Capítulo 17.
—Para algunas personas lo es, y creo que Luis y Vicky nos están mintiendo —mencionó Pablo quien era él que sostenía el celular que mostraba la localización del celular de Amber y del profesor.
—¿Lo creen? —preguntó Nina observando fijamente.
Paola tomo nuevamente el celular, pues aún no estaban del todo seguros que ellos fueran los asesinos.
—Me parece más sospechoso Luis que Vicky, él tiene problemas, el expediente lo dice claramente.
—Exacto Pablo, pero como Vicky es su novia, ella podría ayudarle —mencionó Paola. —Aunque tenemos que hablar con los demás.
—¿Los mataremos? —preguntó Nina un poco nerviosa.
—Si es necesario si, dudo que la policía nos vaya a ayudar.
Pablo se puso de pie, lo siguieron Nina y Paola.
—¿Ahora que haremos?
***
Paola creó el grupo: "Sospechosos"
Paola añadió a Pablo.
Paola añadió a Nina.
Paola añadió a Manuel.
Paola añadió a Nico.
Paola añadió a Alejandro.
Paola añadió a Ari.
Paola añadió a Ana.
Paola añadió a Matt.
Paola añadió a Milena.
Paola añadió a Carlos.
Paola: Chicos, ya tengo las pruebas.
Carlos: ¿Qué pruebas?
Pablo: Tenemos a los primeros sospechosos.
Manuel: ¿Luis y Vicky?
Milena: Ellos ya dijeron que es mentira, según ellos el profesor ya estaba muerto cuando los estaba culpando.
Alejandro: Yo sigo creyendo que es Luis, a mí no me hace pendejo.
Pablo: Lo son.
Ana: ¿Por qué ahora están tan seguros?
Ari: Ya no sé qué creer, pero son los que menos te esperas.
Paola: Encontré la aplicación para rastrear los celulares, al rastrear el de Amber y Rodrigo me indica que están en la escuela, díganme, ¿Quién más está en la escuela?
Nico: Los asesinos.
Nina: Luis y Vicky.
Paola: Exacto, eso para mí es demasiado sospechoso.
Manuel: No dejaremos que sigan con lo suyo.
Carlos: ¿Están seguros?
Paola: Pues no, pero al menos hay que ir tras ellos, porque la policía no hará nada.
Matt: Entonces, hay que vernos.
Ari: ¿Y si ellos ya nos esperan?
Milena: Exacto, recuerda que el verdadero asesino puede estar aquí, no estamos seguros que sea Luis y Vicky.
Carlos: Incluso podría ser yo, y ahorita mismo voy a la escuela a matarlos a todos y terminar con esto.
Pablo: ¡Carlos no juegues con esto, idiota!
Carlos: Es la verdad, Pablo, tal vez el verdadero asesino ahora sabe nuestros planes.
Paola: Tienes razón, entonces, ¿Qué hacemos?
Alejandro; Yo sí voy, no me interesa que puedan ser inocentes, no dejaré que sigan muriendo los del grupo.
Manuel: Muy su problema, si el asesino los está esperando, ustedes son los que van a morir.
Nina: Chicos, él no podrá hacernos algo a todos juntos, por favor vamos.
Manuel: ¡Si tanto quieren háganlo ustedes!
Ari: Lo siento chicos, me da miedo, prefiero quedarme en casa.
Paola: ¿Están hablando en serio?
Pablo: ¡Maldita sea! ¿Quién más tiene que morir para hacer algo?
Manuel: Es que no están seguros, Pablo, el verdadero asesino debe estar esperándonos ahora mismo, es mejor no arriesgarme.
Milena: ¡Malditos cobardes!
Paola: Pues muy su problema si no quieren ir, pero cuando los mate, morirán sabiendo que no hicieron nada para salvarse.
Nina: Los que quieran ayudar en algo, nos vemos en la entrada de la escuela.
Fuera del grupo:
Paola, Pablo y Nina decidieron ir a la escuela, aunque estaban muy nerviosos de que solo fueran a ser los únicos contra dos posibles asesinos armados y listos para acabar con ellos.
—Tengo demasiado miedo —dijo Nina algo nerviosa.
—Al menos tenemos la ayuda de Alejandro —mencionó Pablo. —El será capaz de matarlos.
—¡Pablo no! Nosotros no somos asesinos, no quiero que mueran, quiero que vayan a la cárcel y pasen ahí toda su vida, así podrán lamentarse.
—Es la verdad Paola, ellos merecen la muerte.
Al llegar a la escuela, ya estaba Alejandro afuera, él tenía un bate de beisbol en sus manos, se miraba molesto.
—Creí que no iban a llegar.
—No creo que nadie más venga, así que entremos —mencionó Nina.
Los cuatro chicos comenzaron se adentraron en la escuela, uno a uno se abrieron paso por la puerta principal.
—¡Chicos, chicos, esperen!
La voz no reconocida los hizo parar de golpe, Nina incluso se tiró al suelo asustada.
—Yo también quiero descubrirlo —Ana dijo llegando al lugar. —¿Qué tienes, Nina?
Pablo llevó sus dedos a sus labios, e hizo la típica seña de silenció, Ana cerró la boca ayudando a Nina a ponerse de pie, y ahora sí, los cinco chicos comenzaron a entrar a la escuela, uno a uno.
La noche estaría llegando en unas horas, así que, si no querían terminar en un laberinto y con dos asesinos detrás de ellos, tendrían que darse prisa para llevar acabo su plan.
Lo primero que revisaron fue la dirección, dónde notaron el gran desorden que había dejado el psicópata, incluso aún estaba un gran charco de sangre, la cual era perteneciente al profesor.
—Creo que fue mala idea venir —mencionó Ana mientras retrocedía para no tener que ver tal cantidad de sangre en el piso.
—Si fuéramos unos asesinos, ¿Dónde nos esconderíamos? —pregunto Alejandro para luego reír.
Los chicos ahora se dirigieron hasta el aula de maestros, la cual se encontraba muy cerca de la dirección.
Al abrir la puerta, la luz estaba apagada, y solo se podía observar oscuridad total.
—No hay nada aquí —mencionó Pablo retrocediendo un poco.
—¿Seguro de eso Pablo? —preguntó Luis desde la oscuridad.
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Espero y les haya gustado.
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