IX
—Key, me debo ir amiga, me han llamado del trabajo de forma urgente, por lo que Lupe se quedará contigo en mi ausencia, ya viene llegando —sonríe al ver como la chica bajaba por las escaleras terminando de acomodar ahora mejor su cabello.
—No es necesario que venga Lupe, Jen yo estoy bien —la mire con una mediana sonrisa mientras me sentaba a su lado observando el delicioso desayuno que su amiga había realizado.
—No, Key, Lupe ya vendrá, a ella no le molesta, así que tranquila —sonríe mientras ponía el plato de su amiga en el comedor y guardaba en un porta comidas el propio para comerlo de camino a donde Harold.
—¿Tan importante es que no desayunaras conmigo? —arqueo mi ceja mientras realizaba un pequeño puchero.
—Toca mi pequeña, me cambiaré y tendré que marcharme, buen provecho —le tira un beso en el aire antes de subir a su habitación para cambiarse de ropa, mientras guardaba una muda nueva para su esposo, así como algunos elementos de aseo.
Sin mentir, al haber quedado levemente sola me miré en el espejo por un momento y me puse a pensar... ¿En verdad te pondrás tan mal por un hombre, Keyla? Déjenme decirles que la respuesta es sí. Yo a ese hombre lo amaba, él me lograba poner siempre a sus pies con una caricia, me lograba llevar al cielo, pero ahora no, todo se derrumbó en mi vida. ¿Por qué lo hizo? Esa era la preguntaba que rondaba en mi cabeza en todo momento, ¿acaso no era suficiente para él?
Suena la puerta principal.
—me levanté de la mesa para ir a abrir la puerta notando que era Lupe, la cual venía con un gran ramo de flores en sus manos, por lo que sonreí un poco después de dejarla pasar—. ¿Te sorprendieron antes de llegar amiga?
—Para nada Key, son para ti, un joven repartidor las trajo, pero me las entrego a mí —le extiende el ramo mientras sonríe emocionada.
—¿Para mí? —tome el ramo con la esperanza de que fuesen de parte de mi amado, pero me equivoque lo cual me hizo fruncir el entrecejo— qué raro...
—¿Raro por qué? ¿Qué ocurre Key? —la mira mientras ambas entraban en la sala con el ramo, el cual dejaron sobre la mesita de centro.
—Por un momento pensé que eran de Harold por la nota, pero realmente no lo son —miré a Lupe rascando mi cabeza mientras tenía en mano la tarjeta sin firma.
—Te juro que pensé que eran de parte de él... Entonces, ¿de quién puede ser? Aunque debemos aceptar que aquel que fue tiene muy buenos gustos, que inclusive, sabe que los tulipanes son tus favoritos.
—No lo sé, la nota no lo dice —la miré tratando de intentar recordar algo por la letra, pero era muy difícil, nunca había visto esta tipografía en mi vida— solo sé que es de un supuesto admirador secreto.
—Oh, y esos hermosos tulipanes, ¿quién te los envió, Key? —sonríe la pelirroja mientras bajaba con bolso en mano por las escaleras mirándola con la ceja levantada de forma pícara antes de acercarse a saludar a la recién llegada Guadalupe.
—No lo sé, pero creo que tengo un admirador secreto —reí un poco negando un tanto desilusionada, en verdad, quería que fueran de Harold, pero al final como que no le ha importado del todo.
—Oh, bueno, tendremos que ver de quién se trata a mi regreso —sonríe para despedirse de ambas chicas con un beso en la mejilla— vendré en un rato, no se porten mal y estén pendientes de los niños, hoy salen temprano.
—Si Jen, no te preocupes querida, ve con cuidado —sonreí para acompañarla hasta la puerta y al verla marchar mire a Guadalupe al sentir su penetrante mirada en mi espalda, por ello tome asiento a su lado en el mueble.
—¿Por qué pusiste ese semblante de tristeza cuando viste las flores? —le mira mientras le acariciaba la espalda.
—Siéndote sincera, pensé que eran de Harold —la mire para suspirar un poco mientras la abrazaba— sabes cuanto lo amo, por eso no entiendo como todo esto llego a pasar, ¿por qué a mi Lupe? Sí, teníamos un hermoso matrimonio, una bella familia.
—Yo personalmente no creo que te haya engañado por gusto, solo considero que deberíamos averiguar un poco más lo que paso, recuerda que los videos se pueden editar —la mira convencida de la fidelidad que Harold demostraba tener, aunque este haya sido un desliz, forzoso o no, fue infidelidad.
—¿Crees que estuve mal al no escucharlo? —eleve mi vista para juntarla con la de ella— siento tanta impotencia al no saber qué hacer Lupe.
—No debes hacer nada por ahora, solo descansa y no le des cabeza a eso, sabes que conociendo a Harold no te va a dejar nunca, esperemos que él también piense en que hacer —sonríe para poder darle un beso en la frente— más bien, ¿vemos una película? Puede que te ayude a distraer.
—Creo que es buena idea, vamos —sonreí al levantarme y tomar su mano para subir a la habitación donde me estaba quedando para ver alguna película con Lupe mientras llegaban los niños o en su defecto Jen.
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