Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Día 8

Hay que decir las cosas como son: Dormí pal culo. Los revoltijos en mi estómago me hicieron encerrarme en el baño por bastante tiempo. Planté un pino que es capaz de darle oxígeno a todo el planeta. Fuera de esa olorosa noticia, queda poco para que finalice esta tortura, creo que pasado mañana nos vamos. Como es lo usual, disfruté mi desayuno siendo filmado y cabizbajo, soportando las usuales discusiones infantiles del resto.

— Chicos, ¿les parece que, si estudiamos lo suficiente ahora, vamos a festejar a la playa? —Propuso animado Cliff— No hemos recorrido mucho el pueblo, hemos pasado encerrados.

— Desde que nos agarramos a putizas con los Brayans, da un poco de miedo este pueblo —Opinó James.

— Podríamos ir a la hora de almuerzo para que no nos asalten —Nos miró a nosotros dos que no hemos dado ninguna opinión.

— ¡Síí! —Exclamó Ulrich— ¡Me muero por ir! —Parecía un niño pequeño sacudiendo sus piernecitas y sus bracitos emocionado.

— Pues, bien —Me encogí de hombros. No tenía ninguna queja.

Excepto por un detalle: El latente recuerdo de lo que viví anoche. ¿Ocurrió o el uso de sustancias me tiene mal? Me costará mantener la compostura. Siento que lo que construí para mantenerme cuerdo se tira a la basura. Mi cabeza da miles de vueltas, como en un carrusel. Tengo que enfrentar esta situación, pero no ahora, porque tiempo a solas no tendremos hasta un buen rato.

Las palabras del libro de psicología volaban por los aires y carecían de sentido. Al principio podía asociarlas a mi estado paranoico, y hoy... Hoy me siento a la deriva.

— ¡Negro! —Gritó Hetfield, moviendo su mano frente a mi rostro. Pestañee.

— Qué —Contesté de malas, su tono fue tan hostigante.

— ¡Te estoy hablando desde hace rato! —Coloqué los ojos en blanco— Responde: ¿Cuál es la diferencia entre el 'yo' y el 'superyo'?

— Umm... No sé —Le saqué la lengua, Lars rió, encantador.

— Llevas en otra desde hace rato, ¿pasó algo?

Volteé a mirar a Lars. Me dedicó una sonrisa maravillosa y luego guiñó. Oh, my...

— Estoy bien —Cogí una botella de agua que yacía en el centro de la mesa, con mi mano temblante y le di un sorbo—. Permiso.

— Vamos de nuevo.

Ellos se rindieron al rato conmigo porque no estaba apto. Y saben que soy el de mejores notas también, no les afecta que yo me salte ciertos pasos, en todo caso, no es que no sepa. Simplemente... No quiero responder, estoy muy agobiado.

Posterior a ello, salimos de casa a comprar unas papas fritas y otros snacks para picar, empanadas, muchas cervezas. Decidimos instalarnos en un roquerío, alejado de las familias con sus niños. Trajimos la cámara y el parlante, obvio. Clifford introdujo un cassette pirata compilatorio que grabó antes de este viaje, me venía como anillo al dedo porque a veces aburre escuchar álbumes completos nada más, algo de variedad requería que no fuera la radio.

Bebí de mi lata de cerveza, contemplando el horizonte mientras cantaba en voz baja 'Kiss me Deadly' de Lita Ford. No sé de qué hablan estos locos, estoy en mi espacio seguro aquí con la naturaleza. Piqué snacks y limpié el exceso de sal que quedó en mi mano contra mi cadera.

— ¿Necesitas ayuda, morenazo? —Ulrich me enseñó un bote de bloqueador solar.

— Ni siquiera hace calor —Desvié la mirada.

— El cáncer de piel se desarrolla igual —Abrió el pote—. Ya, mírame bien.

Obedecí y él untó protector sobre mi mejilla, acariciando con una delicadeza tremenda. Apreté los labios entre sí. Menos mal me está cubriendo la cara porque o si no, se notaría a kilómetros mi sonrojo. Al acabar de echarme en la cara y el cuello, me dio un apretón en los cachetes.

— Cuídate, tonto —Tragué saliva impaciente por esa frase. Sonó tan lindo.

— Kirk, ¿me acompañas a mear? —Interrumpió Cliff.

— Uyyy —Chilló el rubio—. Necesita compañía.

— Todavía no me acabo mi lata —Acoté.

— ¿Y? No te voy a mear a ti, quiero que me cubras —No evité soltar una carcajada. Tenía un buen punto, eso, y a lo mejor quería conversar conmigo.

Bajamos un poco de las rocas y le encontré una orillita en que la pudiera regar tranquilo, yo me quedé a un metro de distancia vigilando que nadie lo viera.

— ¿Por qué no sueltas el cigarro mientras meas?

— Me hace ver más cool —Y me tiró el humo en la cara, me atraganté como imbécil—. Y no cambies el tema.

— ¡Yo empecé el tema! —Bebí con ganas tras decir eso, requería aclarar mi garganta.

— No, eso no —Suspiró—... ¡Sobre el enano!

— Oh, sí...

— Hoy se está comportando extraño y parece que tiene un secreto contigo, suelta la pepa.

— ¿Eh?

— Di qué sucedió ayer, cuando salieron en la noche.

— Oh... —Acabé la lata y él se guardó la picha— Pues, me bes...

— Háganme un espacio —Ese era Hetfield que ya venía con la pinga afuera y se puso a orinar a un ladito de nosotros.

Opté por callar y cuando estuvieran listos, regresamos con Ulrich. Me coloqué más o menos alejado de él, me zambullí a comer como podía porque estos dos cerdos no se lavaron las manos, no quería tener hambre mientras estos giles toquen los snacks con sus manos podridas. La cerveza comenzaba a saber a agua tras un buen rato. Me relajaba el sonido de las olas, eso sí. El viento era suave, acariciaba mi piel despacio... Estoy en paz, de nuevo.

Las olas chocaban contra las rocas y pequeñas gotas salpicaban en mis piernas. Llevo shorts, da lo mismo. Aunque admito que un abrazo se sentiría mejor para apaciguar el cambio de temperatura. Mi estómago no se llenaba con los miserables snacks, mejor que los manos miadas se los coman. Estuve a punto de darle la mascada más apetitosa a una empanada de champiñón con palmitos cuando la voz de mi amado me interceptó:

— Kirk, ¿me acompañas a mear?

Hoy, puede que esté alucinando, sin embargo, me miró con otros ojos. Sus pupilas estaban dilatadas como si se hubiera metido algo. Mordía su labio inferior. Aghh... No puedo describir lo increíblemente lindo que se ve y cómo me hace ceder ante...

— Yo te acompaño, estoy que me meo —Contrapuso Hetfield.

— ¿No fuiste hace un rato?

— ¿Estás mandando a mi esfínter?

Preferí dejarlos y le di su probadita a mi empanada vegetariana. Tremendo manjar.

— ¿Entonces...? —Quiso seguir lo anterior Clifford.

— Nos besamos —Aclaré.

— Oh.

— Pero no sé qué somos.

— Me lo imaginaba por tu cara de confusión —Acotó mientras metía sus manos miadas en los snacks.

— Ewww... —Vociferé ante tal hecho— Menos mal ya me saturé de snacks —Continué comiendo de mi empanada.

— No es como si fueran los miados de Lars, ahí hasta ponías la boca para recibir —Se limpió los dedos en su chaqueta y buscó en un bolsillo su cajetilla de cigarros.

— ¡Cliff, puto asco! —Gruñí de brazos cruzados, él me ofreció un cigarrillo. Negué.

— Llorón, acepta uno —Insistió y se colocó uno en la boca.

— Fua, ya —A la mala lo acepté y permití que lo encendiera con su mechero.

— Queda muy poco para que finalice este viaje, toma lo que te queda como unas vacaciones —Inhaló y exhaló el humo con calma. Imité el gesto.

— Llevo repitiéndomelo como grabadora descompuesta —Opiné con una risa incómoda.

— Nos preocupaste cuando fuiste a meterte perico y te caíste así de repente —Parecía molesto.

— No es la primera vez que lo hago.

— Y sí la primera que tienes un accidente así —Recalcó.

— Bien, "papá", me voy a portar mejor con el perico.

— Me encanta que digas que vas a 'portarte mejor' en vez de prometer no consumirlo —Aclaró su garganta y escupió una flema hacia el mar.

— Soy honesto.

El par de idiotas regresó y se acomodaron junto a nosotros.

— Iré a regar una piedra —Advertí aplastando mi última lata vacía con el pie—. Y probaré tu técnica de fumar al mismo tiempo.

— Pendejo —Cliff me sacó el dedo de en medio.

El resto de la tarde y noche transcurrió normal, la verdad, dentro de lo que es nuestra caótica normalidad. Nos mojamos las patas en el agua y comimos como cerdos. Ya a la noche hacía un frío de cagarse y no trajimos nada para abrigarnos así que nos devolvimos a la casa. Mi estado etílico y mi ansiedad me obligó a cuestionar toda esta mierda confusa a la hora de acostarnos:

— Lars, ¿qué somos?

— Uh... —Parecía acorralado. Mantuvo el silencio por el suficiente tiempo para que mi estómago se revolviera y gruñera— Te lo dije, somos los mejores amigos.

Creo que un balazo dolía menos. Respiré profundo, si no me comportaba, seguro reventaba en llanto ahí mismo. Debo esperar un poco, al menos hasta que se duerma y poder encerrarme en el baño tranquilo. Creo, recapitulando, he sufrido crisis de todos los tipos, pero jamás he llorado. Debería hacerlo, el reprimirme me enferma más.

— De todos, siempre te he dicho que eres mi persona favorita, Kirk —Lo decía tan adorable que me ardía por dentro.

— Eh, sí...

Me acosté, dándole la espalda. En mi mente conté hasta cinco para cometer ejercicios de respiración. Uno, dos, tres...

— Buenas noches, Kirky —Despidió, no sin antes darme un toque en la costilla.

Eso fue el punto de no retorno y las lágrimas caían por mis mejillas. Inhalé con fuerza. No tuve el valor de responder. Mañana será otro día de malas decisiones.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro