1 - Herencia.
— ¿Podés sacarte la pija de la boca antes de hablar?— gruñó Spreen mientras intentaba entender de que hablaba Carre detrás del teléfono y a la vez averiguaba como abrir la puta puerta de su nuevo "hogar" con esas llaves oxidadas.
Hace algunos meses se enteró que por fin habían logrado poner orden al viejo testamento de su abuelo.
No creyó obtener algo, la relación con esa parte de la familia siempre fue muy tensa.
Lo único que recibió su padre durante años fue mano dura y miradas de asco.
Cosa que él no quiso repetir al tener una familia.
Siendo la persona más amorosa del universo.
Lo que chocaba demasiado con la "encantadora" actitud de su abuelo.
Las malas lenguas decían que siempre fue un hombre difícil de entender, que parecía que incluso el casarse y tener hijos fue por obligación y no porque así lo deseara.
— Ojalá fuera tu pija la que tengo en la boca.— bromeó queriendo molestar un poco más.— Ya boludo, que solo te decía que parece que tu abuelo tiene mucha historia. Sabía que cagabas plata pero no creí que tanto. ¿No te sobra algo?—
— Me sobra un puño por si lo querés.— por fin abrió pero ahora prefería no haberlo logrado.
Todo estaba sucio, con agua estancada, polvo.
¿Ratas?
Y ojalá eso que se ve debajo de la manta sea un maniquí o quema la casa con todo incluído.
— ¿Por qué no me contaste de él? Es tu abuelo. Y conociendo a tus padres me imaginaba a un señor todo amable parecido a Santa.—
Hizo una mueca ante esas palabras.
Solamente eran familia por compartir apellido. De ahí no había más.
— Casi no lo visitabamos porque al viejo le dolía su indiferencia aunque lo negaba. — solo diría eso, seguro Carre no era tan metiche, ¿Cierto?
— Pero contame, boludo. No podés dejarme el chisme a medias.—
Puso los ojos en blanco mientras seguía paseando por la casa.
— Corrió a mi viejo de casa a los 16 cuando le confesó que era gay, de ahí podés imaginar que tan complicado fue todo. Cuando los años pasaron y quiso reencontrarse con él para que nos conociera, le cerró la puerta en la cara. La más reciente noticia que tuvimos de él fue cuando se murió.— dijo secamente sin sentir ni siquiera una pizca de tristeza.
Si se ponía a pensar bien en esto.
¿Por qué les dejaría la casa?
Específicamente, ¿Por qué a él?
Era producto de un "pecado".
Una relación entre dos hombres.
Re homofóbico que salió el viejo si le preguntan.
Aunque no puede juzgarlo de cierto modo. En sus tiempos así eran las cosas.
El silencio fue incómodo, ahí Carre se quería dar una patada en los huevos por estar tocando fibras sensibles.
Siguió moviendo el mouse por la página que encontró de árboles genealógicos encontrándose con lo que él creyó, era una fotografía de Spreen, solamente que al leer la fecha pudo unir algunos cables.
— ¿Sabías que eres idéntico a él de joven?. — comenzó a guardar varias fotos para pasarselas.— Lo malo es que la mayoría son a blanco y negro y no podés saber si tenían el mismo color de ojos.—
Carre seguía hablando y hablando.
Y podría haberle cortado porque eso no le interesaba pero prefería tener el celular cerca por si algo o alguien salía de ahí.
No sabía.
La madera crujía.
El viento lograba mover las largas cortinas que cubrían los ventanales.
Y si o si tenía que abrirlas para obtener algo de luz ya que dudaba que la instalación eléctrica funcionase aquí.
Veía el lugar como de película vieja donde solo usaban velas.
— Parece que el viejo se tenia mucho amor propio.— cortó a Carre mientras veía un gran cuadro frente a él. Bastante desgastando pero seguía siendo visible la imagen. — Esto está lleno de pinturas suyas.—
Confirmó que era la viva imagen de su abuelo, hasta escalofríos le dieron por tal parecido.
Casi era como si hubiera renacido.
Quiso acercarse a ver un poco más cuando la puerta se cerró con fuerza.
Por la mierda.
¿Si había tomado las llaves?
Quiso acercarse cuando sus pies tropezaron haciéndole caer.
Su celular salió volando y apenas podía ver la pantalla encendida.
No entraría en pánico.
No se sugestionaria.
Solo debía tomar su teléfono, salir de ahí, encontrar la forma de deshacerse de la casa y ya.
No la quería en primer lugar así que no lo sentía como una perdida.
Tomó su teléfono rápidamente ahora teniendo que usar la linterna para iluminar porque se negaba a estar cerca de alguna ventana otra vez.
— SPREEN, DECIME QUE NO TE MORISTE.— casi vuelve a tirar el aparato con aquellos gritos, olvidó que seguía en llamada.
Apenas abrió la boca para decir algo cuando sintió que el alma se le iba.
No.
No.
NO.
Debe estar viendo mal.
Quizás se está imaginando cosas.
Frente suyo estaba un gran espejo en el que se podían ver dos reflejos.
El suyo y el de un chico castaño que le veía con odio.
Volteó rápidamente pensando que realmente si tenía un invitado no deseado.
No había nada.
Pero al ver el espejo estaba justo ahí, acercándose cada vez más.
Sus piernas no reaccionaban.
Se había quedado de piedra.
Ni siquiera las palabras salían para pedirle ayuda a Carre quien seguía gritando su nombre una y otra vez.
Veía a aquel chico mover los labios, diciendo algo que no podía escuchar.
Listo, iba a morir.
Esto tuvo que ser una trampa.
Quizás el viejo estaba lo suficientemente loco y amargado como para planear todo y que le matasen como venganza a la deshonra que trajo su padre con su sexualidad.
El aire comenzó a faltarle mientras seguía viendo el reflejo, no tenía a nadie detrás suyo y sentía como lo tomaban con fuerza del cuello.
Sus ojos no se apartaban de ahí.
Poco a poco estaba sintiéndose al borde del desmayo.
Luchaba contra lo que fuese que lo tenía sujeto, sintiendo un frío que le calaba en los huesos.
De pronto la luz se encendió y cayó de rodillas al suelo.
— ¿Qué... Mierda?— comenzó a toser intentando recuperar el aliento.
Notando que el espejo se había caído rompiéndose en miles de pedazos.
¿Estuvo alucinando?
El pensar tanto en que algo saldría mal provocó esto, ¿No?
No podía ser posible que realmente un fantasma estuviera acá.
Eso no existe.
Son inventos.
Iba a intentar calmarse cuando frente a él apareció una figura que sería la causante de sus pesadillas por el resto de su vida.
— ¿Me extrañabas?—
Y ahí solo pudo desmayarse...
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