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Al siguiente día, Justin vuelve al sótano y Chrystel se encontraba justo en el lugar y la posición en la que la dejo y, ¿cómo no? Si estaba esposada a esa cama sin poder escapar o moverse.

Seguía temblando de frío y tenía unas grandes bolsas negras debajo de sus ojos, en sus mejillas se encontraban lágrimas secas las cuales ella había llorado toda la noche anterior, aparte tenía varias cortadas en el rostro, aunque eran diminutas, se podían notar si te acercabas, menos mal que no llevaba maquillaje, si no su cara parecería la del mismísimo chuky.

—Buenos días, amor —le dice a la chica y deja un beso corto en sus labios.

—¿Qué tienen de buenos? —dice ella con su voz entrecortada debido a la falta de agua.

—Pues veras amor, hoy es uno de los mejores días de mi vida, tal vez también el tuyo —dice sonriendo—ten, abre la boca —le dice mientras le acerca un vaso de agua a la boca.

Ella rápidamente toma de el como si su vida dependiera de ello.

—Veo que tienes hambre —le vuelve a decir.

—¿Es que eres idiota o qué? —dice Jason entrando al sótano.

Justin lo fulmina.

—¿Como no va a tener hambre? Lleva un día y medio sin comer, a este paso la pobre morirá de hambre —lo regaña.

Justin lo ignora.

—Te traje comida, amor —le dice levantando una mesita donde había comida.

Ella al verla trata de levantarse para comer un poco, como si no hubiera comido hace días.

—¡Espera! —le quita el plato—, voy a des-esposarte, te bañaras y luego ya podrás comer ¿de acuerdo? —dice.

—Por favor —ruega—, déjame comer primero, no he comido ¡hace casi dos días! —exclama— tengo hambre —llora.

—Ya, ya no quiero lloriqueos —la regaña y suspira—. esta bien —se rinde—, puedes comer primero, pero te pondrás lo que yo te diga después de bañarte, ¿bien? —condiciona.

Ella asiente frenéticamente y el ojimiel la des-esposa.

Se sienta.

—Muy bien, aquí tienes —dice dándole el plato de comida.

Este tenía un desayuno bastante rico, tubo que admitir, eran unas tostadas, huevos, y zumo de naranja, de postre, tenía un delicioso chocoflan.

No espero a que le dijese otra cosa porque tan rápido como se lo dio, ella empezó a devorarlo como si no hubiera un mañana, y ¿cómo no? Ya casi van dos días sin comer y la pobre estaba más que hambrienta.

Al terminar le pidió a Justin que le des-esposara los pies para poder ir a darse una ducha, él hizo lo pedido y cuando ella se metió al baño, Justin rápidamente abrió la puerta del sótano dejando así que varios maquillistas, estilistas, diseñadores y de más entraran por esta.

—Buenos días, señor Bieber, ¿qué tal le va? —le dice un señor que tenía pinta de ser francés o algo así.

—¿Qué tal, Mario? —dice en forma de saludo— va muy bien —responde—bueno, mi chica esta dándose una ducha, cuando salga la empiezan a arreglar y todas esas mierdas —dice — y ya te explique nuestra situación, si es necesario usen la fuerza, aunque creó que ustedes solos no podrán, no tienen, ¿como lo digo sin soñar grosero? Fuerza —dice simplemente.

—No te preocupes, Justin, vengo preparado ¿Caballeros? —llama.

Y de la misma puerta entran cuatro señores vestidos con un traje negro muy serios.

—Sabes que ella va a estar sacudiéndose como gusano con sal ¿verdad? —pregunta obviamente.

—También traje sedantes —responde obviamente—. tu no te preocupes, tú chica estará lista y hermosa a tiempo.

—Bien, si lo consigues te pagaré una gran cantidad, si no, te matare —le dice simplemente.

—Huy que agresivo —le dice— confía en mi, justy —olvide mencionarles que Mario era gay.

—No me llames Justy, tengo que irme, tengo que ver que todo este en su lugar y todavía me falta arreglarme.

—Mande a otras personas a tu cuarto para que se encarguen de tí.

—De acuerdo —se va.

Después de veinte minutos, sale Chrystel del baño con una bata puesta y su cabello envuelto en una toalla para que se valla secando.

Al ver a todas esas personas ahí se asusta y trata de echarse a correr, digo trata porque tan pronto los hombres vieron lo que haría, la agarran de pies y manos y la sientan en una silla de esas que tienen donde poner tus manos y pies para cuando te arreglan las uñas y una cosa parecida a un casco encima de esta.

—¿¡Quienes son!? ¿¡Dónde está Justin!? —grita alarmada.

—Hay tranquila linda, te saldrán arrugas y no queremos eso ¿verdad? —le dice Mario caminando hacia ella.

—¿¡Quién eres tú!? —pregunta de igual forma.

—Me llamo Mario, Justin nos contrato para alistarte y dejarte hermosa para su boda —dice simplemente.

—¿Boda? —pregunta confundida.

—Oh, Justin no te lo ha dicho —se regaña— Se van a casar, y nosotros estamos aquí para alistarte —explica— espero que cooperes con nosotros para hacerlo de la forma fácil o tendremos que hacerla por la difícil. Si escoges la difícil, mis amigos aquí —señala a los hombres de negro— te amarraran si es necesario te pondré unos sedantes, en cambio si lo haces por la fácil, lo haremos rápido y no habrá problemas. Tu eliges ¿Por la buena o por la mala?

No tenía opción.