D i e z
Jungkook estaba siendo bastante detestable e irritante ahora mismo. Nuevamente estaba en mi casa para hablarme sobre el celular que los investigadores, que todavía estaban buscando nuevas pistas en la universidad, habían encontrado en las pertenencias del casillero de Sunhee. La familia de ella estaba más que afligida por haber perdido a sus tres mujeres en menos de un mes, Jungkook y yo pensábamos que era muy patético, el llanto no iba a hacer que regresaran a la vida; sin embargo, se sentía emocionante que podíamos tomar y mirar las cosas privadas que tenían escondido en sus celulares.
—Ya deja de hacer ruido —pidió mientras tecleaba algunas cosas en su computadora.
— ¿Y entonces cómo quieres que avance esto?
—En silencio —dice amargado.
La razón del por qué Jungkook estaba amargado, era porque yo ahora estaba cosiendo y cortando la tela para los uniformes que me dio. Sinceramente, habían más formas de conseguir estos uniformes como comprándolos, por ejemplo; pero aquí estaba, gastando de mi dinero y mi tiempo en estos uniformes grices con líneas amarillas fosforescentes.
Tal vez no debí de haberme mostrado tan entusiasmada por mi vestido de novia frente a Jungkook. Luego él se aprovechó de esto y ahora ando como su maldita esclava mientras que él anda descifrando la contraseña del celular de Sunhee. Qué divertido estaba siendo esto.
El reloj de mi celular marca las doce con ocho de la mañana, luego mi celular suena por una notificación que ha llegado a mi buzón de e-mail. Era un correo de la universidad, con indicaciones para esta nueva modalidad de clases en línea hasta que Jungkook de la orden de abrirla nuevamente. ¿Y cuándo sería eso? Vayan a preguntárselo a él. El punto es que, se me estaba haciendo bastante pesado venir a mi casa y poder descansar en paz, ahora que retomaría mis clases justo aquí, no creo que sea de buena idea. Siento que hay muy malas energías.
Jungkook me observa por unos cuantos segundos hasta que me dé cuenta de lo que está haciendo. La pantalla del celular de Sunhee le avisó que su última de intento para saber la contraseña se había acabado y que ahora debía de esperar para volver a intentarlo.
Por mi parte, yo seguí cosiendo la blusa que usaría yo. Debía de confesar que me sentía tonta si Jungkook continuaba con su mirada sobre mí, era como si otra vez quisiera deducir algunas cosas de mi vida personal.
—Mírame —ordena pacífico. Ignoro lo que dice y continúo pisando el pedal de la máquina de coser—. Blake, mírame.
— ¿Qué? —digo cansada. Él no responde y es ahí cuando recién lo miro—. ¿Qué pasa?
—Me haces conocida. Siento que te he visto en otro lado —confiesa. De alguna manera yo también recuerdo a Jungkook desde el tiroteo que sucedió en el bar Slainte—. ¿Tú sabes a qué me refiero?
—Tú me salvaste en ese bar, ¿lo recuerdas? Yo estaba saliendo del baño y ese criminal que querían atrapar disparó cerca de donde yo estaba —comienzo a contarle. Jungkook entrecierra sus ojos y continúa escuchándome—. Luego me llevaste hasta donde el bar guardaba cosas de utilería. Dijiste que esperara en una esquina y luego te fuiste.
—Sí lo recuerdo, pero desde esa noche también he sentido que te conocía —responde—. ¿No ha habido alguna otra vez en donde nos hayamos visto? —niego con la cabeza—. Intentemos algo, ponte de cuclillas en esa esquina.
— ¿Qué?
—Hazlo.
Jungkook se levanta de su asiento, va hasta donde yo estaba para tomarme de la muñeca y ponerme donde me había dicho. Él también se puso de cuclillas frente a mí, con esa expresión de confusión y frustración al no recordar nada de nada. Este momento era extraño por lo que me estaba obligando a hacer Jungkook, y también porque estaba desordenando mi cabello como eso fuese divertido.
Luego de que me arreglara como, supuestamente, había estado ese día, su mirada se intensificó en doble, sus ojos marrones estaban sobre mí. La respiración que ambos tomamos fue bastante lenta, me perdí en la mirada de Jungkook —como si me hubiese hipnotizado—, no supe cuando fue que mis labios se separaron y dejaron un pequeño espacio entre estos. Me sentía asombrada y asustada en ese momento.
De repente siento que emana un calor alrededor de nosotros, casi como si se estuviese hablando de fuego alrededor de nosotros; pero eso parecía no importarnos, ya que seguíamos en la misma posición y parecía como si nos estuviésemos acercando cada vez más.
Mi respiración se detiene por unos milisegundos y se vuelve pesada cuando Jungkook tomó mi rostro entre sus manos y quitaba los mechones de cabello que tenía alrededor. Me estaba sintiendo como si hubiese tomado alcohol y ahora estoy mareada, pierdo el equilibrio y caigo hacia atrás, mi espalda termina pegada a la pared; el calor que sentía se esfumó tan rápido, los ojos de Jungkook cambiaron también, y todo había vuelto a ser como antes. Pero ahora tenía miedo de preguntarle algo incorrecto a Jungkook, como por ejemplo decirle si también sintió ese fuego alrededor de nosotros.
— ¿Pudiste... recordar algo? —pregunto tímida. Jungkook me ayuda a levantarme y niega con su cabeza—. Bueno, entonces sólo es una confusión tuya. Iré por un poco de agua.
—Sé que también sentiste ese calor. Tus mejillas se volvieron rojas y transpirabas mucho —me detiene tomándome de la muñeca y me jala hasta quedar frente a él—. Dime qué me estás ocultando. Sé que tú sabes algo y no me quieres decir —masculla, dejando toda su tranquilidad en el olvido.
—Te juro que no sé nada, Jungkook —le respondí—. Solo sentí miedo y asombro. Si dices que nos hemos visto antes del accidente del bar, y no te acuerdas, no vengas a pedirme a mí que sepa la respuesta.
Un poco molesta, me suelto de él y voy hasta mi cocina para servirme mi primera taza de café. Sé que Jungkook está detrás de mí mirándome desde el umbral de la puerta puesto que puedo oír los pasos provoca en el piso de mármol blanco con sus botines negros, resuenan y provoca ese eco que me hiela la sangre.
— ¿Quieres café? —le pregunto sin mirarlo.
Jungkook no responde y vuelven a escucharse sus pasos. Volteo por curiosidad para saber a dónde se había ido, regresó a la sala para continuar descifrando el pin de bloqueo del celular de Sunhee. Respiro con más tranquilidad y continúo preparándome mi café en la máquina, espero unos pocos minutos y obtengo mi bebida. Echo unas dos cucharadas de azúcar y regreso al comedor con Jungkook.
Doy un bostezo al aire, mi mano se encarga de cubrir mi boca. Parpadeo unas cuantas veces y vuelvo a colocar mi pie en el pedal de la maquina de coser.
El ruido de la máquina vuelve a llamar la atención de Jungkook otra vez. Este va apuntando todos los dígitos que ya ha utilizado para la contraseña, la lista que había hecho era bastante larga. No iba a lograrlo esta noche, tal vez nunca; a no ser que le pida a un hacker que trabaje con ellos hacer el trabajo.
Me distraigo mucho en lo que está haciendo Jungkook que no me doy cuenta que mi dedo índice estaba muy cerca de la aguja, suelto un chillido cuando veo que esta acaba de sacarme sangre y he manchado el uniforme. Jungkook regresa a mirarme alarmado y nota lo que acaba de pasar, no se ríe ni pone su cara de soberbia combinada con egocentrismo; más bien, deja el celular en la mesa y se acerca a mí mientras que va sacando algo de su bolsillo delantero. Era como un tarjetero, pero de curitas.
—Ten más cuidado —me dice a la misma vez que me entrega una de esas curitas—. Andas bastante distraída, ya bostezaste una vez, debes de dormir. Yo me iré en unas cuántas horas de tu casa.
—Tú también deberías de dormir —le recomiendo mientras me ponía la curita—. No es normal que no duermas en toda la noche.
—Con el tiempo me acostumbro. Además de que no tengo dueño —responde sin ganas. Vuelve a caminar hasta el celular y sigue con su trabajo.
En ese preciso momento, me entra la curiosidad de saber el por qué Jungkook no podía dormir. Reitero en la idea de que es bastante extraño que no sienta sueño, él es raro, lo sé, pero hasta la persona más rara duerme al menos unas tres horas.
Inclino todo mi peso sobre la mesa y trato de llamar su atención con la mirada. Jungkook repara en mí como lo esperaba y encoge sus hombros.
—Yo también siento que me ocultas algo, ahora que lo pienso un poco mejor —entrecierro los ojos, la verdad es que no sentía nada de eso—. Pero yo no seré como tú y no te lo preguntaré.
—Okey.
— ¿Por qué no puedes dormir? —inquiero bastante directa.
Jungkook insinúa una sonrisa mientra miraba a otro lado del lugar mientras que su lengua golpea con su mejilla derecha.
— ¿Y ese interés en mí?
—Hasta las personas más extrañas duermen —le digo, acercándome cada vez más a él—. Y también porque tú sabes muchas cosas de mí, literalmente me conoces; pero yo no te conozco en lo absoluto.
Jungkook suelta un bufido, que sonó más a una risa. Deja lo que hace por unos minutos y ancla su mirada con la mía.
—El insomnio es un trastorno del sueño frecuente que puede causar dificultad para conciliar el sueño o mantenerlo, o puede hacer que te despiertes demasiado temprano y no puedas volver a dormirte. —Dice mientras hace varios ademanes con sus manos que me llaman la atención—. Los expertos dicen que es por consecuencia del estrés, los acontecimientos de la vida o los hábitos que alteran el sueño. Pero como estamos hablando de mí caso —suelta un suspiro antes de seguir contándome—, hay varios sucesos que ha ocurrido en mi vida personal que se han visto relacionadas con mí trabajo —siento que mis ojos se abren un poco más por la curiosidad que sentí en ese momento—. No, no me mires así. No te lo contaré —dictamina—. Como sea, el caso es que es por eso, y también por un sueño medio raro que me hiela la sangre cada vez que lo recuerdo. La última vez que lo soñé fue el primer día que había tomado este caso. Es por eso que prefiero no dormir y seguir dañando mi salud con tazas de café.
— ¿Y cómo es ese sueño? —Jungkook gruñe por lo bajo mientra intenta claverme estacas con su mirada—. Lo siento, pero dijiste que te hiela la sangre, y eso para mí es sorprendente viniendo de ti.
—Es un incendio en un bosque muy bonito —explica a rasgos generales—. No es la gran cosa, pero a mí me causa miedo. Es lo único de este mundo que me da miedo.
Sería bastante hipócrita de mi parte burlarme de su miedo, ya que yo también siento lo mismo desde hace muchos años. Desde el accidente del mis padres, jamás he vuelto a pasar unas vacaciones por esos lugares. El silencio de la naturaleza me causa un escalofrío por todo el largo de mi espalda que no puedo manejar, simplemente no me daba buena espina debido a que siento que en cualquier momento podría originarse otro incendio y yo quede atrapada.
Mis manos se juntan sobre la mesa y miro hacia otro lado bastante pensativa. ¿Qué sería de mi vida si mis padres biológicos nunca hubiesen muerto?
Lo más probable es que mi madre hubiese cumplido su sueño y le aceptarían el pedido de abrir su propia marca de ropa para bebés, mientras que mi padre sería un hombre bastante rico. Ambos tenían grandes planes antes de su muerte, iban a ser exitosos y me darían un buen ejemplo; pero nadie sabía que en esas vacaciones se acabarían todas esas oportunidades que estaban esperando y estaban anhelando desde hace mucho.
Ellos también serían bastante buenos conmigo, tal vez no me salvaría de los regaños de mamá cuando regresaramos del viaje y viera que sus paredes estaban rayadas por mis crayolas y lápices de colores. Las canciones de cuna que mi papá cantaba con su pequeño ukelele seguirían siendo sólo para mí, extrañaba tanto su voz tan suave y profunda que muchas veces me hacía dormir.
Quizás hubiésemos sido una familia estable.
Voy hasta la ventana que da con la calle y miro cómo las luces le daban ese toque vivaz a la ciudad. Suspiro mientras trato de darme un poco de calor con mis brazos. Regreso a mirar a Jungkook y él otra vez volvió al teléfono que seguía sin desbloquearse.
— ¿Tienes una madre? —inquiero bastante curiosa. Recordar lo que hacía antes con mis padres me convierte en esto.
—Tenía.
— ¿Qué pasó con ella? —pregunto rápidamente.
Me doy cuenta que tal vez fui bastante apresurada al decir aquello cuando veo el rostro serio de Jungkook sobre su hombro izquierdo. Vuelve a mirar el celular sin decir una palabra más. Tampoco lo forzaría a que me lo contara, hasta yo sé que no debí de hacerlo.
—Mi papá estaba de viaje —dice sin mirarme. Me sorprende que haya tenido el valor de contarme algo personal—, yo me había quedado con mi mamá y mi hermano de un año y medio, se llamaba Jeon Jae-eon, era amigable, como un bebé normal. Para ese entonces yo tenía catorce años —doy algunos pasos hasta intentar llegar a su lado, pero en eso Jungkook me pide que me detenga—. Si te acercas no podré contártelo —amenaza—. Una madrugada, eran exactamente las 2:12 de la mañana cuando un “ladrón” entró a mi casa. Sus pasos se escucharon por la casa, yo me desperté primero y fui a averiguar lo que estaba sucediendo, vi una parte de su rostro: piel pálida como la de tu novio, ojos grandes y cafés... De alguna manera se me hacía conocido. Luego él comenzó a subir donde estaban nuestras habitaciones, yo me encerré otra vez en la mía esperando a que no entrar y me atrapara.
Jungkook tarda en continuar con la historia, veo desde donde estoy cómo es que aprieta sus manos hasta formar unos puños. También cierra sus ojos con amargo, trata de controlar su respiración y suelta un largo exhalo.
—Lo raro fue que nunca entró a mi habitación. De frente se había ido a la de mi madre —soltó una risa melancólica—. Ella comenzó a gritar por el miedo, también pronunció mi nombre unas cuantas veces mientras la estaban golpeando. Luego hubo jadeos y pisadas más fuertes, ella estaba corriendo hasta llegar al primer piso. En eso Jae-ean comienza a llorar por un largo tiempo hasta que ya no se escucha más. Las pisadas de este “ladrón” vuelven a escucharse por la puerta de mi cuarto... En esa casa teníamos un escondite en la cocina por si ocurría alguna emergencia —mastica sus palabras con amargura. Me siento en el sillón más cercano y continuó escuchándolo—. Los gritos de terror de mamá volvieron a escucharse, ella estaba lastimando sus cuerdas vocales para pedir auxilio. Luego se escuchó como cuando una persona se atraganta con su propia saliva y empieza a toser. Nunca intenté salir de mi habitación, no hasta que ese hombre se saliera de mi casa. Volvió a subir al segundo piso, abrí un poco mi puerta para verlo un poco mejor, recuerdo su atuendo: un suéter negro, pantalones jeans negros, unos zapatos formales muy bien lustrados y manchados con gotas de sangre, un pasamontañas que le cubría el rostro, y con una navaja en su mano que estaba derramando gotas de sangre cada vez que este hombre hacía un movimiento brusco. —el silencio otra vez reinó en mi sala, ya no sabía si era buena idea que Jungkook siguiera contando su trauma—. Ese hombre ingresó al cuarto de mi mamá para sacar un collar de diamantes que alguien cercano a ella se lo habían entregado por su cumpleaños, que justamente había celebrado la tarde anterior.
— ¿Y qué pasó después? —digo nerviosa. Mis manos estaban sudando por querer escuchar lo obvio.
—El hombre se fue de la casa, quise saber qué le pasó a mi hermano... —fijó su mirada en el rincón donde nos habíamos puesto antes—. Se puede decir que el pequeño cuerpo de Jae-ean fue el primero que investigué mientras que llegaba la policía. Dos a puñaladas en el lado superior izquierdo de su pecho y tres más en el centro, sin contar que pude ver su esternón. Mi mamá estaba en el suelo de la cocina, había sangre hasta por el techo, su cara estaba repleta de sangre también. Tenía una hinchazón en su ojo derecho por los golpes. Ambos estaban hechos unos desastres y yo no pude hacer nada para salvarlos.
—Apenas tenías catorce años, era obvio que no podías hacer nada, solo salvarte —oculté mi cuello entre mis manos sin saber qué hacer. Jungkook no parecen de esas personas que necesitan apoyo emocional cuando recuerdan un momento trágico, no era como yo—. ¿Cómo reaccionó tu papá ante esto?
—Indiferente. Ya se la veía venir —ríe con sarcasmo—. Lo único que hizo fue trasladarnos a Seúl, aprovechando que le habían ofrecido un mejor trabajo en el departamento de policías.
— ¿De dónde eras?
—Busan —dice a la misma vez que se levanta de su asiento y va agarrando sus cosas—. Al igual que el esposo de la amante de mi papá que mató a mi mamá y a mi hermano.
Ya no quise preguntar más acerca del tema, ya que no me importaba si Jungkook no se veía afligido por este horrible recuerdo, él estaba molesto y yo no era quién para seguir escarbando en este asunto hasta encontrarme con algo peor.
Jungkook fue guardando todas sus cosas en la mochila que había traído. Se lo colgó en su espalda y caminó hasta la puerta de salida.
Abre la puerta y gira sobre sus talones para despedirse de mí.
—Nos vemos mañana —finalmente sale de la casa hasta dejarme sola en medio de mi sala.
Había sido una noche bastante peculiar, al menos ya sabía un poco más de la vida de Jungkook. Ya no lo sentía como un total desconocido.
***
Al día siguiente, las cosas entre Jungkook y yo fueron como las de otros días. Ninguno de los dos habló acerca de lo que ayer él me había confesado con toda confianza, era como si nunca hubiese sucedido esa conversación de madrugada.
Jungkook siguió trabajando en el celular durante toda la mañana hasta que el policía cibernetico del lugar decidió ayudarlo con eso y prometió traérselo cuando pudiera desbloquearlo. Todo parecía ir muy bien en la investigación, Jungkook le estaba demostrando a su padre que sí estaba haciendo su trabajo y no se había quedado estancado en lo mismo como se lo había hecho creer esa compañera de trabajo con la que se acostó.
Joo-kyun y Namjoon llegaron a la oficina de Jungkook para hablar ciertos temas con él con respecto a su caso de feminicidio que estaban a nada de cerrarlo. También aprovecharon en hablar un poco conmigo y animarse a preguntar el por qué yo estaba cosiendo una camisa, les expliqué el plan que tenía Jungkook en mente, ellos no hicieron nada más que mirarlo mal e irse del lugar.
Jungkook y yo tuvimos una discusión que se alargó hasta después de la hora del almuerzo. Ninguno de los dos nos hubiésemos hablado si no fuera por la inesperada visita de Taehyung que también llegó para preguntarle algo a Jungkook y de paso hablar conmigo sobre cosas de mi vida, ahí fue cuando Jungkook intervino en nuestra conversación. Luego Taehyung se fue y Jungkook y yo arreglamos nuestras diferencias de una manera extraña.
¿Estamos bien? —fue lo que dijo él.
Después, acabé con las camisas del uniforme de enfermo psiquiátrico. Ambos nos fuimos al baño del edificio para probarnos el vestuario.
Y aquí en donde estamos ahora: Jungkook metido en un cubículo y yo en otro.
—Me queda un poco ajustado —reniega Jungkook mientras jadeaba un poco por el esfuerzo que le estaba causando ponerse esa camisa—. Siento apretados los brazos.
—Por favor, no me digas que tengo que volverla a hacer —ahora soy yo la que reniega. Me pongo rápidamente la blusa y salgo esperando a Jungkook—. Quiero verte, sal.
Él me hace caso y sale con los brazos un poco estirados. Tenía razón, hasta sus pectorales se marcaba con la tela, tal vez le había medido mal o le había metido mucho en la máquina. Me acerco a él con las intenciones de encontrar una solución inmediata a este problema; sin embargo, me llama más la atención esa cicatriz que tiene en su brazo izquierdo.
Luego de lo que me contó ayer, mi mente comienza a pensar varias que cosas que posiblemente estarían mal deducir solo por que sí.
Jungkook nota hacia donde estoy mirando y chasquea sus dedos frente a mis ojos.
— ¿Qué es lo que harás? —pregunta.
—Veré si puedo sacarle algo y hacer que se te vea un poco más suelto. No lo sé —paso todo mi cabello hacia atrás con la ayuda de mis manos. Mi mirada vuelve a su cicatriz, aumenta mi curiosidad al notar que tiene la misma textura que mi cicatriz que tenía en la espalda.
—Deja de mirarme ahí —otra vez trata de llamar mi atención chasqueando sus dedos.
— ¿Cómo pasó eso?
—Una vez me quemé cocinado, ¿ya dejarás de mirarlo? —responde despectivo.
Jungkook otra vez entra al cubículo donde se había cambiado. Minutos más tarde sale con su camisa azul marino que estaba utilizando este día. Salió del baño mientras se estaba metiendo su camisa debajo de los pantalones.
Yo sigo en el mismo lugar pensando en su quemadura. Yo también me he quemado en cierta ocasión, pero nunca llegué a tener una cicatriz como la de él. ¿Con qué se quemó exactamente?
— ¿Estás seguro que fue mientras cocinabas? —reitero en el tema. Jungkook vuelca sus ojos en los míos con molestia.
— ¿Por qué debería de dudar en ello?
—Porque yo tengo una cicatriz similar en el centro de mi espalda. Casi por acá —le señalo pasando una mano detrás de mi espalda—. Mira —me subo un poco la blusa mientras me doy la vuelta. Jungkook se acerca y mira la herida—. Cuando era niña me gustaba pensar que yo antes había sido un ángel, pero luego hice algo malo y mis alas fueron arrancadas mientras dormía.
—Tenías una gran imaginación —dice con sarcasmo Jungkook—. Es una herida de segundo grado. Hecho por un metal caliente, uno que haya cabido perfectamente entre tus omóplatos.
Vuelvo a entrar a mi cúbiculo para cambiar de ropa mientras que seguía escuchando de las deducciones acertados de Jungkook con respecto a mi herida. Adivinó que fue con un metal caliente, que había sido hace muchos años, y que lo más probable es que esté relacionado con el accidente de mis padres.
Salgo del baño cuando estoy lista para enfrentar a Jungkook y hacerle notar que no me importaba lo que estaba diciendo; pero estaba hablando de Jungkook, él se daría cuenta de hasta lo que yo no sé. Típico de un sabihondo como él.
Regresamos a su oficina para seguir con el trabajo mientras que yo estaba revisando la camisa de Jungkook y marcar con un lápiz lo que podía sacar. Interrumpí a Jungkook por unos segundos para tomarle nuevamente sus medidas.
En eso, el policía cibernetico entra sin previo permiso a la oficina y le muestra a Jungkook que al fin pudo desbloquear el pin de seguridad. Jungkook no le dio ningún agradecimiento, solo dejó que se marchara del lugar.
—Al fin —suspira con la sonrisa de lado—. Averigüemos un poco más sobre la vida de Son Sunhee.
La puerta de vidrio se abre abruptamente otra vez. Esta vez dejándonos ver a la chica que es rival y amante de Jungkook.
Intercambio algunas miradas con ella antes de que me señalara como si fuera una cosa más en este lugar.
— ¿Quién es ella, Jeon? —masculla entre dientes. Era obvio que estaba celosa.
Les recomiendo escuchar la canción que está arriba con el momento que cuenta Jungkook con respecto a su madre y hermano :D
Espero que disfruten mucho de este capítulo 🤍
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