Capítulo 43.
El chico le apuntó a Paola, justo cuando estaba por disparar, unos fuertes golpes comenzaron a resonaron en el sótano, los cuales provenían de la puerta principal.
—¿Es enserio? ¿No me van a dejar matar a esta puta o que mierda? —Luis se dirigió molesto hasta Amber. —Por favor atiende la puerta.
Amber asintió sin decir nada, y se dirigió hasta las pequeñas escaleras.
—No hagas nada hasta que yo regrese, quiero ver como los matas —Amber subió y salió del sótano.
—Por favor, Luis, no lo hagas —Paola estaba muy asustada. —Te lo ruego, no quiero morir.
Amber caminó a través de la cocina, donde pudo ver a su madre encima de la mesa, tal como la habían puesto ella y Javier.
—Que asco me das, madre.
Los golpes seguían escuchándose en la puerta, la chica fastidiada se apresuró y abrió la puerta, la cual hizo un rechinido al abrirse, afuera se encontraba Milena y su madre
—¡Sorpresa!
—Oh vaya, estás viva, que novedad, ¿Quién es esta señora?
Milena dio una pequeña sonrisa de lado, para después apartarse y dejar paso a dos oficiales de policía, quienes venían armados.
—Oh mierda —la chica intento correr azotando la puerta, pero no pudo hacerlo ya que un oficial la detuvo. —Acabo con...
El oficial cubrió su boca, evitando así, que diera señales de que las cosas andaban mal acá arriba, no querían que los chicos sufrieran más.
Milena dio una pequeña sonrisa de lado, solo para después apartarse un poco y abriles pasa a dos oficiales de policía.
—Iras a la cárcel por toda tu miserable vida, Amber —mencionó Milena sonriendo. —¿Ellos siguen aquí verdad?
—No por mucho, en cuanto él sepa que están aquí, todos estarán muertos, todos.
Otro de los oficiales saco a la chica, que no paraba de intentar de forcejear y gritar.
—Luis, mátalos a todos.
La madre de Milena se adentró en la casa, al toparse con el cuerpo de la mamá de María dio un fuerte grito que llegó a oídos de Luis y de todos los que seguían con vida en el sótano.
—Su madre, asesinó a su madre.
***
Luis miró como Amber salió del sótano, anhelando que no se fuera a tardar demasiado.
—Hey, Luis, mira por favor, todo puede terminar de manera distinta, por favor a Paola no le hagas nada, déjala en paz, maldita sea —Pablo estaba desesperado porque Luis volteara a verlo, que cuando lo hizo, dijo lo primero que se le vino a la mente y que podría ayudar a su hermana. —Dispárame a mí.
—Qué lindo es el amor de hermanos, mejor debería dispararles a ambos, así se van los dos juntos al infierno.
Paola seguía llorando, pues era la siguiente en la lista.
—¡Déjalos a ellos dos! ¡Mátame a mí! —la voz de Carlos interrumpió a Pablo que estaba por hablar. —Pero déjalos a todos ellos, solo llévame a mí, yo fui quien no dejó a Alejandro llegar aquel día a tu casa, él te quería matar y yo no se lo permití, hoy no estaríamos aquí si lo hubiese dejado.
—¿En serio te sacrificas por esta bola de idiotas?
—Lo digo en serio, así que anda Luis, no quiero ser el último, que todos estemos aquí es en parte mi culpa, debí dejar que Alejandro te matará aquel día —lagrimas comenzaron a salir de los ojos de Carlos, deslizándose por sus mejillas. —¡Así que haz..!
Aquel chico fue interrumpido por un clavo que entró en su mejilla.
—No necesito que me lo pidas dos veces, Carlitos.
—¡Hazlo! —Carlos gritó mientras una lágrima de dolor salió de su ojo. —¡Ya!
Luis sonriendo presionó el gatillo de la pistola, de la cual una docena de clavos comenzaron a salir, incrustándose en la cara del chico, el cual dio un pequeño grito antes de morir.
—¡Super divertido! Amo está pistola.
Un gran grito proveniente de arriba hizo presencia en el sótano. Luis dejó caer el arma de clavos al suelo, la cual disparo en dirección de Paola.
Seis clavos se incrustaron en su pierna, causándole mucho dolor y que diera unos fuertes gritos.
—¡Cállate, idiota! —Luis fue hasta Paola y comenzó a abofetearla una y otra vez. —Debí matarte antes, ahora tendré que hacerlo rápido, y así hay menos emoción.
***
Arriba, los oficiales se encontraban yendo silenciosa y tranquilamente al sótano, cuando el grito de la madre de Milena contrastó con gritos provenientes del sótano.
Los oficiales comenzaron a correr, pues el chico psicópata ya sabia que no estaba solo en casa, y apresuraría sus planes de homicidio.
De una fuerte patada la puerta cayó al suelo, lo primero que vieron los oficiales al llegar, fue a los chicos amarrados, y el piso teñido de rojo, y un peculiar olor que los hizo querer volver.
—¡Dios mío! ¿Dónde está Luis? —uno de los oficiales preguntó, mientras apuntaba con su pistola a todos lados.
—Todos están muertos —Alexa seguía llorando. —Quiero salir de aquí, por favor ayuda.
—¿Dónde está el asesino?
—¡Chicos vamos! ¿Dónde está él? —Milena apareció en el sótano, mirando hacia todos lados en busca de Luis.
—¡Detrás de Paola! —la voz de Matt sonó, haciendo que automáticamente Luis se pusiera de pie, incrustando un gran cuchillo en su cabeza.
Las armas de los oficiales se encontraban sobre Luis, este seguía con una sonrisa triunfante, mientras la sangre escurría su cara.
—Jamás me voy a arrepentir de esto, fue tan excitante matar, así que, si estos imbéciles me matan, me iré con una gran satisfacción por lo que hice.
Luis comenzó a tararear una ridícula canción, lo cual confundió a los oficiales, así no se percatarían de lo que realmente tramaba el chico, Luis tenia un arma consigo, y ahora estaba apuntándose justo en la boca.
—¡Baja el arma!
El chico jaló el gatillo, volándose la cabeza en tan solo unos segundos.
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Espero les haya gustado. Voten y comenten ❤
¡Penúltimo capítulo!
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