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C i n c u e n t a y u n o

Recomendación: Photographs —1415

*****

¿Y qué se supone que Jungkook esperaba cuando me trajo para acampar? Jamás en mi vida he acampado.

Jungkook y yo decidimos pasar nuestras vacaciones, y nuestros cumpleaños, en una villa. Él se encargó de buscar el lugar indicado para los dos sin tener que revivir nuestros traumas mientras que yo pagué la mayor parte de la estancia en el lugar.

A diferencia de la Villa Bom, la Villa Saebyeog era entre las colinas verdes y un gran terreno aplanado en donde le daba suficiente espacio a los clientes de instalar sus campers o sus tiendas de campaña. Cada espacio contaba con una fogata, la cual venía con provisiones de madera. Asimismo, bajando la colina en donde se encontraba el terreno, estaba un lago artificial en donde se podían realizar deportes acuáticos o simplemente tomar el sol como si se estuviese en una playa.

Jungkook se encargó de comprar una carpa grande para los dos y cosas con qué decorarlas para que tuviésemos una experiencia más divertida y memorable. Yo me encargué de comprar las carnes y otros vegetales para nuestras comidas; también compré dulces para nuestra noche de fogata. Asimismo, me tomé el tiempo de buscar el regalo perfecto para Jungkook; mañana era su cumpleaños y, como su novia, debía de regalarle algo que le gustara; y si no le gustaba, recurriría a mi plan B que es entregarle un six-pack de leche de plátano con un pastel en forma de cráneo humano. El modelo estaba inspirado en el cráneo de María Antonieta.

Ahora se aproximaba una pelea entre los dos gracias a Jungkook. Bajó las cosas de la maletera de su auto y me pidió que lo ayudara a armar la carpa, lo cual jamás he hecho y no sé por dónde insertar los tubos de metal.

—¿Sabes qué? Déjalo. Yo lo haré —me dice molesto.

Tiro las cosas de la carpa al suelo y me voy molesta hacia la maleta. Me molesta que él se moleste conmigo en vez de enseñarme a cómo armar la carpa. Me siento al borde para darme mi tiempo de mirar mi celular y ver qué de nuevo había. Noté que Jaesang me escribió unos mensajes como respuesta a lo que le conté sobre Lil Min.

El caso de Sunhee había vuelto a resonar en las noticias, añadiéndole la aparición de Yoongi. No obstante, hubo una gran parte de la prensa que me siguió por algunos días para pedirme que rindiera declaraciones con respecto al ataque que sufrí por Augustus; Jungkook me había sugerido que no les dijera nada a ninguno de la prensa y solo respondiera de la forma más simple. Pero a algunos periodistas les gusta hacer muy bien su trabajo y crear sensacionalismo, pues investigaron del trastorno que sufre Lil Min y del abuso que sufrió cuando era pequeño —para esto, su hermano salió a hablar delante de la prensa—, añadiéndole también una advertencia de peligro a la población sobre las personas que sufrían de TID. Esto ya había sido como la cereza del pastel, luego todo fue un caos en contra del noticiero que hizo ese comentario.

Había sido una semana ajetreado, pero lo peor ya había pasado, así que sentía que se venían tiempos de paz y tranquilidad.

Unas cuantas horas después, cuando el sol estaba en su punto más alto, Jungkook se acerca a mí con sudor corriendo a los costados de su frente y con su respiración jadeante. Saca una botella de agua de las que compramos y le da unos tres tragos antes de reparar en mí y darme un beso en la frente.

—¿Esa es tu forma de disculparte? —lo miro con recelo.

—Para la próxima te enseñaré —Jungkook me abraza por detrás y se sienta a mi lado—. Mejor ve a ver nuestra carpa mientras que yo saco lo demás.

Le hago caso y me voy a un lado del auto para ver una gran carpa de color blanco. No hacía falta que entrara a esta para ver que realmente era muy espaciosa. Jungkook vino después con un colgante de luz y unos faroles circulares de madera que se encendían con velas. De la emoción, tuve que aguantarme las ganas de correr hacia Jungkook y abrazarlo; en su lugar, lo ayudé a decorar la tienda de campaña para que quedara bonito: donde se abría la carpa, colocamos las bombillas de luces colgantes; y dentro de la tienda, pusimos algunas alfombras tejidas manualmente y los faroles de madera. Aprovechamos este momento productivo de los dos para tender se una vez nuestros sacos de dormir y desempacar nuestras maletas de ropa y los cooler en donde teníamos conservada la comida.

En la noche, Jungkook y yo decidimos dar un paseo antes de irnos a dormir. Esperamos hasta la medianoche para recibir el cumpleaños de él, nos fuimos a lago para refrescarnos un poco los pies y mirar el brillo de la luna.

Abracé a Jungkook cuando vimos pasar una estrella fugaz. Él no se emocionó como lo hubiera hecho el Jungkook del pasado; pero sí sonrió cuando sintió un beso mío en una de sus comisuras.

—Feliz cumpleaños, cariño —el pelinegro sonríe y me abraza por los hombros—. ¿Tiene algo de especial cumplir 26 años?

—Para mí la edad no tiene nada de especial. Nada cambia en tu vida, es lo mismo, sigue su círculo vital —responde filosóficamente—. Pero lo que hace especial este cumpleaños de los otros es que te tengo a ti. Tu compañía lo hace especial.

No quise preguntar el porqué Jungkook lo sentía así, porque me daba una idea a lo que se estaba refiriendo. Acerté en acercarme un poco más a Jungkook, descansar mi cabeza en su pecho hasta que el sueño nos fue ganandonos a los dos. Regresamos a la carpa y dormimos muy a gusto, muy cerca del otro.

***

Antes de salir de la tienda, había despertado a Jungkook con la canción de feliz cumpleaños mientras que buscaba su regalo entre las cosas de mi maleta. Cuando ya lo tenía en manos, le pedí a Jungkook que cerrara sus ojos para aumentar la emoción.

—Quiero que sepas que fue difícil saber qué regalarte. —Le digo—. Eres alguien inusual y debía de regalarte algo inusual. Así que, espero que te guste.

Dejé el regalo en sus piernas, Jungkook abrió los ojos y empezó a romper el papel de regalo con que había envuelto unas tijeras de metal con un diseño único de calaveras. Jungkook no dijo ni una sola palabra y no hizo ningún gesto, ahora me pregunto si debería de empezar a sacar la leche de plátano y el pastel.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —Comienzo a preguntar con temor—. ¿No te gustó?

—Son tijeras —dice anonadado.

—Pues sí, son tijeras. —Jungkook se lleva una mano a su boca y yo estoy a nada de desmayarme por la tensión de saber si de verdad le gustó o no—. ¡Ya dime si te gustaron!

—Es el mejor regalo que me han dado —deja a un lado la caja en donde estaban metidas las tijeras y se acerca a mí para abrazarme.

Yo demoro en corresponder el abrazo, porque en realidad había dudado mucho del regalo. Pensé que no le iban a gustar y se enojaría conmigo solo por no conocerlo bien. Pero como le había dicho, Jungkook es alguien inusual y no a nadie le gusta mucho unas tijeras como regalo.

—¡Es perfecta para mi colección! —Exclama con emoción antes de soltarme y volver a ver las tijeras.

—¡¿Para tu qué?!

Jungkook realmente es un hombre muy extraño. Ahora tengo la ligera sospecha de que tiene más colecciones de otras cosas que están fuera de mi común.

—Durante la universidad coleccionaba tijeras, cuchillos de ataque y hasta navajas —comenta—. Mi padre me quitó los cuchillos y navajas, solo conservé las tijeras.

Jungkook deja un casto beso en mis labios antes de agradecerle y sacar las tijeras de su caja. Ahora tengo miedo de lo que puede hacer con esa bajo su poder.

No es que él sea un asesino; pero a veces se comporta de una manera extraña. Y me espanta tanto verlo tan alegre, como un niño con un juguete nuevo, con unas tijeras en manos.

Definitivamente todavía no termino de conocer a Jungkook.

Una vez más regresa a mí para seguir besándome antes de decidir salir de la carpa. No obstante, no se esperó que afuera le daría lo que era mi plan B. Está bien que le haya gustado esas tijeras, pero ni modo que lo otro lo deseche.

—Esto lo hiciste pensando que no me gustarían las tijeras, ¿verdad? —Suelta así de repente.

—Cállate y mira el pastel. Es María Antonieta —digo evitando así sus preguntas.

Luego de desayunar, volvimos al lago porque a Jungkook le dieron ganas de refrescarse un poco en el agua. No me negué al plan y fui con él a jugar un rato, nos salpicábamos agua de vez en cuando para luego ahogarnos juntos en la profundidad máxima del lago. De cierto modo me volví a sentir una niña a su lado, estaba tan feliz, el momento era inolvidable y me sentía tan especial y querida por él.

Jungkook y yo salimos del agua al atardecer para comer algo. El día se nos había ido muy rápido, casi en un abrir y cerrar de ojos. Cenamos brochetas de cordero acompañado de guarniciones de vegetales, partimos el pastel para comerlo como postre y nos metimos a la tienda para dormir.

—Gracias por este cumpleaños —susurra Jungkook ya cuando las luces están apagadas y nosotros acostados frente a frente—. Fuiste la mejor parte de todo este día.

—¿Estás feliz o es por el soju que tomamos?

—Un poco de ambos —sonríe risueño—. Dame un beso.

—Ya duérmete, Jungkook. —Aplasto su cara con mi almohada y comienzo a reírme por lo bajo.

Jungkook me devuelve el golpe antes de acorralarme en el piso. Me toma fuerte de las muñecas y va acercando su rostro hasta que sus labios chocan con los míos en un suave beso.

Realmente jamás creí que mi relación con Jungkook fuese así de melosa. Creí que iba a ser un poco más seria; pero me gusta más así.

***

Ya habían pasado unos días desde el cumpleaños de Jungkook. Las vacaciones que nos estábamos dando iban de maravilla; de vez en cuando tocábamos nuestros celulares para hablar con los amigos de Jungkook y con mis padres, luego la mayor parte del tiempo nos la pasábamos caminando juntos entre la naturaleza que nos rodea. El aire que respirábamos era totalmente diferente al de la ciudad y eso nos daba esa sensación reconfortante.

Cayó el 5 de setiembre, lo que significaba que hoy era mi cumpleaños. Jungkook me levantó a las cinco en punto de la mañana para felicitarme y sacarme de la tienda. Parece que él no había dormido en toda la noche, pues el exterior estaba decorado con más faroles de madera y una manta en el césped. Jungkook me había organizado un picnic madrugador por mi cumpleaños. En una bandeja de plata se encontraban frutas picadas en rodajas mientras que en otra bandeja habían dulces como galletas de chocolate y malvaviscos, en el medio estaba mi pastel de cumpleaños al estilo de naked cake con frutos rojos en el centro de la parte superior. Y para variar, a un costado de toda la comida, estaban mis regalos: uno estaba envuelto mientras que el otro era una bolsa que decía en grande «Chanel».

La emoción me invadió y me olvidé por completo que hace unos cinco minutos estaba durmiendo de lo más plácido dentro de la carpa. Me acercó a Jungkook para darle un abrazo mientras que él solo sonreí por los chillidos que escuchaba muy, muy cerca de su oreja. Nos separamos luego de un rato y me llevó a la manta de color crema para que me sentara.

—Antes de que creas que todo esto lo hice por mi cuenta, la verdad es que Joo-kyun y Namjoon me dijeron que lo haga —me dice. De repente la emoción de antes desapareció, pero ya me lo esperaba—. Sabes mi personalidad, yo nunca lograría hacer este tipo de sorpresas por mi propia cuenta.

—Puedo imaginármelo —le digo—; pero aun así me gusta. No me importa si esta idea no nació de ti. Gracias.

Después, Jungkook me entregó primero el regalo envuelto de papel. Con emoción fui desgarrándolo hasta que vi lo que era: «La mente criminal».

Esto debía ser una puta broma.

Regreso a mirarlo seria. No hace falta que diga una sola palabra para que él comprenda que estoy esperando una respuesta a esto.

—¿Qué? —pregunta de manera inocente—. Sé que tu mente da para leer este tipo de libros. Me sorprendió mucho cuando investigaste a Augustus con tan solo un intercambio de palabras, descubriste la verdad y creaste una hipótesis, la cual tú llamaste "teoría". Mal uso de vocabulario.

El día que comprobaron que las pastillas que Augustus tomaba supuestamente para el trastorno eran realmente pastillas de éxtasis, me sentí la persona más poderosa del mundo. Jungkook me halagó y me felicitó por mi trabajo como detective.

Creo que solo fue por pura suerte de lógica y memorización.

—Las teorías se crean gracias a las hipótesis. Estaba bien.

—Incorrecto —niega él—. El proceso de teorización es crear una teoría a partir de la observación empírica, lo cual lleva a crear hipótesis que deben ser congruentes a la realidad y deben ser comprobadas. Una vez hecho, hablamos de una teoría veraz.

Niego con la cabeza al terminar de escuchar a Jungkook hablar y mostrarse como todo un sabelotodo para sentirse mucho mejor consigo mismo.

Luego de dejar el libro de criminología a un lado, Jungkook me pasa el regalo por el cual lo había abrazado antes. Miro el rostro del pelinegro para ver si puedo adivinar lo que está sintiendo, Jungkook es muy transparente y gracias a ello puedo notar su actitud altanera.

—Abre tu regalo. —Me señala con su barbilla la bolsa Chanel—. Te voy diciendo que es lo único que te compraré de marca.

—¿Te endeudaste? —Bromeo.

Abro la bolsa y voy sacando el papel kraft de color blanco con lila, en el fondo puedo tocar algo duro y de cuerina pero a la vez esponjoso de algunas partes. Mi emoción va aumentando y noto que Jungkook me había regalado un bolso pequeño de color rosado, tenía una cadena dorada para llevarla en el hombro y un asa de mano. A un costado de esta, estaba el perfume Chance Chanel, era justo un perfume que le había dicho a Jungkook que quería comprármelo cuando fuimos a pasear por Gang-nam.

Otra vez dejo las cosas sobre mi regazo para darle un abrazo y agradecerle por los regalos. En serio me habían gustado bastante y ahora entendía porqué me dijo que no me compraría más cosas de marca. Me daba una idea del dinero que ha gastado en esto.

—Mira lo que hay dentro del bolso —me dice.

Con cierta duda en mi cara, hago lo que me pide y me encuentro con estuche de lentes. Inmediatamente los abro y veo que también me había comprado el último modelo de lentes de sol que Chanel había lanzado. Eran tan bonitos. Las lunas eran de color naranja con degradado, las patas y el marco era de color plateado al igual que la cadena que estaba enganchada a las patas. Sin embargo, hablando estéticamente y dejando salir mi lado estilista, jamás en mi vida combinaría los lentes con el bolso rosado. Simplemente no harían matching, tal vez combinándolos por separado y con otros accesorios se vería perfecto.

—También tengo un regalo por parte de los chicos. Está en el auto.

Jungkook se levanta del suelo para ir a buscar las llaves de su auto y luego ir a este. Lo que más me sorprende es que no sé cómo no pude darme cuenta de ese regalo; es decir, cuando Jungkook lo sacó, era una bolsa enorme que tenía el nombre de la marca de color negro. Lo dejó a un costado de mí y comencé a abrirlo. Aquí no había tanto papel como en el regalo de Jungkook, así que no hice más basurero a nuestro alrededor. Eran una prenda de vestir lo que me habían regalado, la saqué y me di cuenta de que era una gabardina negro que tenía a la izquierda un broche de la marca con perlas pequeñas y brillos.

Me la probé y confirmé que me quedaba a la perfección. Tomé mi bolso Chanel y mis lentes para alistarme a las fotos que Jungkook quería sacarme. Después, volví a meter todos mis regalos a sus bolsas y hacerles un video que subiría a Instagram etiquetando a los chicos, a Jungkook y a las marcas; pero obviamente sería por separado.

Cuando se hicieron las casi ocho de la mañana, mi celular comenzó a timbrar. Eran todas las personas que conocía llamándome para felicitarme; también hubieron mensajes de algunos seguidores míos y amigos influencers que había conocido a lo largo de mi carrera. Asimismo, algunas marcas me contactaron para enviarme algunos regalos a mi casa, me pidieron mi dirección; ya había anticipado esto desde antes de irme de Seúl, así que tanto Hayoung como Byul estaban enteradas de que en mi casa iban a dejar regalos, ellas se encargarían de recibirlos.

Después, pasé todo el día con Jungkook haciendo lo mismo que los otros días. Al mediodía, Seokjin lo llamó para felicitarme por mi cumpleaños, estuvimos hablando con él mientras que Jungkook y yo nos encontrábamos en medio del lago en un paseo por canoa. Éramos terribles en la coordinación de canotaje. Seokjin se despidió de nosotros una hora después de mantener nuestra conversación e inmediatamente llegó un mensaje del señor Jeon al celular de Jungkook. Este también estaba dirigido a mí, escuchó hablar a los amigos de Jungkook sobre mi cumpleaños y él también quiso saludarme.

Claramente de esto no se enteró Jungkook, él estaba más concentrado en seguir remando mientras que yo me encargaba de agradecer por el mensaje al señor Jeon con palabras que Jungkook diría: «Dice que gracias.»

Cuando llegamos otra vez a tierra firme, Jungkook y yo decidimos ir a comer a la cafetería que tenía la Villa. Ahí degusté de una ensalada fresca con una vinagreta que nunca antes había probado y que me gustó; Jungkook se pidió una sopa ramen con guarniciones de carne como entrada antes de comer el plato de fondo que era Kimchi.

Para cuando cayó la noche, admiramos de la luna llena mientras que estábamos acostados en la misma manta donde habíamos desayunado. La fogata estaba a unos cuantos metros de nosotros casi apagándose, no sentía frío de todas formas, los brazos de Jungkook se sentían cálidos y me gustaba.

—¿Sabes algo? —Jungkook regresa a verme para seguir escuchándome—. Tengo ganas de bailar contigo.

—¿Bailar? —Asiento—. Eso traspasa mis límites de romanticismo. Además, no sé bailar, Blake.

—Tampoco te estoy pidiendo que hagamos una coreografía juntos —me levanto de la manta y extiendo una de mis manos a Jungkook—. Vamos, levántate. Concédeme este último deseo de cumpleaños.

Jungkook vuelca sus ojos antes de tomar mi mano y levantarse. Me junto más a su cuerpo mientras que le voy indicando los lugares en donde debe de colocar sus manos. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, él agacha un poco su cabeza de tal modo que nuestras frentes quedan juntas.

Jungkook cierra sus ojos, su respiración es lenta. Está relajado. Se deja llevar por el ritmo del baile que voy dirigiendo a pesar de que no haya música con nosotros; pero iba al mismo ritmo que alguna canción romántica de Elvis Presley.

—Me pregunto cómo nos veremos bailando a lo lejos —le digo mientras también cierro mis ojos—. De seguro seríamos como siluetas para los demás. Nadie sabría quiénes somos.

—¿Qué estás diciendo?

—Que gracias a que nadie nos puede ver, lo siento como si solo fuésemos tú y yo en este lugar. —Me acerco a una comisura de Jungkook y deposito un casto beso ahí—. Te sonará muy cursi, pero realmente me gusta sentirme como me siento cuando estoy contigo.

—Es solo porque te sientes cómoda conmigo —replica—. No creí que fueras tan romántica. Bailar de noche, bajo la luz de la luna, es un poco cliché y muy meloso.

—Pero sé que si te lo pido otra vez lo harás porque me quieres —contesto—. Te aseguro que nunca encontrarás a otra chica que sea como yo, soy única para ti.

Jungkook termina la distancia que había entre nosotros con un beso mientras que sus manos se aferran más a mi cintura. Asimismo, el baile entre los dos finaliza y comenzamos a guardar todas las cosas que estaban afuera en el carro de Jungkook; pero en ese mismo instante, siendo las once con doce minutos, una llamada de Joo-kyun suena en el celular de Jungkook. Él se va lejos de mí para contestarla, inmediatamente me entra una duda de lo que puede estar pasando.

¿Qué tan importante era como para que se alejara de mí?

La llamada no duró mucho, ya que Jungkook regreso casi a los dos minutos de haberse ido. En su rostro reinaba la confusión, no me dio ninguna explicación, solo me dijo que debíamos de irnos rápido de este lugar y llegar cuanto antes a Seúl.

Desarmamos la carpa de dormir y la guardamos en la maletera con las otras cosas, Jungkook se veía realmente tenso y con ganas de irse cuanto antes. Demoramos una hora en alistar todo para subirnos al coche. El viaje de regreso duraba aproximadamente entre media hora a cuarenta y cinco minutos, por ello, aproveché en dormir un poco al saber que llegaríamos alrededor de la una de la mañana a Seúl.

***

Llegando a la estación, Jungkook salió apresurado del coche y a paso largo se fue acercando a la puerta de entrada. Yo lo seguía como un perrito a su dueño. En las escaleras nos encontramos a Joo-kyun con su cara de cansancio y enfado. Ambos fueron caminando hasta la oficina de Jungkook mientras que hablaban sobre que el padre de Jungkook todavía no llegaba y que había hecho todo lo posible para detenerla junto a Namjoon, quién ahora se encontraba en el baño.

De a pocos puedo comenzar a entender lo que podía estar pasando, y todo indicaba que la culpable aquí es Mireu.

Luego entra Namjoon a la oficina de Jungkook, entre ellos comienzan a hablar sobre lo que escucharon de Mireu. Ella al principio estuvo buscando a Jungkook hasta que se topó con Joo-kyun mientras que estaba en una llamada con alguien más; según Joo-kyun, había escuchado a Mireu decir algo de que si Jungkook no iba a estar aquí mañana por la mañana, ella iría a hablar con el General Jeon sobre "esto"; pero no supo muy bien a qué se refería con la palabra "esto".

Debido a aquello, los cuatro tuvimos que pasar la noche adentro de la oficina. Jungkook y yo dormimos en el sofá del lugar mientras que Namjoon y Joo-kyun en sillas separadas. A primera hora de la mañana llegó Seokjin sin esperar la presencia de Jungkook y mía.

—¿Qué está pasando acá? —Inquiere confundido.

—Parece que Mireu está buscándole un problema a Jungkook con su padre—responde Namjoon todavía con sueño.

—Esa chica necesita realmente ayuda psicológica. ¿Por qué simplemente no la despiden? Estorba en este lugar.

—Concuerdo totalmente. —Tercia Joo-kyun.

Jungkook y yo salimos de la oficina por unos minutos para ir al baño y lavarnos la cara. No sabía qué trataba ahora Mireu en contra de Jungkook, pero temía por él en estos momentos.

Cuando volvimos a entrar a la oficina, solo quedaba Joo-kyun dentro ya que los chicos se habían ido a traer cafés para nosotros. Entre los tres hablamos hasta que Joo-kyun recibió un mensaje de Namjoon diciéndole que Mireu ya había llegado y que el señor Jeon ya estaba subiendo las escaleras para ir a su despacho.

—Muy bien, te deseo suerte en lo que sea que esa perra quiera hacerte. Si necesitas a alguien para que te ayude a golpearla, no dudes en contactarme.

Finalizando esa despedida con amenaza incluída, Joo-kyun se marchó de la oficina.

Jungkook se sentó en su silla de trabajo e hincó sus codos sobre su escritorio. Me acerqué a él para tranquilizarlo con un mensaje y palabras reconfortantes. Le prometí que no me iría de su lado pase lo que pase para que así estuviese más en calma y no perdiera los estribos.

—Mireu solo quiere fastidiarte —dejo un beso en su coronilla—. Cuando note que no le causas absolutamente nada, se cansará. Es cuestión de tiempo.

—Lo sé, pero ya estoy harto de ella —suspira exhausto—. No le hago nada hasta ahora solo porque es mujer, de otro modo, Mireu estaría con tres de mis tijeras incrustadas en su cabeza.

—Ignoraré que has dicho eso y solo te seguiré escuchando —Jungkook sonríe de lado antes de besar mi mano.

El momento se ve interrumpido cuando tocan la puerta de su oficina. En el vidrio se ve la silueta de dos personas, una de ellas era Mireu. Jungkook la deja pasar sin entender absolutamente nada.

Mireu entra a la oficina con una sonrisa victoriosa y se posa delante de Jungkook mientras que deja pasar a la otra chica que está detrás de ella. De repente, siento que Jungkook ha soltado mi mano, regreso a mirarlo y su boca está entre abierta mientras que sus cejas estaban fruncidas.

Sus ojos estaban puestos en la chica de cabello ondeado castaño, de piel blanca y ojos negros grandes. Tenía una actitud tímida, pues, a pesar de tener a Jungkook enfrente suyo, no lo miraba y mantenía su mirada puesta en el suelo.

De toda esta reunión que se creó en esta oficina, sentí que la que sobraba era yo. Pero le prometí a Jungkook quedarme a su lado a pesar de todo, aunque sienta que algo va a salir mal.

Un ruido se escuchó, eran los gruñidos del bebé que esa chica estaba sosteniendo.

—¡Ta-dan! —dijo con entusiasmo Mireu mientras señalaba a la chica—. ¡Grandes noticias!

*****
¿Quién creen que sea la chica misteriosa?

¿El Blakook peligra?

Gente, yo también quiero que me compren un libro de criminología por mi cumpleaños, o por navidad AKSKSJNSJ sería muy feliz :')

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