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Capítulo 43.

Narra Felipe.

Nosotros por desgracia no podemos hacer nada, y de igual manera no habría manera de ayudar, Daiel va a morir, es lo más seguro.

—¿Qué haremos con esto? —preguntó Agus acercándose al cuerpo de Alexis. —Deberíamos quemar la casa con todo esto adentro, ¿O quieren ir a la policía y decir que hay 3 cadáveres?

Rápidamente negué con la cabeza, pero ahora no podemos hacer esto, para empezar que la casa no es nuestra, además Pablo y los demás tienen todas sus pertenencias aquí, no quiero que pierdan sus cosas.

—Esperemos a los demás —dije algo nervioso.

—¿Me puedo ir ya? —preguntó Khyan, ella seguía asustada, después de todo lo que vio hoy, seguro tardará días en recuperarse.

—Aun no, debemos esperar a Pablo —respondió Agus mientras volvía a sentarse en el sillón. —¡Dios! Cuando vine aquí, jamás me imaginé que terminaría en una casa con tres muertos.

Me da miedo que no podamos con Christian y me quiera obligar a hacer algo horrible, lo de Alexis no me hizo sentir mal, porque literal no acabe con su vida yo.

El celular que se encontraba en mi bolsillo comenzó a vibrar, rápido me di cuenta que no era el mío, si no el de Josh. Lo saqué y me di cuenta que era un mensaje proveniente esta vez de Daiel.

Daiel: Tengo nuevo celular, ¿No es genial? Debo admitir que lo que acabo de hacer fue demasiado increíble, y quiero más, más, pero para eso necesito tu ayuda en más cosas, y recuerda si no aceptas, se cosas sobre ti.

¡Dios! Juro que tengo mala suerte, justo estaba pensando esta mierda, y el pendejo me viene a joder con que necesita mi ayuda, no lo haré, no lo haré.

***

Narra Nahuel.

Abrí mis ojos lentamente, el rostro me dolía, más la nariz, rápido lleve mi mano hasta ella, y sangre estaba saliendo, me limpie un poco y me puse de pie.

—Joven, ¿Se encuentra bien? —preguntó una doctora que iba pasando.

—¿Dónde está la sala de cirugía? —pregunté acercándome a ella.

Supongo que aún debe haber tiempo, Daiel no puede morir.

—Lo siento, debo pedirle que salga de aquí, veo que usted no es paciente —dijo ella mirándome confundida.

—¡No! Por favor, lléveme a la sala de cirugía, mi amigo fue llevado ahí, dos personas intentan asesinarlo.

La enfermera comenzó a reír, lo cual me hizo enojarme demasiado.

—Es una cosa seria, no se ría —dije molesto.

—Lo siento, pero si tu amigo fue llevado ahí, estará bien, puedes esperarlo aquí, seguro su operación no es muy larga.

Salí de la habitación, parece que esa maldita sala la tengo que encontrar yo mismo, camine a través de todo el pasillo, las puertas tienen señalamientos de que es lo que está dentro, así que espero que sea rápido.

—¡Oh Dios! —exclame cuando lo vi, era un pequeño letrero que indicaba que dentro era la sala de cirugías, corrí hasta allí, tome la perilla de la puerta, y la abrí.

—Oh mierda, perdón —me disculpé rápidamente, había varios doctores e incluso un paciente siendo atendido.

Me di la vuelta rápidamente, y al salir, miré que la sala de enfrente era igual, en la puerta se podía leer, "Sala de cirugía"

Empujé la puerta fuertemente, y no podía creer lo que mis ojos veían, la sala estaba sola, había algunas cosas sobre el suelo, justo en medio, debajo de una luz blanca, pude ver a Daiel encima de su camilla, aun amarrado a la cama.

Por el suelo había sangre salpicada, y justo debajo de la mesa, la sangre estaba goteando, donde ya se podía apreciar un charco de sangre.

—Llegué tarde.

La puerta se abrió nuevamente de golpe, lo cual me hizo sobresaltarme, pude observar a unos guardias, que venían junto a Pablo y Tyler.

—Llegué tarde, Daiel está muerto —dije y una lágrima corrió por mi mejilla.

—¡Son unos idiotas! —gritó Tyler molesto. —Si tan solo nos hubiesen hecho caso, nada de esto hubiera pasado.

—Hay que irnos —mencionó Pablo observando el gotero de sangre. —No podemos dejar a los demás solos, no mientras Christian esté libre.

***

Al llegar a casa, nadie dijo una sola palabra, lo primero que vimos al entrar, fue el cuerpo sin vida de Alexis, tenía la cabeza hecha mierda, literal. Justo como yo le deje la cabeza a Leo.

—Todo este tiempo Leonardo fue inocente —dije sintiéndome de lo peor.

—No puedo creer que Christian nos engañó fácilmente —mencionó Pablo, él caminó hasta el sofá y se tiró ahí. —Todos están muertos, jamás podemos hacer nada, no quiero que esto siga pasando, Christian debe morir.

—Yo sé cómo hacerlo, creo saber dónde se esconde —mencionó Felipe sonriendo. —Pero solo debemos ir nosotros, no quiero que nos vayan a descubrir.

***

Narra Christian.

Yo sé que Felipe lo hará, es demasiado fácil fingir que sabemos cosas de una persona, cuando realmente no, me alegro demasiado que Felipe se haya tragado el cuento de qué se dónde está su familia, la verdad esas mierdas no me interesan, hasta cree que perdería mi tiempo buscando.

—Este dinero me ayudará a ir a Los Ángeles, debo admitir que no me siento tan mal como creí al inicio —mencionó Billie, quien se encontraba recostaba sobre la cama.

—¿Te vas? —pregunté acercándome a ella, Billie tan solo asintió, mientras se sentaba a la orilla de la cama. —Creí que seguiríamos con esto, tú me ayudarías a hacer esto, pero en otro lugar.

—Ay por Dios, tú lo que deberías hacer es ir al psiquiatra, sinceramente esto no es normal, Christian tú necesitas ayuda.

No es la primera persona que me lo dice, la primera fue mi madre cuando me corrió de casa a los 16, por suerte para mí, no soy un idiota y pude terminar la escuela, y con ayuda de Leo, pude entrar aquí, a la universidad sin tener que pagar un centavo.

—¿Tú crees? —pregunté poniéndome frente a ella, y lentamente deslicé mis dedos sobre su cabello, llegando hasta su cuello. —Porque si tengo un maldito problema, yo decido qué hacer.

—¡Christian ya basta, no me toques!

Siempre supe que era una maldita perra.

—Mis problemas son tan graves, que podría matarte ahora mismo —dije sonriendo.

Billie se puso de pie bruscamente, luego intentó alejarse de mí, pero lo evite, lanzándola contra la cama.

Me subí sobre ella, tomando sus manos, y haciendo que no se pudiera mover.

—Christian, era broma —dijo ella nerviosa y asustada. —Solo estaba jugando, claro que me iré contigo, iremos a donde quieras, por favor solo bájate que me estas asustando.

—Ahora ya no te quiero a mi lado, habrá otra perra que con dinero haga lo que yo le pida —dije molesto, esta vez lleve mis manos hasta su cuello, el cual rápido comencé a presionar.

Ella trataba inútilmente salir de mi agarre, lo cual era genial, ver su cara de asustada, que sabe que no podrá salir de aquí con vida, que no podrá ir a Los Ángeles la muy estúpida, y peor aún, que me ayudó en todo lo que le pedí todo para que terminara muerta.

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Espero les haya gustado.

¡Últimos capítulos!

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