Capítulo 7 «Rumbo correcto y equivocado»
Tomó la dirección del lugar en el que encontraría a sus antiguos compañeros. No lo reconocerían con aquel aspecto. Solo quería investigar. Asegurarse.
No tardó en llegar a los estacionamientos. Su plaza ya no le pertenecía. Ya no estaba vacía. Alguien había ocupado ya su lugar.
Accedió al interior de la nave donde se guardaban los vehículos. Los hangares estaban un poco más allá. Se había movido hasta las afueras. La base era enorme.
—Buenos días. ¿En qué puedo atenderle?
¿Cómo se llamaba él en la otra vida? De eso sí que no se acordaba.
—Buscaba información.
—Si busca empleo le daré unos papeles para que los rellene. Le llamaríamos en caso de estar interesados.
—Quería preguntar por alguien.
—Claro.
—Hubo... ¿Hubo un fallecimiento en un incendio hace poco?
—¿Por qué quiere saberlo?
—Necesito... Necesito saberlo.
—Hubo varios. Los incendios de este verano están siendo demoledores. Ya sabe; bajas civiles y de profesionales. Un infierno.
—Hubo alguno en especial... —Tanteó—. Uno que perteneciera a la brigada del aire.
—¡Dios! Sí. Hubo un muchacho. ¡Un hombre terco que se obstinaba en arriesgar su vida para salvar fuera como fuese a todos los que se encontraban atrapados en el fuego! Demasiado arriesgado. Era un loco —mencionó este, agregando una risa amarga.
—¿Cómo se llamaba?
—¿Por qué quiere saberlo?
—De verdad que necesito saberlo.
—Nathan.
Asintió. Efectivamente, su nombre fue la clave perfecta para despertar más recuerdos. Los que se le iban dando a pequeños puñados.
—Necesitaba salvar a aquella gente. No podía soportar no hacer todo lo que estaba en mi mano, por ello. Esa es nuestra obligación como bomberos forestales. No lo olvides —discurseó, apretando la mandíbula con fuerza. Dejó a su oyente paralizado. Eran las palabras idénticas a las que Nathan solía recurrir cuando se le echaba la bronca por sus locuras. La palidez de aquel le hizo darse cuenta de que había metido la pata. Era momento de emprender la retirada—. Tengo... —Empezó a titubear—. Tengo que irme. Gracias por la información.
El hombre que lo estaba atendiendo no salía de su asombro. Era como si hubiera estado hablando con el mismo Nathan. Como aquel "déjavù" que lo había impactado.
Logan aceleró hasta su coche. Le faltó el aire una vez dentro. En un instante se le había rebelado toda su vida anterior, por muy en contra de las normas que estuviera allá arriba o de donde proviniera. Se suponía que tendría que borrar todo aquello. Que tendría que tomar el papel que se le había dado como segunda oportunidad, si no quería que se arrepintieran y lo regresasen de nuevo a la tierra; debajo de la tierra, de donde salió. Tenía que recabar datos para el verdadero Logan regresara. Para hacer feliz a su esposa tal y como ella decía que la había hecho hasta la fecha del accidente. Y a las niñas, desterrando el miedo de Abigail y la desconfianza. Recordó a Temperance y al pequeño Jayden. Se sintió afortunado por haberles tenido en algún instante de su vida. Una vida que ya no era su vida. Y que tenía que resignarse a dejar en pausa.
Tomó rumbo hasta la tienda de Phil. Esa era su obligación ahora. Buscar un empleo para ayudar a su esposa con los gatos de la casa. A ejercer de padre y de esposo como era debido. Esta nueva vida no tenía los lujos de la otra. Pero auguraba que no sería menos feliz que en aquella. O de ello quería convencerse.
—¡Hola! ¿Qué te trae por aquí?
—¡Hola Phil! Venía por lo del empleo.
Le chocó la mano.
—¡Claro! Pero, ¿entiendes de todo esto? Tú eres más de cemento y ladrillos —se burló, divertido.
—Aprendo deprisa.
Phil soltó una risotada.
—Me dijeron que estuviste grave. ¿Ya te encuentras mejor?
—Mucho mejor. —Fue en busca de la biblioteca de apuntes de su memoria y recordar el nombre de su nueva esposa. Tardó un poco. Lo encontró—. Ruth me cuida muy bien —expuso, enorgulleciéndose de sus cuidados.
—Ruth es una gran mujer.
—Sí que lo es.
«Ojalá la conociera más a fondo»; se lamentó.
—¿Cómo te va en los arreglos de tu preciosa reliquia? De tu Viper. Encontré una sugerencia de un carburador en Internet que te iría de perlas.
Phil nunca había hablado de ello con Logan. Poca gente sabía de ello. Y lo del carburador hacía nada que lo había hablado con Nathan. Él era un fanático de los coches «especiales». Muchas veces habían quedado para que le prestase ayuda en su vehículo. Nathan bien podría haber servido para mecánico de coches muy especiales. Sin embargo, optó por algo mucho más elaborado y con un claro riesgo.
—¿Cómo sabes lo de mi coche? —formuló este, impresionado.
—¿Que cómo sé lo de... ? —Se pisó la lengua. Había metido la pata hasta el fondo. Buscó cambiar de tema—. Bueno, oye, ¿podría acceder al empleo o no?
Phil tardó un poco en reaccionar.
—Cla... Claro. Ven mañana a primera hora. Te pondré a prueba para saber si en realidad puedas servirme.
—Aquí estaré.
Salió del establecimiento raudo como un rayo. Antes de que Phil empezase con un embarazoso interrogatorio del que no pudiera zafarse. Bien. Ya sabía que Nathan era un as de la automoción, que era bombero forestal. Que tenía una mujer e hijos maravillosos y que si se apuraba, estaba hablando de sí mismo. Tenía que resetearse y dejar de cometer errores que lo llevasen a encerrarlo en un psiquiátrico. Aunque la faceta de la automoción le valía para su nuevo empleo. Buscaría una excusa para justificarse. Alguna se le iba a ocurrir. Matizar un poco la extrañeza de sus repentinos cambios para que se vieran algo menos exagerados.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro