—al despertar debo admitir que me llegue a sentir emocionada, no había pasado tanto tiempo, o mejor dicho solo una noche de estar separados, pero ver a Harold a mi lado me hacía entender donde se encontraba toda mi felicidad. Me puse en pie en la cama para poder ducharme, que al salir lo vi algo soñoliento sentando en el borde, a lo que sonreí y me acerque a darle un corto beso en sus labios.

—Pensé que estabas abajo mi querida esposa, ya iba a vestirme para ir a buscarte —dice este aún con su voz ronca de recién levantado para tomarla de la cintura— por cierto, buenos días, mi reina.

—Buenos días, cariño. Me estaba duchando, dime, ¿cómo has dormido? —sonreí para acariciar levemente su mejilla, dejando otro beso corto en sus labios como de costumbre.

—Muy bien al volverte a tener a mi lado —sonríe ante el beso antes de ponerse en pie sin siquiera separarse, su respuesta fue tomarla por las mejillas y alargar un poco más el sentir de sus labios con los de la contraria.

—Eso me alegra, que solo conmigo te hayas de sentir cómodo —susurre antes de separarme completamente de sus labios con una gran sonrisa en los míos.

—Tengo que aprovechar que esta fue la última noche por un par de días que podre tenerte en todas tus facetas, aún no puedo creer que deba separarme de ti —suspira levemente cansado y melancólico que solo los besos que le daba su esposa en el rostro lo llegaban a animar un poco más.

—Para mí tampoco es nada justo, pero a veces toca arriesgar un poco para perder menos — susurré un poco antes de abrazarlo escondiendo mi rostro en su tonificado pectoral.

—Lo sé... Lo sé muy bien —suspira un poco para separarse de su esposa, no sin antes dejarle un beso corto en sus labios e irse a duchar, puesto que era momento de regresar a la casa de Jennie.

Después de esa fantástica noche me tuve que separar de mi esposo por largas semanas que se sentían eternas. Todo con la intención de hacer aparecer de nuevo a ese hombre misterioso, y para nuestra suerte, nuestro plan ha funcionado, puesto que Jeison pensaba que era el hombre más afortunado al tenerme en bandeja de plata, que hasta sus actos de enamoramiento eran tan patéticos como él, pero lo que no sabía era que mientras él iba ya nosotros veníamos de regreso.

Harold junto a Kevin se encontraban viviendo juntos en nuestra casa, mientras que yo me encontraba con mi hija donde Jennie, la idea era no quedarnos solos, y hacer ver que ese "rompimiento" se vea real. La noticia oficial de nuestra separación fue publicada por Lupe a los pocos días desde una página de chismes amarilla, por lo que como era de esperarse, causo revuelvo de forma rápida. Desde la empresa hasta la escuela de Cloe preguntaban que había pasado con la pareja de ensueño, lo que ellos no sabían era que todas las tardes Harold venía a nosotras y se quedaba una que otra noche a escondidas. Esto se sentía como ese amor de adolescentes que solo se podían ver a escondidas.

Ahora, era momento de empezar el verdadero juego, por eso me encontraba en la sala de estar de la casa de Jennie con todos a mi lado cuando llego el mensaje más esperado, el mensaje de texto de Jeison, quien apareció con mucha confianza el descarado.

—Estaba ya desesperado pensando que no escribiría... ¿Qué te dijo ese idiota?

—Harold, tranquilo... No deseo dejarlo en visto enseguida, deja que se quite él en línea —respondí dejando escapar una pequeña risa al ver su entrecejo fruncido.

—Yo creo que alguien está más que celoso, no lo hagas sufrir así amiga.

—Tranquilos, es que me da risa con lo lanzado que es —reí un poco leyendo en voz alta el mensaje.

Mensaje de WhatsApp.

J: Señorita Jones, le escribe Jeison Andrade, lamento mucho lo del altercado de la cena noches atrás, no sé si recuerda y si no le refresco la memoria. Yo la invité a cenar para conocerla, ahora me gustaría hacerlo de nuevo, supongo que ha de estar algo triste por su rompimiento... Yo deseo animarla, y si necesita un servidor para la venganza, estoy dispuesto a hacerlo.

—Se te ofreció como amante, no puedo creer lo lanzado que es, aunque estaba demorando.

—Lo importante ahora es que ha caído en nuestro juego, veamos qué es lo que busca y detenerlo, a fin de cuentas como digo yo, nadie puede reemplazar a mi maravilloso esposo.

—Y no lo hará pequeña, ese tonto pagará todos los malestares causados —sonríen todos al ver como su plan iba en marcha.

—Eso es lo que espero —suspire un poco para ver entrar a mi hija y poder cargarla poniéndola en medio de nosotros dos, terminando por abrazarla— somos una gran familia y nada ni nadie lo podrá acabar, es hora de seguir con el teatro.