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SMOOTHIE S.O.S

Hoy es un día especial, mi chica y yo hemos cumplido 15 años desde que ella comenzó a vivir conmigo, he decidido prepararle un delicioso batido con los ingredientes que más le gustan.

Primero, y antes que nada, la saludé desde el pasillo

—Buenos días, cariño.

Alicia no respondió, debe seguir dormida, pero sé que me oye, siempre lo hace.

—No vayas a irte, te tengo algo especial para ti el día de hoy.

Fui a la cocina y abrí el refrigerador, tomé un cartón de leche de un litro, aunque ya estaba por la mitad, me serviría. también tomé el frasco de esencia de vainilla (¡Dios! aún recuerdo la vez que lo probé pensando que era algo delicioso), un poco de Miel no hará mal, una sandía cortada a la mitad, fresas frescas, uvas verdes, así es como le gustan a mi amada Alicia, y, como toque final, su fruta favorita: Manzanas, que no estuvieran maduras, ni verdes. Alicia las prefiere en un tono rojizo con partes amarillas... ¡Oh no! ¿Ya no hay manzanas? No puede ser, es un día especial ¿Cómo es posible que no hayan manzanas? Bueno, hay, 2 pero son manzanas maduras, y a Alicia no le gustan de esas.

Para colmo, mi exprimidor y licuadora no funcionan, el supermercado no abre a estas horas, quizás mi vecina, Lulú, pueda ayudarme, ella es muy amable, me ayudó a ocultarle a los padres de Alicia que ella vivía conmigo para que no no alejaran, aunque supongo que fue porque yo les mentí s los de uniforme diciéndoles que vi cómo su esposo se colgó de la rama de su árbol de manzanos, cuando en realidad ella lo asfixió. No importa, el caso es que Lulú es muy amable.

Fui hasta la casa de Lulú, quien al parecer se encontraba preparando algo, podía oler desde la puerta los encantadores aromas de las frutas, su fragancia me recordaba todas las veces que Alicia y yo fuimos a Heladerías, Pastelerías, Cafeterías... Ojalá pudiéramos volver a esos días, pero Alicia ya no puede salir de casa, no en su estado actual.

Volví a la realidad y toqué el timbre de la puerta de Lulú, ella salió tan alegre como siempre, con su cabello rizado sujeto con una cola de caballo y un clásico delantal de ama de casa, Lulú era hermosa, sí, pero el fresco bálsamo que provenía de su casa opacaba su belleza.

—Buenos días Lulú -Le dije.

—¿Qué tal Marc? ¿Se te ofrece algo? —Me dijo mientras limpiaba sus manos en el mantel.

—Si, 3 cosas.

—¿3 favores? ¿Te parezco caridad? ¿O a caso crees que ser católica me hace alguien amable? —Dijo bromeando.

—No, no Lulú. —Respondí entre risas— Son 3 favores pero de la misma situación. Hoy Alicia y yo cumplimos 15 años desde que comenzamos a estar juntos, quiero prepararle un batido con sus frutas favoritas, pero me faltan manzanas y mi exprimidor y licuadora están averiados ¿Puedo tomar un par de manzanas de tu árbol? Y ¿puedo usar tu licuadora y exprimidor?

—¡Oh, es cierto! Ya son 15 años, pero, siempre le preparas lo mismo cada año ¿Qué tal si le llevas un poco de la bebida que yo preparé?

—Bueno... —Respondí dudando— No sé si a Alicia le guste, pero está bien probar algo nuevo Pero, tu bebida ¿Tiene manzanas frescas? No maduras, no le gustan de esas.

—No, nada de manzanas maduras, te traeré un vaso, espérame aquí.

Lulú entró a su casa y esperé a que saliera, la verdad no estaba seguro de si Alicia querría esa bebida, ella no es muy fanática de probar cosas nuevas. Quizás el problema sea su lengua, bueno no, ni siquiera tiene una, o tal vez sus dientes, no sé si le duelen más los fragmentos de los que le quedan, o los que le arranqu-

—Aquí está Marc. —Dijo Lulú, interrumpiendo mis pensamientos— Una deliciosa agua con frutas del Mediterráneo. No suele llevar manzanas pero esta vez hice una excepción.

-Gracias Lulú -Le dije mientras tomaba el vaso con la bebida.

—También hice este para ti, por si no estás convencido, pruébalo. —Me entregó un vaso más pequeño.

—Gracias, está bien, vamos a probarlo...

Le di un pequeño sorbo, que fue seguido de otro, y otro, y otro más. El sabor de aquella bebida era algo de otro mundo, ninguna fruta opacaba a las demás, sentía el dulce de la sandía acariciar mis papilas gustativas, el ácido de la naranja reteniéndome, diciendo que beba con más calma, el olor de las fresas y las uvas me tentaban a continuar, tenía unos toques de manzanilla, orégano y... Algo diferente, pero, el toque final, la manzana, le daba todo lo que una bebida de frutas podría necesitar, era como tener un orgasmo en mi boca, esta bebida se sentía como un amor prohibido, del cual sólo quieres más y más, y, al igual que uno, me dolió ver que ya no quedaba nada en mi vaso, lo bebí tan rápido que ni siquiera me di cuenta de que se había acabado, sólo quedaban las frutas, que fui comiendo una a una levantando el vaso ligeramente para no derramarme nada encima, pues tenía mi otra mano ocupada con el vaso para Alicia.

—Vaya, parece que si te gustó —Me dijo Lulú.

—Esto está... No podría describirlo con palabras —Le respondí mientras observaba el vaso—. Pero, tiene algo más, un sabor diferente ¿Qué es?

—Debe ser el Cannabis —Cuando dijo eso me cara no pudo ocultar la incomodidad

—¡Hey tranquilo! es sólo su esencia, no te va drogar ni nada.

—Bueno si es así... Gracias Lulú —Le devolví su vaso-. Ahora debo irme, a Alicia le encantará esto.

—Adiós, salúdala de mi parte.

—Si, lo haré.

Regresé a mi casa con mucho cuidado de no derramar la bebida, ni de agitarla demasiado, no quería que se mezclara y su presentación se echara a perder, volví a casa muy pronto, menos mal Lulú sólo vivía a un par de casas a lado de la mía. Al llegar a mi residencia, saqué las llaves, fue complicado hacerlo, pero al final lo logré, abrí la puerta, y... No podía creerlo, Alicia estaba en el suelo, acostada boca abajo, completamente golpeada, con su ropa llena de sangre.
Su rostro apenas se podía distinguir entre los moretones, la sangre, la ausencia de cabello, la falta de dientes, sus manos ya no tenían uñas y hasta le faltaba una pierna, pensé que estaba muerta.

Mi terror fue tan grande que tiré la bebida que le habían traído, el vaso se rompió al estrellarse contra el suelo, haciendo que toda la fruta y el líquido se derramaran. Un poco del contenido cayó cerca del rostro de Alicia, ella levantó la cabeza y, muy débilmente habló.

—"A-a-a... asnh... ¿Anshaña?"

Quizás trató de decir "Manzana", quizás le trajo recuerdos, quizás volvió a donde nos conocimos, en un árbol de manzanas, fue cuando éramos jóvenes, desde entonces siempre le di cosas relacionadas a esa fruta, pasteles, peluches, ropa, dulces... pero eso era el pasado.

Cerré la puerta y le puse seguro, caminé hasta ella, sin preocuparme por los restos de vidrio, fruta y líquido que estaban en el suelo.

Alicia intentó alejarse de mí, pero, ella no podía moverse, no importaba su estado, yo la seguía amando. Me agaché hasta ella, acaricié su cabello, y le hablé al oído.

—Alicia, ¿Cómo lograste salir del sótano?

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