Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2 - No eres él

— Creo que no se murió...—

Las voces se escuchaban distantes mientras Spreen recobraba la consciencia.
Parpadeó rápidamente queriendo acostumbrarse a la oscuridad, ¿Qué había pasado?
Miró por la ventana dándose cuenta que llovía a mares, las ventanas se movían con fuerza y el frío calaba hasta los huesos.
No le quedaba más opción que quedarse ahí o ver si era posible correr hasta su auto y resguardase ahí hasta que el clima se calmara.

Se sobó la nuca mientras recordaba aquella figura en el espejo.

¿En serio pasó?
No.
Seguramente fue su mente jugandole una mala broma.
Ya sabes, casa abandonada, estaba solo, ruidos extraños. Típica trama de una película de terror.

Comenzó a buscar a tientas su celular cuando un trueno iluminó la habitación dejando ver tres figuras posándose sobre él

Volvió a caer y en un intento ridículo por defenderse aprovechó en tomar un pedazo de vidrio.
Tenía desventaja al seguir aturdido y peor al saber que eran más de uno.

— Esto es propiedad privada, larguense o se las verán conmigo.—  queria sonar amenazador aunque realmente parecia un gatito asustado. Temblaba y era claro que no era debido a la baja temperatura.
Cerró sus ojos con fuerza queriendo armarse de valor, internamente rezando un padre nuestro. Nunca se sabe. Si esto es como en la películas todo es posible.

— Quisiera ver eso.—  escucho una voz burlesca que le obligó voltear, pero no habia nada.

Confundido miró a todos lados.
¿Dónde estaban?

—  ¿Sos un cobarde?, mostrate. No te tengo miedo.— mentia, apenas tuviera la oportunidad saldria corriendo.

— Deberias.— susurraron en su oreja y volvio a sentir sus piernas flaquear.

El lugar estaba completamente oscuro, movía su mano con el vidrio de un lado a otro por si intentaban acercarse.
Piso algo notando que por fin encontró su celular, casi canta victoria hasta que nota que se apagaría en cualquier momento.
Debió hacer caso a sus padres y no salir sin su celular completamente cargado o mejor aún, no hubiese ido hasta esa casa.

— ¿Quién sos?, ¿querés algo?, podés tomar lo que sea si me dejas ir.— si era necesario se pondría a suplicar por su vida.

—  ¿Por que quieres irte?, si acabas de llegar, Iván. —

¿Acaso le conocían?
Uno de ellos no dejaba de repetir su nombre.
Estaba seguro que era el que casi lo mata del susto.

Pensó unos segundos queriendo reconocer esa voz, pero no podía.
Sí él no les conoce, pero ellos sí, entonces...

¡Claro!
Quizás la noticia de la herencia llegó a oidos de mucha gente y buscaban obtener lo que fuese mientras tuvieran la posibilidad.
¿Algun familiar inconforme?
¿Un hijo bastardo?
Sabiendo como fue su abuelo nada le sorprendia.

Se quedó quieto, mirando la puerta cerrada, las ventanas parecian estar bloqueadas y podria tomar el riesgo de lanzarse contra una y correr esperando que sus rodillas no le fallaran.
El clima ya no importaba en este punto, una gripe era nada a comparación de lo que ellos podrían hacerle.

Un escalofrio recorrió su cuerpo cuando sintiendo una mano tocarle el hombro.
Se movió a un lado listo a soltar el primer golpe y...nada.

— Sigo diciendo que no es él.—  nuevamente ese susurro,

¿Cómo carajos hacían éso?

No puede ser posible que se acerquen tanto y él no lo note. No tardaba ni un segundo en mirar y solo veía oscuridad.
Además, si les era sencillo llegar hasta él, ¿Por qué no han atacado?
¿Qué esperan?

El silencio invadió el lugar y cuando menos lo esperó, todas las luces fueron encendidas.

Bueno, parece que el lugar tan abandonado no estaba.

Aún a la defensiva seguía buscando a los intrusos, por lo que escucho eran tres chicos, o eso parecía. De ser más estaba jodido.

— Lo que sea que encuentren de valor es suyo, solo déjenme ir.—  Actuaría tranquilo, si lograba tener un poco mas de tiempo y rogando que la bateria de su celular aguantase podría mandar su ubicación a alguien y vendrian a su rescate, ya solo era cuestion de tiempo para que fueran en su auxilio.
¿Qué tanto tardaría en salir, llegar a su auto e intentar encontrar un lugar más seguro?

— ¿Por qué deberíamos?, si volviste es porque sabés que es tu hora.— por el rabillo del ojo pudo encontrar a uno, estaba cerca de la puerta. Mierda.
Eso le dejaba solo de opción lanzarse contra una ventana.

— ¿Mi hora?— tragó saliva con dificultad.— Seguro te confundis de persona, yo... — tartamudeo abrazándose así mismo.— Yo no soy el Iván que vos buscás.—

—  Deja de bromear.—  gruñó aquel chico cuya sombra se podia divisar en las escaleras.

Van dos.
Falta uno, pero.
¿Dónde?

El crujido de la madera le hizo centrarse en él.

Gracias a la luz podía verle claramente. Tenía un traje extraño, como si fuera de boda. Existían varios hematomas en su rostro y sangre saliendo de su labio.

Espera, esa cara.
Jura que ha visto ese rostro en otro lado.

Parece que su confusión solo le cabreaba más, bajo la guardia tirando el vidrio a sus pies.
¿Acaso no es...?

— Primera vez que te veo siendo valiente, Iván. Sí tan solo las cosas hubieran sido asi en ese momento no estariamos aquí.— escupió casi con odio.

Spreen quería entender todo esto.
¿Esto era por culpa de su abuelo?

— No es él, Roier. Entiendo que es idéntico pero con solo ver su forma de actuar sabemos que no es.— Ahora sí que estaba en shock.
Por la mierda, si no esto no era como en su familia donde le ponian los nombres de los abuelos a los primogenitos, estaba viendo a un fantasma.

Ahora si le iba a dar un infarto

No, no esto debe ser un sueño.

¡Si!

Quizás seguía desmayado, esto no estaba pasando, puede que esté teniendo una pesadilla tan realista que lo tiene casi orinandose del miedo
Podía decir que Roier estaba en su mente porque era lindo además que...

Espera, ¿Lindo?
¿Está diciendo que el muerto de aquel cuadro es lindo?

"No es momento para homosexualidades"

Se reclamó mientras apretaba su brazo para despertar, pero cuando ese pellizco si dolio tuvo que aceptar que esto si estaba pasando.

—  Estás muerto. — susurró dando unos pasos hacía atrás.

— Oh mira, no sabía.—  contestó uno de los chicos con sarcasmo. Y ahí estaba el tercero.
Justo en la ventana por la cual pensaba escapar.
Genial.

— Pensamos que traspasar paredes era algo normal.— siguió hablando mientras caminaban en su dirección.

Su respiracion se aceleró.

Ellos estaban muertos.
Y si no fuera porque siente el corazón en la garganta juraría que también lo estaba.

— Si no eres el hijo de puta que nos dejó acá, entonces, ¿Quién eres?—

Quiso responder cuando otro trueno llegó a iluminar de forma tétrica el lugar.
Al verlos tan cerca pudo notar un disparo en la frente, marcas de manos en el cuello y si sus ojos no estaban fallando.
Roier tenía la cabeza al revés.

Como si le hubieran roto el cuello.

¿Su abuelo era un asesino?

Esto lo tomaría como algo genial en su era edgy pero ahora solo quiere huir de ahí y olvidarse completamente que los une algo.

— Soy Iván. El nieto de aquel hombre.— señaló detrás suyo aquel cuadro que terminó provocando que Roier se le lanzará encima.

Quiso cubrirse con las manos esperando un golpe, el cual jamás llegó.
Fue como si el cuerpo del castaño traspasara el suyo haciéndole sentir una pequeña brisa.
Claro, si eran fantasmas no podían dañarlo.
Le vió perderse por debajo de la construcción y soltó todo el aire que no sabía que estaba aguantando.

Podría sentir calma.
Ellos no podían hacerle nada.

— Lo siento, pero no podemos dejarte ir.— las maderas del suelo se elevaron tapando totalmente la puerta y cada ventana.
Ahora no tenía escapatoria.
¿Están jodiendo?
No pueden tocarlo pero si poseer la casa.

— Vendremos por tí cuando Roier este tranquilo porque es capaz de hacerte un Jesucristo aquí mismo. — tuvo que apretar las piernas para no tener un "accidente". Ya quería llorar.

— Me sorprende que se aguantó el querer matarte. Fácil chasqueaba los dedos apenas te vio entrar y te enterraba vivo justo donde estás parado.—

Ahora sí necesita ropa limpia...

— Bueno, nieto del maldito desgraciado que nos mató. — soltó una risa mientras lo veía .— Soy Osvaldo, pero me puedes decir Mariana y este otro cuatro ojos, es Aldo.
Diría que es un gusto pero la pura verdad no lo es. Quédate aquí tranquilo que en un ratito volvemos. Si quieres sube al segundo piso, pero ten cuidado. No vayas a caerte por las escaleras...—

Desaparecieron dejando al pobre de Spreen en mitad del lugar, aún en shock, queriendo pedir ayuda justo cuando su celular terminó apagándose.

Iba a morir.

Terminaría como un alma en pena...

— ¿Querés que yo pague por tus pecados?— lanzó el teléfono con fuerza hasta el cuadro logrando rasgarlo.— ¡Hijo de puta!, ¡Por eso me dejaste este lugar!

Y las luces se fueron...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro