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C u a r e n t a

—Y este es para Joo-kyun —le extiendo dos bolsas a la mencionada, una de color blanco y otra de color negro—. Espero te gusten.

Me encontraba en el departamento de homicidio junto a Jungkook para entregarle los regalos que les habíamos traído —o, mejor dicho, yo les había traído— a los chicos. Todos comenzaron a mirar sus presentes y su boca, metafóricamente, cayó hasta el suelo luego de ver lo que les compré; a Seokjin le traje una gabardina color negro de Chanel; a Namjoon, una camisa blanca también Chanel y un bolso de mano de la misma marca; y a Joo-kyun le regalé dos bolsos pequeños, uno de Chanel y otro de Gucci. Creo que era lo menos que podía hacer por ellos luego de tanto tiempo que he pasado junto con ellos.

Los tres parecían unos niños luego de la medianoche en navidad, disfrutando de sus regalos y alardeándose entre ellos quién había obtenido el mejor regalo. Sonrió satisfecha por la reacción que tuvieron y regreso a mirar a Jungkook más que contenta; él lo nota y pasa su brazo izquierdo a mi cintura para juntarme más a donde se encontraba sentado.

Dejo un casto beso en la coronilla de su cabeza para luego ver cómo el también deja un beso en el dorso de mi mano. Después de nuestra conversación en París, las cosas cambiaron entre nosotros para bien y ya comenzábamos a tener más contacto físico que antes. Asimismo, Jungkook había pasado de llamarme Blake o Barbie a Nena o Princesita, este último solo lo hacía cuando quería sonar sarcástico en medio de nuestras conversaciones.

Debido a nuestros acercamientos en París, y frente a mucha gente, hemos sido fotografiados por revistas digitales de París que parecen que han quedado más que encantados por la belleza y masculinidad que transmite Jungkook junto a mi seguridad, glamour y belleza. Ahora existen fotografías de nosotros paseando por su ciudad mientras vamos tomados de las manos.

Y eso fue realmente lindo.

Pero también tengo esa incertidumbre que me hace pensar que Yoongi en algún momento verá esas fotos. Él ya no podrá estar aquí conmigo, y yo pueda que ya no lo quiera de la misma forma que antes; pero nunca le hemos dado un final a nuestra relación, y de cierto modo parece que le estoy siendo infiel.

Mi cabeza deja de dar vueltas a esa idea que todavía sigue siendo confusa para mí y me concentro en la pregunta que Joo-kyun me está haciendo:

—¿Y ustedes cómo lo pasaron por París? —inquiere—. Hemos visto algunas fotos de ustedes por Internet.

—Me he sentido muy bien con este viaje —les contesto—. La gala fue magnífica. Conocí a muchas celebridades y pude divertirme bastante con ellos.

—¿Y tú, Jungkook? —Pregunta Namjoon—. ¿Te gustó París?

Jungkook, al ser un hombre de pocas palabras, sólo respondió a la pregunta de Namjoon con un leve asentimiento de cabeza.

—¡Pero hombre, cuéntanos más! —insiste Seokjin.

—Salí con Blake todas las noches, fuimos a cenar y luego regresamos al hotel para dormir —dice—. ¿Qué más quieren que les diga?

—¡Ahw! —suelta Joo-kyun enternecida—. Es muy lindo saber que ahora sí es oficial lo suyo.

—No es oficial —responde Jungkook.

—¿Ah no?

Ambos negamos con la cabeza; Jungkook estaba tranquilo mientras que yo me sentía un poquito incómoda por la situación.

Tal vez el viaje era el momento indicado para besar a Jungkook, pero no lo hice. Culpa mía.

—Pero me regaló este collar —les señalé la joya que llevaba colgada en el cuello. La primera que se acercó en verlo fue Joo-kyun—. Fue una sorpresa de él.

—Jungkook está perdido entonces —musita Namjoon. Saca su billetera del bolsillo de su pantalón y le da unos billetes a Seokjin—. Ganaste.

Jungkook los miró extrañados antes de reparar en mí y jalarme para que me sentara en su regazo. Todos al ver este acto se quedaron sorprendidos, incluyéndome, y decidieron que lo mejor será que ellos se fueran para darnos un poco de privacidad.

Cuando la puerta se cerró, Jungkook pasó sus manos por mis brazos, provocando así una sensación electrizante por mi piel. Luego, comenzó a dejar pequeños besos en estos hasta dirigir sus labios por mis clavículas e ir subiendo hasta por mi cuello.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto divertida.

—Quería hacer esto, pero no enfrente a ellos. —Dijo con su voz un poco más ronca que lo habitual—. Necesitamos tener nuestro propio espacio para los dos, ¿no crees?

—¿Y crees que es bueno tomarlo en tu oficina? —Jungkook encoge los hombros sin darle importancia.

Paso una de mis manos atrás de su nuca para acariciar su cabello. Veo como a Jungkook le empieza a gustar este toque, puesto que no deja deja de inclinar su cabeza hacia atrás para recibir un poco más. Era como uno de esos cachorros que les gusta la atención de su dueño. Sonrío de lado al verlo tan receptivo a este momento a solas; luego, mi otra mano comienza a quitar los mechones de cabello que estaban sobre su frente mientras que Jungkook aferra un poco más su agarra alrededor de mi cintura y una de sus manos comienza a subir por mi espalda hasta llegar a la parte que estaba desnuda.

Su tacto contra mi piel se sentía cálido, al igual que nuestros suspiros chocando con la piel del otro.

—Te quiero —le digo en medio de una sonrisa.

Él no me responde nada, pues estaba más al pendiente de seguirme acariciando. Aquella mano que estaba sobre mi espalda comienza a hacer presión para que mi torso se acercara mucho más a Jungkook de tal modo que hasta nuestros rostros se encuentran muy cerca.

Jungkook toma esta cercanía para cerrar sus ojos y contornear unas partes de mi cara con su nariz. La sensación se sentía bastante cómoda y cálida, no me molestaba para nada que Jungkook se comportara de esa manera conmigo. Su nariz siguió pasando por los bordes de mis labios para delinearlos antes de dejar un casto beso en mi barbilla; su respiración chocaba contra mis belfos de tal modo que me causaba como una especie de cosquilleo y necesidad el poder acortar ese espacio que todavía estábamos manteniendo.

Era como si Jungkook me estuviese incitando a besarlo.

Y por supuesto que lo haría. Ambos lo necesitábamos.

—Blake... —el suspiro que soltó Jungkook sonó necesitado. Sus manos fueron hasta mi espalda baja para luego quedar a los costados de mi cintura.

—¿Sabes algo? —mi mirada conectó con la de Jungkook, él alzó sus cejas como señal para que continuara hablando.

¿Pero cómo le explicaba que ahora más que nunca necesitaba sentirlo, necesitaba besar?

Nuestros labios estaban a nada de rozarse con los suyos, mis dedos tocaban el cabello de su nuca. Jungkook hace tiempo que no se corta el cabello, lo cual hace que ahora lo tenga un poco largo y yo pueda tocarlo para enroscar las puntas de su cabello alrededor de mi dedo.

Guié la cabeza de Jungkook por mi cuello para que esos besos que estaba queriendo darme se depositaran justo en ese lugar mientras que yo me iba acomodando mejor en su regazo. Mis piernas quedaron a los costados de las suyas, comencé a mover mis caderas involuntariamente mientras que ejercía un poco de presión sobre Jungkook. Él comprendió lo que había provocado en mí con sus muestras de cariño y su "espacio para los dos", por ello pasó sus manos por mis muslos para apretarlos y luego enrollar uno de sus brazos alrededor de mi cadera.

La tensión entre los dos se sentía al máximo. En cualquier momento esto podría subir su intensidad.

Sin embargo, así como esta tensión subió así de la nada, se vio interrumpida y acabó cuando mi celular sonó.

Jungkook soltó un suspiró antes de separarse de mí y dejarme ir a buscar lo celular en mi bolso. Bajé de su regazo y fui al mueble de cuero para abrir mi bolso y sacar aquello que estaba sonando. Era una llamada de Jaesang.

Mientras que Jungkook trabajaba aquí en su oficina y sus visitas a mi casa era menos recurrentes, una vez llegué a hablar con Jaesang para saber cómo se encontraba y si sabía dónde podría estar Yoongi. Esta conversación surgió luego de que Jungkook y yo llegáramos de nuestro viaje de Daejeon, fue a los días de haber regresado. Luego de aquella vez, comenzamos a conversar de vez en cuando para seguir manteniéndonos al tanto de lo que sucedía con respecto al paradero de Yoongi y de cómo iba el caso de Sunhee; obviamente Jaesang no tiene mucha información sobre este asunto más que lo necesario, por ejemplo que la policía está siguiendo las pisadas de la banda criminal que la ha asesinado pero nunca le dije que se sospechaba del equipo de básquet.

Aunque creo que Jaesang ya se está dando cuenta por sí solo desde que hace unos días me preguntó si sabía algo de Park Samuel. El tipo que ahora está en prisión preventiva hasta el día de su juicio, el cual sería el siguiente fin de semana.

Contesto la llamada de Jaesang, ya sabiendo lo que me dirá. Antes de irnos de París, justo cuando me encontraba en el aeropuerto con Jungkook, Jaesang me envió un mensaje pidiéndome que nos veamos el lunes, es decir, hoy.

—Ya me encuentro en la cafetería que me dijiste —me dice—. ¿Cuánto vas a demorar?

—Estaré dentro de 10 minutos. Espérame.

Jaesang acepta y cuelga la llamada.

—¿Te vas a ver con alguien? —pregunta Jungkook.

—Con Hayoung —miento.

Si Jungkook llegaba a enterarse sobre que he estado hablando con Jaesang con respecto al caso de Sunhee, tal vez comenzaría a hacerme miles de preguntas para saber hasta dónde y cuánto sabe el chico sobre la investigación. Jungkook lo que menos quiere es que más personas se enteren de lo que está sucediendo para que nadie vaya a la prensa y remoten el caso de Sunhee como la "Noticia de la semana", así como sucedió cuando ella murió.

—¿Con Hayoung? —Inquiere Jungkook—. ¿Por qué?

—¿Por qué no me vería con mi hermana?

—Porque digamos que tú no eres capaz de pasar tiempo con ella. —Replica él—. Así que, Hayoung no puede ser. ¿Por qué mientes?

Ahora me doy cuenta de que Jungkook es un hombre difícil de mentirle. Él inmediatamente se daría cuenta de que algo no cuadra con lo que le estás diciendo y en un par de segundos ya te tendría diciéndole todo aquello que le querías ocultar.

Justo como ahora me está pasando.

¿Por qué mi novio no puede dejarse engañar?

Esperen, ¿dije "mi novio"?

Jungkook como mi novio... Un sueño que a la misma vez es una pesadilla.

—Iré a verme con un compañero de la universidad. Tenemos un trabajo que hacer —otra vez vuelvo a mentirle.

—¿Y por qué no lo dices así?

—Porque no sé si tú eres de esos hombres celosos —sonrío de lado mientras dejo colgando mis brazos sobre sus hombros.

—Yo nunca soy celoso, Blake. —Él otra vez se acerca a mí para seguir besándome el cuello antes de dejar un casto beso en mi mejilla—. No debes de preocuparte por eso. Solo dime siempre la verdad y todo estará bien.

¿No podía Jungkook ser más tierno?

Yoongi nunca me hubiese dicho esas palabras.

Mirando hacia el pasado, como hace unos tres años, caigo en cuenta —y muy tarde— de que siempre tuve que soportar los celos de Yoongi en cada momento de nuestra relación. Siempre era manipulador cuando se le incrustaba esa espina de la inseguridad y se desquitaba conmigo; invadía todo mi espacio personal, revisaba lo que hacía en redes sociales, más en Instagram, para asegurarse de que no hay ningún hombre que esté tratando de sobrepasarse conmigo. Inclusive con mis compañeros de universidad; cuando no lo veía, conversaba con cada chico de mi salón para que se alejara lo más lejos posible de mí, por eso es que casi nadie se me acercaba y tenía una casi nula relación social con todos ellos. Pero claro, todo se podía justificar con la frase: "Solo te estoy protegiendo, Blake; nunca sabes cuando un hombre puede acercarse a ti y hacerte daño."

Pero cuando la situación se invertía, Yoongi tenía todo el derecho de enojarse y llamarme desconfiada por no creerle a él antes de cualquier rumor que saliera de él. Ahora me pongo a cuestionar las veces en la que Yoongi me ha sido infiel y yo había tenido la razón.

Era algo caótico. Yoongi lo volvía caótico.

Pero que ahora Jungkook venga a decirme que nunca me celará porque confía en mí es algo que no sabía que necesitaba para sentirme a gusto conmigo misma y estar en paz.

Sonrió de lado como una respuesta a sus palabras antes de darle un abrazo e irme de su oficina. En realidad, me había sentado muy bien saber que Jungkook confía plenamente en mí, otra vez.

Minutos más tarde, me encuentro con Jaesang en el lugar que acordamos. El chico de cabello negro ya se encuentra leyendo el menú de la cafetería, sin embargo, se detuvo cuando presenció mi movimiento cerca de él. Tomó asiento frente a él antes de saludarlo y tomar el otro menú que estaba sobre la mesa para revisar los platillos salados, justo ahora no tenía ganas de comer algo dulce.

—¿Y cómo estuvo todo por París? —inquiere Jaesang, dejando de lado el menú—. Hasta aquí llegaron unas fotos de ti con otro hombre.

—Sí, lo sé.

—Se me hace conocido ese hombre —tararea por unos segundos, cruzado de brazos, mientras su eso pulgar e índice acarician su barbilla—. Claro, cómo olvidar, es el policía que está encargado del caso de Sunhee.

—Exactamente —asiento sin dejar de mirar los nombres de los platillos.

—¿Son novios?

—Algo así.

Mis respuestas iban a ser muy cortas, Jaesang no debe de saber mucho sobre mi relación con Jungkook y de cómo inició. Aunque este último sea un poco —muy— obvio.

—¿Cómo qué algo así?

—Estamos juntos, pero no somos novios —finalmente reparo en la mirada de Jaesang. Él está tratando de deducir toda la verdad con tan sólo mirar todas mis expresiones—. Y Yoongi no tiene nada que ver aquí si eso es lo que estás pensando.

—Iba a decir que es genial que al fin hayas desechado a Yoongi —replica. Suelto una risa nasal antes de mirar al ventanal del local—. Hablo en serio, Yoongi no era un buen novio.

—Eso ya no importa.

Jaesang sonríe una última vez asombrado antes de volver a repetirme su pregunta de cómo fue mi estancia en París.

Comencé a contarle todo lo que pasó desde que pisé tierras francesas hasta el momento de los desfiles que me habían invitado. También le comenté lo grandioso que había sido el after party de Chanel con lo poco que me acordaba. Asimismo, Jaesang me contó todo sobre cómo algunos medios habían puesto en noticia mi aparición por la semana de la moda en París, me dijo tanto las cosas positivas como negativas que aparecían en la televisión.

Luego Jaesang habló sobre aquel tema que tanto le interesaba: El caso de Sunhee.

—¿Y ya tienen al asesino? ¿Qué pasó con Samuel?

—No tengo mucho que decir. He estado fuera de la ciudad una semana completa —recalco mi desaparición junto a Jungkook.

—¿Y Yoongi ya apareció?

Niego.

—¿Qué harás cuando lo veas? —me pregunta, apoyando sus brazos sobre la mesa.

Estoy tan segura de que ya no quiero regresar con Yoongi nunca más. Por mí, ojalá que se quede en donde sea que esté justo ahora; tiraré su anillo asqueroso al Río Han y le pondría un punto final a nuestra historia, esté de acuerdo él o no.

Cuando las cosas nunca se mejoran después de tantos intentos, ¿de qué vale la pena seguir con lo mismo si es en vano?

Yo ya me cansé de jugar a la relación perfecta que tanto me esmeré en armar por redes sociales. No creo poder seguir con toda esta farsa que me inventé por estupidez.

Miro a Jaesang a los ojos muy segura de mí misma para luego decirle:

—Terminar con él, por supuesto.

****

Este día parecía ser el día más aburrido de mi vida. No había casi nada de trabajo porque, tal parece que, el grupo de asesinos en serie por fin comenzaron a calmarse con respecto a los crímenes que estaban realizando.

Digamos que están en su periodo más pacífico.

Mi único deber pendiente en estos momentos es seguir forzando el rastreo de Min Yoongi hasta que den con él y su lugar de escondite. Asimismo, tenía que firmar unos documentos que servían como permiso para que la Universidad de Sogang vuelva a ser abierta dentro de estos días. Esto último no tenía tantas ganas de hacerlo, puesto que eso significaría que Blake y yo dejaríamos de vernos tan seguido; ahora tendríamos los fines de semana para encontrarnos y pasar un rato juntos.

Decido salir de mi oficina para pedir a secretaría esos papeles y firmarlos de una vez por todas. Cerca de la puerta no veo a ninguno de mis amigos por lo que deduje que lo más probable es que estén en otra parte, como en los baños, probándose o tomándose fotos con lo que Blake les ha regalado.

Llegando al primer piso me dirijo a recepción para pedir los permisos y firmarlos justo aquí. Sin embargo, si no fuese porque los sollozos de un chico llegaron a mis oídos muy rápido, jamás me hubiese dado cuenta de aquel chico que tenía el rostro repleto de hematomas de color morado verdoso y algunas heridas que dejaban que un poco de sangre sea derramada. El labio lo tenía muy partido, iba a necesitar puntos para que se mejore; su nariz no dejaba de gotear sangre y sus ojos estaban lo suficientemente hinchados como para no ver lo que está enfrente de él.

Los rasgos físicos de este chico eran un tanto... ¿Peculiares? Si así podemos llamarlo: El cabello era de color rojizo con raíces negras, también era afro; su piel era un poco trigueña y su contextura corporal era un tanto extraña, pues a este chico se le marcaban unos enormes brazos —casi como los de Namjoon—, pero sus piernas eran muy delgadas, como que no coincidía con su físico de la parte superior.

Vestía unas zapatilla Jordan con unas medias color negro que le llegaban a la mitad de la pantorrilla, los pantalones cortos deportivos que llevaba puesto eran de color azul con rayas blancas y la sudadera de manga larga hacia conjunto con la parte inferior. No obstante, todo aquello estaba ensuciado con tierra y un poco de lo que vendría siendo lodo.

Mi curiosidad aumentó en un doscientos por ciento, tal vez no tendría un día tan aburrido como creía.

—¡¡Auxilio!! —espetó el chico mientras tambaleaba de un lado a otro—. ¡¡Me duele!!

—Llamen a una ambulancia.

Mi orden fue muy clara para los que se encontraban en la recepción antes de que me fuera hacia donde estaba el chico a nada de caerse.

Lo tomé por los brazos para sentarlo en una de las bancas que estaban a unos cuantos centímetros de nosotros. Pero todo empeoró cuando el cuerpo del chico comenzó a temblar, sus ojos se torcían y se habían puesto blancos, su boca estaba media abierta mientras de esta salía espuma blanca; había empezado a convulsionar.

Rápidamente unos oficiales me ayudaron a colocar al chico en el suelo mientras esperábamos que la ambulancia llegara o alguien de la enfermería de aquí. El oficial Park tomó la cabeza del chico y la puso sobre sus piernas como apoyo mientras que yo me encargaba de quitarle la sudadera al muchacho para que no se sintiera asfixiado.

No seré especialista en medicina, pero este chico ha sufrido severas contusiones en la cabeza como para provocarle una epilepsia.

Media hora después llega la ambulancia a la estación. Una enfermera policial se encargó de darle los primeros auxilios al chico mientras esperábamos, al menos las convulsiones se habían detenido y el estado de salud del muchacho se encontraba medianamente estable.

El hospital donde lo trasladarían ya luego se encargará de llamar a los padres de ese chico, por mientras yo debía de encargarme de restablecer todo el orden en la recepción de la estación.

Horas después recibí una llamada del hospital para que fuera al centro, ya que, supuestamente, el chico había venido a la estación para hacer algunas declaraciones. Sin embargo, supe que si iba ahora mismo, cuando él probablemente esté bajo medicación y no está en sus cinco sentidos, era una mala idea puesto que no sabré cuánto de lo que me dirá será verdad y cuánto es solo un delirio de él por las drogas que está ingiriendo. Terminé esa llamada anunciando que iría al día siguiente a primera hora para verlo y ordené que no le dieran algún medicamento fuerte hasta antes de que terminase de hablar con el chico, que respondía al nombre de Shin Zhao.

***

El reloj en la pared de la habitación marcaba las 7:37 de la mañana cuando Shin Zhao despertó y lo primero que vio fue a mí parado en medio de todo el lugar. Dio un pequeño respingo en su lugar antes de mover la cabeza de a pocos y arrugar sus párpados por la fuerte luz del foco.

—¿Te sientes más cómodo si apago las luces? —Shin Zhao solo se limitó a tararear en forma de asentimiento.

Me dirijo al interruptor del cuarto para apagar esa luz que caía encima del rostro del chico y solo dejo encendidas las que se encuentran a los costados de su cama.

Luego, camino en dirección al sillón de madera que estaba a lado de Zhao. Abro mi agenda negra y presiono el botón de mi bolígrafo para apuntar unas cosas previas antes de iniciar con este interrogatorio.

—Me citaste aquí. Supongo que tienes algo importante que decir —comienzo hablando.

—Sí...

—Bien. —Contesto mientras termino de escribir la separación de la primera parte del interrogatorio—. Iniciaré preguntándote tu edad. Necesito información tuya.

—Tengo 19 años. Soy inmigrante de China, vivo aquí en Seúl desde hace unos 4 años. Me mudé para estudiar en la Universidad Internacional de Seúl —empieza hablando. Algunas veces trabándose, pero lograba entenderlo de todos modos—. Mi grupo social... Son... Mis amigos de, de básquet: los leones de la UIS.

—¿Dónde estabas ayer por la mañana antes de llegar a la estación?

—Estaba haciendo mi rutina matutina. Acostumbro a ir a trotar desde mi casa hasta el gimnasio que está cerca de la estación —responde.

—Según tu expediente clínico, los golpes que recibiste fueron debido a un objetivo sólido y a mano limpia. Casi sufres de un derrame cerebral y tienes una ligera fractura en tu cráneo, aquello hizo que tuvieras traumatismo craneal, lo cual originó tu episodio epiléptico —le digo. Zhao solo se mantiene en silencio, esperando pacientemente mi segunda pregunta—. ¿Cómo fue que sucedió tu agresión?

—Bueno...

—Y no digas que fue una pelea —lo interrumpo—. Tus nudillos estaban normales.

—Yo... Yo no sé quiénes fueron los que me golpearon —confesó—. Eran tres tipos altos con gorra negra y mascarilla del mismo color. Vestían diferente, pero eso era lo de menos. Luego... Escuché la voz de uno, el que me amenazó...

—¿Por qué te amenazó?

—No sé quiénes serán, pero estoy seguro de que son los del equipo de básquet de la Universidad de Sogang —declaro mientras fruncía su ceño—. Los leones de la UIS y los toros de la UDES siempre fueron rivales.

Los diez minutos siguientes fueron Zhao hablando cómo es que ese conflicto entre ambos equipos comenzó desde hace mucho antes de que él entrara a la Universidad Internacional de Seúl. La información estaba siendo completamente irrelevante, pero igual podía rescatar muy pocos puntos que se pueden relacionar con facilidad a la agresión que surgió.

Lo primero que pensé fue en cobrar venganza por alguna provocación que alguien le hizo al otro equipo.

Sin embargo, nunca creí escuchar lo siguiente:

—Y bueno, de seguro me fueron a buscar para que me quede callado con respecto a lo que yo sé de Yoongi y la chica que murió en la universidad.

—¿Te refieres a Son Sunhee? —Asiente.

Dibujo una línea abajo de todas las anotaciones que había hecho para marcar la separación de información.

—Dime lo que sabes.

—Hay chicos de algunas otras universidades que organiza fiestas antes de cada temporada de juego para los del equipo de básquet —empieza—, el año anterior no había sido la excepción. Entonces, a esa fiesta vamos todos mis amigos de mi equipo junto a otros amigos de nuestra facultad; y luego estaban los chicos de la Universidad de Sogang con su equipo y su respectivo grupo social. La que más destacaba en esa fiesta era Son Sunhee por los rumores que había de ella como que realizaba las mejores mamadas a los hombres, que era fácil acercarse a ella, que no se necesitaba ser tan amigo de ella como para querer llevártela a la cama. Ya sabe, Sunhee tenía esa fama de ser... Una "prostituta", por así decirlo.

El chico espera que le mi asentimiento para seguir con la historia. Hasta ahora todo era lo que ya sé desde hace mucho: «Sunhee es como una trabajadora sexual, solo que sin cobrar».

—Y bueno, todos los chicos que sabían de ella estaban desesperados por querer tener esa experiencia con Sunhee —el chico suelta una pequeña risa antes de negar con la cabeza y cerrar sus ojos—. Pero esa noche Sunhee ya estaba muy ocupada con Min Yoongi. Ambos eran "los populares" en la fiesta; Yoongi cuidaba de Sunhee y trataba de que no bebiera mucho, mientras que ella solo entretenía a Yoongi sacándolo a bailar, besándolo cuando se sentaban en los sillones, y hasta a veces sólo se acurrucaban entre los dos cuando ya se habían cansado. Yo tomé una foto en donde ellos se estaban besando por los pasillos de la casa en donde se había realizado la fiesta.

—¿Con qué intención?

—Mi equipo y yo sabíamos que Min Yoongi tiene de novia a Blake Jones; otra chica guapísima con la que todos quieren estar —Zhao muestra una sonrisa de lado y estoy a nada de arrancarle todos esos puntos que le han hecho en su labio inferior. Dije que no era celoso, pero no me gusta cuando comienzan a pensar así de Blake—. Espere, usted está con ella, ¿verdad? Fue a esa gala de París.

Y de repente era conocido por alguien como el acompañante de aquella chica famosa que representó a Corea del Sur en la semana de la moda de París.

No sé si debería sentirme orgulloso o no.

—Sí —contesto—. Ahora, volvamos a su relato.

—Bueno, mi equipo y yo sabíamos eso; y lo que se nos ocurrió fue chantajear a todo ese equipo a cambio de no revelar la fotografía —continúa. Ahora la historia comienza a tener sentido—. Y bueno, obtuvimos lo que quisimos de ellos en su momento, que era dejarnos en paz y no hacer trampa en los partidos. Nunca mostré la fotografía a nadie; pero nunca creí que ahora eso me llevaría a donde estoy ahora.

La hipótesis de que Yoongi y Sunhee eran algo más que amigos ya estaba confirmada. Ambos eran amantes. Ahora sólo faltaba confirmar la otra premisa de mi hipótesis.

—¿Sabes si Min Yoongi era celoso con Son Sunhee?

—Golpeaba a todo chico que tratara de acercarse a ella si él estaba presente junto a la ayuda de sus amigos. Luego se encargaba de ella —dice—. Algunos dicen que una vez llegó hasta a maltratarla.

Siempre supe que había algo extraño en el comportamiento de Min. No sé cómo explicarlo; pero a veces sus actos era un tanto contradictorios. Un hombre que tiene los mismos comportamientos que Yoongi, contando la vez en la que obligó a Blake hablar conmigo por teléfono y esto de llegar a maltratar a Sunhee, se le identificaba como el comportamiento agresivo-posesivo; en donde los celos y la molestia era lo que más manipulaba a estas personas, el creer que su pareja es el problema de todas las discusiones y él no.

Y luego también estaba ese comportamiento de Min Yoongi un poco más sociable y extrovertido, pero a la vez sensible, tímido y con problemas de ansiedad. Aquello esto lo pude ver en por cómo lo conocí, en la cafetería de su universidad se encontraba llorando en compañía de Blake; cuando llegó a la estación, sus dedos no dejaban de moverse como si estuviesen tocando el piano. Asimismo, si Yoongi fuese una persona hostil como en la primera descripción, su círculo social sería muy reducido; pero, en realidad, tiene una buena cantidad de amigos con los que se lleva bien y es alegre.

Ambas descripciones son el contraste del otro. Era como si hubiera dos versiones muy distintas de Min Yoongi.

—Pero también hemos visto a Yoongi siendo romántico con Sunhee —añade Zhao—. Por el cumpleaños de Sunhee, un amigo mío los vio cenando en un restaurante lujoso; Yoongi le había dado de regalo un collar a Sunhee junto a un ramo de flores rojas.

Si había un collar de por medio, que confirmara toda esta historia en casa de Sunhee, pues la investigación se podría estar llegando cada vez más a su fin.

Yoongi ya tiene todo el perfil de poder haber sido el asesino principal de Sunhee por los anteriores arranques agresivos que ha tenido con la chica. Matarla sólo pudo haber sido un accidente, o tal vez no; quizá todo fue fríamente calculado por él, ya que sabía que iba a estar "solo" con Sunhee y podría haberla seducido como ya lo había hecho anteriormente para luego inyectarle la batracotoxina.

Y digo "solo" porque todavía tengo la teoría de que fueron dos personas las que se encontraban en el laboratorio ese día. La otra persona era Han Juheon.

Entonces surgió una nueva teoría:

Yoongi, al ser tan celoso, debió de enterarse de que Sunhee se estaba acostando con sus amigos del básquet. Aquella ira que comenzó a sentir no la pudo controlar, estaba perdiendo la cabeza por una chica que no le pertenecía del todo puesto que era la novia de su otro amigo, Jaesang. Él ya estaba tolerando suficiente que Sunhee no fuese solamente sí mismo, sino que debía de abstenerse a compartirla con otro hombre.

Yoongi decidió tomar venganza y creó todo su crimen casi perfecto con ayuda de Juheon, porque él había sido el último hombre el que Sunhee estuvo antes de morir. También contó con la ayuda de todo el equipo de básquet desde que Samuel pudo decir algo con el ritual satánico.

Sin embargo, ¿por qué hacer un rito?

—Sunhee era deseada por muchos hombres, hasta profesores de la Universidad de Sogang han estado con ella.

Y fue en ese momento donde me di cuenta de que pude haber hablado con todos los cátedras de la facultad en donde estudiaba Sunhee; pero al ver que mi investigación estaba yéndose por otro lado, nunca pensé en hablar con el cabecilla de todo el equipo de básquet: el entrenador Soo.

Él debe de saber un poco más en lo que se están metiendo sus jugadores.

****

A medianoche Jungkook había llegado a mi casa con rostro cansado, se hizo algunos masajes en el cuello mientras se acostaba en el sillón de mi sala. Fui hasta donde estaba él para entregarle su pijama y mandarlo a bañarse.

Al principio fue difícil convencerlo para que hiciera el intento de levantarse e irse a bañar, me decía que estaba muy cansado y que no quería moverse. Jungkook a veces se comportaba como un niño muy terco, que quería que las cosas se hicieran a su modo y no al modo de los demás a pesar de que estos últimos tengan la razón; y mayormente este comportamiento salía a la luz cuando Jungkook no se encontraba de buen humor, ya me había dado cuenta de ese detalle. Finalmente, con un par de acaricias en su cabello y una que otra palabra bonita, logré hacer que se levantara del sillón y caminara hasta mi baño mientras yo arreglaba un poco la sala.

Arreglo los cojines de los sillones para luego tomar las cosas de Jungkook como su maletín y su blazer negro y llevarlas a otra parte. Su blazer lo dejo colgado en una silla del comedor mientras que su maletín lo llevo a mi habitación para dejarlo encima de mi escritorio.

No obstante, Jungkook ha salido tan apresurado de la estación que ni siquiera se tomó el tiempo de cerrar bien su maletín. Todas sus cosas cayeron al suelo y lo maldecí por ello.

Lo que se cayó fue su cargador de celular, su agenda negra y una que otras hojas de no-sé-qué.

La curiosidad incrementó en mí al ver la agenda de Jungkook, sabía que él escribía ahí todas las declaraciones de los testigos o sospechosos. Él me contó anoche que un chico llamado Shin Zhao había ido al departamento para hablar con él, pero que el chico sufrió una convulsión y lo tuvieron que llevar al hospital.

Comienzo a buscar la última hoja que fue usada por él y ahí veo toda la información. Se trataba de saber quién pudo haber lastimado al chico cuando él se estaba dirigiendo al gimnasio, luego está la descripción de los agresores y luego una raya que marca una separación de asuntos.

Ahora esto estaba hablando de que Yoongi y Sunhee sí habían sido amantes, que él se encargaba de cuidarla en las fiestas mientras que Sunhee se encargaba de divertirlo. Luego dice algo de una fotografía que el chico Zhao había tomado en una fiesta en donde se veía a a ellos besándose. Después sigue algo de una cita de ellos dos en un restaurante lujoso en donde Yoongi le había regalado un collar y unas flores.

¿De verdad estaba leyendo esto?

¿Todo aquello que otras personas me habían dicho en modo de rumor era verdad?

No pude evitar llorar de la impotencia que me daba toda esta situación. Si antes tenía mis sospechas que me llevaban a afirmar que Yoongi me era infiel, ahora todo se ha aclarado para mí. Me siento muy molesta y herida. ¿Cómo pudo hacerme eso por no-sé-cuánto tiempo cuando yo siempre había estado para él? Estuve a su lado en las buenas y en las malas, yo era la única que se tomaba el tiempo para animarlo cada vez que no estaba de buen humor. ¿Y dónde estaba Sunhee en esos momentos? Tal vez acostándose con cualquier chico o fingiendo su hermosa relación con Jaesang.

Ambos fueron unos traidores, jugaron con los sentimientos de los dos.

Y pensar que me había abandonado solo para hacer feliz a Yoongi porque lo quería; y pensar que tuve que tolerarle sus celos cuando él no tenía derecho a reclamarme. ¡Y pensar, maldita sea, que tuve que encubrirlo en un asunto serio como un feminicidio!

—Púdrete —susurro mientras sigo llorando.

Cuando termino de recoger las cosas de Jungkook, meterlas de nuevo a su maletín y llevarla hasta mi habitación, me dejo caer sobre la cama para esperar a Jungkook y poder dormir abrazada a él.

—Y creer que antes me sentía culpable por haberte engañado con Jungkook —musito para mí misma cuando hice recuerdo de todo lo que he vivido en este tiempo—. Al menos él es mejor persona que tú.

Minutos después, Jungkook aparece en la habitación con su pijama puesta y su cabello casi seco. Se detiene en medio de la habitación y fija su mirada en mí antes de soltar un suspiro. Camina hasta quedarse sentado a mi lado y acariciar mi cabello.

—Tomaste mi agenda, ¿verdad? —asentí, manteniendo mi mirada fija en otro lado que no sean los ojos de Jungkook—. Y leíste lo de hoy.

—Tenías razón.

Jungkook no saca ese lado de sabelotodo en este momento, sólo acierta en abrazarme y acomodarse a mi lado para que mi cabeza descanse en su pecho. Sus dedos rascan con mucha suavidad mi brazo izquierdo mientras que su cabeza está apoyada sobre la mía.

—¿Y qué piensas hacer ahora? —Pregunta Jungkook luego de un rato—. Hemos ido a inspeccionar lo que era la casa de Sunhee y hemos encontrado el collar. Tenía grabado una fecha, supongo que era de la celebración de su mes: 12/01/21.

—Estoy segura de que ellos ya llevaban más de un año —le digo.

—También... —Jungkook me separa de su pecho para sentarse en la cama y mirarme fijamente en la oscuridad—. Blake, cuando tú tenías sexo con Yoongi, él era... ¿Rudo, como si te quisiera dominar?

—Algunas veces —yo también me atrevo a sentarme en la cama cuando veo que esto se está poniendo un poco serio—, ¿por qué lo preguntas?

—Me dijiste que tu anillo tenía escrito "Te amo" en árabe, ¿verdad? —vuelvo a asentir—. Bueno... El collar de Sunhee también tenía escrito eso; pero esa palabra no significa "Te amo".

—¿Y qué significa?

—Cachorra —suelta de una vez la palabra—. Tengo la suposición de que Yoongi utilizaba esta palabra para marcar a las chicas que le pertenecían; o sea, tú y Sunhee.

A parte de haberme sido infiel, también me tomaba como su mascota.

Era una noticia tras otra. ¿Qué más seguía en esta historia? ¿Qué me maten?

Abrazo a Jungkook una vez más, porque ahora solo con él me siento segura.

******

Volví :)

Pero ya me voy, así que disfruten de este capítulo ✌🏻❤️

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