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C u a r e n t a y c u a t r o

¿Terrorismo? ¿Venganza? ¿Vienen por ti?

******

Las dos últimas semanas que han pasado se resumen en estudiar por la noche para mis exámenes finales, luego visitar un rato a Jungkook en el hospital y regresar a la casa de mis padres. Mi departamento dejó de ser seguro desde lo ocurrido y lo mejor para mí era buscarme un nuevo departamento o esperar a que coloquen una nueva puerta en esta; pero por el momento me siento mucho mejor conviviendo con mis padres y con Hayoung. Creo que de todo esto ella es la más feliz, porque no deja de hacerme preguntas con respecto al caso de Sunhee y las otras muertes que desencadenó; además, Hayoung se ha vuelto cercana a Jungkook desde que me acompaña a visitarlo.

Lo único que no me gusta de vivir con ellos son los llantos de Jihyun en medio de la noche, tiempo que yo utilizaba para estudiar.

Lo bueno es que hoy iba a dar mi último examen final antes de salir de vacaciones. No obstante, antes de dirigirme a la universidad, me voy con Namjoon —quien últimamente está haciendo de mi chófer por órdenes de Jungkook— al hospital para visitar a Jeon; y también para que ya me saquen las suturas de las rodillas.

Ambos entramos a la nueva habitación de Jungkook, ya que ya lo sacaron de cuidados intensivos, y lo encontramos comiendo mientras mira la televisión. Su atención pasa del aparato a nosotros y sonríe de lado sin mostrar los dientes cuando me ve acercándome para darle un beso en la frente.

—¿Ya estás lista para tu examen, nena? —Asiento emocionada.

—Sí, pero antes quería pasar a visitarte y saber cómo te sientes.

—Estoy bien. Me dijeron que tal vez esta semana sea mi última semana en el hospital —Jungkook pasa su brazos derecho alrededor de mi cintura y regresa a mirar a Namjoon—. ¿Y cómo va Arin con la investigación?

Otra cosa que ha sucedido en estas dos semanas es que, luego del ataque a Gangnam y el haberle dicho a Jungkook sobre lo que me quiso hacer Juheon, las investigaciones y persecuciones hacia el equipo de básquet luego de que hayan atrapado al entrenador como uno de los principios líderes de toda esa banda criminal. Lo arrestaron junto a Samuel y ahora ellos están en prisión preventiva esperando su juicio; se suponía que el juicio de Samuel se iba a llevar hace dos semanas, pero los fiscales al enterarse de lo sucedido, aplazaron el tiempo hasta que uno de ellos confiese todo. Asimismo, la agente Arin me citó la semana pasada, luego de haber dado mi primer examen final, a la estación de policías para dar mi testimonio en contra de Juheon debido a que Namjoon y Jungkook se encargaron de comunicarle ese detalle; ahora Juheon está siendo buscado por toda la ciudad hasta con recompensa.

Muchas cosas han sucedido en tan poco tiempo, pero parece que ya todos estamos llegando al final de este embrollo. Yo era la más entusiasmada de todos porque sentía que finalmente iba a volver a retomar mi vida de antes sin tener miedo de que algún asesino pueda asecharme; y también porque eso significaba que Jungkook iba a tener bastante tiempo libre para estar conmigo. Solo deseaba que el caso se cerrara en esta semana y así pasar todo mi mes de vacaciones con Jungkook.

—Todavía no hemos encontrado a Juheon —dice Namjoon—. Sus padres no saben nada de él luego de que la noticia sobre el entrenador Han-sung salió en televisión.

—¿Y sobre Min Yoongi? —Namjoon vuelve a negar—. Ellos deben de estar juntos.

—Hacemos todo lo posible para encontrarlos.

—¿Y si Juheon se encuentra en Daejeon? —Tercio en su conversación—. Él nunca supo que Jungkook y yo estuvimos ahí y que conocemos al señor que le vendió el veneno, o bueno, los venenos... ¿Y si cuándo murió Taehyung, fue Juheon quién quiso matar a Jungkook?

Jungkook y Namjoon regresan a mirarse como si estuviesen pensando seriamente en lo que he dicho y en la veracidad que puede tener. Hay un porcentaje de que esto no esté relacionado a lo que pasó con Taehyung, porque lo suyo todavía sigue siendo un misterio sin resolver; pero hay otro porcentaje que marca esa probabilidad de que exista una relación entre los venenos comprados por Juheon y Yoongi y la muerte de Taehyung. Tal vez se escabulleron en el departamento de homicidios con intenciones de matar a Jungkook y así hacer que la investigación se cerrara.

—Cuando Taehyung murió, ¿en qué parte estaba la investigación? —le pregunta Namjoon a Jungkook con una ceja alzada y sus manos en su cadera.

—Juheon había dicho el nombre de Yeon-woo cuando le pregunté sobre los homicidios en el hotel —responde él—. Luego empezamos con la investigación del paradero de Yoongi.

Namjoon se queda en silencio unos segundos hasta que ladea su cabeza de un lado a otro.

—Esto es coincidencia, necesitamos investigar más antes de...

—Nada es una coincidencia —replica Jungkook—. Estamos llegando al final de este caso y de los otros. Hay que trabajar con los culpables que tenemos ahora.

—¿Y qué pasa si la muerte de Taehyung no pinta nada aquí? —Pregunta Namjoon.

—Entonces solo quedará como un misterio su muerte. —Dice que Jungkook—. Lo más importante es encontrar a Juheon, encerrarlo y hacer que confiese todos sus crímenes al igual que el resto de su equipo de básquet.

Jungkook comenzó a alterarse mientras que hablaba, por lo que lo primero que hice fue detenerlo y pedirle que se calmara. Namjoon también notó ese estado de ánimo en él y declaró que lo más sensato es que no se vuelva a hablar de este tema hasta que Jungkook se encuentre mejor y fuera de este hospital; obviamente el susodicho no estuvo de acuerdo con lo antes dicho, pero tampoco tiene derecho a oponerse sabiendo que esto se hace para su bien.

Minutos después, Namjoon me dejó seguir hablando con Jungkook mientras que él esperaba afuera de la habitación. Jeon se distrajo acariciando mis manos mientras que seguía contándome cómo es que lo estaban tratando en el hospital y lo mucho que ahora aprecia las comidas que antes le hacía y se las mandaba a su oficina, yo solo me reía de lo que él me contaba hasta que llegó el momento de irme.

Jungkook me deseó suerte para mi exámen y dejó que me fuera.

Namjoon y yo caminamos hasta salida del hospital con dirección a su auto, en eso, nos cruzamos con el señor Jeon en la entrada del centro. Traía una caja de chocolates y un simple ramo de flores de margaritas. Esta era la primera vez que veía al padre de Jungkook pisando el hospital para, supongo yo, verlo; y de eso estoy segura porque Jungkook me ha contado que hasta este momento no había recibido ni una llamada o mensaje de su padre.

Namjoon fue cortés al saludarlo y seguir conmigo hasta su auto. La molestía que sentía por ese señor era inmensa que ni siquiera podría mostrarle respeto por todo el daño que le causa a Jungkook.

—No saludar a tu suegro es de mala educación —se burla Namjoon cuando ya nos encontramos dentro del auto.

Sonrío de lado y niego con la cabeza antes de reparar en el rostro del castaño.

—Cuando ese hombre sea bueno con su hijo, lo trataré con toda la educación posible. Por el momento no es nadie.

Namjoon suelta su risa y enciende el auto para ponerlo en marcha.

***

En toda mi vida jamás pensé tener a tantos agentes policiales y a una agente de la NIS reunidos en mi casa para hablar sobre cosas que jamás creí que estaría involucrada. Namjoon, Joo-kyun, Seokjin, Arin y Jungkook estaban hablando debatiendo de lo que deberían de hacer ahora que tienen como pista sólida a Juheon y su paradero; también tenían al entrenador que poco a poco iba cediendo a aportar algo en la investigación. La persona que estaba más feliz con este asunto era Jungkook, ya que tuvo que pasar casi medio año para que todo se fuera esclareciendo en el caso de Sun-hee.

Lo que voy entendiendo de lo que están hablando es que el entrenador estaba pasando por un mal momento junto al equipo, ya que habían muy pocos partidos los que habían ganado en la temporada de La Copa Rector. Por ello, empezó a tratar mal a los chicos hasta que ellos mismos le dieran una solución al problema; Samuel fue el que dijo que se debía de hacer un ritual a un demonio para que los ayudara, pero a cambio debían de darle un sacrificio; y creo que por eso habían matado a Sun-hee y a las demás personas. Sin embargo, este relato, Jungkook y Arin lo vieron poco creíble y muy tonto, porque, para ellos, el entrenador solo había dicho esa declaración delirando bastante por el hecho de encontrarse desesperado y con ganas de salir de la prisión que le esperaba.

Entonces Arin mencionó que esto ella lo veía como un ataque terrorista. No obstante, Jungkook interfirió y le explicó, casi gritando, que esto no era terrorismo; pues esto solo estaba afectando de manera personal y no nacional. Por otro lado, Arin me recordó lo que pasó en Gang-nam y eso dejó en duda a todos menos a Jungkook, quien seguía defendiendo su postura sobre que los chicos del equipo de básquet no estaban desatando un terrorismo.

Minutos después, cuando ya ninguno estaba dando su opinión con respecto a lo que creían que estaba pasando con este caso, Jungkook se levantó de su asiento y caminó de un lado a otro para pensar en muy bien aquella hipótesis que sabía que estaba rondando por su cabeza. Luego, me tomó de la mano para llamar mi atención antes de reparar en sus compañeros.

—Ahora ellos están asustados —dice Jungkook—. Saben que su juego se les está acabando. Ustedes no lo han visto, pero ellos han tratado de asustarnos para que declinemos y demos por cerrado el caso.

Todos los presentes, incluyéndome, fruncimos nuestro ceño cuando terminamos de escuchar a Jungkook decir aquello. ¿Cómo es eso de que solo los han querido asustar? Es casi imposible.

—Taehyung murió gracias a ellos —dice Jungkook. Namjoon cierra sus ojos antes de tallarlos, Seokjin sigue con el mismo semblante confuso, Arin parece haberse perdido en la conversación y Joo-kyun ha comenzado a mover su pie derecho sobre el piso—. Ustedes pueden creer que esto no tiene nada que ver con nuestro trabajo, ya que al final el caso de Taehyung se cerró; pero todo parece encajar.

—Jungkook, basta... —le dice Namjoon.

—Es extraño que él haya muerto en mi oficina. Ellos estaban tratando de acabar conmigo —Jungkook agarra un poco más fuerte mi mano mientras sigue con su explicación—. Luego pasó lo de Blake cuando se enteraron que ambos somos cercanos. Desde que llegué a mi viaje a París, todo este movimiento de ellos empezó. ¿De verdad me dirán que lo ven como una simple coincidencia?

Ninguno de los cinco le contesto, ya que prefirieron ver a qué quería llegar Jungkook en realidad; aunque el punto era bastante claro.

O eso es lo que yo creía.

—Tampoco olvidemos cómo han querido jugar con nosotros y nuestra paciencia con respecto a los casos que han ocurrido luego que el de Sun-hee.

Los chicos se quedan en silencio mientras ven a Jungkook tomar asiento a mi costado y rodear mi cintura con su brazo izquierdo.

—¿Y qué se supone que debemos de hacer? —Replica Seokjin.

—Encontrar a Juheon de una vez por todas antes de que intente atacar a Blake otra vez.

—¿A mí? —Pregunto sorprendida, pero no en el buen sentido.

—Ellos no van a detenerse hasta que acaben contigo, nena —me explica—. Saben que estás conmigo; y si saben que no pueden conmigo, tratarán de hacerlo con las personas que son importantes en mi vida. Como tú y los chicos.

—Puede que tengas razón —dice Joo-kyun—. Ellos trataron de matarte, o solo quisieron herirte para que no llegaras a por Blake.

Me hundí sobre mi lugar al tener esa incertidumbre de que otra vez pueda pasar por lo mismo. Jungkook se dio cuenta de mi comportamiento, me miró unos segundos antes de acercarse más a mí y apresarme entre sus brazos mientras que mirábamos a los que estaban a nuestro alrededor hablar sobre lo que harían hasta que la policía portuaria de Daejeon de encargue de encontrar a Juheon. Ahora más que nunca la situación se volvía seria, y si no acababan con ella de inmediato, tal vez sea muy tarde para ellos al tener que lidiar con la búsqueda de un fugitivo por todo el país; así como Yoongi.

Cuando el reloj marcó las seis, los chicos ya se estaban yendo de mi casa para dejarme a solas con Jungkook. Él estaba cansado y se le notaba en su rostro, no obstante, yo le había dicho que regresar a trabajar luego de salir del hospital hace poco iba a ser mala idea; sin embargo, Jungkook no me hizo caso como el mismo hombre terco y necio que es.

—Si quieres, puedes ir a la cama —le digo mientras que me dirijo a la cocina—. Puedo prepararte una infusión y llevarte tus pastillas.

—Creo que estoy bien así. La herida todavía me duele, pero es tolerable —me dice, caminando a pasos lentos, ladeando su cabeza—. Y sí, sí quiero una infusión.

Asiento mientras siento a Jungkook detrás de mí. Me siguió hasta la cocina en donde se apoyó en uno de los extremos de la isla con sus brazos cruzados. No nos decíamos absolutamente nada durante el proceso de la preparación de esa infusión que le ofrecí; pero, de vez en cuando, coincidíamos en anclar nuestra mirada con el otro, lo cual provocaba que en mí aparecieran sentimientos de demasiado intensos hacia Jungkook. Jamás había sido capaz de darme un momento para admirar los ojos de Jungkook, mismos que ahora mostraban inocencia al saber que él no está pensando en absolutamente nada y solo está ido por la vía láctea; es como si estuviese poseída por una vorágine de admiración, amor y pasión hacía él.

De un momento a otro Jungkook suelta una sonrisa se lado y sus orbes comienzan a moverse fijándose solamente en mí. Jungkook tenía una de sus manos puestas en mi cintura mientras que yo tenía mi mano izquierda detrás de su cuello. No recuerdo en qué momento fue que avancé hasta donde estaba él.

—¿Te sientes bien?

Asiento tímidamente. Jungkook me muestra una sonrisa más amplia antes de que su otra mano esté al otro costado de mi cintura.

—¿Y por qué me mirabas así? —pregunta—. Tenías tu boca un poco abierta y no dejabas de parpadear lento... ¿Tanto te gusto?

—Por favor, cállate —bufo, intentando ocultar la verdad; pero, ¿qué puedo hacer? Estoy hablando con el agente Jeon.

—Vamos, dime lo que pensabas.

Vuelco mis ojos hacia otro lado para mostrarme apática ante esa actitud que está tomando Jungkook. Pero sé que en cualquier momento iba a caer debido a que no soy una persona tan fuerte como quiero aparentar; y eso él lo sabe.

Así que mi momento de dar mi brazo a torcer llegó cuando Jungkook comenzó a dejar castos besos en mi mejilla derecha. Su respiración chocaba contra mi piel mientras que sus manos acariciaban mi cintura de arriba hacia abajo. Siguió haciendo esto hasta que uno de sus besos se escuchó más antes de soltar una risa ronca cerca de mi oreja.

—Dime lo que pensabas —susurró—. ¿Era algo tierno? —Ahora siento su mejilla dibujar garabatos en mi mejilla. Estoy a nada de perder—. ¿O era algo sucio, bebé? —Jungkook volvió a susurrar cerca de mi oreja para luego mordisquear mi lóbulo.

—Me voy.

Intento separarme de Jungkook e irme por otro lado para calmarme; pero él no me lo permite y me apresa entre sus brazos.

—Dime por qué estabas así y te dejo ir.

Reparo en su rostro, el cuál tiene esa sonrisa engreída que hace nada más que enojarme más. Sus cejas estaban levantadas mientras sus ojos, los causantes de todo esto, estaban medio abiertos.

—Estaba pensando lo lindo que son tus ojos —musito por lo bajo y sin separar mis dientes.

—¿Qué dijiste? —Jungkook frunce su ceño.

—Que me gustan tus ojos —vuelvo a decirlo de la misma manera.

—No te escucho...

—¡Que me gustan tus ojos! —Exclamo un poco molesta y avergonzada. Jungkook abre su boca y al igual que sus ojos; pero luego comienza a aparecer una sonrisa que no quería ver porque sabía que podía ser un gesto de burla hacia mí—. Ya, no te rías. Ahora suéltame.

Inmediatamente me doy cuenta que Jungkook no tiene pensado soltarme ahora mismo, ya que sus brazos hacen más fuerza sobre mí mientras que su rostro se va acercando a mi cuello. A veces extrañaba cómo era Jungkook antes, me refiero en el hecho de que era menos afectivo con el contacto físico, porque se supone que esa era mi tarea y él solo era un témpano de hielo que solo es receptivo a mis muestras de afecto; ahora parece que los roles han cambiado y no me gusta.

Poco después, cuando a Jungkook ya le había aburrido molestarme, le entregué su infusión para que se lo tomara mientras que yo iba a mi habitación para cambiar las sábanas de mi cama. Desde que Jungkook no se iba de mi casa es porque se quedaría a dormir aquí, así que esto ya se ha vuelto una rutina desde que hemos decidido intentar ser algo.

Desde hace unos días he estado pensando en algún día de estos besar a Jungkook, porque ahora sí me siento segura de lo que siento por él. Ya no es una simple confusión de antes que surgió por haber estado solo una noche con él, ahora todo era mejor en cierto modo; las discusiones ya no eran como antes, nuestro trato hacia el otro ha mejorado y Jungkook parece que se está soltando cada vez más con el tema de demostrarme su cariño —aunque algunas veces puede ser bastante asfixiante—. Realmente quiero estar con él y no quiero perder más tiempo; y peor aún que parece que estoy bajo amenaza de muerte.

Jungkook llega a la habitación cuando casi estoy terminando de arreglar la cama. Él se queda a un costado mirando la pantalla de su celular y tecleando algunas cosas antes de apagarlo y dirigirse a mí con su semblante serio.

—Blake, ven un momento —me dice.

Suelto la sucia funda de la almohada y la dejo en el piso mientras que me llevo la nueva funda conmigo. Jungkook hace que me siente al raz de la cama, justo a su costado.

Jungkook aprovecha en tomar mi mano izquierda entre las suyas y acariciarla al sentirla un poco fría.

—Dime.

—¿Cómo te sientes? —Pregunta, así como así.

—¿Cómo me siento? —Jungkook asiente sin soltarme la mano—. ¿A qué te refieres?

—A todo lo que está sucediendo. Desde que Juheon entró a tu casa.

Mis facciones se relajan cuando escucho las palabras de Jungkook. Era la primera vez después de todo lo que pasó en el que realmente podría expresarme como realmente quería, porque para mí no era suficiente decir unas cuantas palabras que resumían y omitían algunas cosas que me he estado guardando para mí.

Las noches se habían vuelto un poco tenebrosas para mí sin lugar a duda. Me daba miedo escuchar pasar un auto por la madrugada cerca del edificio, o tan solo escuchar las pisadas de mis vecinos durante todo el día.

—Voy a volverme paranoica —le digo, soltando una suspiro de por medio—. Hay muchas cosas que antes podían ser normales para mí o irrelevantes; pero ahora todo me asusta. No me gusta que pasen carros por al madrugada, no me gusta escuchar pasos, no me gusta salir a la calle a caminar porque siento que tengo a alguien detrás de mí. A veces escucho voces que dicen mi nombre y últimamente no me ha gustado estar sola en casa, con el silencio en el ambiente; necesito hacer ruido, moverme de un lado a otro para mí pensar pero... Simplemente no puedo calmarme.

Jungkook no dice nada, solo me escucha atento para saber si ya había terminado; pero solo había sido el comienzo.

—Y ahora que les has dicho a los chicos sobre que Juheon está tratando de acabar conmigo porque sabe que yo estoy contigo, no me deja más tranquila. —Mi ceño se frunce poco a poco a la misma vez que mi tono de voz cambia—. Jungkook, ya salí viva, y con suerte, de un ataque hace poco; ¿cómo quieres que sobreviva a otros si ya sé que mi vida peligra? —Jungkook curvea su labio inferior hacia un lado antes de mirarme y seguir en silencio. Yo también lo hago pero no por mucho—. No te lo dije porque estabas en el hospital, pero en serio yo esperaba a que vinieras por mí y que me rescataras como las otras veces; pero no lo hiciste porque ellos te lastimaron. ¿Y si para la siguiente los dos terminamos muertos? Yo no quiero pasar el resto de estos días con miedo a salir, Jungkook; porque esta no es la vida que me merezco y lo sabes. No nos merecemos esto.

Jungkook asiente luego de asegurarse de que yo ya he acabado de hablar. Lo siguiente que hace es acercarse más a mí y pasar su brazo derecho sobre mis hombros. Mi cabeza descansa en su hombro a la vez en la que él soba mi brazo para calmarme.

—Voy a acabar con esto cuanto antes para que ambos estemos seguros —dice como si me estuviese haciendo una promesa—. Luego de ello, celebraremos nuestros cumpleaños, ¿sí?

De tanto drama que estaba viviendo últimamente, había olvidado que, esta semana que viene, sería el cumpleaños de Jungkook y el mío.

Reparo en su mirada, le muestro una sonrisa de lado mientras que veo como sus ojos vuelven a brillar como antes. Las ganas de besarlo aparecen de repente en mí; pero me abstengo y solo lo abrazo para sentirme un poco más protegida.

—¿Qué es lo que quieres por tu cumpleaños? —le pregunto.

—Tal vez una cita contigo —dice de forma descarada. No puedo evitarlo y comienzo a reírme, Jungkook no comprende por qué lo hago pero de igual modo se une.

—¿Y qué haremos por mi cumpleaños entonces?

—Tener otra cita. De esa me encargo yo.

—¿Debería de preocuparme? —Inquiero burlona.

Cualquiera cosa que Jungkook quisiera hacerme por mi cumpleaños, estaría...

—No. Te llevaré a comer y entrenarás conmigo boxeo.

«bien», completo en mi cabeza.

—No me gusta mucho las artes marciales.

—El boxeo no es un arte marcial como tal, solo es una mezcla de ella —me corrige—. Además, yo sé que por mi cumpleaños harás que nos tomemos fotos para que tú las subas a tus redes. Preciosa, ya te conozco.

—Pero tú quieres hacerme boxear —replico—. ¡Es más, tú todavía no puedes ejercitarte!

Jungkook cambia inmediatamente el agarre que tenía sobre mí y ahora me encuentro entre sus brazos, ya que me ha cargado como si fuese una princesa —muy cliché esta descripción— que está mal de su tobillo, él rodea mi cama para luego tirarme al colchón y hacer que todo mi cuerpo salte.

—¡¿Qué te pasa?! —Exclamo riendo.

Jungkook no responde nada y solo se va desabotonando esa camisa blanca de manga corta que trae puesta. La piel de su pecho va apareciendo cada vez más hasta que solo queda un botón por desabotonar. Asimismo, se sube a la cama y arrastra sus rodillas por el colchón hasta que mis piernas quedan en medio de las suyas.

Para rematar todo este momento, Jungkook apoya sus manos a los costados de mi cabeza y va acercando lentamente su rostro hasta el mío.

Mis manos se hacen puño sobre las sábanas de la cama y cierro mis ojos como si no quisiera mirar a Jungkook y lo próximo que haría.

—Hay más formas de ejercitar el cuerpo —susurra—, podríamos llegar a la segunda base otra vez. Pero como va a ser tu cumpleaños, escoge: la segunda base o el entrenamiento de boxeo.

—Boxeo —titubeo.

—Está bien.

Y como si nada hubiese pasado aquí, Jungkook se levanta de mi cama para desabotonarse el último botón de su camisa y dirigirse a mi baño. Por mi parte, me siento en la cama para pensar en lo que acababa de pasar; y llegué a dos conclusiones:

La primera, no debo de jugar con Jungkook; y la segunda, me siento sexualmente frustrada. Eso me había acelerado.

*****

Al fin otro capítulo 🙃

Sorry por demorar, pero ajá, chica universitaria responsable (destrozada por parciales)

Solo les diré que el siguiente capítulo será el capítulo final de este libro 🥺
MENTIRIS, todavía falta para eso jeje
Pero sí les recomiendo que no se lo pierdan :D


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