he dicho, así que más me vale nunca decirlo en voz alta. O al menos no cerca de él.
Me acerco a Jungkook sin poder creer aún lo bien que se ve con esa ropa. Definitivamente, Jungkook también tiene ese lado en donde es su propio crítico de la moda.
—Te ves muy bien —le digo sin temor a lo que él pueda responder.
—Tú tampoco estás mal. —Jungkook repara en mí luego de guardar su billetera en los bolsillos traseros de su pantalón—. Te ves muy hermosa.
—¿Sabes? —Me cruzo de brazos antes de darle un rápido barrido con la mirada a Jungkook—. Estamos vestidos casi igual… Bueno, no “igual”; pero transmitimos las mismas vibras de ser vándalos. Algo así como partner in crime.
—¿Partner in crime? —Se burla Jungkook—. ¿Por qué no mejor nos vamos ahora al tour que tanto quieres hacer antes de que busque en tu maleta mi celular?
Frunzo el ceño ni bien termino de escucharlo decir la última parte.
—¿Cómo sabes que lo tengo escondido ahí?
—¿Ya nos podemos ir? —Replica una vez más Jungkook mientras se va dirigiendo a la puerta de la habitación.
Bueno, regresando de nuestro tour debía de encargarme de cambiar de sitio el celular de Jungkook si no quería que este lo tomara durante la madrugada.
Cuando llegamos al primer piso del hotel, vi que justo había llegado un taxi con pasajeros a la puerta del edifico. Agarré la mano de Jungkook y corrí junto a él para ocupar el servicio a taxi. Entrando al auto, le explicamos al chofer que nos llevara a la Torre Eiffel; este asintió y puso en marcha el auto mientras que yo hablaba de algunas cosas con Jungkook, como preguntarle si hice algo vergonzoso anoche en la fiesta.
La respuesta de él me dejó más tranquila cuando me aseguró de que no había hecho nada malo; sin embargo, noté que luego Jungkook estuvo un poco más pensativo y con muy pocas ganas de hablar. ¿Y si le hice algo a él? ¿Será porque le bailé?
—Jungkook —agarro de su brazo con timidez—. ¿Por qué de repente te quedaste en silencio? ¿Hay algo que te hice anoche? —Él niega rápidamente, sin embargo, sigo sin creerle. Había algo, estaba segura—. Si estás así porque te bailé en medio de muchas personas, lo siento, No fui yo, fue el alcohol en mi sangre.
Jungkook suelta una sonrisa nasal antes de reparar en mi rostro y apoyar su cabeza sobre el respaldo del auto. Anclamos nuestras miradas mientras él toma mi mano con suavidad.
—No estoy molesto por eso, ¿por qué estarlo si me bailaste bien? —dice entre una mezcla de sarcasmo y dulzura. Algo así como si estuviésemos jugando—. Y si no te hablo es porque no sé qué decirte con respecto anoche.
La conversación entre los dos muere ahí mismo. Ya ninguno dice nada hasta que llegamos, luego de unos quince minutos, a nuestro destino. Jungkook se encarga de pagar el taxi mientras que yo voy bajando de este.
Empezamos a caminar por la plaza que estaba cerca de la Torre. Veíamos a algunos niños corriendo hacia la gran fuente —que más parecía una piscina— para jugar en el agua, otros estaban jugando a las carreras para ver quién corría más rápido. Las luces de la fuente cambiaban de colores de vez en cuando y eso hacía que el lugar tuviera un toque único. Estoy pensando seriamente en mudarme a París, esta ciudad va más allá de lo que siempre he imaginado.
Regreso a mirar a Jungkook cuando caigo en cuenta que ya no está caminando a mi lado. Él se veía bastante distraído en observar el pequeño patio que la plaza tenía y cómo las luces iluminaban los arbustos. Sin que él se dé cuenta, saco mi celular para comenzar a tomarle unas cuantas fotos; me servirán para el recuerdo.
—¿Y ahora qué hacemos? —Pregunta Jungkook.
—Pues... Pasear. —Contesto con obviedad—. Creí que era lo más obvio.
Jungkook apoya su lengua contra una de sus mejillas de tal modo que se hace visible frente a mí. ¿Acaso se había molestado por mi comentario?
Paso de tomarme el tiempo para deducir las expresiones de Jungkook y lo voy jalando hasta donde había unas escaleras que nos llevaban a una especie de mirador en donde muchas personas estaban tomándose fotos, siempre dándole la espalda a la Torre Eiffel. Llegando, Jungkook y yo admiramos en silencio lo hermoso que se veía esa construcción con las luces que iluminaban. Creo que no habrá nada más hermoso que podamos ver en toda nuestra vida como lo que está frente a nuestros ojos.
La Torre Eiffel se veía mucho mejor desde este mirador. Cuando estábamos abajo teníamos que alzar un poco nuestra vista para poder alcanzar a ver todo.
—¿Me tomarías una foto? —Le pregunto a Jungkook.
—¿Me crees tu fotógrafo personal?
Las palabras de Jungkook no coinciden con sus acciones, puesto que, a pesar de decirme eso, agarra mi celular para abrir la cámara y apartarse unos cuantos metros de mí. Debía de admitir que esto era divertido: tener a Jungkook tomándome varias fotos cada vez que se lo pido mientras que él solo se molesta, pero de igual manera termina cediendo.
Media hora después veo que hay un restaurante, o mejor dicho: una cafetería, cerca de donde estábamos y que justo era al aire libre. La opinión de Jungkook no es importante en estos momentos y vuelvo a llevarlo conmigo hasta ese lugar que nada más tiene un puesto en donde se supone que es la silla y con muchas mesas esparcidas por el lugar.
En el tablero donde se encontraba la carta del restaurante vi que vendían crepés con frutos rojos, crème brûlée, tiramisu y entre otros postres tradicionales de París.
—No me digas que esto va a ser nuestra cena. —Señala Jungkook con apatía la carta.
—¡Mira, también hay sándwiches para que comas! —Le señalo fingiendo una sonrisa amable. Jungkook me estaba desesperando—. Si no te gusta entonces te jodes.
Jungkook tuerce sus ojos antes de sentarse en la primera mesa que está cerca de lo que vendría siendo la entrada. Él no puede dejar de ser él, inclusive si estamos en un lugar tan elegante como París; Jungkook se ha desparramado sobre la silla mientras que yo me encuentro sentada con la espalda recta y con las manos sobre la mesa. En serio Jungkook y yo parecíamos ser de mundos tan distintos.
Trato de iniciar una conversación con Jungkook acerca de cualquier tema que se me venga a la mente tan solo por no mantener un espacio silencioso entre los dos. Se supone que lo estamos intentando de nuevo para saber si podríamos funcionar como una pareja; pero el hecho de que tengamos gustos tan distintos, que no podamos conversar por más de cinco minutos sin parar, o el hecho de que siento que ahora estoy aburriendo mucho a Jungkook haciéndolo esperar por un beso que no estoy segura si dárselo, me hace creer que Jungkook y yo solo estamos unidos, y seguimos unidos, por el caso de Son Sunhee. Quizá no haya ese cariño que ambos estamos tratando de encontrar en el otro.
¿Y si Jungkook tenía razón cuando me dijo que solo iba a estar con él porque sabía que era Tokki?
No. Él estaba mal con ese asunto; porque él ya me había hecho sentir cosas —a parte del malhumor— mucho antes de que descubriera que él es Tokki.
Jungkook es un idiota si piensa que me rendiré tan fácilmente a mis pensamientos negativos... ¡Era eso lo que él estaba haciendo, jugar con mis pensamientos, hacerme dudar!
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—Quiero verte vestida de blanco, caminando hacia un altar mientras le sonríes a tu futuro esposo; mientras me sonríes a mí.
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—¡Idiota! —Lo golpeo en la mano cuando veo que está distraído.
Jungkook se alarma rápidamente y regresa a mirarme entre confundido y molesto.
—¿Por qué el maltrato? —Frunce su ceño—. Es un delito golpear a una autoridad policial, ¿sabías eso?
—¿Pir qui il miltriti? —Digo mientras hago la peor imitación de Jungkook—. ¡Por Dios, he estado tratando de acercarme a ti en todo este día, pero tu pareces solo repelerme! ¿Te has dado cuenta de que no duramos mucho hablando? Jungkook, dime, ¿qué quieres de mí?
Jungkook finalmente pone sus gestos un poco más neutrales; aunque todavía puedo percibir ese semblante de preocupación.
No habla por varios segundos y yo comienzo a desesperarme. Necesitaba que me clarara todas mis dudas de una vez por todas; o estoy segura de que me volveré loca.
Cuando estoy a nada de volver a hablar, Jungkook lo hace primero preguntándome:
—¿A qué te refieres?
—No lo sé, como el hecho que desde la tarde estás un poco gruñoncito (por no decir gruñón) conmigo —encojo mis hombros—. Que desde que llegamos te siento un poco más distante de mí. Que este viaje a París no está siendo lo que yo creí que sería; porque me imaginé muchos escenarios románticos contigo que he visto en varias películas cuando los protagonistas se encuentran en París, pero ahora sólo estamos discutiendo en una cafetería en vez de decirnos ñoñerías amorosas, a pesar de saber que tú no lo aguantarías. Que creo que estamos mejor en Corea que en este tipo de lugares, o en cualquier otro viaje.
Jungkook, para este punto de la conversación, había cruzado sus brazos sin dejar de mirarme en toda mi explicación.
—Solo te pido que me ayudes a entenderte mejor...
—¿Te soy sincero? Estoy un poco asustado —zanjó Jungkook mientras que yo todavía tenía muchas más cosas que decirle—. Me cuesta confiar en las personas...
—¿Entonces es eso, no confías en mí?
—Blake —ahora suena más tajante. Bueno, esta conversación ya se puso más seria—. Antes confíe en ti y ya sabes lo que pasó —me encojo sobre mi asiento cuando recuerdo mi discusión con Jungkook cuando se enteró de mi mentira. Está bien, yo no tengo derecho a reclamarle eso—. Segundo, te aseguro que te quiero demasiado; y eso es lo que me asusta. Jamás he querido a alguien como lo estoy haciendo contigo. Blake, a veces me pongo a pensar y me imagino mi futuro contigo; pero tengo miedo de fallarte y que luego no te quedes conmigo, tú todavía estás comprometida con Yoongi.
Un futuro con Jungkook, eso suena lindo.
—Hasta antes de este viaje no habías hecho nada malo —le digo—, pero aquí estás haciendo que no te tolere. Te estás equivocando por miedo a equivocarte —agarro su mano sobre la mesa y la acaricio antes de entrelazarla con la mía—; olvídate de ese temor y solo disfruta de este momento.
Jungkook sigue con su semblante neutral, no la cambia para nada, pero de igual manera asiente a lo que le dije y deja soltar todo el aire que había estado conteniendo desde no-sé-cuánto tiempo.
Un violinista callejero se acerca a la cafetería para tocar una que otras canciones cuando Jungkook y yo ya nos encontrábamos comiendo nuestros postres; él se había pedido una copa de mousse de chocolate mientras que yo me pedí un trozo de tiramisú con una taza de té de orégano.
Durante nuestra degustación de nuestros postres, hablamos de lo que Namjoon y Seokjin opinaban sobre la noticia de “nuestro romance” que apareció hasta en los canales coreanos; me dijo que por eso fue que Namjoon lo llamó y no había sido por trabajo, pero que él le cambió el tema y le preguntó sobre las investigaciones. También conversamos sobre mi propia familia, aunque no duramos mucho puesto que no he sabido de ellos desde hace un tiempo, lo último que supe fue que Samuel se había ido a España el mismo día en el que yo me enteré de que había sido invitada a la gala de Chanel; este tema dio mucho que dar entre nosotros, ya que Jungkook parecía tratar de convencerme que si no me sentía cómoda con ellos mejor me fuera de esa familia, pero por otro lado estaba yo diciéndole que no podía y no quería puesto que Byul y Jeong-se han sido mi salvación luego de un trágico evento donde creí que no podría seguir adelante.
Luego seguimos cambiando de tema cuando ya me había cansado de explicarle a Jungkook sobre el por qué no podía dejar a mi familia adoptiva, esta vez hablamos sobre esos planes a futuro que él había mencionado. Deduje que tenía vergüenza de decirme lo que pensaba, pues no dejaba de evadir esas partes en las que me incluía; no obstante, supe que Jungkook tenía en mente dejar ese cuarto en donde está viviendo actualmente para comprarse un departamento o una casa, lo que le convenga mejor, luego me enteré que estaba reconsiderando la propuesta de su padre para ser el próximo jefe del departamento de policías.
Eso sí que me había tomado por sorpresa, pensé que el no quería el cargo porque le quitaría lo "entretenido" a su trabajo.
El violinista termina la canción que estaba tocando para pasar a una que sí reconocía, y justo caía bien para este momento. La canción era Ghostin, de Ariana Grande.
—¿Y has pensado en casarte? —le pregunto con imprudencia. Jungkook repara en mí, soltando abruptamente la cuchara de su postre—. Lo siento.
Finalmente, Jungkook deja esa cara seria y sonríe. Me está sonriendo.
—¿Tú te quieres casar? —me pregunta.
—Bueno... Sí.
—Entonces yo también —responde y vuelve a mirar lo que le quedaba de su postre.
¿Había dicho eso realmente?
Me quedo pasmada por un momento. Necesitaba asimilar lo que acababa de decirme Jungkook. Prácticamente me había dicho que sólo se casaría si solo fuese conmigo, quería que fuese su esposa.
—¿Tú te casarías conmigo? —titubeo.
—Cuando me hablas de casamiento solo puedo pensar en ti, Blake. —Vuelve a decirlo, pero esta vez más claro—. Obviamente ahora no; pero en un futuro tal vez. Son planes a futuro.
Pues claro que aceptaría casarme con Jungkook si seguimos como vamos ahora. Él es extraño, pero a la vez lindo; y eso me gusta.
—¿Y qué te hace pensar que yo aceptaría casarme contigo? —Sí quiero, pero no puedo verme como una fácil frente a Jungkook.
Jeon otra vez vuelve a soltar su cuchara para mirarme con una cara que me decía ¿En serio quieres escuchar lo obvio? Había olvidado un detalle, uno pequeñísimo —nótese el sarcasmo—, y era que este sujeto sabe leer las mentes.
—Cuando una persona le pregunta algo en específico es porque siente esa curiosidad de saber si tienen el mismo interés sobre el tema del cual se habla —comienza. Yo no puedo debatir aquello, porque estoy hablando con la mente maestra y yo soy una simple mortal—. Por ejemplo, los policías interrogamos a los criminales por nuestra curiosidad de saber si esa persona sabe algo; si ellos colaboran, compartimos el mismo interés. Así que, ¿esta explicación ya responde a tu pregunta?
—Sí, sí, como digas —bufo—. ¿Y si te pregunto por el tema de los hijos, también estamos compartiendo el mismo interés?
—Siguiente pregunta —responde serio. Las risas se acabaron para él mientras que yo estoy aguantándome la mía.
No puedo evitarlo más y finalmente lo hago. Algunas personas giran a vernos para ver cuál de los dos es el que está dando las risotadas mientras que Jungkook se hunde un poco más en su asiento para que nadie lo vea.
Jungkook me mira amenazante para decirme que deje de reírme, pero al notar que yo no iba a detenerme, él también va mostrando su sonrisa de lado mientras mira hacia otra parte para no verme y seguir riéndose. Sin embargo, no lo logra y nos pasamos un buen rato riéndonos entre nosotros.
Finalmente, cuando el reloj de mano de Jungkook marcó las 9:47 de la noche, terminamos de comer otras cosas en la misma cafetería antes de pedir la cuenta. Entre ambos nos dividimos el precio y Jungkook fue el que finalmente firmó para recibir la boleta de pago.
Como último destino del día de hoy, ambos nos fuimos a visitar el tan famoso Arco del Triunfo.
Jungkook comenzó a contarme sobre que este monumento había sido construido por órdenes de Napoleón Bonaparte como conmemoración de una de sus batallas ganadas en el año de 1805. Napoleón le había prometido a su tropa que llegando a París caminarían por arcos triunfales; así que, de ahí proviene el nombre. Interesante para el punto de vista de Jungkook, y casi irrelevante para mí; pero igualmente es bueno saber algo nuevo cada día.
Cuando entramos al Arco del Triunfo noté que había una tumba en el centro de toda la construcción. Nuevamente Jungkook me explicó que ese era la tumba de un soldado francés que nunca se logró identificar en la Primera Guerra Mundial.
Mientras que Jungkook seguía contándome algunos datos históricos sobre este monumento, yo me dediqué a tomarle fotos a cada cosa que me parecía atractiva de la arquitectura de este lugar. Los franceses modernos eran muy buenos construyendo monumentos.
Jungkook y yo no nos quedamos tanto tiempo en ese lugar. Las piernas ya nos dolían y el sueño cada vez era más insoportable; así pues, decidimos tomar otro taxi e irnos a nuestro hotel. Quizás mañana, y con más calma, podamos seguir haciendo el recorrido por París; todavía tenía ganas de visitar su museo. Iba a ser una experiencia inolvidable.
Cuando llegamos al hotel, mis energías disminuyeron un noventa por ciento. Esto lo notó Jungkook y no tuvo de otra —desde su perspectiva— que arrastrarme hasta la puerta del taxi y empujarme hasta la puerta del hotel no sin antes pagarle al hombre del auto.
Tomamos el ascensor y una necesidad de querer tomar unas copas de vino blanco o cualquier otro trago me vinieron a la mente.
Ahora esa era mi única necesidad.
—Quiero champán —suelto así de repente. Jungkook me mira incrédulo.
—Debes de estar bromeando.
—Quisiera, pero no. —Encojo mis hombros antes de volver a mirar a la pantalla que marcaba los pisos.
Jungkook bufa y vuelca sus ojos hacia otra parte casi como si estuviese molesto, pero en realidad no.
Cuando llegamos a nuestro piso, Jungkook abre la puerta de la habitación para dirigirse a su maleta y de esta sacar su pijama. Por mientras, yo pedí la botella de champán que quería junto a un plato de macarones de distintos sabores. Sabía que este dulce podría gustarle a Jungkook.
Luego, me puse a ordenar un poco la habitación hasta que me acordé de que Jungkook sabe el escondite de su celular. Lo saco de mi maleta y lo paso a mi bolso tan rápido como puedo, luego este lo llevo hacia el fondo de un cajón del armario. Creo que Jungkook así ya no sabría dónde he guardado su teléfono.
Primer problema resuelto.
El segundo: Arreglar las camisas colgadas de Jungkook en las sillas.
Voy recogiendo una por una para luego arrodillarme en el suelo, justo al costado de la maleta de Jungkook, e ir doblando cada camisa para luego guardarla. Sin embargo, me detengo cuando iba a guardar la tercera camisa; algo que estaba al fondo de su maleta había llamado mi atención. Era una caja mediana de joyería negro terciopelado.
Y estaba a nada de abrirla, la curiosidad me mataba; pero justo en ese preciso momento, Jungkook sale del baño a la misma vez que tocan la puerta de la habitación: era lo que había pedido.
Me levanto del suelo y voy hasta la puerta mientras iba guardando la caja de terciopelo en uno de mis bolsillos, justo cuando Jungkook estaba había seguido guardando sus camisas en su maleta. Ni bien abro la puerta, una joven de cabello negro y piel bastante pálida me entrega el carrito de comida para luego decirme cuál iba a ser mi método de pago; Chanel es el que pagaba por mi estancia aquí, así que se lo dejé como factura para que luego ellos se encargaran de pagar mi consumo.
Empujo el carrito hasta la mesa circular que estaba cerca de la mampara del balcón. Me siento en una de las sillas y espero a que Jungkook también se acerque.
Cuando lo va haciendo, lo primero que hace es ver la botella de champán. Abre sus ojos sorprendo, yo no entiendo por qué lo hace hasta que me muestra esa etiqueta del precio. Ahí viene su regaño.
—¿1,800 euros por una botella de champán? —inquiere a la misma vez que se lleva la botella a la terraza para abrirla—. ¿No te parece un robo?
—No. Solo es un poco más cara que las otras.
Jungkook regresa a mirarme con una sonrisa de costado antes de que el corcho de la botella salga disparado.
Inmediatamente, le paso las dos copas a Jungkook para que comience a servir de la bebida. Por mientras, voy colocando el plato de macarones en el centro de la mesa y así poder deshacerme del carrito que no hace nada más que estorbar mi espacio.
La caja de terciopelo se cae cuando me encontraba a nada de volver a sentarme en mi sitio. Intenté, juro que lo intenté, recogerlo más rápido que Jungkook; pero este, al ver lo que se me había caído, repara en mí con su mirada fija y ladea su cabeza.
—Creo que encontraste tu regalo.
—Lo siento. Sé que no debí de tomarlo... —Me detengo un segundo en mi discurso de lamentos para regresar a verlo confundida—. ¿Esto es para mí?
Jungkook asiente con una sonrisa de lado luego de haberle dado un trago a su copa.
—¿Y lo puedo abrir? —Vuelve a asentir.
No espero más y abro la caja con entusiasmo. Jungkook camina hacia donde estoy yo para colocarse detrás de mí y poner sus manos sobre mis hombros.
Era un collar doble, ambas unidas con una cadena bañada en oro. En la cadena superior, esta estaba adornada por pequeñas perlas blancas puestas a un cierto espacio de cada una. Y en la parte inferior, su única decoración se trataba de un dije en forma de corazón con bordes de oro y una perla hecha con la misma forma.
—No es la gran joya que estás acostumbrada a usar, pero al menos espero que te haya gustado —susurra Jungkook cerca de mi oreja.
Mi corazón no puede dejar de latir a mil por hora. Estaba tan emocionada y conmovida de que Jungkook se haya tomado el tiempo para escoger un regalo como este solo para mí; y no sé cuándo fue que lo compró.
Giro un poco mi cara para mirarlo y mostrale que no me importa mucho si la joya es costosa o no, si es de oro real o no; su detalle me iba a hacer llorar de felicidad.
—Me gusta mucho —le digo. Jungkook sonríe a penas sin mostrar sus dientes. Luego, le doy la caja con el collar y me vuelvo a girar—. ¿Podrías ponérmelo?
Jungkook asiente y delicadamente va sacando el collar de la caja para luego pasar uno de los extremos de la joya por mi cuello antes de sentir como sus manos se van moviendo detrás de mí. Mantuve mi cabello recogido hasta que escuché un «Ya está» de su parte.
Caminé hacia el espejo más cercano de la habitación para admirar con detenimiento el collar. Jungkook nuevamente se me acerca y me mira a través del espejo.
—Te ves preciosa.
—Muchas gracias —giro sobre mis talones y le doy un fuerte abrazo.
Jungkook hunde las yemas de sus dedos en la piel de mi cintura por largos segundos. Yo le voy susurrando varias veces lo muy agradecida que estoy y lo feliz que me ha hecho este regalo suyo.
Esa noche, mientras hablábamos y tomábamos, pensé muy seriamente en si darle ese beso a Jungkook. Había hecho algo que, de cierto modo, me había imaginado de nosotros dos; solo le faltó que sea debajo de la lluvia. Pero volviendo al tema principal, realmente quise besar a Jungkook y decirle que quería poner en marcha todos esos planes a futuro que tiene conmigo, que yo ya no le tengo miedo a nada.
Porque solo éramos él y yo, me es suficiente con eso.
Sin embargo, mi cobardía y vergüenza —y tal vez un poco mis mareos—no me permitieron hacerlo, aún cuando tenía la oportunidad. Lo único que hicimos fue irnos a la cama y dormir juntos; Jungkook estando atrás de mí para rodearme con sus brazos mientras que yo sostenía una de sus manos.
Rápidamente me acordé de una canción que había escuchado hace mucho y que pensé un día en dedicársela a Yoongi; pero ahora solo la quiero escuchar con Jungkook. Tal vez un día se la muestre y la escucharemos juntos.
Por el momento, taradeé la melodía de la canción mientras sentía los castos besos de Jungkook sobre mi cuello y mi espalda.
Con esas acciones hechas por él pude irme a dormir con una sonrisa de lado y con un sentimiento muy cálido en mi pecho.
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Las relaciones tienen sus altibajos, ¿okey? Nada es color de rosa
Perooo, si se han dado cuenta (alv tuve un deja vu cuando escribí esto), Jungkook y Blake ya están sabiendo como tratar este tipo de problemas 👀
En fin, la universidad me va a matar, no van a saber de mí hasta el 13 de octubre ALV :")
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