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C u a r e n t a y s i e t e

Anoche me había dado insomnio, luego de mucho tiempo, y por consecuente no podía consolidar el sueño hasta las cinco de la mañana, que fue donde de repente quedé dormido. Por ello, hoy me levanté a eso de las once de la mañana. Pensé muy seriamente en si debería de alistarme lo más rápido que puedo para ir a la estación, pero al final decidí escribirle a Namjoon para avisarle que hoy no iría a trabajar y que se encargara de mis asuntos hasta mañana; luego de ello, me quedé recostado unos minutos más en la cama hasta que escucho la puerta de mi casa ser tocada.

Tengo vecinos jóvenes que a veces me vienen a ver para pedirme algunos víveres que a ellos le faltan. Al parecer piensan que mi casa es una bodega y yo tengo de todo para ofrecerles; por eso mi solución es afilar cuchillos frente a ellos para asustarlos, pero ahora solo quiero quedarme en cama sin atender a nadie.

Estoy en uno de esos días en los que no quiero hacer nada y sumergirme en el silencio de mi casa.

Me tapo hasta la cabeza con mi sábana y cierro mis ojos para dormir una vez más. Sin embargo, otra vez vuelven a tocar mi puerta, pero con más insistencia.

Lo dejo pasar una vez más. De seguro dentro de unos minutos se iría.

—¡Jungkook! —escucho una voz femenina, casi parecida a la de Blake, a la misma vez que la puerta es tocada.

La falta de sueño de anoche me las está cobrando ahora. Sé que es solo mi subconsciente tratando de llamar los recuerdos de Blake para que esté más tranquilo y pienso que es real; pero yo soy una persona realista que no se deja manipular por la imaginación, así que sé que no es verdad lo que he escuchado.

Aquello se llama «alucinación», pues conozco muy bien a Blake para saber que ella en su vida vendría a verme. Primero muerta antes de pisar el edificio en donde yo vivo.

—No estoy... —balbuceo.

Intento conciliar el sueño una vez más pero no lo logro por lo mismo de antes: esa maldita persona tocando mi puerta.

Con mis pies me encargo quitarme la sábana de encima y me levanto molesto de la cama. Abro la puerta de mi casa y voy a la cocina por una navaja que la escondo inmediatamente en mi pantalón. Finalmente voy a la puerta y la abro con el ceño fruncido.

—Hola.

«Oh por Dios» —pensé cuando vi a una Blake tímida enfrente de mí.

Inmediatamente saco la navaja que tenía guardada para aventarla a cualquier lado de mi casa. Blake se da cuenta y ladea su cabeza.

—¿Qué hacías con es... ¡Wow! —interrumpo su hablar cuando la cargo y cierro la puerta detrás de ella—. ¿Qué pasa?

No le respondo y la llevo a mi cama para dejarla sobre esta. Tomo las sábanas que acabaron en el suelo y las extiendo sobre la cama. Vuelvo a tomar el lugar que estaba ocupando y tomo a Blake de su cintura para acercarla a mí.

Mi cama no es como la de Blake que es de dos plazas y medio; la mía era de una plaza y medio, así que el espacio era muy reducido para los dos. La única forma de que estuviéramos los dos era, irónicamente, acercándonos más.

—¿Vas a dormir? —pregunta Blake—. Pero si ya es tarde. ¿Te sientes mal?

—No.

—¿Entonces por qué sigues durmiendo? —Blake intenta moverse para mirarme pero yo la detengo.

—Te pondré esposas en los pies y en tus manos si te sigues moviendo —finalmente ella se queda quieta—. Y sigo durmiendo porque anoche no he dormido nada.

—¿Otra vez el insomnio? —Asiento.

Blake no dice nada más y con sus uñas comienza a acariciar mis brazos. Aquello me resulta bastante relajante, es más, me ayuda a cerrar mis ojos mientras que poco a poco el sueño va apoderándose de mí otra vez.

—Jungkook...

Emito un gemido para hacerle entender que la estoy escuchando.

—¿Podrías contarme más sobre lo de Yoongi?

—¿Por qué quieres saberlo?

—Solo dímelo, por favor.

—El equipo de básquet tenía su deseo de ganar el campeonato de este año, pero sabían que como equipo eran malos —empiezo. Durante mi relato permanezco con los ojos cerrados para imaginarme las situaciones—. Entonces Han-sung les dijo que buscaran una solución como equipo si tanto querían lograr su objetivo. Samuel fue el que dijo que podían obtener lo que sea a través de un pacto con el demonio, esto a cambio de sacrificios. Según Juheon, el entrenador había aceptado y había contado con la ayuda de Min para lo que fuese. A la misma vez que esto ocurría, Juheon y Yoongi querían vengarse de Sunhee por ver que ella estaba con muchos chicos... A palabras de Juheon: su amistad estaba antes de cualquier zorra; ya no querían a su zorra, así que debían de exterminarla cuanto antes. Entonces la mataron, poniéndose de acuerdo en que Yoongi se acostaría con ella en el laboratorio mientras que Juheon se encargaba de preparar la jeringa. Cuando la habían matado, huyeron del laboratorio al encuentro del equipo para ver la forma correcta y discreta de sacar el cuerpo de Sunhee; sin embargo, alguien más se les adelantó y nos llamaron. No les salió el plan como quisieron, así que se encargaron de matar a más personas.

Sentí a Blake removerse sobre su lugar, lo cual hizo que abriera mis ojos y la viera media sentada en la cama y con su ceño fruncido.

—El entrenador de ellos se encargó de descuidar el trastorno de Yoongi para que pudiese matarla. Eso explica el por qué había llorado ese día contigo y el por qué de poco a poco su otra personalidad, la asesina, aparecía durante el interrogatorio pero era opacada inmediatamente por la otra u otras que eran inocentes —Blake deja de mirarme y con una de sus manos hace la mitad de su cabello derecho a un lado. Estaba pensativa y confundida, se podía notar a simple vista—. ¿Quieres que siga? —ella asiente—. Juheon confesó que tú y yo estábamos dentro de su lista de víctimas. Tenías razón cuando me dijiste lo de Taehyung; era a mí a quien querían muerto.

—Jungkook... —las pupilas de Blake se dilatan y sus manos comienzan a temblar levemente. Ella se cubre su boca mientras que algunas lágrimas se van asomando por sus ojos.

—Y a ti te quisieron matar hace último. Ese era su última movida —digo—; y todo fue orquestado por Yoongi. Él los había enviado a matarte.

De pronto, Blake pega un grito agonizante y se derrumba en mi pecho. Sus brazos pasan por los extremos de mi torso, lo cual me da a entender que ella desea que la abrace.

Acaricio su cabello para irla calmando poco a poco. Mientras que hipa, va balbuceando unas cosas que no logro entender muy bien; pero sabía que lo más probable es que se esté hablando para ella misma que a mí.

Poco a poco ella se va separando de mí y va secando sus lágrimas sola. En otros casos, era yo quien de encargaba de aquello.

—Prometí no llorar más —dice tímida—. Soy una bebé llorona.

—Es cierto —digo sin más. Blake bufa antes de resoplar su nariz—; pero ya me acostumbré tanto a verte así que no me sorprende. Ya sé cómo tratarte.

—Pero ahora quiero ser fuerte, Jungkook. Ya me cansé de llorar por nada —replica con un tono de voz distinto a las otras veces. Se escuchaba más decidida—. Lloré por mis padres, lloré por Yoongi y su partida, lloraba o me sentía mal cuando discutía contigo, lloro hasta por tener una familia que me quiere pero a veces no me siento parte de ella. Ya me cansé, Jungkook.

—¿Eso quiere decir que vas a empezar a cambiar? —Blake asiente, sentándose otra vez en mi cama.

—Hayoung tiene razón. Hoy fue a hablar conmigo y me hizo ver algunas cosas, las cuales comencé a relacionarlas con mis otras complicaciones —confiesa—. Pensé bastante de camino aquí.

—¿Pensaste?

Blake suelta un mazo sobre mi pecho mientras murmuraba un "idiota" con sus labios abultados.

—Ya está decidido: voy a cambiar.

—Me parece bien, si es lo que quieres. —La habitación se quedó en silencio unos cuantos minutos. Blake estaba más concentrada mirando sus uñas mientras que yo solo trataba de seguir durmiendo un poco más—. Tengo hambre.

Blake voltea a verme y soba mi abdomen suavemente mientras que sonríe de lado.

—Eso te pasa por dormir hasta estas horas y no comer.

—Tampoco es que me arrepienta. —Blake ríe por lo que he dicho y sale de la cama para caminar hasta donde estoy.

—Te invito a desayunar. O almorzar, lo que tú quieras.

—Lo que quiero es dormir.

—Seguirás durmiendo como un bebé luego de que comas —me dice.

Miro a Blake con mis ojos entrecerrados hasta que finalmente cedo a su sugerencia y camino hasta mi armario para sacar una camisa blanca holgada, unos pantalones jean negros con abertura en las rodillas y que me quedaba por encima de los tobillos. Para finalizar, fui hasta la entrada de mi casa tomar unas zapatillas que eran completamente negros.

Blake estuvo detrás de mí analizando con detenimiento la ropa que había escogido y había dejado en mi cama. Tocó las prendas para comprobar de qué telas estaban hechas y luego me miró con una sonrisa de lado. Aquella no sabía si era porque estaba a nada de burlarse de mí o porque le gustaba que me haya sacado el polo de mi pijama frente a ella.

Su brazo derecho fue un soporte para otro brazo cuando pasó los dedos de su mano izquierda por debajo de su barbilla.

—¿Sabes que puedes conseguir este tipo de prendas con mejor calidad de tela?

—¿Sabes que no tengo dinero suficiente para darme tus lujos en ropa? —Contraataco.

—Necesitas un estilista, urgentemente. —ella va caminando por la habitación mientras habla y me va examinando hasta que llega detrás de mí—. Por suerte, tiene a una chica que puede ayudarte.

—No me preocupo tanto por mi apariencia.

—Jungkook, eres un hombre guapo, no por nada me tienes a mí y a una mujer insoportable con la que te has acostado en tu trabajo. Añadiendo a tu exnovia...

—¿Qué exnovia?

—Dayeon, por supuesto.

—Ella nunca fue mi novia —respondo—. Y antes de que sigas hablando, no voy a dejar que me cambies mi estilo de vestir.

—¡No es cambiarlo, solo mejorarlo con ropa de mejor calidad!

—No. —Reparo en ella y su mirada. Ella frunce sus labios y sonrío de lado—. Ahora vete si no quieres que me cambie enfrente de ti.

—Por favor, como si no te hubiese visto desnudo antes.

—¿O sea te quedarás? —Blake encoje sus hombros sin mostrar mucha importancia y cruza sus brazos—. Bueno, decisión tuya.

Agarré los extremos de mi pantalón y comencé a bajarlos de a pocos. Blake se sonrojó y salió huyendo de la habitación para dejarme solo. Sabía que no se quedaría aquí, solo era ella tratando de hacerse la valiente y fallar en el intento.

Comienzo a reírme por lo bajo de su reacción mientras me seguía cambiando. Ella no dejaba de sorprenderme cada día más —en el buen y mal sentido de la palabra—, creo que de aquello no soy capaz de acostumbrarme.

Supongo que eso la hace especial.

Minutos después, salí de mi habitación luego de haber agarrado mi mascarillas negra. A este punto, Blake sobreentiende que mi color más predominante en mi ropa es el negro. Me acerco a ella que estaba tomándose unas fotos en la ventana de mi cocina, subida a la mesa del repostero para obtener mejor luz quizá.

—¿Qué estás haciendo?

—Soy una creadora de contenido, cariño, necesito crear contenido —tuerzo mis ojos sin mucho esfuerzo y voy caminando hacia la puerta de mi casa—. ¿Ya estás listo?

—No —contesto sarcástico—. Ya vámonos.

—Estás un poco malhumorado.

—Me despertaste. Sufre las consecuencias.

Blake se acerca a mí riéndose para acariciar una de mis mejillas antes de besarla. Ambos salimos de mi departamento y nos dirigimos a las escaleras. En la trayectoria nos encontramos con algunos vecinos de mi piso que prefirieron evitar mirarme y seguir con su vida; de cierto modo, al saber ellos que soy un agente policial, tengo cierta superioridad ante ellos y me ven intimidante. Solo los nuevos vecinos son los que se demoran en saber hasta que se lo cuentan.

Es chistoso que Blake y yo seamos el contraste del otro: ella es tan superficial con respecto al carisma, todo es rosa en su mundo, mientras que yo soy un psicópata con pocos sentimientos, mismos que solo van dirigidos a Blake.

Llegando a mi auto, Blake se acerca a la puerta del piloto y me sonríe de manera infantil. Algo quiere.

—¿Puedo manejar?

—Tú no sabes manejar.

—Pero...

—Cuando recién te conocí, me encargué de saber todo de ti. Y en ningún lado sale que tienes licencia de conducir; y conociéndote personalmente, no eres de aquellas que les gustaría aprender a manejar —Blake se queda callada. Por un momento intenta hablar pero vuelve a lo anterior—. Además, te gusta que yo sea tu chófer. Debería de cobrarte por la gasolina.

—Tal vez, al menos a mí me sobra el dinero —responde, yéndose al otro lado del auto.

Ladeo mi cabeza hacia un lado antes de entrar a mi auto. Blake está siendo un poquito insoportable con sus comentarios desde que salimos de mi departamento; pero no es nada nuevo, lo repito, estoy aprendiendo a acostumbrarme y a fallar en el intento. Con Blake estoy aprendiendo a saber lo que es realmente la paciencia.

—Bueno, ve a Gang-nam. Conozco un restaurante donde podremos desayunar.

—Adoro cuando te comportas como mi Sugar mommy —suspiro fingiendo felicidad—. Llévame a lugares más caros, por favor, más tarde te lo compensaré.

—¿Qué rayos? —dice entre risas—. Solo conduce.

****

Mientras que estaba viendo desayunar a Jungkook en el restaurante que le mencioné, revisaba mi teléfono de vez en cuando para responder algunos correos de unas marcas de maquillaje que querían que les hiciera promoción en mi cuenta y que grabara algunos anuncios publicitarios con ellos. Luego de estar un tiempo tan alejada de mis redes por todo lo que pasaba a mi alrededor, sirvió de mucho mi retorno puesto que mi popularidad no ha dejado de crecer como espuma luego de mi apariencia en la semana de la moda en París. Muchas marcas me han estado queriendo contratar para realizar colaboraciones, así como también hay empresas de modelaje que han querido representarme y que yo estuviese bajo su propia marca; sin embargo, he decidido que no cederé a dichas ofertas por mi propio bienestar. Si decido ser modelo en algún momento, lo haré de forma independiente: solo yo seré mi propia jefa y mi propia mánager, no necesitaré a nadie más que a mí.

Por otro lado, hasta el momento no he recibido ningún mensaje de las empresas de ropa a las que les he enviado mi curriculum para comenzar con mis prácticas. Solo ha pasado un día y puede que ellos estén muy ocupados, vale, lo entiendo, pero esa incertidumbre que tengo dentro de mí no puede dejarme en paz. Necesitaba al menos una respuesta.

—Todavía no hay nada —le digo a Jungkook. Él me mira mientras va masticando la mordida que me dio a su sandwich—. ¿Crees que me contrate alguna empresa?

—Eres famosa, debes de tener contactos —responde—. Es un poco cliché y muy elitistas lo que diré, pero tu mundo laboral será exitoso siempre y cuando tengas contactos que te beneficien, sin ellos no eres nada.

—Yo no conozco a mucha gente que trabaje para Gucci o Prada. Mucho menos para Louis Vuitton —Jungkook arquea una ceja y niega levemente—. Son marcas de ropa, por si no lo sabías.

—Tampoco vivo en una caverna, Blake.

—¿Estás seguro?

—Volvamos al tema principal, ¿quieres? —Jungkook forzó una sonrisa falsa antes de tomar la taza que contenía su café americano—. ¿Y qué hay de Chanel? Ellos te conocen. No por nada fuiste a su gala.

—Siento que son cosas distintas —miro hacia un lado. El restaurante tenía un paisaje de la ciudad también, de noche es mejor—. Una cosa es ir a representarlos como figura pública y otra muy distinta es trabajar para ellos.

—Chanel cometería un error si no te contrata —bufa. Aquel comentario me hace sonreír. Es lindo contar con su apoyo—. Pero tal vez estés haciendo mal en apuntar a objetivos grandes. Son prácticas laborales, no tienes experiencia todavía. ¿Por qué no postulas para una marca de ropa menos prestigiosa como lo son todas esas que dijiste?

—También lo he pensado —digo mientras voy apoyando mi mentón en la palma de mi mano derecha—; pero mi ambición me exige postular para esas.

Jungkook no habla más del tema y deja que muera con lo último que dije. Lo siguiente de lo que hablamos fue el protocolo que debían de seguir los policías ahora que ya saben quiénes son los culpables, me dijo que su participación comenzaba a ser mínima, que solo debía de presentar el caso como resuelto ante su padre y del resto se encargaría el juez que tomaría el caso para sentenciarles la cantidad de años que les toca por cada delito dependiendo de lo que dicte la ley.

Horas después, cuando Jungkook había terminado de comer y yo de intentar pegarle por hacerme pagar tanto, caminamos por las calles más comercializadas de Gang-nam para ver ropa y algunas otras cosas. A Jungkook le llamó la atención que en este distrito hubiesen varias tiendas de marcas como Dior, Chanel, Gucci y otras más como si se tratasen de pequeñas cadenas de McDonald's. Verlo farfullar por los precios de oferta había sido totalmente un chiste, para él podía estar muy costosa mientras que para mí era un precio accesible si se contaba que estaba de oferta.

Luego nos fuimos a un parque de Gang-nam en donde se encontraba un monumento de unas manos grandes que se encontraban cruzadas. Este había sido creado con el fin de dar tributo a la canción de Gang-nam Style, de PSY. Jungkook de la nada se había puesto a tararear la canción mientras veíamos otras estatuas que eran del cantante bailando la coreografía. Asimismo, vimos a varios turistas tomarse fotos con estas e imitar los pasos.

—Me parece la canción más estúpida del planeta —comenta Jungkook cuando ya nos estábamos yendo del lugar.

—Es pegadiza la canción. A mí me gusta —le digo—. A Samuel, mi hermano, también le gustaba. Una vez por el cumpleaños de Jeong-se bailó la coreografía como regalo. Al menos le sacó una risa.

Jungkook es escéptico de creerme la historia y me lleva de vuelta al auto para seguir paseando por el distrito. La siguiente parada fue el COEX Mall, aquí me trajo para almorzar, pues las horas se habían pasando volando que no nos habíamos dado cuenta que ya eran las tres de la tarde.

Él se ofreció a pagar esta vez el almuerzo y por eso me llevó a la zona de comidas para pedir algo en alguno de los puestos de comida rápida. Discutimos por unos minutos en lo que comeríamos y terminamos decidiendo que KFC era la mejor opción para los dos. Jungkook estaba con ganas de algo crocante y yo tenía ganas de comer un wrap. Era ganar-ganar.

Mientras que hacíamos la cola para poder pedir la comida, miré a mi alrededor y noté a una pareja joven y casada que estaba disfrutando un buen momento de familia con sus dos mellizos bebés. Los pequeños estaban en una carriola doble y mirando con alegría a sus padres mientras que la mujer les cantaba y el hombre les daba de comer.

Esta escena me hizo recordar a la vez en la que hablé con Jungkook sobre bebés y en donde me llevé una gran desilusión de su parte. No estoy desesperada por quedar embarazada, pero sí es una meta para mí tener a mis bebés.

Miro una última vez a la mujer que había sacado a su bebé de la carriola para abrazarla y besarla antes de que Jungkook tirara levemente de mi mano para que siguiésemos avanzando en la cola.

—Jungkook, ¿tú tendrías bebés conmigo?

—Claro. Vayamos a tu casa y hagamos unos cuántos —responde con ironía—. No hablemos de bebés ahora.

—¿No te ves como padre en un futuro?

—No —dijo de manera tajante—. Siento que sería como mi padre. Qué espanto.

—Tú no eres como tu papá —contesto mientras posó una de mis manos en su hombro—. Estoy segura que serías un gran padre.

—No quiero ser papá, Blake. Al menos no ahora ni dentro de cinco años. —Replica.

—Está bien.

Minutos después, cuando la tensión por hablar de bebés entre Jungkook y yo había desaparecido, ambos escogimos una mesa para comer ahí. Esta estaba a una solas cuantas mesas de la pareja que había visto; de vez en cuando les echaba un ojo para saber lo que estaban haciendo. De esto se dio cuenta Jungkook pero prefirió no preguntar nada.

Ambos continuamos hablando mientras que compartíamos los dos. Poco a poco caímos en cuenta que este día estaba siendo aquella cita que nunca antes habíamos tenido. Se sintió reconfortante para los dos querer escaparnos un poco de la rutina de Jungkook, a él lo veía más relajado y despreocupado.

Tal vez sea por el hecho de que ya no tiene más trabajo como antes o porque yo estoy con él. Sea como sea, yo también me sentía bien estando con él y ayudarlo a distraerse.

«Quiero que este día termine bien» —pensé.

De repente, una idea se me cruzó por la cabeza luego de mi pensamiento. Quería llevar a Jungkook a mi casa para pasar más tiempo con él y hacer lo que debí de haber hecho en París o en las anteriores oportunidades que hemos tenido: besarlo.

Ya me cansé de vivir así de este modo con Jungkook. Mis sentimientos por él están claros ahora, lo quiero, me gusta. Lo quiero como mi novio a pesar de que todavía tengamos muestras diferencias. Pero ya aprendí que no es necesario que él y yo seamos totalmente iguales para estar juntos, basta y sobra con estas muestras de apoyo, cariño y bromas que tenemos entre los dos. Con Jungkook me siento en paz, a veces existen aquellos pequeños terremotos que nos desorientan, pero al final seguimos con ese progreso y evolución de nuestra relación.

Y pues si esta explicación no les basta, pues les daré una explicación más romántica:

Mi corazón late como si se tratase de un motor auto cuando se presiona el acelerador. Ver a Jungkook sonreír conmigo es lo que me provoca pequeños temblores que van desde mi cuello hasta la parte final de mi espalda. La veces en las que me toca con delicadeza son suficientes para que yo me sienta a gusto a su lado, como si estuviese totalmente correcto nunca separarme de él. Y las veces en las que me llama por aquellos apodos cariñosos hace que mi corazón sienta un calor similar al que uno siente cuando está en su hogar; porque Jungkook, en pocas palabras, es mi hogar del cual jamás quiero alejarme.

Quiero sentirlo totalmente mío, que él me sienta como suya a pesar de todo lo que hayamos pasado y de lo que posiblemente nos espere en el futuro. Su amor es inusual pero verdadero, extraño pero único; y lo quiero solo para mí.

—Jungkook —tomo su mano con delicadeza—, te quiero.

—¿Así de la nada?

—No debe de haber obligatoriamente un motivo para decírtelo, solo quiero que lo recuerdes y lo tengas muy en claro.

—Te aseguro que lo tengo un en claro, bebé.

«Bebé» —repito en mi cabeza mientras que siento a mi corazón latir con más fuerza y a mi rostro tratando de no mostrar esa sonrisa nerviosa que quiere salir.

***

Llegada la noche, Jungkook condujo hasta el edificio de mi casa para dejarme. No obstante, nos quedamos hablando un rato más en su auto mientras que me encargaba de hacerle piojitos en su cabello. La única que reía era yo al ver la cara de satisfacción de Jungkook, mientras tanto él estaba más concentrado en mis masajes y en el que no me detuviera.

—Me ha gustado mucho este día —le digo—. Gracias.

—A mí también. Hace mucho que no hacía algo así con nadie.

—Me he dado cuenta —poco a poco mi mano sale de su cabello hasta que se va por su mejilla suave—. Ahora te veo un poco cansado, pero al menos no es del trabajo.

—Es cansado entretenerte.

—¿Y si te lo recompenso?

Jungkook se aleja un poco de mí y repara en mi rostro. De seguro para analizarme y saber cuáles son mis intenciones; pero antes de que él diga algo o lo adivine, me voy acercando poco a poco a su rostro.

—Te quiero —le dije.

—Blake...

—Dime que me quieres también —musito estando a escasos centímetros de sus labios.

Jungkook no dice nada ni se va acercando a mí, la única que lo hace soy yo; pero todo se ve interrumpido cuando mi celular suena dentro de mi bolso.

—Contesta —me dice, alejándose de nuestra cercanía.

Lo miro por unos cuantos segundos intentando entender por qué no me había besado, o al menos se fue acercando como yo lo hice; luego puse mi atención en mí celular. Era Hayoung quien llamaba.

Toco el botón verde y me pongo el celular en la oreja:

—¿Blake?

—Dime Hayoung.

—¿Estás ocupada? —miro a Jungkook y le respondo con una negación—. Oye, ¿recuerdas que te dije que hoy cuidaría de Jihyun? —asiento—. Pues estoy teniendo unos problemas. ¿Podrías venir?

—¿Ahora?

—No, tal vez mañana para ver a Jihyun colgado en la pared con un cuchillo en su cuello —responde de manera grosera—. Estoy a nada de cometer homicidio, Blake. He hecho de todo para callar a Jihyun pero no da resultado.

—No lo escucho llorar —digo.

—Le he puesto cinta en la boca y lo encerré en su cuarto. Ven rápido.

Y sin que me diera tiempo a responder, Hayoung había colgado la llamada. Regreso a mirar a Jungkook y este se estaba riendo por lo bajo, ignoro totalmente aquello y le pido que me lleve a la casa de mis padres.

Me acomodo mejor en el asiento del copiloto y espero a que lleguemos lo antes posible al departamento de mis padres. Miro por la ventana las luces de las calles encendidas mientras que me voy preguntando porqué Jungkook y yo no logramos hacer lo que quería.

—¿Me quieres? —lo escucho decir.

—Sí.

—Yo igual te quiero —Jungkook toma mi mano el resto del camino.

Minutos después llegamos y Jungkook se quedó conmigo a averiguar cuál era el problema de Hayoung, o al menos eso pensaba él porque yo sabía que me quedaría a cuidar a Jihyun y a Hayoung.

Cuando llegamos a la puerta del departamento, esta estaba media abierta. Solo tuve que empujarla para ingresar y ver a Hayoung salir de la cocina con un cuchillo.

—Bájalo —le digo.

—Calma a ese fenómeno —señala el cuarto de Jihyun con el utensilio—. Hola, Jeon.

—Increíble que hayamos llegado segundos antes a la escena del crímen.

Hayoung se ríe y deja el cuchillo en la mesa para llevarme a mí a la habitación de Jihyun. Entrando, puedo ver a Jihyun sentado en el suelo con la cara totalmente roja y con sus ojos hinchados; inmediatamente me acerco a él y le voy quitando poco a poco la cinta de su boca para que no le doliera. Para colmo que Hayoung le había puesto de esa cinta industrial.

Jihyun se vuelve insoportable cuando le voy quitando la cinta, por ello, lo tomo entre mis brazos y lo llevo a la sala para seguir con lo de antes. Jungkook se acerca curioso a ver a Jihyun, esto hace que se siente a mi lado y vea en silencio cómo trato de solucionar lo que Hayoung provocó.

Casi al instante, Jungkook me va ayudando con la cinta hasta que finalmente lo logramos. Entre los llantos más sonoros de Jihyun, logro escuchar el suspiro de alivio de Hayoung. Ella ahora me iba a escuchar.

—¿Cómo pudiste taparle la boca? —digo escueta.

—¡Era mi única solución!

—¡Habían otras formas! —me levanto del mueble para cargar a Jihyun y pasearlo por toda la sala hasta que se calmara; pero más parecía empeorar—. Debe de tener hambre. ¿Le diste de comer?

—No ha querido —contesta Hayoung.

—Esto es el colmo —digo entre diente. Dejo a Jihyun con Jungkook mientras que yo me llevo a Hayoung a la cocina.

Ella me muestra dónde guardó la papilla de Jihyun y me percaté que esta había adquirido un olor rancio por haberla dejado afuera de la refrigeradora. Mientras que voy sacando unas manzanas de la nevera y plátano, me aseguro de regañar a Hayoung por no saber cuidar a nuestro hermano. Ella también comienza a llevarme la contraria mientras que se encarga de preparar la leche de Jihyun.

Antes de que cortara las manzanas, me di cuenta que estas se habían podrido. Miro el refrigerador y me doy cuenta que estaba conectado al enchufe, pero este no estaba funcionando bien. Jeong-se debió de haber hecho algo para malograr lo.

Me dirijo otra vez a la sala para buscar mi celular y comprar por aplicativo compotas para bebés; pero me detengo cuando veo a Jihyun dormido en las piernas de Jungkook y este acariciando las pequeñas manos del bebé.

Me acerco a ellos y me siento a su lado para ver a Jihyun tranquilo. Se despertó ni bien sintió que alguien lo movió, pero no lloró, solo frunció su ceño y fijó su mirada en Jungkook.

—Creo que has conectado muy bien con Jihyun. Fuiste su salvación —le susurro a Jungkook en su oreja para luego pasar a besar su mejilla.

Jungkook no me dice nada, solo sonríe un poco mientras mira a Jihyun. Ambos se han entendido muy bien en cuestión de segundos.

******
¿Qué les pareció este capítulo?

Solo diré perdón por si hay errores. Quise sacar este capítulo cuanto antes :]


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